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Historia de Suecia



Suecia, así como el adyacente país Noruega, tiene una alta concentración de petroglifos (ristningar o hällristningar en sueco) a lo largo del país, con la más alta concentración en la provincia de Bohuslän. Sin embargo, las primeras imágenes se han encontrado en la provincia norteña de Jämtland, las cuales datan del 9000 a. C. y retratan animales salvajes tales como alces, renos, osos y focas. El período 2300-500 a. C. fue el período más intensivo del grabado, consistente en grabados de una naturaleza agrícola y que representan guerras, barcos, animales domesticados, etc. Asimismo se han hallado petroglifos con temas de índole sexual en Bohuslän, que datan de 800-500 a. C.

Para la temprana Edad del Hierro (c. 400 a.C-1 d. C.) los hallazgos son relativamente escasos. El material hallado del período muestra que Suecia había desarrollado una cultura propia, aunque naturalmente reflejando influencias externas. En 98, Tácito da la primera descripción de los suiones como poderosos en hombres, armas y flotas. Algunos hechos históricos son oscuramente reflejados en el poema épico anglosajón Beowulf y en las sagas, tales como Heimskringla de Snorri Sturluson. Jordanes describe más tarde las pieles y caballos de Suecia (siendo comparables con los de Turingia), indicando su calidad y que eran comerciadas tan lejos como en el Imperio bizantino.

La Era Vikinga es el nombre del período entre 793 y 1066 en Escandinavia. Esto refleja la última mitad de la temprana Edad del Hierro. Durante este período, los suecos eran marinos mercantes bien conocidos por su comercio de larga distancia. En el siglo IX, los varegos asaltaron y asolaron el continente europeo hasta llegar a los mares Negro y Caspio.

Durante el siglo XI, se inició la cristianización de los suecos y en regiones como Götland y Svealand surgieron los primeros reinos.

Durante el siglo XII, Suecia se convirtió en un reino cristiano unificado que también incluiría a Finlandia, que fue disputado con la República de Novgorod en las Guerras Sueco-novgorodenses.

La reina Margarita I de Dinamarca unió a los países nórdicos en la Unión de Kalmar en 1397. La tensión continua dentro de los países y de la unión condujo gradualmente a un conflicto abierto entre los suecos y los daneses en el siglo XV. La desintegración final de la unión en los primeros años del siglo XVI causó una larga rivalidad entre Dinamarca, por un lado, y Suecia, por el otro.

En el siglo XVI, Gustavo Vasa luchó por una Suecia independiente, aplastando un intento de restaurar la Unión de Kalmar y sellando la fundación de la Suecia actual. Al mismo tiempo, se separó de la Iglesia católica y estableció la Reforma.

Durante el siglo XVII, tras ganar guerras contra Dinamarca-Noruega, Rusia y Polonia, Suecia, con escasamente más de 1 millón de habitantes, surgió como una gran potencia. Sus contribuciones durante la Guerra de los Treinta Años bajo Gustavo II Adolfo determinó el balance del poder en Europa en lo político y en lo religioso.

Por los tratados de Brömsebro, 1645, y Roskilde, 1658, Suecia adquirió importantes provincias de Dinamarca y Noruega. Después de la paz de Westfalia en 1648, Suecia dominó Ingria, (donde se fundaría más tarde San Petersburgo tras ser los suecos derrotados y expulsados por Pedro el Grande de Rusia), Estonia, Livonia e importantes pueblos costeros y otras áreas del norte de Alemania.

Rusia, Sajonia- Polonia y Dinamarca-Noruega juntaron su poder en 1700 y atacaron al imperio sueco. Aunque el joven rey sueco Carlos XII logró victorias espectaculares en los primeros años de la Gran Guerra del Norte, su plan de atacar Moscú y forzar a Rusia a la paz fue demasiado ambicioso; murió de un disparo de francotirador durante el asedio de la fortaleza Frederiksten en Noruega, en 1718. En los posteriores tratados de paz, las potencias aliadas, junto con Prusia e Inglaterra-Hanover, dieron fin al reino de Suecia como una gran potencia y se inició un período de monarquía limitada bajo un gobierno parlamentario.

Después de medio siglo de dominación parlamentaria, vino la reacción. La "Era de la Libertad" terminó tras un incruento golpe de estado (1772) perpetrado por el rey Gustavo III con el apoyo de Francia, que trajo de vuelta a la monarquía absoluta con la llamada "Era Gustaviana", restaurando la autoridad política y moral de la institución monárquica, impulsando el florecimiento de la cultura nacional sueca (inexistente hasta entonces), creando academias e insuflando el sentimiento patriótico con el enfrentamiento con Dinamarca. Este estado perduraría hasta la intervención en las Guerras Napoleónicas, que obligaría a Suecia a ceder Finlandia a Rusia en 1809 con el Tratado de Fredrikshamn.

Al año siguiente, el heredero adoptado del rey sueco, el mariscal francés Bernadotte, fue elegido príncipe heredero Carlos por el Riksdag. En 1813, sus fuerzas se unieron a los aliados contra Napoleón. En el tratado de Kiel, el rey de Dinamarca-Noruega cedió Noruega al rey sueco. Noruega, no obstante, declaró su independencia, adoptó una constitución y eligió a un nuevo rey. Suecia invadió Noruega para reforzar las condiciones del tratado de Kiel. Tras una breve guerra, la paz de Moss estableció una unión personal entre los dos países. La unión duró hasta 1905, cuando fue disuelta pacíficamente a petición de Noruega.

La predominante economía agrícola de Suecia cambió gradualmente de agricultura de villa a la agricultura basada en granjas privadas durante la revolución industrial, pero este cambio fracasó al traer mejoras económicas y sociales conmensuradas con la tasa de crecimiento de la población. Cerca de un millón de suecos emigraron a los Estados Unidos entre 1850 y 1890. El siglo XIX fue marcado`por el surgimiento de una presión opositora liberal, la abolición de los monopolios de los gremios en el comercio y manufactura en favor de la libre empresa, la introducción de las reformas de tasación y votación, la instauración del servicio militar nacional y la subida en el electorado de los tres principales grupos políticos: Socialdemócrata, Liberal y Conservador.

Durante y después de la Primera Guerra Mundial, en la cual Suecia permaneció neutral, el país se benefició de la demanda mundial por acero sueco, cojinetes, pulpa de madera y fósforos. La prosperidad de postguerra proporcionó los cimientos de las políticas de bienestar social características de la Suecia moderna. La política exterior en los años 30 estuvo centrada en el expansionismo alemán y soviético, los cuales estimularon los esfuerzos abortivos en la cooperación de defensa nórdica. Suecia siguió una política de neutralidad armada durante la Segunda Guerra Mundial y actualmente sigue estando no alineada. Suecia se convirtió en miembro de la Unión Europea en 1995.



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