La historia universal, historia del mundo, historia mundial o historia de la humanidad es el conjunto de hechos y procesos que se han desarrollado en torno al ser humano, desde su aparición hasta la actualidad.
La historia escrita de la humanidad fue precedida por su prehistoria, comenzando hace unos 2,59 millones de años (en África) con el Paleolítico («piedra antigua»), seguida por el Neolítico («piedra nueva»). El Neolítico vio la revolución agrícola suceder desde 8000 a. C., en varios procesos completamente independientes y sin contactos entre sí: Asia Occidental, China, Nueva Guinea, Mesoamérica, Región Andina y Norteamérica.
La agricultura creó las condiciones necesarias para hacer posible el surgimiento de sociedades complejas, llamadas «civilizaciones», caracterizadas por la aparición de tres tipos novedosos de organización: la ciudad, el Estado y el mercado. Asimismo, el desarrollo de la tecnología permitió al ser humano ejercer un control de la naturaleza y desarrollar sistemas de transporte y redes de comunicación.
En algunos casos, la escritura, a su vez, se ha convertido en una necesidad fundamental desde la aparición de la agricultura. La escritura es un factor para diferenciar la historia de la prehistoria, porque esta hizo posible difundir y preservar el conocimiento adquirido.
La Historia universal está determinada por la historiografía, la arqueología, la antropología, la genética, la lingüística y otras disciplinas; y, por períodos desde la invención de la escritura, a partir de la historia registrada y de fuentes y estudios secundarios.
Esta historia está marcada tanto por una sucesión gradual de migraciones, intercambios culturales, descubrimientos e inventos, como por desarrollos muy acelerados ligados a cambios de paradigma y a periodos revolucionarios.
Este esquema de periodización histórica (que divide la historia en los períodos Antigüedad, Postclásico, Moderno temprano y Moderno tardío) se desarrolló para la historia del Viejo Mundo, y se aplica mejor a ella, en particular Europa y el Mediterráneo. Fuera de esta región, incluida la antigua China y la India antigua, las líneas de tiempo históricas se desarrollaron de manera diferente.
La genética y el estudio de los fósiles dicen que los modernos Homo sapiens aparecieron en África hace unos 300 000 años, en el período histórico denominado Paleolítico.
En el Paleolítico, también, se desarrolla el lenguaje y se generaliza el entierro de los muertos. Probablemente los entierros tuvieron como uno de sus objetivos ocultar la descomposición de los cuerpos, e indican una comprensión más avanzada del concepto de la muerte.
En un determinado momento, los humanos comenzaron a hacer uso del fuego tanto para calentar como para cocinar sus alimentos.
En esta fase, los seres humanos dependieron de la carroña, la caza y la cosecha; eran nómadas y no tenían la capacidad de producir su propio alimento. También se adornaban con diversos objetos y es en este periodo cuando aparecen las primeras manifestaciones artísticas.
Hace unos 50 000 años, los seres humanos comenzaron a establecerse por todo el planeta. Primero, en África, después llegaron a Asia Central, desde donde se dirigieron, por un lado, hacia Europa, y por el otro, hacia América cruzando el estrecho de Bering.
La rápida colonización humana de América del Norte y de Oceanía tuvo lugar durante la glaciación, en una época en que las actuales zonas templadas eran extremadamente inhóspitas. Al final de la última glaciación, hace aproximadamente unos 12 000 años, el hombre ya habita casi la totalidad de las zonas libres de hielo del mundo. Las últimas áreas colonizadas fueron las islas de la Polinesia, que fue ocupada a lo largo del primer milenio de nuestra era.
Las sociedades de cazadores-recolectores eran, en general, de pequeñas dimensiones y ya desarrollaban un tipo de estratificación social; también establecieron contactos con otras sociedades recorriendo, en algunos casos, grandes distancias, como es el caso de los aborígenes australianos.
Con el tiempo, la mayor parte de estas sociedades o se transformaron en estados agrícolas más poderosos o fueron exterminadas o absorbidas por otros grandes estados; algunos grupos continuaron sobreviviendo aislados del resto y, en la actualidad, todavía siguen existiendo en algunas regiones muy remotas.
