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Asclepio



En la mitología griega, Asclepio o Asclepios (en griego Ἀσκληπιός), Esculapio para los romanos, fue el dios de la medicina y la curación, venerado en Grecia en varios santuarios. El más importante era el de Epidauro en el Peloponeso donde se creó y se desarrolló una verdadera escuela de medicina. Se dice que la familia de Hipócrates descendía de este dios. Sus atributos se representan con una serpiente enrollada en un bastón, piñas, coronas de laurel, una cabra o un perro. El más común es el de la serpiente, animal que, según los antiguos, vivía tanto sobre la tierra como en su interior. Asclepio tenía el don de la curación y conocía muy bien la vegetación y en particular las plantas medicinales. Según nota de Bernard Simonay en su novela "El Templo de Horus", este dios surge como recuerdo y veneración al sabio egipcio Imhotep, que vivió 2000 años antes.[1]

Su padre era Apolo y su madre Coronis o, en otras versiones, Arsínoe. Desde niño fue educado por el centauro Quirón, que también educó a Aquiles. Quirón enseñó a Asclepio todo lo referente a las artes curativas, especialmente lo relativo a plantas medicinales.

Asclepio alcanzó tal habilidad que podía devolver la vida a los muertos. Zeus, temeroso de que el más allá quedase despoblado o a instancias de Hades, quien se quejó de que Asclepio estaba vaciando el Inframundo, lo mató con un rayo. Asclepio fue llevado a los cielos, convertido en deidad.

Los miembros de la familia de Asclepio también ejercían funciones médicas, así, su mujer, Epíone, calmaba el dolor, su hija Higea era el símbolo de la prevención, su hija Panacea era el símbolo del tratamiento, su hijo Telesforo era el símbolo de la convalecencia y sus hijos Macaón y Podalirio eran dioses protectores de los cirujanos y los médicos.

Según la mitología griega, Asclepio era hijo de Apolo y de la mortal Coronis o Corónide. Antes de convertirse en dios fue un héroe de Tesalia (la región más grande de la antigua Grecia, limítrofe con la antigua Macedonia, Epiro y el mar Egeo al este). Existen varias versiones sobre el lugar y las circunstancias de su nacimiento. La más conocida es la que ha llegado a través de las narraciones del poeta griego Píndaro (siglo VI a. C.), donde narra los amores de Apolo con Corónide, hija del rey de Tesalia llamado Flegias. La unión de los amantes tuvo lugar en las orillas de la laguna Beobea, cerca de Laqueria, en Grecia. Apolo bajo la forma de un cisne dejó embarazada a Corónide y regresó a Delfos, dejándola bajo la vigilancia de un cuervo blanco o corneja. En este tiempo Corónide tuvo relaciones con el mortal Isquis, hijo de Élato (gobernador de la región del monte Cilene y conquistador de la Fócida, antigua región del centro de Grecia). La corneja voló hasta Apolo y le advirtió de los amoríos de Corónide. Apolo maldijo al animal condenándolo a llevar en adelante el color negro en lugar del blanco y mató a Corónide y antes de que la pira funeraria la incinerase, sacó de su vientre la criatura, que sería el futuro dios Asclepio. En otra versión se dice que fue Artemisa, la hermana de Apolo, quien ejecutó esta muerte.[2]

Otra versión de los hechos cuenta que el rey Flegias de Tesalia viajó al Peloponeso en compañía de su hija, para comprobar las riquezas que se guardaban en aquella región y planear su robo. Durante el viaje, Apolo sedujo a Corónide, que dio a luz en secreto al pie de una montaña llamada Mirtio, en tierras de Epidauro. Corónide dejó abandonado al niño que fue alimentado por una de las cabras del rebaño del pastor Arestanas y cuidado por su perro. Cuando Arestanas se enteró quedó admirado al ver la aureola que rodeaba al niño y pensando que era cosa de dioses no se atrevió a tocarlo y dejó que el destino se ocupara de su suerte.

