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Español rioplatense



El español rioplatense o castellano rioplatense es un dialecto del español hablado en Argentina y en Uruguay; también está dividido por países entre el español argentino (es-AR) y el español uruguayo (es-UY).[2] Su uso se extiende en la zona de la cuenca del Río de la Plata, por consiguiente en una extensa zona de Argentina y en la totalidad de Uruguay, y otras regiones aledañas. Centrada en las aglomeraciones urbanas siguientes: Buenos Aires y su área metropolitana, Rosario, Montevideo, Santa Fe-Paraná, La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata, cada ciudad con su correspondiente conurbano o área metropolitana. Estos son los focos poblacionales más importantes de la región, esta variante idiomática extiende su influencia cultural a zonas geográficamente distantes, sobre todo a través de los medios audiovisuales, en los que es el lecto estándar para Argentina y Uruguay. En las regiones que muestran lazos estrechos de comunicación con otros países —como las fronteras con el suroeste (occidente) de Bolivia, Paraguay o Brasil—, en que las influencias de otros idiomas, como el quichua, el guaraní, y el portugués —por ejemplo en el caso del norte de Uruguay—[3]​ son notables, ha llegado a fusionarse con estos, creando distintas variantes. No obstante, en los sitios con una población relativamente estable desde antes de las oleadas migratorias de los siglos XIX y XX, es la forma más extendida del español en la región.

Sus rasgos distintivos son:[4]

Como el español en general, el español rioplatense es rico en alófonos. El más distintivo de los mismos, típico del grupo de dialectos del centro de Sudamérica, es, sin duda, el yeísmo; al igual que en la mayoría de las zonas del español peninsular y otros dialectos americanos, el español rioplatense perdió la distinción entre la antigua consonante lateral palatal aproximante representada por la grafía ‹ll› y la antigua consonante palatal aproximante representada por la grafía ‹y›.

Sin embargo, mientras en la península ibérica ambas se realizan normalmente como una semiconsonante [j] o su alófono [ʝ], en el Río de la Plata se desplazaron a una pronunciación postalveolar. Antiguamente, la pronunciación era predominantemente sonora (llamada "zheísmo"), [ʒ] o [dʒ], similar a la representada por la grafía j en francés y portugués; no obstante, desde el último cuarto del siglo XX se nota una marcada tendencia, arraigada en la población más joven, muy particularmente en Buenos Aires, Montevideo y Rosario, a preferir la sorda [ʃ] (llamada "sheísmo"), similar a la representada por la grafía ‹sh› en inglés.

Es importante aclarar que en áreas en que el rioplatense coexiste con otras variedades, tal como sucede en el algunas partes del noreste de la Argentina, especialmente en la región guaranítica, la población diferencia entre la ll palatal lateral y la y. Esta misma distinción se da en zonas del noroeste argentino, como la provincia de Jujuy, en que se también se habla español andino.

Como en la mayoría de las variedades del español fuera del centro y norte de la península ibérica, la rioplatense sesea, es decir, no desarrolló la consonante fricativa interdental sorda /θ/ que, en la mayor parte de España, es el valor de la grafía ‹c› o ‹z› y permite diferenciarla de /s/, escrita ‹s›. Esto provoca numerosos casos de homonimia que no existen en el español peninsular y ha inducido por lo tanto a modificaciones en el vocabulario.

La /s/, por su parte, aunque se considera nominalmente una consonante fricativa alveolar sorda [s] —de tipo dental, y no ápico-alveolar como en el norte de España— es extremadamente lábil en su segmentación, y tiende a asimilarse a los fonemas adyacentes. No es infrecuente que se aspire al final de la sílaba, sustituyéndose por una consonante fricativa glotal sorda [h] o aún una vocal sorda; así, ‹casco› se pronunciaría [kahko]. Alternativamente, al final de la palabra puede enlazarse con la vocal inicial de la palabra siguiente (Las Heras [la'seras]), una pronunciación considerada a veces más culta. La elisión total de la /s/ frente a vocal o final es más rara, y está limitada al habla más popular. La frecuencia de la aparición del fenómeno de la aspiración y su intensidad varía de acuerdo a las distintas zonas geográficas donde la variedad rioplatense es hablada, siendo más común y marcado en pequeñas localidades y áreas rurales, y menos común en las grandes urbes de la región (Buenos Aires y Montevideo).

Del mismo modo, otras fricativas y la consonante vibrante alveolar /ɾ/ pueden elidirse o aspirarse también en final de palabra, acentuando el ritmo de alternancias entre consonantes y vocales.

El léxico del español rioplatense es enriquecido con:

Además, el lunfardo, argot nacido del dialecto, aporta gran cantidad de componentes al léxico del mismo.

