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Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos



La Facultad de Medicina «San Fernando» de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (siglas: FMSF-UNMSM) es una de las veinte facultades que conforman dicha universidad. La facultad en la actualidad, dentro de la organización de la universidad, forma parte del área de Ciencias de la Salud y cuenta con las Escuelas Profesionales de Medicina humana, Obstetricia, Enfermería, Tecnología Médica y Nutrición, que brindan tanto estudios de pregrado como de postgrado. Se encuentra ubicada fuera de la ciudad universitaria, en el local histórico de la Facultad de Medicina «San Fernando», localizado en la cuadra 7 de la Avenida Grau, en Lima.

Las primeras cátedras de estudios de medicina en la Universidad de San Marcos, acontecidas en el siglo XVI, son el origen directo de los estudios universitarios de medicina en el Perú. Posteriormente, las primeras cátedras de Prima y Vísperas de Medicina fueron creadas en 1634; la Cátedra de Método de Galeno o Arte Curativo, en 1690, mientras que la Cátedra de Anatomía fue creada en 1711. Los estudios de medicina eran complementadas con prácticas llevadas a cabo en los Hospitales Mayores bajo la dirección de un médico titular, de manera que se instauraron Escuelas Públicas de Cirugía y Medicina en dichas instalaciones. Junto a la labor de Hipólito Unanue, la práctica médica fue reforzada en 1792 con la creación del Anfiteatro Anatómico en el Hospital Real de San Andrés y las Conferencias Clínicas impartidas.[1]​ Precisamente, tras las gestiones de Unanue se pudo crear en 1811 el Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando, institución dependiente directamente del poder real.[2]​ Con la llegada de la independencia, el Colegio de Medicina adoptó en agosto de 1821 la nueva denominación de Colegio de la Independencia.[1]​ Luego de la aplicación de reformas durante el segundo periodo de dirección del colegio por parte de Cayetano Heredia, este se transformó en la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos en el año de 1856 (retornando así a la dependencia universitaria).[2]​ Iniciada la Guerra del Pacífico, docentes y estudiantes participaron tanto en el servicio médico como en las contiendas militares a través de la Columna Independencia de la Facultad de Medicina.[3]​ Una vez culminado el conflicto, se fundó la Sociedad Unión Fernandina en 1883, la misma que en diciembre de 1919 dio paso al Centro de Estudiantes de Medicina.[4]

La Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos acogió en sus aulas a estudiantes y catedráticos que han destacado como científicos y docentes, entre los que se puede distinguir al médico y precursor de la independencia Hipólito Unanue, quien fue también fundador del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando; Cayetano Heredia, médico que organizó la Facultad de Medicina San Fernando; Daniel Alcides Carrión, estudiante de medicina nombrado como «mártir de la medicina peruana» por su inoculación de la verruga peruana para su estudio científico; Laura Rodríguez Dulanto, la primera mujer en ingresar a la Facultad de Medicina y graduarse como médico cirujana en la Universidad de San Marcos; Casimiro Ulloa, médico, docente y político; Pedro Ortiz Cabanillas, médico neurólogo, psicólogo y docente; Hermilio Valdizán, médico y escritor; Alberto Barton, microbiólogo descubridor del agente etiológico de la Enfermedad de Carrión, entre muchos otros.[5][6][7]

En la actualidad, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos es uno de los centros de estudios de Ciencias Médicas más reconocidos tanto a nivel nacional como internacional. Así, sus estudiantes de último año de la Escuela Profesional de Medicina han obtenido en numerosas oportunidades el primer puesto en las evaluaciones anuales realizadas por la Asociación de Facultades de Medicina (ASPEFAM),[8][9][10]​ siendo el resultado más reciente obtenido en el examen de 2019.[11][12]​ De la misma manera, dicho puesto ha sido ostenado también en numerosas oportunidades por la Universidad Peruana Cayetano Heredia;[13]​ siendo así las dos instituciones más reconocidas en el campo de la formación médica según el reciente ranking de la revista AméricaEconomía de 2018 (en la cual obtuvieron el segundo y primer lugar respectivamente).[14]​ Adicionalmente, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se constituye en la primera universidad pública peruana en concluir exitosamente el proceso de evaluación de su programa de pregrado de Medicina Humana —evaluación realizada por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria—, haciéndose acreedora de su licenciamiento por un periodo vigente de diez años.[15]

Una vez fundado el Estudio General —nombre con el que se conoció originalmente a la Universidad de San Marcos— en la ciudad de Lima por Real Cédula de 12 de mayo de 1551 autorizada por Carlos I de España, un primer intento por formalizar la enseñanza de la medicina fue llevado a cabo por Lope García de Castro, quien en 1568 le propuso al entonces monarca Felipe II de España la creación de dos cursos y una cátedra de medicina en el referido Estudio. Cabe resaltar que desde el inicio de la etapa colonial, se tuvo la necesidad de ejercer el control de los médicos, cirujanos y demás vinculados a la curación y asistencia médica. Así, entre las funciones otorgadas a Francisco de Toledo como virrey del Perú por Felipe II de España en febrero de 1568, se incluyó el control del ejercicio de las profesiones médicas a través del Tribunal del Protomedicato. Dicho Tribunal inició sus funciones en enero de 1570 y se designó como primer Protomédico General a Antonio Sánchez de Renedo. Algunas de las funciones que cumplían incluía el tomar exámenes a los aspirantes a ejercer las profesiones de la salud, autorizar y otorgar licencias, revisar y aprobar los títulos de Bachiller, Médico o Cirujano, visitar boticas y controlar los medicamentos, etc. Así, las preocupaciones por instaurar los estudios de medicina se vieron plasmados en las Constituciones de 1571, promovidas por el entonces virrey Francisco de Toledo tras haber sido elaboradas con la participación de médicos como Gaspar de Meneses y Antonio Sánchez de Renedo. Dichas Constituciones establecieron las condiciones para la obtención de los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor: el grado de Bachiller en Artes se obtenía tras oír las cátedras de súmulas, lógica y filosofía durante tres años, seguido de la lectura de nueve lecciones y la elaboración de seis conclusiones, mientras que el grado de Licenciado en Medicina era adquirido una vez se acreditase el título de Bachiller, se siguiese un auto de seis conclusiones incluida una de filosofía natural y se respondiese acertadamente sobre la obra de Hipócrates.[1]