El Oriente Medio fue una de las primeras regiones en desarrollar su agricultura, por lo tanto, se adelantaron al Mesolítico y comenzaron a hablar de Epipaleolítico. El mesolítico (en griego, μεσο- [meso-], «medio», y λίθος [líthos], «piedra»; que quiere decir Edad Media de Piedra) inicia al final del Paleolítico, hace aproximadamente unos 10 000 años, y finaliza con el desarrollo de la agricultura, aunque esta fecha inicial varía según las determinadas peculiaridades de cada región. En algunas zonas llegó a durar unos cuantos milenios, pero en ciertos lugares donde la agricultura ya existía, como por ejemplo en el Oriente Medio, el mesolítico tuvo una duración corta y quedó mal definido, en las regiones poco afectadas por la glaciación a veces se prefiere hablar de Epipaleolítico.
Donde persistió más tiempo fue en sociedades de Europa del Norte, ya que tenían abundancia de alimentos debido a que vivían en zonas pantanosas aparecidas como consecuencia del cambio climático. Estas condiciones favorecieron la existencia de diferentes ritmos en el desarrollo, como se puede observar analizando los vestigios de las culturas Aziliense y Maglemosiense.
La persistencia del Mesolítico retrasó la llegada del Neolítico, que se produce alrededor del 7000 a. C.
Sin embargo, se han hallado pocos vestigios de este período y estos se limitan generalmente a residuos alimenticios, pero cabe destacar que en las regiones boscosas aparecen los primeros signos de deforestación. Esta práctica no se generalizó sino hasta el Neolítico, que es cuando la agricultura comenzó a requerir de la utilización de grandes espacios de cultivo.
En muchas zonas, el Mesolítico se caracterizó por la existencia de herramientas de sílex, para objetos destinados a la pesca, hachas de piedra y artefactos de madera, como por ejemplo canoas y arcos que se han encontrado en algunos lugares. Estos objetos producto del progreso tecnológico se desarrollaron primero en África, asociados con la cultura aziliense, antes de extenderse hacia Europa a través de dos zonas: la península ibérica y el Levante mediterráneo.
El Neolítico —que quiere decir, la «nueva edad de piedra»— es donde se produce el primer periodo de desarrollo tecnológico y social.
Esta etapa se inició hace unos 9 000 años (en el 7000 a. C.) y se caracterizó por la creación de los primeros poblados y por la aparición de la agricultura, la ganadería y la metalurgia. La incorporación de este cambio de vida conllevó cambios en la alimentación y, de esta manera, se aprendió a elaborar pan y bebidas alcohólicas.
El uso de los metales suplantaron al sílex y otros materiales pétreos que hasta ese momento eran la materia básica para la elaboración de herramientas agrícolas, armas y materiales de construcción; esto hizo posible tener objetos más duraderos y eficientes. Todos estos metales ya eran conocidos por el hombre preneolítico, pero este no dominaba las técnicas para su elaboración y manipulación, técnicas que requerían de temperaturas muy altas.
Los utensilios, armas y adornos de cobre o bronce eran el material básico en el 3000 a. C.
Después del cobre, se descubrieron nuevas aleaciones del cobre con el estaño o el plomo, que juntos dieron lugar a un nuevo producto, el bronce; este nuevo material es menos maleable, pero más duro.
Posteriormente, en el Mediterráneo oriental, en el Oriente Próximo y en China se implantó, de manera generalizada, el uso del hierro. Un gran salto tecnológico se dio con el uso de la forja, estos hornos de alta temperatura hicieron posible la manipulación del hierro para producir herramientas aún más resistentes.
La historia universal suele ser dividida en períodos históricos. Los historiadores marxistas distinguen cuatro grandes períodos: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo y capitalismo. El alemán Cristóbal Cellarius en 1685, dividió la historia en tres edades: antigua, media y moderna. Sin embargo, dicha periodización es sólo válida para la historia europea.
Max Weber define Estado como «una organización humana que controla de manera exclusiva y legal el uso de la fuerza sobre una zona geográfica específica».