El español rioplatense presenta patrones tónicos que lo distinguen netamente de cualquier otra variedad del idioma; estudios de la primera mitad del siglo XX indican que el cambio se produjo paulatinamente a lo largo de esos años, reemplazando la curva tónica típica de las variedades meridionales del español peninsular —en la que el punto más alto de la curva sigue inmediatamente a la sílaba acentuada— por una en que ambos elementos coinciden.

La variación podría deberse a una asimilación de patrones tónicos del italiano y de otras lenguas como el gallego y el portugués. Según una investigación dirigida por Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, CONICET , publicada en Bilingualism: Language and Cognition,[10]​ la entonación del rioplatense, sobre todo en Buenos Aires, es una derivación del acento napolitano. Según dicha investigación la presente entonación de tipo napolitano se impuso en el trascurso del siglo XX, mientras antes el porteño tenía más semejanzas con el andaluz.

El español rioplatense es excepcional en el uso del pronombre «vos» y sus conjugaciones como forma aceptada en la lengua hablada y escrita para la segunda persona singular, El mismo tipo de voseo se utiliza en Costa Rica, Nicaragua y el resto de América Central pero no goza del mismo prestigio en su forma escrita. Otros dialectos que vosean, como el de Chile, Colombia y Venezuela, normalmente lo restringen al habla familiar o solo al lenguaje oral. El fenómeno lleva también aparejadas modificaciones en la conjugación de los verbos, que presentan variantes regionales y estratificación social.

El voseo emplea formas verbales derivadas del tratamiento formal de segunda persona singular del castellano del siglo XVI, derivadas a su vez de las formas latinas de segunda persona plural. La tabla adjunta muestra las diferencias con la forma internacional.

La forma usted se conserva sin cambios; al igual que en la península ibérica, y a diferencia de otros dialectos hispanoamericanos, tiene valor de respeto, y es sumamente inusual entre hablantes que se conocen, en contextos informales y entre familiares. Por el contrario, el plural ustedes sustituye a vosotros en todos los casos, perdiéndose la distinción entre formas familiares y de respeto.

Aunque la conjugación del verbo para el pronombre vos parece variar solo en la acentuación respecto de la forma estándar (mostrando el patrón tú amasvos amás, tú comes → ''vos comés''), en realidad procede de formas medievales (''vos amades'', ''vos comedes''), en la que no se produce el diptongo que dio lugar a las formas de segunda persona plural en el castellano peninsular contemporáneo. En los verbos en que la raíz muestra alternancias vocálicas con la conjugación, esta diferencia no se conserva en la forma de vos, que mantiene la vocal del infinitivo (por ejemplo, tu mientes, pero vos mentís).

En los otros modos, la diferencia es similar.
El imperativo es similar al de segunda persona plural, pero pierde la -d final (habladhablá).

Por otro lado, para el modo subjuntivo, existe variación social en el español rioplatense. La forma considerada estándar y empleada en los medios escritos y por las capas medias y altas de la sociedad, es idéntica y exacta a la que se emplea para el pronombre (ejemplos: "quiero que vos traigas el pan", "hacé lo que vos quieras"); sin embargo, principalmente en los estratos sociales más bajos y de menor instrucción, pero no únicamente en ellos, también se usan las formas voseantes (hablés, comás, perdás, partás, digás, durmás, etc.). En los dialectos voseantes fuera del rioplatense el uso de la conjugación de vos en el subjuntivo no tiene normalmente ninguna connotación social inferior.

El voseo provoca muchas modificaciones respecto del tuteo en los distintos tiempos verbales, siendo los tiempos más afectados: el presente y el imperativo.[11]

El área del dialecto es enorme y es imposible una homogeneidad;[11]​ sin embargo, las variantes del rioplatense, desarrollan las siguientes particularidades:

El dialecto rioplatense, el español costarricense, el español nicaragüense, español chapaco, el español camba y el español paraguayo son los únicos en los que el voseo forma parte de la norma culta. Es decir que Argentina, Paraguay, Uruguay, Sur de Bolivia, Costa Rica y Nicaragua, son las únicas zonas que excluyeron el tú del paradigma casi por completo. El voseo como parte de la norma culta se impuso para marcar la personalidad nacional dentro del grupo de hispanohablantes en la época la evolución del pensamiento separista en América, en el siglo XIX.[12]​ Así mismo, en la misma época la literatura y la poesía gauchescas llegaron a tener gran popularidad. El gaucho fue presentado como símbolo de la argentinidad, debido a que la literatura gauchesca se basaba en el habla de la población rural y evitaba las normas clásicas del español. La lengua gauchesca fue considerada el idioma nacional y argentino. La gran diferencia de Argentina con otros países voseantes es el uso del voseo en la literatura y en el lenguaje culto sin reparo alguno.[13][14]​ En Centroamérica, así como en otras zonas de América del Sur, el voseo contiende con el "ustedeo", es decir, el empleo del usted para las situaciones de confianza: por ejemplo, en Costa Rica, donde el voseo está ampliamente extendido, los niños en la escuela son educados a tratarse entre sí de usted para evitar su uso hacia los mayores, y el voseo se utiliza en un contexto informal y de confianza entre personas cercanas al locutor. En ciertas regiones de Argentina, como Cuyo, es mal visto que los jóvenes y adultos traten de vos a los ancianos y también de modo gracioso se suele tratar de usted a mascotas.[15]​ La Academia Argentina de Letras aceptó el uso del vos como legítimo en 1982, debido a la extensión del uso y a que también autores de prestigio usan el voseo en sus obras, "Vos creés que estás en esta pieza pero no estás", de Julio Cortázar en "Rayuela".[16][14]