Las dos primeras cátedras establecidas en el Estudio General fueron las de Prima (dictada por la mañana) y Vísperas de Medicina (dictada por la tarde). Los libros estudiados estaban en latín y sobresalían aquellos de Hipócrates y el Canon de Avicena. Fue el entonces rector Jaime de Alloza y Menacho quien solicitó al Virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla formalizar la enseñanza de la Medicina. Así, en octubre de 1634, este dictó una Provisión a través de la cual creó las Cátedras de Prima, asumida por Juan de Vega y Vísperas de Medicina, asumida por Jerónimo Andrés Rocha. Así, por ejemplo, la Cátedra de Vísperas fue inaugurada por Vega el 17 de abril de 1635. Por otro lado, la creación de la Cátedra de Método de Galeno o Arte Curativo fue requerida por el rector Luis Zegarra de Guzmán y consolidada mediante la emisión en 1690 de una Real Cédula por parte del monarca Carlos II de España; algunas de las obras leídas para dicha cátedra fueron las Constituciones, Pronósticos y Epidemias de Hipócrates, Instituciones de Luis Mercado, textos de Galeno, entre otros. De la misma manera, Zegarra de Guzmán solicitó la creación de la Cátedra de Anatomía, la misma que luego de ser instaurada en 1711 y ejercida por titulares sin aprobación real, fue regularizada por el Virrey José Antonio Manso de Velasco y autorizada por Real Cédula el 27 de septiembre de 1752, siendo nombrado como titular de la misma el Bachiller Joseph Villarreal.[1]

En lo posterior, se emitieron diversas Constituciones, tales como la de 1578 que establecía la existencia de cinco facultades (Leyes, Cánones, Teología, Artes y Medicina) o la de 1735 que aludía la existencia de las Cátedras de Prima y Vísperas de Medicina, siendo uno de los requisitos que los catedráticos de la primera fuesen Protomédicos. Sin embargo, cabe resaltar los planteamientos presentes en las Constituciones de 1771, elaboradas bajo los dictámenes de Francisco Antonio Cosme Bueno.[1]

Los estudiantes aspirantes a estudiar Medicina e iniciar la lectura de las Cátedras tanto de Prima como Vísperas debían primero haber obtenido el grado de Bachiller en Artes. Dichas cátedras tenían una duración de tres años y eran complementadas con prácticas llevadas a cabo en los Hospitales Mayores bajo la dirección de un médico titular. Precisamente, dicho mecanismo generó la existencia de las Escuelas Públicas de Cirugía y Medicina, establecidas en el Real Hospital de San Bartolomé de la gente de color, el Real Hospital de Santa Ana o de los Naturales, el Espíritu Santo de los Marinos o gente de mar, el Real Hospital de San Andrés y el Real Hospital de Santa María de la Caridad de Mujeres.[1]​ Así, en 1792 se creó en el Hospital Real de San Andrés el Anfiteatro Anatómico, el mismo que junto a la Cátedra de Anatomía creada en años previos reforzó la enseñanza clínica y práctica de la Medicina en la Universidad de San Marcos. Precisamente, fue Hipólito Unanue quien asumió la dirección de la Cátedra de Anatomía desde 1789, puesto desde donde retomó el interés de su predecesor Juan Joseph de Villarreal por la erección de dicho Anfiteatro, cuya construcción en el Hospital Real de San Andrés se había decretado e iniciado en julio de 1753 para luego quedar en suspenso. Finalmente, en diciembre del mismo año, el entonces virrey Teodoro de Croix emitió un decreto que dispuso la urgente construcción del Anfiteatro, labor que se inició en marzo de 1790, concluyó en julio de 1791 y fue inaugurada el 21 de noviembre de 1792.[1]​ En aquella oportunidad, Unanue pronunció el discurso Decadencia y Restauración del Perú, en el cual enfatizó la necesidad de tener una población saludable que pueda sustentar un proyecto de desarrollo y modernización del país.[16]​ De manera complementaria, la formación médica fue estructurada por Unanue a través de las Conferencias Clínicas, inauguradas en el año 1792, las mismas que tuvieron lugar en el Anfiteatro Anatómico:[1]

