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Cacique



Cacique es el término con el que se designó a los jefes locales de las comunidades taínas de las Antillas. A partir de la expansión colonial española en América, el término fue empleado por los conquistadores para designar a las autoridades políticas indígenas,[1]​ sin atender a la diversidad de los sistemas políticos de América ni a la nomenclaturas autóctona. Son derivados de este término las palabras caciquismo, cacicato, cacicazgo y caciquear.

Durante la Restauración borbónica en España (1875-1931) se utilizó el término "cacique" para referirse a los notables locales que gracias a sus redes clientelares controlaban las elecciones de un distrito, especialmente los rurales que eran la mayoría.

La utilización en América de la palabra cacique fue activamente por la monarquía española. Una instrucción real del 26 de febrero de 1538 insistía en que cualquier autoridad indígena fuera solo llamada "cacique", igualando por esta fórmula desde los más humildes jefes de bandas poco numerosas, hasta los reyes y nobles de los extintos imperios prehispánicos. Se ponía en este documento especial cuidado en prohibir el tratamiento de "señor", que en castellano podía implicar una autoridad efectiva y un trato reverencial, insistiendo al respecto convenía a nuestro servicio y preeminencia Real y mandamos a los virreyes y Audiencias que no lo consientan ni permitan y solamente pueden llamarse caciques y principales".[2]

Pese a que gran cantidad de caciques fueron ejecutados en el fragor de la Conquista, [cita requerida] la institución del cacicazgo, en sus variadas manifestaciones étnicas, sobrevivió durante los siglos coloniales. Y, de hecho, aún subsiste en la actualidad, aunque es más usada, sin embargo, la expresión líder. La figura del cacique no siempre resultaba comprensible para los europeos. Su autoridad era muy relativa en la tradición cultural de algunas etnias. Sus decisiones no eran del todo vinculantes y su autoridad estaba finalmente supeditada a la voluntad de las asambleas indígenas.

Existía un método de autogobierno, en que el cacique jugaba un rol coyuntural como portavoz, moderador, o tomando decisiones sólo frente a situaciones apremiantes. Esto resultaba especialmente desconcertante para los españoles. España venía saliendo de su propia Guerras de Comuneros, que había finalizado con fuertes ataques oficiales contra toda forma de asambleísmo. Los conquistadores asimilaban la situación de estas tribus a un permanente caos y negligencia del jefe, por lo que entendieron que los caciques, como individualidades, eran prescindibles.

Pero pese a todo, dentro del sistema de jerarquías coloniales, la figura del cacique en sí era considerada necesaria. Tanto, de hecho, que existen diversos testimonios que aseguran que durante la Colonia la elección de los caciques de los pueblos de indios fue realizada por hacendados y misioneros en numerosas ocasiones.

Esta situación ambigua se sumaba a cierto descalabro de las relaciones sociales internas de los grupos indígenas, producto del mestizaje, de la catástrofe demográfica y el desarraigo de las personas que eran enviadas a los nuevos centros de explotación (minas y plantaciones). Como consecuencia de este cuadro, en no pocos casos el cacique fue perdiendo ascendiente sobre su comunidad, que comprendía paulatinamente que la autoridad efectiva era detentada en otras instancias.

Pasó entonces a ser un concepto aplicado por los españoles a ciertas personalidades de las culturas originarias de América, empleándose con frecuencia de forma equívoca para los hombres que ostentaban mayor poder económico (animales, áreas de cultivo, etc.) y más esposas. El equívoco persistió entre los no especialistas, ya que se suele designar como caciques a los soberanos absolutos de imperios (nahuas, quechuas, taínos, etc.), del mismo modo que a los jefes o líderes de pequeñas poblaciones consideradas 'sin Estado', como por ejemplo los nambikuara. Es así que, vulgarmente, se llama "cacique" a los curacas del Antiguo Perú, a los toki, longko y ülmen de los mapuche, los ruvichá de los guaraníes, etc.

En Chile, Venezuela y Colombia se usa coloquialmente el refrán "mucho cacique y poco indio" para indicar situaciones en las que varios de los involucrados dan órdenes simultáneamente mientras pocos están dispuestos a acatarlas.

En algunos países (por ejemplo Argentina) se usa muchas veces figurativa y peyorativamente la palabra "cacique" para aludir a quienes detentan el poder de "redes clientelares" aunque nada tengan que ver con los pueblos originarios de América.

En España se entiende por caciquismo el entramado de relaciones sociales que definen la vida política mediante redes clientelares como paso durante los años de la Restauración borbónica. Como ejemplo digno de consideración tenemos al Conde de Romanones, Presidente del Senado de España, Presidente del Congreso de los Diputados de España, varias veces ministro y tres veces Presidente del Consejo de Ministros bajo el reinado de Alfonso XIII, y que aún está vigente, sobre todo en el medio rural, lo que ha forzado una despoblación de dichas zonas.



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