En otra versión, la madre de Asclepio no era Corónide sino Arsínoe, hija de Leucipo.[3]

Apolo confió el pequeño al centauro Quirón en el monte Pelión (lugar donde vivían los centauros y que envuelve el gran golfo de Volos, al sureste de Tesalia). El centauro lo instruyó en las artes de la medicina y de la caza. Intervinieron en su educación Apolo y Atenea. Esta última le entregó dos redomas llenas de sangre de la Gorgona. En una la sangre estaba envenenada y en la otra tenía propiedades para resucitar a los muertos. El joven Asclepio se mostró siempre muy habilidoso y dispuesto y llegó a dominar el arte de la resurrección. Devolvió la vida a un gran número de personas importantes entre las que se encuentra Hipólito hijo de Teseo (el héroe del Ática cuyas principales hazañas tuvieron lugar en el Peloponeso). Practicó la medicina con gran éxito por lo que le levantaron santuarios en diversos puntos de Grecia.

El poder de resucitar a los muertos fue el motivo que indujo al dios Zeus para terminar con la vida de Asclepio. El dios Zeus no estaba muy conforme con la resurrección de los mortales pues temía que se complicase el orden del mundo, además de despertar la ira de su hermano Hades. Cuando Asclepio resucitó a Hipólito en Trecén (Grecia), Zeus se enfadó muchísimo y mató a Asclepio con un rayo (según otras versiones del mito, fue el propio Hades quien le solicitó a Zeus que acabase con Asclepio para que dejara de seguir robándole súbditos a su reino). Hipólito era hijo de Teseo y de una amazona. Teseo se casó después con Fedra, que odiaba a Hipólito y que incitó a su marido a que le diese muerte, dejando así el campo libre a sus futuros hijos que podrían heredar el reino. Pero Asclepio lo resucitó y Artemisa se lo llevó (a Hipólito) al santuario de Aricia en Italia. Apolo por su parte se irritó por la muerte de su hijo y en venganza mató a los cíclopes que habían fabricado el rayo asesino. Asclepio ascendió a los cielos y se convirtió en la constelación de Serpentario u Ofiuco.

En la Ilíada ya se citan dos hijos de Asclepio: Podalirio y Macaón, ambos médicos, pretendientes de Helena y que participan en la Guerra de Troya. En leyendas posteriores se habla de su esposa Epione y de sus hijas Yaso (la curación, con santuario en Oropo), Higía (la salud, sin historia propia, sólo en el séquito de su padre), Panacea (la curación universal gracias a las plantas), Egle (brillo sanador) y Aceso (sanar).

En la Grecia clásica convivían la medicina religiosa y la secular. La medicina en los templos de Asclepio venía de una larga tradición mítica. Como ejemplo de deidades sanadoras podemos citar a Melampo, que curó a las mujeres locas de Argos. Para ello utilizó eléboro negro (con propiedades de narcosis, diuresis y catarsis). Anfiarao, sucesor de Melampo fue venerado como un héroe sanador y poseía un oráculo en el que se practicaba la incubatio. Trofonio ejercía sus poderes sanadores en cuevas mediante serpientes y Orfeo utilizaba la música y la poesía para influir en el alma.

Casi todos los dioses, semidioses y héroes tenían algún poder o influencia sobre la salud. De este modo, Hera, diosa del hogar, era la patrona de las parturientas. Atenea, diosa de la sabiduría, era la patrona de la vista. Quirón era el patrón de la salud y fue maestro de Apuleyo, Melampo, Aquiles y Asclepio. De todas ellas la principal deidad sanadora fue Apolo.

Los templos de la salud aparecen alrededor del s.VI a. C. El culto a Asclepio tuvo una rápida extensión llegando incluso hasta Egipto, donde fue identificado con Imhotep y Serapis (dioses de la medicina egipcia). Los santuarios más importantes fueron el de Epidauro, el de Tricca (para algunos autores el Asclepion más antiguo conocido), Lebén y Cos. En el año 295 a. C. aparece en Roma el primer templo dedicado a Esculapio (nombre romano de Asclepio). La fama de estos templos fue tal que durante el cristianismo, al principio, fue compartido el culto a Cristo con el culto a Asclepio.