La apertura de cátedras de medicina data del siglo XVII, mientras que la enseñanza de las ciencias naturales fueron impartidas desde el siglo XVIII con la creación del Convictorio de San Carlos en 1771. Sin embargo, ambas obtuvieron el grado de enseñanza científica recién en 1808 con la creación del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando. Ambas instituciones fueron reformadas durante el gobierno borbónico, ello con el fin de implementar la enseñanza de disciplinas científicas y prácticas.[17]​ Así, el entonces Protomédico General del Perú Hipólito Unanue estableció comunicación con el virrey José Fernando de Abascal en noviembre de 1807 para exponer las razones que justificasen la creación de un Colegio de Medicina y Cirugía: entre ellas, hizo alusión a la necesidad de calidad profesional para el cuidado de la salud de la población y el hecho de que las cátedras de medicina eran distantes de las prácticas hospitalarias puesto que se dictaban en la universidad. En primera instancia, Abascal estableció comunicación con la Hermandad del Hospital de Santa Ana para construir el nuevo colegio en sus instalaciones, pero tras la condición propuesta por dicha hermandad de que los estudiantes estuviesen bajo su tutela, la propuesta no prosperó. Así, en febrero de 1808 se dispuso la construcción del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando en un terreno ubicado frente a la Plazuela de Santa Ana (hoy Plaza Italia (Lima)). La primera piedra fue colocada el 1 de junio de 1808, mientras que las labores de construcción se iniciaron el día 8 del referido mes[1]​ bajo la dirección del arquitecto Matías Maestro.[18]​ Una vez concluida la construcción del primer patio (incluidas sus instalaciones de bajos y altos), se inició el dictado de clases; es por ello que se considera la fecha de inauguración el año 1811. La primera junta directiva del colegio estuvo integrada por Hipólito Unanue como director y por Francisco Romero (miembro de la Orden de Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos) como rector.[1]​ Por otro lado, cabe resaltar que la orden de aprobación que le otorgó el nombre de Real Colegio de Medicina y Cirugía San Fernando fue expedido recién en mayo de 1815 mediante Real Cédula.[18]

Ahora bien, el programa de estudios del Real Colegio de Medicina fue edificado por Hipólito Unanue y explicitado en el Cuadro Sinóptico. Planteó la implementación de los cursos de botánica, zoonomía, química, mineralogía, matemáticas y física como conocimientos básicos previos a la práctica médica;[17]​ Por otro lado, los primeros exámenes que se llevaron a cabo fueron los de Fisiología, Anatomía y Zoología.[18]

Por decreto de la Junta de Gobierno del 27 de agosto de 1821, el Colegio de Medicina adoptó la nueva denominación de Colegio de la Independencia. Ello debido a las gestiones de Hipólito Unanue como Ministro de Hacienda durante el Protectorado de San Martín. Así, José de San Martín estableció dicha denominación en razón de las labores independentistas realizadas tanto por alumnos como por docentes de dicha casa de estudios.[1]​ Fue durante este periodo en el que se incorporó —a la edad de quince años— Cayetano Heredia, quien antes de iniciar sus estudios en Medicina tuvo que cursar —de acuerdo a la plana prevista por Unanue— ciencias básicas como Aritmética, Geometría, Álgebra, Astronomía y Lógica. Siendo todavía alumno, fue nombrado Disector de Anatomía en 1823 y luego de obtener el título de Doctor, designado en 1825 Regente de la Cátedra de Arte (la misma que un año después se transformó en la Cátedra de Clínica Externa). [19]​ Durante la década de 1820, Heredia se desempeñó tanto como Director Anatómico en el Colegio de Medicina de la Independencia, como catedrático-regente de la cátedra de filosofía en la Facultad de Artes de San Marcos.[20]​ Posteriormente, tras un breve primer periodo de rectoría entre los años 1834 y 1839, Heredia inicia en 1842 (y hasta 1856) un segundo periodo como rector del Colegio de Medicina, durante el cual se impulsó la modernización tanto de los estudios como de la plana docente. Así, se fundaron los gabinetes de física e historia natural, un Museo de Anatomía Patológica, dotó al colegio de una biblioteca a la que enriqueció con libros de su colección personal, se incorporaron destacadas figuras como Antonio Raimondi, quien se ocupó de la enseñanza de la cátedra de Historia Médica Natural;[17]Pedro Dounglas, cirujano francés que tuvo a su cargo la cátedra de Instituciones Quirúrgicas; José Éboli en la cátedra de Química; el médico y filósofo español Sebastián Lorente, José Julián Bravo, Manuel Solari, entre otros.[19]​ De la misma manera, Heredia impulsó la formación de los estudiantes en el exterior; tal fue el caso de Celso Bambarén Ramírez, Casimiro Ulloa y Rafael Benavides.[18]​ Así, el primero de ellos cursó estudios de perfeccionamiento en la Universidad de París y tras su retorno al Perú en 1859, llegó a ocupar la cátedra de Fisiología y la de Anatomía Descriptiva tras la muerte de Heredia en 1862, además de dirigir en un segundo periodo la Sociedad de Medicina de Lima (en cuyas labores de instauración participaron figuras como Casimiro Ulloa).[21]

Hacia inicios de la etapa republicana, el funcionamiento del Colegio de la Independencia se caracterizó por la inestabilidad debido a la disminución de las rentas percibidas, lo cual generó frecuentes periodos de inactividad y disminución del alumnado (pues estos eran becados); a dicha situación se sumaba el alejamiento de los docentes por la función administrativa en el aparato estatal y el escenario de inestabilidad política nacional. En 1826, durante el periodo de gobierno de Andrés de Santa Cruz, se aprobó el primer Reglamento del Colegio. En él, se reafirmaba la función de enseñanza de la Medicina como propia del Colegio; sin embargo, se mantenía todavía su coexistencia junto al Protomedicato, de la misma manera que el Protomédico de la República debía ser el director del Colegio de la Independencia. Posteriormente, un nuevo Reglamento fue publicado en 1840 durante la presidencia de Agustín Gamarra; en él, se reafirma la existencia del Protomedicato y además se redujo el dictado de cátedras a siete. Fue recién durante el segundo periodo de rectoría de Cayetano Heredia en el Colegio de la Independencia que, junto a la instalación de una Comisión Visitadora, se pudo ejecutar la propuesta de un Reglamento y el establecimiento de reformas que serían la base a la instauración de una facultad en la posteridad. Dicho Reglamento fue aprobado y promulgado en marzo de 1843 y a pesar de que reafirma la autoridad del Protomédico como director del colegio, establecía a su vez una Junta de Profesores presidida por el mismo e incluía además un rector, un secretario y a los miembros docentes. Complementariamente, la duración de los estudios fue establecida en siete años y diferenciaba entre médicos generales y aquellos especializados en cirugía: a partir del cuarto año, el alumno podía escoger su especialización y llevar los cursos correspondientes a la misma.[2]