A mediados del X milenio a. C. se produjo un cambio crucial que es el desarrollo de la agricultura, cambio calificado como "revolución" por el historiador australiano Gordon Childe; tuvo lugar en la zona del Creciente Fértil y, hacia el 7000 a. C., se extendió a otros lugares, como al valle del Indo, a Egipto (6000 a. C.) y a China (5000 a. C.). Por otro lado, en Mesoamérica también se encontraron restos arqueológicos que confirman que la agricultura ya se practicaba en este lugar en el 2700 a. C. A partir del 5500 a. C. se generalizó el desarrollo del regadío organizado y de la utilización, por parte de los sumerios, de mano de obra especializada.
La investigación tradicional ha tendido a concentrarse en la región del llamado Creciente Fértil pero los estudios arqueológicos realizados en el continente americano, así como en el este y sudeste de Asia, muestran que ciertos sistemas agrícolas que utilizaban diferentes tipos de cultivos y que funcionaban con el apoyo de determinados animales, podrían haberse desarrollado de manera paralela prácticamente en la misma época.
Los primeros estados aparecieron en el IV milenio a. C. en Mesopotamia y en Egipto a orillas del río Nilo.
Aun así, siguieron existiendo pueblos nómadas, como los aborígenes de Australia o los boiximanos del sur de África, que no utilizaron la agricultura y, si lo hicieron, fue en una época más reciente.
En el III milenio a. C. surge la cultura del valle del Indo, y la civilización Caral en Perú. La época de los Tres augustos y cinco emperadores a las orillas del río Amarillo. En China a partir del 2500 a. C. aparece la primera dinastía testificada por la arqueología que es la dinastía Xia.
En el II milenio a. C. emergieron civilizaciones en Creta, Grecia Oriental y Turquía.
Desde el siglo I a. C. se desarrolló una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china. Sus diversas rutas comenzaban en la ciudad de Chang'an (actualmente Xi'an), en China, pasando entre otras por Karakórum (Mongolia), el paso de Khunjerab (China/Pakistán), Susa (Persia), el valle de Fergana (Tayikistán), Taxila (Pakistán), Antioquía (Siria), Alejandría (Egipto), Kazán (Rusia) y Constantinopla, a las puertas de Europa, llegando hasta los reinos hispánicos en el siglo XV, en los confines de Europa y a Somalia y Etiopía en África oriental.
Los casitas de Babilonia o los manchúes de China, consiguieron conquistar a estados muy desarrollados y, posteriormente, se integraron dentro de sus estructuras. Los europeos consiguieron enclaves imperiales en Indonesia y las Molucas, merced a la ausencia de poderes políticos o militares fuertes en la región.
En el siglo XV navegantes chinos como Zheng He y portugueses como Enrique el Navegante, impulsados por la difusión de la brújula, la cartografía y la construcción de grandes naves, establecieron rutas comerciales que conectaron Europa, África y Asia. En 1492 el navegante genovés Cristóbal Colón llegó al continente americano, en 1498 el portugués Vasco de Gama conectó Europa con la India y en 1522 Juan Sebastián Elcano circunnavegaría por primera vez el globo (1519-1522).
A fines del siglo XVI se conformó una gran red de comercio marítimo a través del océano Pacífico con centros portuarios en Lima, Panamá, Manila, Guangzhou y Xiamen. Simultáneamente españoles y portugueses abrieron rutas navieras para comerciar esclavos secuestrados en África y vendidos en América. En el siglo XVI, los avances de la ciencia como el de Andreas Vesalio en medicina y Nicolás Copérnico y Galileo Galilei en astronomía cambiaron la visión del mundo (para los europeos, al menos). Sentaron así las bases para una serie de descubrimientos: la ley de gravitación universal de Isaac Newton, el principio de que toda vida procede de otra vida de Lazzaro Spallanzani, el descubrimiento de los microorganismos por Anton van Leeuwenhoek, la vacunación de Edward Jenner, etcétera. Por otra parte, se produjo el progreso de la medicina con investigadores como Louis Pasteur.
A inicios del siglo XVII navegantes europeos llegaron a Australia. Solo la Polinesia quedó fuera y, aun así, las civilizaciones del océano Pacífico fueron sumadas en el siglo XVIII (isla de Pascua en 1722, Hawái por el capitán Cook). Al mismo tiempo, fueron confirmadas por primera vez las hipótesis sobre el mítico continente austral, al recibirse reportes de la existencia de la Antártida.