Cada templo era un conglomerado de edificios e instalaciones cuyo tamaño y opulencia dependía de su riqueza e importancia. La estructura predominante era:

Además el grupo de estructuras podía tener: teatro, estadio, gimnasio y posadas.

A los templos podían acudir tanto ricos como pobres. Fueron como una especie de santuarios o balnearios medicinales.

En la península ibérica se han encontrado restos de antiguos templos de Asclepio en Ampurias (siglo IV a.C.), en la Almoina (siglo II a.C.).

Las ruinas arqueológicas del Santuario de Asclepio en Epidauro se encuentran en un pequeño valle, cerca de las ruinas del teatro del siglo II a. C. Este santuario llegó a ser el centro terapéutico más grande de la antigüedad y se desarrolló una verdadera escuela de medicina donde practicaban los asclepíadas o sucesores de Asclepio. El más famoso de estos médicos fue Hipócrates de quien se decía ser descendiente directo del dios.

Se desconoce el origen del culto en este lugar. Las instalaciones más antiguas del recinto datan del siglo VI a. C. Se sabe que en el siglo V a. C. la fama del santuario sobrepasa los límites de la región de Epidauro, sobre todo después de la peste que azotó Atenas y cuando por este motivo se fundó en el 419 a. C. el Asclepeion al pie de la colina de la Acrópolis. El auge del culto está entre los años 370 y 250 a. C. En estos años Epidauro resulta ser un lugar de peregrinación que se llena de edificios suntuosos. En el curso del siglo II después de Cristo hay una gran expansión arquitectónica gracias a la generosidad del senador romano Antonino. Este desarrollo continuó vigente hasta el 426 en que el emperador Teodosio II lo mandó clausurar junto con los demás santuarios paganos.

El conjunto de edificios del santuario comprendía salas de ejercicios físicos y estancias especiales para los enfermos. Estos pasaban primero por ritos solemnes de purificación y después eran conducidos a un edificio especial llamado enkoimeterion (o pórtico de incubación) donde se le aparecía el dios durante el sueño y le indicaba el tratamiento a seguir. Se daban muchas curaciones pero sobre todo en los enfermos psicosomáticos los resultados eran impresionantes y favorables. El tratamiento no era gratuito pero las donaciones eran asequibles.

Desde el siglo V a. C. tenía lugar en Epidauro una fiesta llamada Asclepieia que se celebraba cada cuatro años y que consistía en representaciones teatrales, juegos atléticos y música. En este santuario (lo mismo que en el de Delos) estaba prohibido nacer y morir.

A finales del siglo XIX comenzaron los trabajos de excavación del yacimiento de este santuario. Continuaron en el año 1948 al frente de J. Papadimitriou y finalmente se retomó la búsqueda en 1974.

Algunos autores consideran al de Trica como el más antiguo de todos los santuarios.

Manantial de aguas termales donde se construyó el más afamado de los santuarios de Asclepios en Creta.

Era uno de los santuarios más importantes.

Otros santuarios se hallan en Atenas, Delfos (culto durante el siglo V a. C.), Pérgamo, Esmirna, Cirene y Mesene.

En la provincia catalana de Gerona encontramos un importante templo dedicado a Asclepio en la Neápolis (ciudad nueva, segundo asentamiento griego) de Ampurias (Emporion, Εμποριον, Emporiae que significa Mercado-Comercio). La importancia de este templo recae en la situación geográfica de Ampurias (Municipio de La Escala,Costa Brava Norte), bajo el Cabo de Creus, donde la escarpada costa y los vientos a menudo mantenían a los marineros largo tiempo en la mar, agotados. Así pues, los colonos griegos de Iberia hacían su primera parada en esta ciudad para guarecerse en el santuario.