El 7 de abril de 1855, bajo el gobierno provisorio de Ramón Castilla se promulgó un Decreto Supremo (el Reglamento de Instrucción Pública) por el cual se organizaba la Universidad de San Marcos de la siguiente manera: las facultades de Jurisprudencia, Matemática y Ciencias Naturales funcionarían en el Convictorio de San Carlos y la Facultad de Medicina en el denominado Colegio de la Independencia. Debido a que el sistema de educación media y superior no estaba regularizado, tanto los colegios como la universidad compartieron cátedras, sin embargo, los títulos profesionales eran emitidos solo por esta última.[17]​ De esta manera, la enseñanza de la Medicina se reintegró a la Universidad de San Marcos, puesto que la inicial formación del Colegio de Medicina planteado por Hipólito Unanue supuso la creación de una institución independiente de la universidad y bajo el auspicio de la propia autoridad virreinal; una vez independizado el Perú, pasó a depender del denominado Ministerio de Instrucción.[2]​ Precisamente, una de las propuestas planteadas por Cayetano Heredia durante su gestión del Colegio de la Independencia fue la creación de una facultad en reemplazo de su figura colegial.[17]​ En el año 1856 presentó un proyecto de reforma médica que refundó tanto la Junta Directiva de Medicina como la Junta de Farmacia en la denominada Facultad de Medicina, la cual presidió como primer decano. Posteriormente, dicho cargo fue secundado por Miguel de los Ríos, periodo durante el cual se establecieron el Museo de Zoología y Mineralogía, el laboratorio de química, un nuevo anfiteatro, la construcción de los dos pabellones para el estudio de anatomía y química (continuos al Jardín Botánico y sobre los cuales se edificó el nuevo local en 1903) y se reformó el plan de estudios según los lineamientos del Código de Instrucción dictado por el entonces presidente Manuel Prado Ugarteche.[18]

En efecto, el Reglamento Orgánico de la Facultad de Medicina aprobado —luego de numerosas modificaciones— el 9 de septiembre de 1856, estableció la carrera de Medicina con una duración de siete años complementados con el régimen de internado hospitalario; dividió la enseñanza clínica en dos hospitales, uno de varones con un servicio de clínica externa y cirugía y otro de mujeres, en el cual el servicio de cirugía debía ser dirigido por el catedrático dedicado a la enseñanza de la Obstetricia;[2]​ estableció como requisito para cursar estudios de Medicina el ser Bachiller en Filosofía y Matemáticas, entre otros parámetros. En líneas generales, los cursos fueron organizados de la siguiente manera:[1]

De esa manera, la ceremonia de instalación de la nueva facultad se llevó a cabo en el local del antiguo Colegio de la Independencia el 6 de octubre de 1856, fecha en la que fueron elegidos por votación José Casimiro Ulloa como secretario y Camilo Segura como tesorero.[2]​ En lo posterior, a pesar de que en 1867 el Rectorado de la universidad se trasladó a la antigua sede del Convictorio de San Carlos (actual Casona de San Marcos), donde funcionaban sus demás facultades, la Facultad de Medicina mantuvo el local del antiguo colegio. No obstante, cabe resaltar que dicha ubicación facilitó, mediante la cercanía a los llamados Hospitales Mayores, el desempeño práctico de los estudiantes de Medicina, la instalación de nuevas especialidades y el uso de servicios de investigación. En suma, el periodo comprendido entre 1856 y 1880 es considerado un momento de expansión y desarrollo de la práctica médica: se incrementaron los estudios incluyendo la farmacia, odontología, el arte obstétrico y la flebotomía, se tuvo acceso a colecciones y bibliotecas como las presentes en el Museo de Historia Natural, el Herbario, el Museo Anatómico, el Jardín Botánico, una completa biblioteca médica que incluía libros donados por Hipólito Unanue, etc, a la vez que se siguieron nuevas normativas como el Reglamento General universitario de agosto de 1861 y el Reglamento General de Instrucción Pública de marzo de 1876 (este último establecía un total de diecisiete cátedras).[1]