Se observan variantes propias del dialecto en flexiones temporales de pasado y futuro. Lo cual no supone una desaparición de estas, sino un remplazo por otras formas que intentan expresar lo mismo. Esta desaparición u omisión no es un vulgarismo, sino una evolución dialectal. En algunos casos es comparable a la propia evolución del español, ya que este idioma también sustituyó los tiempos verbales del latín como pasado de modo parcial y futuro de modo total, suplantándolo por el actual futuro perfecto que si se observa detalladamente es un futuro fusionado resultado de una antigua forma compuesta. Con lo dicho, no es de extrañar que el rioplatense realice lo mismo, en este caso con el futuro perfecto del español.

Las formas perifrásticas de pasado —el pretérito perfecto compuesto y el pretérito anterior, aunque no el pluscuamperfecto— son muy raros en gran parte del español rioplatense, aunque aparecen de vez en cuando en el uso escrito, cultismos y predominan en el norte de Argentina. Se sustituyen normalmente por pretérito perfecto simple y pretérito imperfecto, que por consiguiente no distingue entre el perfectivo ("Juan no vino") y el imperfectivo ("Juan no venía"; por ejemplo un hablante de español rioplatense dirá en general "Juan todavía no vino" (o algo similar). Mientras para el segundo caso con el pasado en pretérito imperfecto, el rioplatense da un nuevo uso en total reemplazo del pretérito perfecto compuesto, empleándose el pretérito imperfecto en este dialecto también como un pasado relativamente reciente. Por ejemplo, hablantes de otros dialectos se expresarían así:"he estado jugando con Nico hasta hace poco"' o bien "estaba jugando con Nico hasta hace poco", mientras que uno del rioplatense podría decir: "recién estaba jugando con Nico" o, si quisiera aludir a un tiempo más prolongado, "estuve jugando con Nico (toda la tarde)". Esta evolución y reemplazo es totalmente común en toda el área del dialecto, excepto en casi todas las zonas de fusión del norte del país.

El uso, según Vidal de Battini (1966, 189), en este caso de distintas formas de pasado (canté/he cantado) es variado por ser de gran extensión (Uruguay y Argentina) y aparecen zonas claramente diferenciadas: por un lado, el norte del país donde es dominante la alternancia (Noroeste y en menor forma Cuyo), por otra parte, Buenos Aires, el Litoral (Santa Fe y Entre Ríos) y Patagonia Argentina. Finalmente, también existe alternancia de las formas en las regiones Centro y Noreste. En conclusión es Donni de Miranda quien, al trazar los aspectos generales del español hablado en la Argentina y, más tarde, al proponer los rasgos de unidad y diferenciación dialectal de su sistema verbal (1992), señala igualmente que, excepto en zonas norteñas del país, el perfecto compuesto perdió en la lengua hablada su sentido de conexión con el presente y se prefiere el pretérito simple en casi todo tipo de contexto. Y añade que el perfecto compuesto tiene algo más frecuencia en el nivel culto formal.

La pérdida del pasado compuesto fue analizada por Hugo Kubarth (1992) quien, tras una investigación llevada a cabo sobre encuestas de 30 minutos a 100 porteños de tres niveles socioculturales y tres grupos de edad, señala que está vivo en Buenos Aires, si bien el índice de su frecuencia de uso, en relación a la forma simple es de un 13% frente al 20% de México (Moreno) y el 58% de España (Criado de Val). A partir de la descripción de sus resultados, se puede concluir que en Buenos Aires la forma compuesta no funciona como forma de anterioridad inmediata a la enunciación o antepresente, y tampoco se emplea en momentos culminantes o emotivos de la narración, sin embargo sí se emplea como forma resultativa con relevancia del presente. Lo que parece más llamativo de sus conclusiones es que Buenos Aires puede haber desarrollado un modelo particular respecto a otras hablas americanas: «La tendencia a eliminar el pretérito compuesto en Buenos Aires parece lo suficientemente pronunciada para hablar de un desarrollo local particular» (p. 565). Parece ser que en los sociolectos altos y en generaciones de edad avanzada, la forma compuesta es considerada de prestigio. En todo caso, las generaciones jóvenes, sin especificación de sociolecto, emplean menos la forma compuesta, si se lleva a los años actuales el trabajo del experto se descubriría que en la juventud el uso de la forma compuesta es prácticamente nulo y es de uso muy culto en edades avanzas, por lo que su utilización quedaría aún más relegada en los próximos años.[17]

