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Español de América



¿Dónde nació Español de América?

Español de América nació en Sevilla.


El español de América o español americano es el conjunto de variedades del castellano o español que se habla en el continente americano desde la llegada de los españoles a finales del siglo XV y principios del siglo XVI hasta la actualidad. Incluye al 90 % de los hispanohablantes del planeta.[1]​ La pronunciación varía de país a país y de región a región. En términos muy generales, el habla del continente americano muestra muchas características comunes similares a las variantes del sur de España, especialmente al oeste de Andalucía (Sevilla, Cádiz) y las Islas Canarias. La lengua vernácula en las costas de casi toda Hispanoamérica muestra similitudes particularmente fuertes con los patrones de habla andaluza, mientras que las regiones del interior de México y los países andinos no son especialmente similares a ningún dialecto particular en España. Existen numerosas particularidades regionales y expresiones idiomáticas dentro del español. En español americano, las palabras de préstamos directamente del inglés son más frecuentes[cita requerida] y, a menudo, la ortografía y pronunciación extranjera se deja intacta. Los anglicismos son mucho más comunes en Hispanoamérica que en España, debido a la influencia estadounidense más fuerte y directa debido a su cercanía y relaciones políticas. Igualmente, los idiomas indígenas han dejado su huella en el español hispanoamericano, un hecho que es particularmente evidente en el vocabulario relacionado con la flora, la fauna y los hábitos culturales. Sin embargo, el español europeo también ha absorbido numerosas palabras de origen amerindio, aunque por razones históricas, la gran mayoría de ellas se toman del náhuatl y de varias lenguas caribeñas, regiones con mayor contacto portuario. Las palabras derivadas del árabe son comunes en el español hispanoamericano, y están influenciadas por el español andaluz, como por ejemplo: alcoba ("dormitorio") en lugar de cuarto, habitación, recámara y muchos otros sinónimos y alhaja ("joya") en lugar de joya estándar. En este sentido léxico, el español hispanoamericano está más cerca de los dialectos que se hablan en el sur de España, variando otras cuestiones como la fonética y la morfosintaxis.

El español en América es el idioma oficial de iure o de facto, en estas jurisdicciones: Argentina,[2]Bolivia,[3]Chile,[2]Colombia,[4]Costa Rica,[5]Cuba,[6]Ecuador,[7]El Salvador,[8]Guatemala,[9]Honduras,[10]México,[11]Nicaragua,[12]Panamá,[13]Paraguay,[14]Perú,[15]República Dominicana,[16]Uruguay,[2]Venezuela[17]​ y Puerto Rico.[18]​ Todos estos territorios conforman la región denominada Hispanoamérica. Existen también grandes comunidades hispanohablantes autóctonas o inmigrantes en países americanos donde el español no es lengua oficial, como en Estados Unidos, donde es el segundo idioma más hablado; Belice, Canadá, Trinidad y Tobago y Brasil.

Tradicionalmente, el español hablado en América suele dividirse en dos super-zonas: tierras altas y tierras bajas. Coincidiendo por lo general con interior y zonas costeras respectivamente. Los rasgos fonéticos que suelen usarse para delimitar ambas zonas son: existencia o no de aspiración y elisión de /s/ implosiva, /n/ final velar o alveolar, confusión de líquidas /l/ y /r/ y elisión o mantenimiento de /r/ final.

Tanto el español americano como el ibérico son descendientes del español medio (no obstante, algunos rasgos arcaizantes se mantuvieron dialectalmente en algunas variedades del español ibérico (Ej: la /h/ aspirada); en general, dichos rasgos están ausentes del español de América).

No existe ninguna característica específica definitoria del español de América, el término tiene más relevancia geográfica que lingüística. Algunas características presentes en todas las variedades de América (como el seseo: ausencia de diferenciación entre los fonemas /s/ y /θ/) también están presentes en algunos dialectos peninsulares. De hecho, el español americano es una abstracción que comprende un conjunto de variedades diferentes, tanto a nivel léxico como fonológico, si bien existen características generales compartidas por la mayoría o todos los hispanohablantes americanos. Algunas de estas últimas se detallan a continuación.

El seseo es el fenómeno más representativo del español americano, al igual que en algunas regiones del sur de España (Andalucía y Canarias), por el cual los fonemas representados por las grafías c (ante e o i), z y s suenan igual, asimilándose a la consonante fricativa alveolar sorda /s/, en contraposición al ceceo que se emplea en algunas variantes del sur de España, cuyas s, ce, ci y z suenan de modo similar a la pronunciación de la consonante fricativa interdental sorda /θ/, (similar a la th inglesa) y a la distinción estándar entre /s/ y /θ/ que ocurre en el centro y norte de España.

La mayoría de español americano utilizan variedades que presentan yeísmo, bajo el cual la pronunciación del sonido de la ll (/ʎ/) es idéntica a la de la y (/j/). En el español rioplatense, el yeísmo se presenta con rehilamiento, los hablantes pronuncian ambos sonidos ll y y como [ʒ] o [ʃ], un sonido similar a sh.