Iniciadas las hostilidades en febrero de 1879 entre Chile y Bolivia, la participación del Perú como aliado de este último en razón del Tratado de Alianza Defensiva firmado en años previos se concretó tras la declaratoria de guerra emitida por Chile en 5 de abril de 1789. A lo largo de la contienda armada, como antes de iniciada esta, la participación de estudiantes y docentes sanmarquinos fue numerosa y se desarrolló en diferentes ámbitos; tal fue el caso de la Facultad de Medicina. Así, el 6 de marzo de 1879, la Universidad de San Marcos inició su participación en el conflicto emitiendo un pronunciamiento en solidaridad con Bolivia a la vez que condenaba el avance de las tropas chilenas.[22]​ El mismo día en el que Chile declaró la guerra al Perú, se convocó una sesión extraordinaria en la Facultad de Medicina, la misma que estuvo dirigida por el entonces sub decano Manuel Odriozola Romero. En ella, se nombró una comisión encargada de realizar un proyecto de organización para la formación de ambulancias civiles, la cual estuvo conformada por los médicos Julián Sandoval, Mariano Arosemeda Quesada y José Casimiro Ulloa. Así, además de poner a disposición del Estado los servicios tanto de estudiantes como docentes, se acordó que estos últimos cederían de manera íntegra sus sueldos mensuales en favor de los gastos propios de la guerra. Dicho ofrecimiento fue emulado también por un grupo de médicos liderados por José Mariano Macedo y por la Sociedad de Medicina de Lima; esta última, acordó además —siguiendo la propuesta de Casimiro Ulloa— el establecimiento de una comisión para analizar los campamentos militares y lo concerniente a la cirugía.[23]​ Dos días después, el 7 de abril de 1879, se creó la Junta Departamental de Donativos, la cual se encargó de acopiar dádivas tales como el material quirúrgico donado por la Facultad de Medicina.[3]​ Posteriormente, una vez aprobado en abril de 1879 el informe presentado por la Facultad de Medicina, se creó la Junta Central de Ambulancias Civiles de la Cruz Roja, presidida por José Antonio Roca y Boloña e integrada por Manuel Odriozola Romero, José Casimiro Ulloa y Martín Dulanto.[23]​ La Junta Central logró equipar y organizar cuatro ambulancias u hospitales de campaña que fueron enviados al sur, además de la conformación de la Columna Independencia de la Facultad de Medicina, la cual se formó a petición de dicha facultad en 20 de octubre de 1879 y fue destinada a diversos frentes (su nombre se debió a la antigua denominación de Colegio de Independencia y al carácter autónomo de dicha columna en relación a la conformada por los carolinos).[3]​ De igual manera, la labor de asistencia en tierra estuvo a cargo de docentes y estudiantes sanfernandinos en el Hospital de Sangre de Santa Sofía, el de la Exposición, el Hospital de Sangre Villegas, entre otros.[1][24]​ En razón a la participación tanto de profesionales como de alumnos, el gobierno emitió una Resolución Legislativa en 8 de noviembre de 1879 según la cual se aprobaba que los alumnos tomasen sus exámenes universitarios a su retorno a la ciudad capital, de la misma manera que a ellos se sumaban los médicos para la obtención de sus respectivos títulos universitarios sin gravamen alguno.[3]

De esa manera, a la participación de sanmarquinos de las facultades de Letras y Jurisprudencia a través de la Legión Carolina —dirigida por Hildebrando Fuentes Núñez del Padro— se sumó la participación de docentes y estudiantes fernandinos. Algunos casos fueron los de estudiantes como Gregorio Montes, quien contaba con quinta matrícula en medicina y formó parte de las ambulancias organizadas por Casimiro Ulloa para la defensa de Lima; Leopoldo Meza, quien fue practicante en el Ejército del Centro; Manuel Sebastián Ugarte, quien fue practicante de medicina a bordo de la corbeta Unión, la fragata Independencia y el monitor Atahualpa;[22]Juan Byron Markholz, quien se incorporó a la guerra cursando el tercer año de medicina y se destacó posteriormente como bacteriólogo; Augusto Pérez Araníbar, quien siendo parte de las ambulancias civiles se dirigió a Arica;[23]José Nemesio Lengua, José Félix Marine Carrera y Manuel Trinidad Poma Flores, estudiantes de medicina que luego de partir al sur, fallecieron en la ciudad de Arequipa debido a la epidemia de tifus sucedida entre los años de 1880 y 1881[22]​ y alumnos de farmacia como Adan Acevedo, Cosme Depart Chávez, Luis Sandoval, entre otros.[23]​ Entre los médicos profesores encontramos a figuras como Enrique Basadre; Celso Bambarén, quien era además catedrático y presidente de la Sociedad de Medicina de Lima;[22]Santiago Távara Renovales, quien ejerció funciones de cirujano a bordo del Monitor Huáscar, entre otros.[23]

Derrotada la defensa limeña, las tropas chilenas iniciaron la Ocupación de Lima en enero de 1881. Así, el local de la Facultad de Medicina fue utilizado como cuartel por la milicia chilena, mientras que el denominado Batallón Aconcagua se acantonó en el Jardín Botánico y el Hospital dos de mayo fue utilizado para el servicio de su tropa. Por otro lado, la infraestructura de la facultad fue dañada y depredada en gran medida, de manera que en sesión de consejo de facultad el 2 de marzo de 1881 se informó la sustracción de muebles, libros y útiles tanto del Museo de Anatomía y la Bibliteca como del Laboratorio de Química.[3]

De manera posterior al clima de contienda bélica, se fundó la Sociedad Unión Fernandina el 13 de agosto de 1883 por iniciativa de los alumnos Francisco de Barco y Emilio García;[25]​ el director fue Leonidas Avendaño Ureta,[3]​ mientras que Juan Byron Markholz ocupó el cargo de segundo vicepresidente. Precisamente, Juan Byron Markholz brindó un discurso durante la instalación de la Sociedad Unión Fernandina en enero de 1884 mediante el cual citó los nombres de los estudiantes que participaron en las contiendas de la Guerra del Pacífico y perdieron la vida.[23]​ A su vez, se inició con su publicación oficial, La Crónica Médica,[26]​ aparecida el 31 de enero de 1884 y en la que Juan Byron figuró como fundador y miembro del comité redactor.[25]​ Su publicación estuvo destinada a la difusión de temas de educación e investigación relacionados al ejercicio médico y farmacéutico, así como al mejoramiento de la salud pública y la publicación de actas, documentos y estudios de interés para la comunidad.[4]​ Precisamente, tanto Juan Byron Markholz como Leonidas Avendaño Ureta, Manuel Antonio Muñiz y Andrés Muñoz tuvieron un primer acercamiento a la labor periodística gracias a Celso Bambarén, quien los incorporó a la revista La Gaceta Médica como traductores y colaboradores (esta última revista desapareció un año después de iniciada la guerra).[25]​ La Sociedad Unión Fernandina contó con un observatorio equipado, por labor del propio Byron, con un pluviómetro, higrómetro, anenóscopo, atmidómetro, sismógrafo, entre otros instrumentos de medición meteorológica.[25]