Por esta época se produjeron las revoluciones liberales. Los esfuerzos de inventores como Thomas Newcomen y James Watt llevaron a la invención, a finales del siglo XVIII, de la máquina de vapor. La industrialización puso en manos de las potencias coloniales europeas nuevas armas para la guerra, como por ejemplo el rifle de retrocarga, el acorazado o la ametralladora, lo que les dio la supremacía sobre los ejércitos. En Europa durante el siglo XVIII, el desarrollo del conocimiento y la tecnología, alcanzó una masa crítica que hizo posible la Revolución Industrial.
Comenzó la contaminación de los ecosistemas, la extinción de las especies y la consiguiente disminución de la biodiversidad. Las emisiones de dióxido de carbono desde mediados del siglo XIX, como producto de la quema masiva de combustibles fósiles (carbón, petróleo), ha generado el calentamiento global.
Hacia 1835, los seres humanos alcanzaron por primera vez los mil millones de habitantes en su historia. En el paso de los siglos XIX a XX, el surgimiento de leyes laborales protegió a los trabajadores y permitió el surgimiento de una clase media y de una sociedad de consumo a gran escala. Esto no fue sin duras luchas, en las cuales las organizaciones de trabajadores (sindicatos) fueron muchas veces prohibidas y perseguidas.
Poco a poco, todas las regiones y poblaciones del globo cayeron bajo el poder de uno u otro estado hasta que, mediante el Tratado de Berlín de 1878, el Reino Unido, el Imperio austrohúngaro, Francia, el Imperio alemán, el Reino de Italia, Rusia y el Imperio otomano se atribuyeron los últimos territorios desocupados, a excepción de la Antártida.
En el siglo XX, en el año 1914, un incidente menor (el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria) desató la Primera Guerra Mundial hasta 1918. Sin embargo, la paz no fue satisfactoria. Después de la Primera Guerra Mundial se produjo la Gran Depresión y la Guerra Civil Española (1936-1939) y la revolución rusa de 1917. En el año 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial, en la cual se enfrentaron las potencias Aliadas (Gran Bretaña, Unión Soviética, Estados Unidos, Francia Libre, Polonia, China y muchos más) contra el Eje (Alemania nazi, Italia, Japón).
A partir del final de la Segunda Guerra Mundial en 1946, emergió un orden bipolar encabezado por Estados Unidos y la Unión Soviética. Ambos buscaban el dominio mundial, pero el temor al arsenal nuclear enemigo los llevó a evitar la confrontación abierta. Por eso, a este período se le llama la guerra fría. Muchos países de Europa del Este, se unieron a la Unión Soviética y formaron el pacto de Varsovia. La intensidad de las hostilidades entre Estados Unidos y la Unión Soviética fue escalando hasta llegar a la crisis de los misiles de 1962. A consecuencia de esto, ambas potencias se abocaron a relaciones más cordiales, surgiendo así la Détente. En la década de 1980, Estados Unidos se embarcó en una nueva carrera armamentista. En respuesta, la Unión Soviética buscó reformarse y abrirse en un proceso llamado Perestroika, el cual se salió de control y llevó al desmantelamiento final de la Unión Soviética y del bloque comunista (1989-1991).
Se intentó crear un nuevo orden mundial tendiente a evitar repetir los horrores de las guerras mundiales y para eso se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, que en 1948 formuló la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero la ONU fue relativamente insolvente para contener a Estados Unidos y a la Unión Soviética. Estos, por su parte, apoyaron activamente la descolonización, desmantelando los imperios coloniales de Francia, Inglaterra y otros países europeos, como una manera de intervenir directamente en las nuevas repúblicas. Así, al eje "Este-Oeste" (URSS-EE. UU.) se sumó un eje "Norte Sur" (países ricos y países pobres). A los países más pobres y atrasados se los llamó el tercer mundo, por no tener mayor cabida en ninguno de los otros dos mundos, el del capitalismo estadounidense o el del socialismo soviético.