Para el futuro, por el contrario, generalmente la forma conjugada simple no es usada mucho. Se suele reemplazar por la perífrasis, muy común tanto en España como en Hispanoamérica, realizada con el verbo modal ir más el infinitivo del verbo (así, comeré se convierte en voy a comer; del mismo modo, iré se convierte en voy a ir, etc.)

El uso del futuro con valor predictivo sin embargo sí se mantiene muy vigente: "¿Qué hora será?", "¿Habrán ganado el partido?" De todas formas, en los últimos tiempos apareció la práctica de usar también las formas del condicional: "¿Qué hora sería?"

Todos los usos del futuro son impropios en el sentido de que no corresponden a su significado natural ("denotar algo posterior al momento en que se habla"). Así, la pregunta "¿Venderé la casa?" manifiesta la duda o la vacilación de quien la fórmula. En cambio, lo que positivamente ha de ocurrir se expresa mediante la perífrasis: Mañana voy a vender la casa (o, más enfáticamente: "Mañana voy y vendo la casa"). La expresión tendré fiebre, pero me siento mejor indica que se admite la verdad de lo primero sin perjuicio de lo segundo. La pregunta ¿Lo habrá asesinado Fulano? plantea la posibilidad de que el homicidio haya sido cometido por Fulano, con un matiz de sorpresa o extrañeza.

De igual modo actualmente se da una tendencia a reemplazar el condicional por otra forma compuesta de pretérito imperfecto del verbo ir más el verbo en infinitivo. De este modo un hablante del dialecto en vez de expresarse de la forma común:si hubiera jugado, habría ganado prefiere: si jugaba iba a ganar o si jugaba ganaba. De todos modos este reemplazo no es de ninguna manera absoluto y aún no llega a sustituir a la forma condicional del todo.

El rioplatense es de marcada tendencia queísta, al igual que en las Antillas, Chile, El Salvador, Perú, Venezuela y España.[18]​ El queísmo consiste en la omisión de la preposición de antes de la conjunción que.

Al reemplazar el complemento por un pronombre demostrativo (eso, esto, aquello) queda en evidencia la falta de la preposición: tengo miedo de eso → tengo miedo eso.

También puede darse el caso contrario, el dequeísmo, tendencia a agregar la preposición de cuando no corresponda. Sin embargo, ninguna de ellas son formas normativas del dialecto, aunque es común su uso entre los hablantes.

En rioplatense el complemento directo puede aparecer acompañado de los pronombres personales átonos correspondientes (lo, la, los, las) en casos que en otras variantes no se admiten,[19]​ como en "Lo vimos a Carlos." o "¿Te la encontraste a Marcela?". Sin embargo, no todos los practicantes del dialecto usan esta forma.

El área geográfica en que se habla estrictamente rioplatense en Argentina abarca mucho más de la mitad de la población del país; hecho que lo instala en notable ventaja frente a los demás dialectos argentinos, sumada a la centralización de las emisiones de radio y televisión en Buenos Aires y su área metropolitana, donde los estándares de pronunciación requeridos por dichas emisoras se ajustan al estándar porteño, junto con la política oficial de formación profesional de los locutores que hace que practiquen y obtengan el título con una pronunciación similar a la de la ciudad, aunque no necesariamente igual debido a que trata de ser más culta y neutra, mostrando ausencia de lunfardos porteños, tonos exagerados y contando con variantes propias del profesional, como el uso de otros tiempos, vocablos dialectales propios, etc. En cuanto a las demás regiones y provincias no aludidas, en ellas se hablan otros dialectos del castellano como el norteño (Jujuy, Salta y Tucumán), norestino (Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa), noroestino (Catamarca y La Rioja), cuyano (Mendoza y San Juan), santiagueño (Santiago del Estero). Con respecto al castellano hablado en San Luis, Córdoba y sur de Catamarca, son variedades norteñas del español rioplatense aunque con diferencias en entonación como por ejemplo no se usa la pronunciación de yeísmo rehilado (sh) sino que la y (delante de vocal) y la ll son pronunciadas como en Cuyo, México, o Chile, además de tener un acento o cantito conocido en todo el país. Con respecto al español patagónico no tiene grandes diferencias con el rioplatense y es una variedad meridional de este.