La vigencia de la Sociedad Médica Unión Fernandina hacia inicios del siglo XX fue complementada con la creación de la creación del Centro de Estudiantes de Medicina hacia el año 1912. Finalmente, en 2 de diciembre de 1919, ambas organizaciones se fusionaron como parte de los acuerdos tomados en una Asamblea General de Estudiantes, de manera que se adoptó la denominación de Centro de Estudiantes de Medicina (actualmente, la organización ligada al campo médico más antigua vigente a nivel nacional). Por otro lado, La Crónica Médica pasó a ser gestionada en su totalidad por estudiantes, siendo publicada por última vez hacia 1956.[4]

Cabe resaltar que así como la Sociedad Médica Unión Fernandina, surgieron numerosas asociaciones y publicaciones en el campo de la medicina hacia finales de la segunda mitad del siglo XIX, las mismas que fueron lideradas tanto por estudiantes como docentes quienes asumieron un rol activo en la transmisión del conocimiento. Precisamente, a raíz del primer cisma ocurrido tras el desconocimiento de la designación de Manuel Odriozola Romero —decretada durante el gobierno de Francisco García-Calderón Landa— como decano de la Facultad de Medicina, los estudiantes crearon la Academia Libre de Medicina en 29 de julio de 1885. Así, tras la renuncia de la mayor parte de los profesores de la facultad liderados por el doctor Leonardo Villar Naveda (situación que se regularizó en diciembre del mismo año), estudiantes y docentes erigieron dicha institución con el fin de estudiar los problemas de salud y salubridad a nivel nacional y mantener el nivel académico de las investigaciones; para dichos fines contaron con El Monitor Médico como publicación periódica oficial.[1]​ Ahora bien, fue precisamente la Academia Libre de Medicina la que convocó a un concurso sobre la verruga peruana en 1885 a realizarse en julio de 1886. A pesar de no recibir el concurso propuesta alguna sobre dicha temática,[3]​ fue durante dicho periodo en el que se realizaron grandes avances sobre dicha enfermedad por parte del estudiante de quinto año de la Facultad de Medicina, Daniel Alcides Carrión. Así, en 27 de agosto de 1885, Carrión fue inoculado con sangre de una paciente que padecía la referida enfermedad, ello en las instalaciones del Hospital Dos de Mayo (hoy Hospital Nacional Dos de Mayo). Desde la manifestación de los primeros síntomas —más de veinte días después de su inoculación— hasta su muerte en 5 de octubre de 1885, se mantuvo seguimiento a los avances de la enfermedad.[27]​ Finalmente, tras dicho experimento, se pudo corroborar que la llamada Fiebre de la Oroya era la misma que la conocida Verruga peruana, además de su efectiva capacidad de inoculación.[3]​ Cabe resaltar además, la figura de otra estudiante de la Facultad de Medicina, Laura Esther Rodríguez Dulanto, quien luego de ser la primera mujer en ingresar a la Universidad de San Marcos en mayo de 1892, cursó estudios en la Facultad de Medicina en 1894 donde alcanzó el título de bachiller con la tesis Empleo del Ictiol en las Inflamaciones Pelvianas y finalmente se recibió como médica cirujana en octubre de 1900, siendo la primera mujer en ser acreedora de dicho título en el Perú.[28]

En febrero de 1879, durante el gobierno del entonces presidente Nicolás de Piérola, se organizó y nombró una comisión con los objetivos de establecer las bases y convocar un concurso para la construcción del nuevo local de la Facultad de Medicina. Dicha comisión tuvo entre sus miembros a los médicos Armando Vélez, Ernesto Odriozola y Manuel Antonio Muñiz, de manera que el concurso se estableció y llevó a cabo entre febrero y abril del mismo año, resultando ganador el proyecto presentado por el ingeniero Santiago M. Basurco. Antes de culminar su mandato, el presidente Piérola colocó la primera piedra en una ceremonia en septiembre de 1899; así se iniciaron las labores de construcción. El espacio escogido fue un terreno ubicado en la Avenida Circunvalación (hoy Avenida Miguel Grau (Lima)), junto al Jardín Botánico de la Universidad de San Marcos. Precisamente, fueron utilizados como bases las primera plantas de los pabellones de química, anatomía e historia natural, las mismas que databan de la construcción del referido jardín. Fue recién durante el gobierno de Eduardo López de Romaña que se pudo inaugurar el nuevo local de la facultad; así, siendo decano Belisario Sosa, se celebró una ceremonia el 6 de septiembre de 1903.[18]