En honor de Asclepio, se utiliza a menudo un determinado tipo de serpiente no venenosa en los rituales de curación y estas serpientes -las Serpientes Esculapias - se arrastraban libremente por el suelo de los dormitorios, donde los enfermos y heridos dormían. Estas serpientes se introducían en la fundación de cada nuevo templo de Asclepio en todo el mundo clásico. Desde aproximadamente el 300 aC en adelante, el culto de Esculapio se hizo muy popular y los peregrinos acudían en masa a sus templos de curación (Asclepieia) para ser curados de sus males. La purificación ritual sería seguida por ofrendas o sacrificios al dios (de acuerdo con los medios), y el suplicante entonces pasar la noche en la parte más sagrada del santuario - el Abaton (o adyton). Se informaban de todos los sueños o visiones a un sacerdote quien prescribía el tratamiento adecuado por un proceso de interpretación.[5]​ En algunos templos de curación también se utilizan perros sagrados para lamer las heridas de los enfermos peticionarios.[6]

El originario Juramento Hipocrático se iniciaba con la invocación: "Juro por Apolo Médico y Esculapio y por Higía y por Panacea y por todos los dioses ..."[6]

Algunos movimientos religiosos posteriores reclamaron su relación con Asclepio. En el siglo segundo AC el polémico hacedor de milagros, Alejandro de Abonuteicos afirmó que su dios Glycon, una serpiente con una "cabeza humana de lino"[7]​ era una encarnación de Asclepio. Luciano de Samosata, el retórico y satírico en lengua griega, produjo la obra Alejandro, el Falso Profeta para denunciar lo que el consideraba a un estafador para que lo conocieran las generaciones futuras. Describe a Alejandro como de carácter "integrado por la mentira, el engaño, perjurio, y la malicia, [era] superficial, audaz, atrevido, diligente en la ejecución de sus planes, verosímil, convincente, enmascarando como bueno y que vestía con un aspecto absolutamente opuesto a su propósito ".[7]​  Justino Mártir, un defensor filosófico del cristianismo, que escribió alrededor del año 160 DC, afirmó que el mito de Asclepio presagiaba, más que servía, como fuente para las reivindicaciones de los poderes curativos de Jesús.[8]

El género botánico Asclepias (comúnmente conocida como asclepia o algodoncillo) lleva su nombre, e incluye la planta medicinal Asclepias tuberosa o "raíz pleurésica".

Antes de adoptar al dios griego Asclepio (al que llamaron Esculapio) los romanos veneraban desde el 435 a. C. a Apolo como protector de la salud. Su templo estaba situado al sur del Campo de Marte, fuera del pomerium (trazado del límite sagrado de la ciudad de Roma). En el año 431 a. C. hubo también una epidemia de peste por lo que se consultaron los libros de la Sibila que el rey Lucio Tarquinio el Soberbio había dejado en el Capitolio. Las profecías aconsejaron edificar un templo a Apolo Medicus Purificador en el Campo de Marte, terreno situado entre la ciudad y el río. El templo tenía que ser elevado fuera de las murallas de la ciudad porque el dios Apolo era extranjero y así lo dictaban las leyes. Este santuario de Apolo Medicus fue muy famoso y se hacen de él continuas menciones en la historia de Roma. Se guardaban en el templo numerosas obras de arte traídas de Grecia. En la actualidad sólo queda el basamento de 4 metros de altura, debajo de la iglesia moderna de Santa María in Campitelli.

Para los romanos, Asclepio se transformó en el dios Esculapio. Fue importado en el siglo III a. C. desde Epidauro, a raíz de otra epidemia de peste que hubo en el año 293 a. C. En el año 281 a. C. se levantó su santuario en la isla Tiberina. Esta isla, situada en el río Tíber, desde la antigüedad estuvo asociada con el arte de la curación. En la época actual se conserva en ella un famoso hospital del siglo XVI.

Los templos edificados por los romanos para venerar a Esculapio tenían unas dependencias muy importantes que eran los gimnasios y los baños.



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