El castellano rioplatense se distribuye por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en general en toda su vecina Provincia de Buenos Aires. Aun así, cabe destacar que el habla del porteño (no confundir con bonaerense) tiene su influencia más fuerte en la zona de la Provincia de Buenos Aires que forma parte del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), especialmente en el primer y segundo cordón del área metropolitana.

En CABA la pronunciación tiene repetidas y marcadas variaciones rítmicas, con subidas y bajadas de tono considerablemente rítmicas y notables a simple oído. El tono suele alcanzar su pico máximo en la sílaba acentuada, la cual se alarga y cae marcadamente en la sílaba que le sigue a la acentuada, en especial si la sílaba que le sigue a acentuada es la de final de palabra también. A su vez, el porteño suele tener menos pérdida de sonidos consonantes (como "-s", "-r" y "-d") a final de palabra comparado con el bonaerense del interior, esto especialmente entre las clases media y alta, más marcado aún en mujeres que en hombres de la población porteña.[21]Buenos Aires es la ciudad más antigua de la zona, la más poblada y donde se concentran la mayoría de los medios de comunicación importantes de alcance nacional. Es por esto que la influencia del hablante nativo de dicha ciudad autónoma, el porteño (no confundir con bonaerense), se extiende a una amplia zona de influencia en el país siendo esta muy fuerte en toda el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En la Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) las diferencias al hablar suelen estar definidas más por variaciones diastráticas (relativas al estrato socioeconómico) que por variaciones diatópicas o regionales.

Fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), en el interior de la Provincia de Buenos Aires, se comienzan a registrar ciertas variaciones fonológicas (de pronunciación) y léxicas (uso de ciertas palabras con significados diferentes). Así es que hay estudios y relevamientos del habla que han registrado ciertas variaciones diatópicas del dialecto en las distintas regiones del interior de la provincia respecto a la pronunciación media de las personas de la Ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana en general.

En el sur de la provincia se anticipan rasgos de la subvariedad patagónica, tanto en su pronunciación como en el uso de ciertas palabras. En Bahía Blanca y alrededores hay un uso especial de la conjunción "pero", puesta a final de la oración y no en medio de dos oraciones para denotar contraste (ej: "Ella no es tonta. Yo tampoco, pero". en lugar de "Ella no es tonta, pero yo tampoco"). También hay cierto léxico específico de la zona que bien o no existe en otras regiones del países o se usa con otro significado, como en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).[22]​ Existen variaciones en el plano léxico respecto a otras zonas del habla rioplatense y, aunque algunas son entendibles para habitantes de otras regiones, algunas palabras tienen un significado completamente distinto. A continuación se dará una pequeña lista de palabras que tienen un determinado uso en esta región del sur de la provincia (tomando como referencia Bahía Blanca) y entre paréntesis su equivalente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA):

En el centro y el oeste de la provincia, se suele hablar de manera más pausada y lenta, con menos variación rítmica, y en general con subidas y bajadas de tono más suaves que el habitante del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En el plano fonológico se puede percibir una común aspiración del sonido /s/ cuando este precede a otro sonido consonante. También, hay una generalizada a veces elisión y otras veces aspiración del sonido /S/ a final de palabra, sin importar sin el sonido que le sigue es vocal o consonante, ejemplo: "aislado" se pronunciaría /aiHlado/ (siendo "H" una s aspirada), y "las uñas" se pudría escuchar pronunciar como /laH uña'/ o /la' uña'/. A su vez, en el centro y suroeste de la provincia, sin importar la clase social del hablante, en el habla cotidiana no formal (no tanto en la pronunciación aislada de las palabras) hay repetidas pérdidas de los siguientes sonidos a final de palabra: /s/, /d/ y /ɾ/. Por ejemplo: "vo" en lugar de "vos", "felicidá" por "felicidad" y "bailá" por "bailar".

Tanto en el centro como en el oeste de la provincia hay un rasgo del habla muy generalizado, que habría sido de alguna forma heredado desde tiempos coloniales, el cual consiste en sustituir el sonido /e/ por el sonido /i/ en ciertas palabras,[23]​ especialmente en verbos que escritos sus últimas letras son "EAR". En el caso de estos verbos, el cambio del sonido de /e/ a /i/ suele conllevar, aunque no siempre, una consecuente cambio de acentuación haciendo así el voseo más fidedigno al voseo original del castellano peninsular de la Edad Media. Ejemplo de lo anterior: "no me peliÉs" en lugar del más académico "no me pelÉEs", "no me saltIÉs" en vez del académico "no me saltÉE", o incluso "el perro lo empezó a lengüetIAr" en lugar de "el perro lo empezó a lengüetEAr". Aunque este última rasgo de pronunciación suele ser rechazado en ámbitos formales, ámbitos académicos y entre las clases sociales más altas, la verdad es que es un rasgo frecuente en el habla diaria de la zona central del interior de la provincia de Buenos Aires, usado por gente de todos los estratos sociales y edades, especialmente cuando se acelera el ritmo del habla.