A lo largo de los años, la Facultad de Medicina ha experimentado numerosos cambios así como innovaciones. Sin embargo, cabe resaltar el segundo cisma sucedido tras la promulgación en abril de 1960 de la Ley 13417 en referencia al Estatuto Universitario. Este fue el precedente del sistema de co gobierno universitario, puesto que establecía la participación del tercio estudiantil en el Consejo de Facultad universitario. En respuesta, en abril del mismo año, los docentes de la Facultad de Medicina expresaron su rechazo categórico a dicha modificación, alegando ser dicha disposición contraria tanto a los requisitos de la educación médica como a la función del alumnado en la vida universitaria. Frente a la huelga indefinida declarada por los Centros de Estudiantes de Obstetricia y Medicina, la Junta de Catedráticos resolvió clausurar las labores académicas del año 1960 para ambas escuelas. Una vez derogada la modificación del Estatuto Universitario (artículo n°34), los docentes acordaron constituir la Unión Médica de Docentes Cayetano Heredia y formalizar su renuncia en el mes de julio, la cual fue presentada un mes después por más de cuatrocientos profesores y aceptada por el Consejo de Facultad. Un año después, dicha asociación creó la Universidad Peruana de Ciencias Médicas y Biológicas en marzo de 1962, siendo su primer rector Honorio Delgado y Alberto Hurtado Abadía el rector de la Facultad de Medicina; en 1965, la universidad pasó a denominarse Universidad Peruana Cayetano Heredia. Ante la renuncia irrevocable de los docentes, el Consejo Universitario de San Marcos creó en septiembre de 1961 la Junta Transitoria Administradora de la Facultad de Medicina, la cual fue presidida por Héctor Colichón Arbulú. Tras la formación de las Comisiones Reorganizadoras, la incorporación de una delegación estudiantil y la culminación de las acciones de la junta en enero de 1962, el Consejo Universitario estableció el Consejo Provisional de Medicina. Finalmente, durante el mes de junio se autorizó a la Facultad de Medicina para la conformación de un nuevo Consejo de Facultad, siendo elegido decano Alberto Guzmán Barrón.[1]

En la actualidad, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos cuenta con cinco escuelas profesionales. En efecto, tras la eliminación de los programas académicos y el retorno del sistema facultativo durante la década de 1980 (plasmado en el Estatuto Universitario de septiembre de 1984), se establecieron las Escuelas Académico Profesionales, denominadas desde junio de 2016 Escuelas Profesionales.[29]​ La Escuela de Obstetricia tiene su origen en la inclusión de dicha especialidad como cátedra hacia 1856. Posteriormente, fue integrada como escuela tras la inclusión de la plana docente de la Escuela de Obstetricia de la Maternidad de Lima a la Facultad de Medicina de San Marcos en 1895 para finalmente ser reconocida como profesión médica meadiante la Ley n° 23346 de diciembre de 1981.[30]​ La Escuela de Enfermería fue creada el 17 de septiembre de 1964 en el marco del convenio sostenido por la Universidad de San Marcos con el Ministerio de Salud y la Organización Mundial de la Salud; ello con el objetivo de incluir la formación en enfermería en la educación superior. De esa manera, bajo el amparo de la Ley n° 13417 se inició la formación en enfermería con la apertura de cursos complementarios con una duración de cinco semestres para enfermeras egresadas de escuelas no universitarias.[31]​ La Escuela de Tecnología Médica fue creada el 1 de diciembre de 1966, iniciando sus actividades académicas en abril del año siguiente con una duración de tres años, los mismos que fueron ampliados a cinco años —incluido el régimen de internado— en diciembre de 1980 mediante R.R. n° 62550. Finalmente, la carrera de Nutrición Humana fue creada en el año 1976 con una duración de cinco años; ello tras figurar inicialmente como especialidad de Dietética y Nutrición perteneciente al Programa Académico de Tecnología Médica.[32]

En la actualidad, la Facultad de Medicina de San Fernando está organizada en las siguientes instancias:[34]

A nivel de estudios de pregrado la facultad de Medicina cuenta con las siguientes cinco escuelas profesionales:

La facultad ofrece diversos programas de posgrado con una orientación multidisciplinaria:


La admisión para los estudios de pregrado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que otorgan bachillerato universitario y luego licenciatura, se realiza principalmente mediante un examen de admisión, siendo el ordinario el tipo de examen más requerido que se realiza dos veces al año: en marzo y en septiembre. Este es el examen de admisión a estudios de pregrado más riguroso del Perú, siendo estadísticamente el más selectivo a nivel nacional debido principalmente a la dificultad del mismo y al gran número de postulantes. Precisamente, como parte de la Facultad de Medicina San Fernando, la carrera de Medicina Humana es caracterizada por su alta selectividad dentro de dicha casa de estudios. Como ejemplo, de 6643 postulantes que tuvo la institución para su carrera de medicina en el 2014, solo un ingresaron 152 (un 2% del total), siendo así la carrera más selectiva del país.[65]​ De la misma manera, ha sido común a lo largo de las jornadas de admisión el que los ingresantes a la Escuela de Medicina ocupen los primeros puestos en el cómputo general. Así, bajo la modalidad de exámenes virtuales desde el año 2020 debido a debido a la pandemia por el COVID-19 y tras pasar más de 6 meses sin la aplicación de los mismos, el primer puesto fue ocupado tanto en el 2020[66]​ como en el 2021 por dos ingresantes a la escuela de medicina.[67]​ Cabe resaltar que en la actualidad la carrera profesional de Medicina es considerada la mejor pagada a nivel nacional, con una remuneración promedio de S/ 3,951.[68][69]​ Complementariamente, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos se ha posicionado como una de las casas de estudios más demandadas para el estudio de posgrados; a nivel nacional, además, medicina humana, odontología y sus especializaciones ocupan un tercer lugar entre los programas de maestrías más solicitados en años recientes.[70]

Cuenta con un Paraninfo el cual ejerce las funciones de un salón de actos destinado a ceremonias de interés así como eventos y conferencias varias.[71][72]​ En términos arquitectónicos, se conecta en un eje longitudinal con el patio externo y el hemiciclo al interior de sus instalaciones mediante un pórtico con columnas de orden gigante y tímpano.[73]

