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Caronte (mitología)



En la mitología griega, Caronte[1]​ o Carón[2]​ (en griego antiguo Χάρων Khárôn, ‘brillo intenso’) era el barquero de Hades, el encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte si tenían un óbolo para pagar el viaje, razón por la que en la Antigua Grecia los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua, costumbre importada posteriormente en la Antigua Roma, donde también se veneraba al personaje. Aquellos que no podían pagar tenían que vagar cien años por las riberas del Aqueronte, tras los cuales Caronte accedía a llevarlos sin cobrar.

Aunque con frecuencia se dice que portaba las almas por el río Estigia, como sugiere Virgilio en su Eneida,[3]​ según la mayoría de las fuentes incluyendo a Pausanias[4]​ y más tarde Dante[5]​ el río que en realidad transitaba Caronte era el Aqueronte.

Caronte era el hijo de Érebo y Nix. Se le representaba como un anciano flaco y gruñón de ropajes oscuros y con antifaz (o, en ocasiones, como un demonio alado con un martillo doble) que elegía a sus pasajeros entre la muchedumbre que se apilaba en la orilla del Aqueronte, entre aquellos que merecían un entierro adecuado y podían pagar el viaje (entre uno y tres óbolos). En Las ranas, Aristófanes muestra a Caronte escupiendo insultos sobre la gente obesa.

Se desconocen los motivos por los que Caronte dejó pasar a Heracles (Hércules), pero a causa de ello Caronte fue encarcelado un año bajo la acusación de haberle dejado pasar sin haber obtenido el pago habitual exigido a los vivos: una rama de oro que proporcionaba la sibila de Cumas. Virgilio narra en la Eneida el descenso de Eneas a los Infiernos acompañado de dicha sacerdotisa.[3]

Otro mortal que logró «cruzar dos veces victorioso el Aqueronte»[6]​ fue Orfeo, quien encantó a Caronte y a Cerbero para traer de vuelta al mundo a su amada muerta, Eurídice, a quien perdió definitivamente en su viaje de vuelta. Psique también logró hacer el viaje de ida y vuelta estando viva.

Homero y Hesíodo no hacen ninguna referencia al personaje. La primera mención de Caronte en la literatura griega parece ser un poema minio, citado por Pausanias. Dicho poema atribuye a la leyenda de Caronte un origen egipcio, como confirma Diodoro Sículo. Los etruscos mencionan también a un Caronte que acompañaba a Marte a los campos de batalla.

Dante Alighieri incorporó a Caronte en el Infierno de La divina comedia.[5]​ Aquí era el mismo que su equivalente griego, pagándosele un óbolo para cruzar el Aqueronte. Es el primer personaje con nombre que Dante encuentra en el infierno.

Caronte es frecuentemente representado en el arte de la Antigua Grecia en jarrones funerarios de los siglos V y IV a. C. que a menudo están decorados con escenas de muertos en su barca. En los primeros jarrones, parece un tosco y descuidado marinero ateniense vestido de color marrón rojizo, tomando el palo de su barca con su mano derecha, y usando su mano izquierda para recibir al muerto. Algunas veces aparece Hermes como psicopompo. En los jarrones más recientes, se le da una apariencia y conducta más amable y refinada.[7]

En el siglo I a. C., el poeta romano Virgilio describe a Caronte en el viaje de Eneas, en el descenso al inframundo,[8]​ después de que Sibila de Cumas mandó al héroe la rama dorada, que le permitiría volver al mundo de los vivos.



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