A su vez, existen variaciones en el plano léxico respecto a otras zonas del habla rioplatense y, aunque algunas son entendibles para habitantes de otras regiones, algunas palabras tienen un significado completamente distinto. A continuación se dará una pequeña lista de palabras que tienen un uso determinado y frecuente en esta región del centro de la provincia (tomando como referencia Olavarría) y entre paréntesis su equivalente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA):

A su vez, en Olavarría, hay variaciones léxicas peculiares como decir "tosca" o "toscazo" como sinónimos de "piedra" y "piedrazo"; "EL fibra" en vez de "LA fibra", esta última forma se usa en centros poblacionales importantes como el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) (que incluye Gran La Plata), Mar del Plata y otros.

En ciertas localidades del oeste hay rasgos comunes compartidos con la Provincia de La Pampa.

En el este de la provincia, la zona costera, el habla está influenciada por rasgos del habla de Mar del Plata. En dicha ciudad se combinan rasgos propios del habla del interior bonaerense, como la frecuente caída del sonido /S/ y /R/ a final de palabra, con rasgos provenientes de la influencia provenientes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), como el uso de cierto léxico proveniente de aquella zona y el no uso de ciertas palabras propias de gran parte del interior bonaerense como "churrasquera", "borra tinta" o "corrector" o "masita" en lugar de "galletita". Quizás esto tenga que ver no solo con la centralización de los medios de comunicación en la Capital Federal o CABA sino también el turismo que desde el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se suele hacer a Mar del Plata desde hace muchas décadas, especialmente durante la temporada estival.[cita requerida]

En el norte bonaerense, es decir al norte de Río Salado, el habla cotidiana se ve influenciada en mayor o menor grado por la variedad porteña (Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)), aunque hay pequeños rasgos del habla (especial cierto léxico) que asemeja esta subvariedad a las subvariedades santafecina y entrerriana; como por ejemplo decir "voy DE Juan" en lugar de "voy A LO DE Juan" más común en territorio bonaerense.[cita requerida]

El dialecto se extiende por casi toda la Provincia de Santa Fe, donde la variante se denomina santafesina, y en la mayor parte de la provincia de Entre Ríos (exceptuando el norte provincial), mientras en el este de esta última se observan modismos similares a los del oeste del español uruguayo. Se basa en una pronunciación algo más suave y menos rítmica que la del porteño y del habitante del Gran Buenos Aires en general, sin embargo sí con la característica pronunciación de [ʒ] similar al sonido [ʃ]. Con respecto a la letra "s", se suele suprimir o reemplazar por una "h" al final de las palabras o antes de una consonante, rasgo compartido con la pronunciación del centro y oeste de la Provincia de Buenos Aires. La entonación se ve menos afectada por influencias de lenguas aborígenes y del dialecto paraguayo, con excepción del norte de Entre Ríos donde la pronunciación se asemeja a la correntina.

El dialecto rioplatense se diversifica como variante en todas las provincias de la Patagonia argentina (incluyendo La Pampa) y es conocido popularmente como variante patagónica o sureña. Este giro presenta sus focos en las aglomeraciones de Comodoro Rivadavia y de la ciudad de Neuquén, sus principales centros urbanos.[24]

Se denotan algunas variaciones audibles en la fonología, entre las que se destaca la pronunciación de [ʒ] más relajada, no llegando a aproximarse a [ʃ], y una entonación menos rítmica. Esto y algunas características gramaticales quizás fueran producto de la influencia del castellano cuyano, y otras voces procedentes de una variedad de lenguas aborígenes de la región e inmigrantes.

En la región geográfica donde se ubica esta variante del dialecto rioplatense, y sin necesariamente ser una característica propia, llama la atención el predominante uso de la forma gentilicia «ense» —cerca del 82%— antes que «ino», «ano» u otras, por ejemplo en Puerto Deseado o Pico Truncado donde el gentilicio es deseadense y truncadense, respectivamente. Esto se repite en la mayoría de las ciudades y sus respectivos gentilicios, por ejemplo: Ushuaia, Bariloche, Esquel, Puerto Madryn, Rawson, Trelew, General Roca, etc.