La Facultad de Medicina Humana cuenta con su propia biblioteca especializada, la misma que se encuentra interconectada a través del Sistema de Bibliotecas (siglas: SISBIB) con la Biblioteca Central Pedro Zulen de la Universidad de San Marcos. Esta unidad provee un apoyo esencial a la comunidad universitaria en el fomento del estudio, la docencia y la investigación debido al acervo bibliográfico histórico sobre la medicina peruana, además de la colección de revistas médicas impresas y electrónicas, sistemas de bases de datos e interconexión con los centros de formación más importantes a nivel mundial (ubicados en el tercer y cuarto piso del Pabellón de Aulas de la Facultad de Medicina). La Biblioteca se ubica —desde 1993— en el segundo piso del local central de la Facultad de Medicina. Su origen data desde la creación del Anfiteatro de Anatomía en el Hospital Real de San Andrés hacia 1792, de manera que se impulsó su formación con las donaciones realizadas por los profesores desde 1808. De igual forma, se incrementó el acervo bibliográfico tras la fundación de la Facultad de Medicina en 1856 (aunque muchos de los ejemplares fueron sustraídos tras la Ocupación de Lima). Los servicios que brinda, tanto a la comunidad universitaria como al público externo, son los siguientes:[74]

La Facultad de Medicina «San Fernando» cuenta actualmente con un total de treinta laboratorios tanto dentro de sus instalaciones como en hospitales e institutos de investigación anexos. Los ubicados en el Hospital Arzobispo Loayza son: el laboratorio de Actividad física y pruebas fisiológicas, el de Endocrinología y el de Hematología, Bioquímica y Nutrición, pertenecientes los tres al Instituto Nacional de Biología Andina; el de Citología y Microscopía Electrónica, pertenecientes ambos al Instituto de Patología, entre otros. Los pertenecientes al Instituto Centro de Investigaciones de Bioquímica y Nutrición «Alberto Guzmán Barrón» incluyen laboratorios de biología orgánica y molecular, genética molecular, entre otros. Por otro lado, el Instituto de Medicina Tropical posee laboratorios como los del Programa de Bartonelosis, Resistencia Bacteriana, Serología y Bioquímica Parasitaria, Sección Virología, Sección Micología, Servicio de Inmunología, etc.[76]

Adicionalmente, cuenta con dos laboratorios de cómputo y una sala de internet que operan de lunes a sábado en el horario de 8:30 a 20:00 horas:[77]

La Facultad de Medicina «San Fernando» se ubica, desde 1903, en la Av. Grau n°755, Lima. Consta de cinco Escuelas Profesionales: Medicina Humana, Enfermería, Tecnología Médica, Obstetricia y Nutrición; adicionalmente, alberga también a la Facultad de Farmacia y Bioquímica (Universidad Nacional Mayor de San Marcos), el Jardín Botánico y un Comedor Universitario,[78]​ el mismo que ofrece servicios de desayuno, almuerzo y cena y está ubicado en Jr. Cangallo 788, Cercado de Lima. Cabe resaltar que tanto la Escuela Profesional de Obstetricia como la de Nutrición se ubican en un local independiente y contiguo al de la Facultad de Medicina, en la Av. Miguel Grau N° 1190, Distrito de La Victoria. Precisamente, dicho local alberga además la Residencia Universitaria «Julio César Tello», inaugurada en 1967 y destinada a los estudiantes becados residentes; posee una capacidad para noventa y siete estudiantes y cuenta con un auditorio equipado, una sala de gimnasio, una sala de visitas, una cocina de uso común equipado, una sala de cómputo, una biblioteca y una lavandería.[79]

La Facultad de Medicina de San Marcos cuenta con los siguientes Institutos de Investigación:[80]

La facultad cuenta actualmente con los siguientes grupos de investigación:[91]

La Facultad de Medicina expone sus principales investigaciones científicas en la publicación trimestral de cuatro números (reunidos en un volumen publicado de manera anual) de la siguiente revista:

En los más de 400 años de desarrollo de los estudios de medicina humana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, han transitado varios personajes destacados: alumnos, catedráticos, e investigadores; a varios de ellos se les ha conferido el título de profesores honorarios. Del mismo modo, la universidad ha entregado el grado de Doctor honoris causa a algunos personajes destacados también aquí mencionados.

A continuación se brinda una relación de alumnos y catedráticos destacados en medicina humana y/o afines que tiene y/o ha tenido la Universidad de San Marcos:

Javier Arias Stella

Alberto Barton

Rafael Benavides

Carlos Bustamante Monteverde

Fernando Cabieses

Daniel Alcides Carrión

José Casimiro Ulloa

Honorio Delgado

Uriel García Cáceres

Max González Olaechea

Cayetano Heredia

Sebastián Lorente

Maxime Kuczynski

Ernst Middendorf

Pedro Ortiz Cabanillas

Antonio Raimondi

Laura Rodríguez Dulanto

Manuel Tamayo Möller

Julio César Tello

Hipólito Unanue

Hermilio Valdizán

A continuación se da la relación de personajes destacados en medicina humana a quienes la Universidad de San Marcos les confirió el grado de Doctor honoris causa:[94][95][96][97][98][99][100][101]

De acuerdo a la evaluación anual llevada a cabo por la Asociación de Facultades de Medicina (ASPEFAM), institución representativa de las facultades médicas a nivel nacional,[103]​ la Facultad de Medicina San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha obtenido en numerosas oportunidades el primer puesto. Cabe resaltar que dicho examen tiene como objetivo evaluar la suficiencia de conocimientos en ciencias básicas, ciencias clínicas y salud pública de los estudiantes de último año de la carrera que desde el 2006 requieren tomarla como requisito para postular al Sistema Nacional de Residentado Médico. Por otro lado, los resultados de dicho examen son de carácter público desde el año 2008. Así, la Facultad de Medicina «San Fernando» obtuvo el primer puesto en el año 2008 con un total de 68.8400 puntos;[8]​ en el 2009, igualmente, se posicionó en primer lugar con 68.7650 puntos[9]​ y más recientemente, obtuvo el mismo puesto en el 2015, 2016, 2018[10]​ y 2019.[11][12]



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