Una excepción notable al yeísmo generalizado de América es la zona andina, donde el español estuvo sometido a la influencia de lenguas como el quechua o el idioma aimara, que también muestran la distinción entre la lateral palatal /ʎ/ y el sonido /ʝ/. La mayoría del español hispanoamericano generalmente presenta yeísmo: no hay distinción entre ll y la y. Sin embargo, la realización varía mucho de una región a otra. Sin embargo, el yeísmo es una característica en expansión y ahora dominante del español europeo, particularmente en el habla urbana de las grandes ciudades (Madrid, Toledo, Barcelona, Sevilla) y especialmente en toda Andalucía y las Islas Canarias, aunque en algunas áreas rurales del norte como Castilla y León y Aragón el sonido [ʎ] no ha desaparecido por completo. La pronunciación tradicional del dígrafo de ll como [ʎ] en América se conserva en algunos dialectos a lo largo de la cordillera de los Andes, especialmente en el interior de Perú, Ecuador y las tierras altas de Colombia (Santander, Boyacá, Nariño), el norte de Argentina y todo Bolivia y Paraguay.

Otra característica presente en América y ausente en España, de vasto uso es el voseo del castellano antiguo. En algunas variantes del español americano se emplea la forma vos para el pronombre de segunda persona singular en lugar de 'tú'. El voseo es mayoritario en el español rioplatense y el español paraguayo, y convive con mayor o menor fuerza con el tuteo en el español chileno, andino y centroamericano; en tanto que es minoritario o inexistente en el español de Perú, México y el Caribe. Otro ejemplo puede ser encontrado en los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca, Nariño y Norte de Santander (Ocaña) en Colombia, la provincia del Azuay en Ecuador, el estado Zulia en Venezuela, donde el voseo es predominante.

El plural de «usted» («ustedes») cumple en el español americano, al igual que en las Islas Canarias y anteriormente en algunas zonas de Andalucía, la función de segunda persona del plural, en completa sustitución de 'vosotros (-as)', en la liturgia o en la lengua literaria escrita, en especial en contextos retóricos o para traducciones de obras extranjeras (editadas por lo general con un mismo texto tanto para España como Hispanoamérica como la Biblia). Así, el vosotros sólo se usaría, en la lengua hablada corriente, en la España peninsular y en Guinea Ecuatorial como una forma de trato familiar plural, acompañada de las conjugaciones clásicas del voseo reverencial, quedando reservado 'ustedes' en estos lugares para el tratamiento cortés o respetuoso. No aparecería sin embargo en el habla tradicional de Islas Canarias, donde 'vosotros' es sustituido por el pronombre 'ustedes' y su conjugación de tercera persona al igual que América. Los únicos casos en que no se da esto en el archipiélago pueden deberse a la influencia mediática reciente, o al uso del estándar literario. Asimismo, en zonas de Andalucía Occidental, si bien es bastante normal el uso de la forma pronominal 'vosotros', no es raro oír en el habla coloquial poco cuidada o incluso vulgar las conjugaciones propias de 'vosotros' en combinación con el pronombre 'ustedes' para situaciones de no cortesía ("¿ustedes de dónde sois?"), mucho más frecuente en estratos de nivel sociocultural bajo que en hablantes cultos, donde esta forma es evitada con bastante mayor frecuencia; incluso puede llegar a darse en tales casos la sustitución de "os" por "se" en combinación con la conjugación de 'vosotros' ("ustedes se vais callando"), o la sustitución del imperativo plural por la forma de infinitivo con pronombre "se" ("¡Ustedes callarse!", en lugar de "¡Vosotros callaos!").

Al igual que ocurre con los promombres 'ustedes' y 'vosotros', la forma de hacer referencia para indicar la relación de pertenencia entre lo poseído y dos o más poseedores, entre los que no se incluye el hablante varía en el español americano del Español ibérico continental y el de Guinea Ecuatorial. Siendo en tal caso sustituido por 'su' para 'vuestro' y 'sus' para 'vuestros'. Esto también ocurre en las Islas Canarias, quitando las excepciones dadas por la influencia mediática. En dichos sitios en vez de decir «Podéis quitaros vuestros abrigos» se dice «Pueden quitarse sus abrigos». Usando lo que se conoce en la España continental como la manera formal de la lengua.

En América se pierde el uso del pretérito compuesto frente al pretérito perfecto simple, sin distinción de clase y nivel sociocultural o edad, y es predominante en ambientes cultos y medios de comunicación. Frases como por ejemplo: Yo he escrito y Yo escribí, en tiempo compuesto y simple respectivamente tienen un significado diferente en la mayor parte de España, usándose el compuesto para hablar de situaciones en un pasado inmediato y el simple para un tiempo indeterminado en algo ocurrido anteriormente. Mientras que en América se emplea el tiempo simple para ambos casos, reservándose el compuesto para indicar posibilidad o indicar que una acción si ocurrió, Yo no he escrito, se traduce como no haber realizado la acción pero aún hay tiempo o posibilidad de hacerla, mientras que No escribí indica que no hay posibilidad o voluntad de hacerlo. Este fenómeno ocurre también en Canarias, a diferencia de casi toda España donde la diferenciación entre ambos tiempos es predominante. En algunas zonas de los Andes puede existir cierto uso del compuesto aunque por influencia de la gramática del quechua y en diferentes situaciones que en España. En el Río de la Plata el uso del simple puede ser incluso total desapareciendo casi por completo el tiempo compuesto, algo similar ocurre en Galicia y Asturias.

Las principales familias dialectales del español americano son las siguientes:[19]



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