El rioplatense es asimismo un dialecto internacional debido a que lo practica la mayoría de la población de Uruguay, llegando así a tener gran importancia y trascendencia entre los distintos dialectos del español. El uruguayo es muy similar a la variante porteña, pero tiene diferencias en entonación, fonología y léxico. En Uruguay se dio la primera migración italiana antes que en Buenos Aires, y fue un territorio disputado por los portugueses durante los años previos a la independencia (1825). También recibió un aporte importante de las oleadas migratorias del siglo XX, decuplicando su población. Este aporte de personas también trajo consigo el aporte de variantes lingüísticas, entre ellas venidas del italiano, el portugués y el gallego. La variante conocida como español uruguayo se parece entonces en su fisonomía al español de su vecina orilla.

También es notorio el avance del voseo en Uruguay, debido a que se practica el voseo verbal. Asimismo los medios de comunicación se centran en la capital uruguaya, extendiendo Montevideo su influencia a todo el país oriental, y entonces, tal y como ocurre en Buenos Aires, los estándares de pronunciación requeridos por dichas emisoras se ajustan a la pronunciación de la capital. Ya desde las primeras obras literarias escritas en Uruguay se puede ver la fuerte impronta del voseo y del lunfardo. La poesía gauchesca de la República Oriental del Uruguay es rica en expresiones que también se utilizan en otras partes de la "patria gaucha", en la pampa húmeda uruguaya, argentina y brasilera.

Argentina, por ser un país muy extenso, no presenta uniformidad en el dialecto, lo que representa diferencias en léxico y pronunciación. En las zonas limítrofes se aprecia una mezcla con los dialectos vecinos, que son otros dialectos en sí, y no variantes del rioplatense con distinta evolución y en los rasgos de divergencia se presentan de acuerdo a la región o área influenciada.

Visto desde la teoría de prototipos, en la que son fundamentales los conceptos de centro y periferia, la actitud lingüística más generalizada es la de asumir la identificación entre una sola lengua y el territorio de una nación o estado. Del mismo modo, se da por cierto el hecho de que los mejores hablantes de esa lengua se localizan en un territorio determinado, especialmente los que habitan en sus núcleos más prestigiosos (Gran Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Rosario y Montevideo). Ellos constituirían el centro de esa realidad geolingüística y todo lo que no se identificara nítidamente con ella sería la periferia (norte de Uruguay, Noroeste, Cuyo, Noreste de Argentina). Los hablantes que ocupan el centro de un sistema geo-socio-lingüístico no suelen sentir ni plantearse dudas de identidad; los que ocupan algún lugar de la periferia, sí. Cuando hablamos de sistema geo-socio-lingüístico nos referimos a una lengua o variedad identificada con un territorio bien delimitado y con unos grupos sociales bien perfilados.[26]

Se distinguen las siguientes zonas:

Es un punto de cruce entre el español andino y el rioplatense, que afecta a las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y en parte a La Rioja.

A muchas personas les parece que el habla en Jujuy y Salta es igual a la del occidente de Bolivia y no al sur de Bolivia, hay diferencias notorias. El grado de influencia es distinto en cada provincia, siendo el Gran San Miguel de Tucumán el máximo exponente y La Rioja y Catamarca las menos afectadas. Catamarca en su extremo sur presenta un dialecto semejante al cordobés por la proximidad de esta provincia a la zona, siendo la ciudad de Recreo y las localidades aledañas las más influenciadas.

En todas las provincias se presentan rasgos fonológicos similares como la pronunciación del yeísmo «ll» e «y» generalmente como [ʝ]; se asibilan las eres, entre vocales «rr» → ʐ (sonoramente), y «r» en posición inicial → [ʐ], donde en la pronunciación culta se puede llegar a un sonido similar a [r], pero debilitado. Esto es atribuido a la impregnación de lenguas aborígenes como quechua y aimara que influencian la fonética, fonología y aportan léxico.

En lo que atañe a la entonación, es similar a la del dialecto andino, a pesar de poder percibirse más fluida y rítmica gracias al aporte del rioplatense.

Finalmente otro rasgo exponencial de la variable es el imperante uso del pretérito compuesto frente al pretérito simple.

A su vez, en la provincia de Salta por la zona de las ciudades de San José de Metán y Rosario de la Frontera, se usa el «tú» al igual que el «vos». Incluso algunas veces se puede oír a la gente usar el «tú» con la conjugación del «vos», y viceversa. Por ejemplo: «Tú comés» o «vos silbas» (con acento en la i).