El desarrollo de la cohetería en la primera mitad del siglo XX, permitió por primera vez al ser humano enviar más allá de la atmósfera, naves y satélites robóticos primero y sondas tripuladas después. La exploración del espacio se desenvolvió en el marco de la llamada carrera espacial entre la Unión Soviética y los Estados Unidos; después del derrumbe de la primera, la exploración se ha vuelto una empresa de colaboración internacional. Así, la Estación Espacial MIR fue reemplazada por la Estación Espacial Internacional. En 1969, el Apolo XI llega primer vuelo tripulado a la Luna. En 1977 empieza la misión Voyager, destinada a explorar el exterior del sistema solar. En 1983 la sonda Pioneer 10, llega hasta la heliopausa, el confín más remoto del sistema solar, y abandona definitivamente este. En 1990, entra en órbita el Telescopio Espacial Hubble, el primer telescopio ubicado más allá de la atmósfera.
En la primera mitad del siglo XX se masificó el uso del radio y en la segunda mitad del mismo siglo se masifica el uso de la televisión. Los progresos en materia electrónica llevan al desarrollo de la computadora. En 1943 entra en operaciones el ENIAC, la primera computadora. A inicios del siglo XXI se masificó el uso de Internet, que posibilita el intercambio de información a largas distancias y en breve tiempo.
En este período, los tratados cobran mayor vigor. Así en 1990 se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en 1991 se funda el Mercosur, en 1993 nace la Unión Europea, en 1995 se establece la Organización Mundial del Comercio en 1996 se conforma la Comunidad Andina, en 2001 nace la Unión Africana, en 2014 surge Unión Euroasiática.
Por otra parte, Samue Ricardo Ch.L.l P. Huntington, en su libro Choque de civilizaciones, planteó la tesis de que el mundo no se está globalizando por completo, sino que se están formando grandes civilizaciones y muy distintas entre sí. Las civilizaciones descritas se pueden agrupar como sigue:
A partir del III milenio a. C. surgieron grandes civilizaciones, creadoras de imperios territorial y organicamente más vastos cada vez. Los principales núcleos de civilización fueron los siguientes:
Sucesivos asentamientos en Mesopotamia, palabra que en griego significa «entre ríos» (μέσος, «entre» y ποταμός, «río»).
En el primer cuarto del primer milenio a.C., nómadas ganaderos que hablaban algún tipo de lengua indoirania, se infiltraron en los Zagros, asentándose entre la población nativa. Los guerreros tribales son mencionados por primera vez por los asirios como enemigos de Salmanasar III (858-824 a. C.). Los habitantes de Media estaban divididos en varias tribus pequeñas y, a pesar de que los reyes asirios fueron capaces de subyugar a algunas de ellas, nunca pudieron conquistar Media totalmente. De hecho, es probable que fueran los asirios los responsables de la unificación de las tribus medas. Astiages (f. 550 a. C.) fue el último rey de Media, hijo de Ciáxares, destronado en el 550 a. C. por el persa Ciro II el Grande.
Después de la alianza de Dinamarca con Napoleón, Noruega fue cedida al rey de Suecia en 1814.
A comienzos del siglo XIX, África era un continente casi inexplorado, gobernada por reyes tribales como Shaka Zulú. Pero en el transcurso del siglo, varios misioneros y exploradores la cartografiaron casi por completo.
En 1900 solo eran independientes Liberia, Abisinia, Libia y los últimos reductos de los bóeres estaban en proceso de anexión por Inglaterra (ver guerras de los Bóeres).
De manera completamente independiente al desarrollo histórico en Afro-Eurasia, surgieron y se desarrollaron en América una serie de civilizaciones, agrupadas en grandes troncos: las civilizaciones mesoamericanas, las civilizaciones andinas sudamericanas, las civilizaciones en América del Norte (como la cultura Anasazi, la confederación iroquesa o la cultura inuit), las islas caribeñas (caribes), las civilizaciones en las llanuras del este sudamericano (como los asentamientos de terra preta en la Amazonia y los tupí-guaraní en el sur del continente.
En 1547, en Los anales sur-americanos, Francisco Pizarro ―el conquistador del Perú― declaró: «Escuché que los altos señores de este imperio [Perú] se reúnen cada cuatro años en el País de las Bolas, donde al parecer reciben consejos de grandes sabios».
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