En esta región se presenta una mezcla con el español paraguayo, que afecta a las provincias de Formosa, Corrientes, Misiones y en bajas consideraciones a aquellas de Chaco, norte de Santa Fe y Entre Ríos . La principal urbe es el Gran Corrientes, no obstante la más poblada es el Gran Resistencia, que sin embargo ofrece elementos de la variante santafesina en la pronunciación. Esta variante se distingue por el efecto que ejercen las lenguas indígenas de la región que afectan el léxico, proporcionado en parte por el guaraní y otros idiomas indígenas por su fonología libre de yeismo, o sea la distinción entre ll (con sonido [ʎ]) e y (como [ʝ]); por la rr debilitada y su fonética singular, que se aproxima al español paraguayo. También suele aparecer el pretérito compuesto alternado con el pretérito simple.

Se refiere a San Juan, Mendoza y en menor proporción a las provincias de San Luis y La Rioja. Se da la intersección entre vestigios del español chileno y el rioplatense, presentándose modismos y pronunciación similar a la chilena, donde se pronuncia ll e y como [ʝ] y se asibilan las erres, en ‹rr›→[ʐ] (sonoramente), y ‹r› inicial > [ʐ], y, en casos cultos o semicultos, [r] una vibrante alveolar múltiple debilitada.

Por su antigua dependencia y vecindad geográfica con Chile, un limitado número de voces señala esos contactos, y también se incorporaron voces mapuches en el caudal de los chilenismos. Hay zonas de Cuyo que denotan mayor cercanía a Chile (Malargüe, Calingasta), otras más influidas desde el Río de la Plata, sea en la entonación o en algunas pronunciaciones. Esta influencia se remonta al lunfardo porteño, que cabalgando en el flujo cultural rioplatense, asentó en la sociedad una impronta más segura desde las clases altas (por los estudiantes y el tango), y que luego se perpetúa hasta hoy con los medios de comunicación. Son manifestaciones que integran los capítulos de una dialectología regional, pero de ninguna manera la gramática.[27]

El grado de uniformidad es muy variable, presentándose un giro propio de cada provincia. Es así que La Rioja siente una mixtura que responde más a las provincias del Noroeste, San Luis responde un poco más a la influencia cordobesa, Mendoza siente influencia vinculada a Buenos Aires y la Patagonia, mientras que San Juan es de las más conservadoras de la variante. Entre otras particularidades presenta en general un uso común del pretérito compuesto, aunque en Mendoza se emplea menos, y entre las personas de edad adulta un voseo que solo afecta a la persona en la conjugación y no al verbo: si vos escribes te apruebo. El Gran Mendoza es el principal exponente de esta variante por sus habitantes.

Agrupa a la provincia de Córdoba y en parte también a San Luis, y al extremo sur de Catamarca, influidas por su proximidad. Se tiende a alargar la vocal que precede a la sílaba acentuada en ciertas palabras relevantes dentro de una oración. Asimismo hay una herencia de algo de léxico y la pronunciación de y y ll como [ʝ]. Hoy en día se agrega una pronunciación de ‹rr› como una fricativa retrofleja sorda [ʂ] débil o normal y una gran lista de modismos propios. Otra de las particularidades de la variante es la alternancia de los pasados en pretérito perfecto simple y pretérito compuesto, atribuida a la influencia por proximidad a provincias de rioplatense puro como Buenos Aires, Santa Fe y La Pampa. Igualmente se debe adicionar el influjo de los medios de comunicación especialmente porteños. El Gran Córdoba es el principal centro poblacional de esta variante y la zona de prestigio donde se practica.

Los malvinenses nacidos en América del Sur continental (en su mayoría antiguos habitantes gauchos oriundos de la región pampeana - en Argentina - y de la Banda Oriental - hoy Uruguay, que se quedaron luego de la invasión británica de 1833 en las zonas rurales de las islas)[28][29]​ han contribuido a dar forma a la identidad de los habitantes de las islas entre los años 1830 a 1850,[30][31][32]​ y su legado se puede ver en la genealogía, la cultura y el habla de los isleños, que ha estado influenciada por la variedad rioplatense del español.[33][34]

Existen muchos vocablos tomados del español rioplatense[35][33][36][37][38]​ que son utilizados para denominar tipos de caballos y los colores de su pelaje, y otras palabras relacionadas con la vida en el campo (como, por ejemplo, comidas y adjetivos). Además, los aperos del caballo no son solamente designados en español sino que también pronunciados por los isleños de la misma forma que en el acento rioplatense.[38]

Las áreas rurales también suelen ser denominadas the Camp, en referencia a la palabra en español "campo".[39]​ El extinto zorro malvinense (Dusicyon australis) en inglés también es referido como ‘warrah’, proveniente del nombre dado por los gauchos rioplatenses (guará) al verlo semejante al aguará guazú. En el idioma guaraní guará o aguará significa cánido silvestre.[40]​ En la actualidad también existe toponimia de origen gauchesco en las islas, que en algunos casos ha sido traducida al inglés.[37]




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