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Inés de Castro



¿Dónde nació Inés de Castro?

Inés de Castro nació en Galicia.


Inés de Castro (Galicia, c. 1320/1325-Coímbra, 7 de enero de 1355). Noble gallega, perteneciente a la poderosa Casa de Castro, emparentada con los primeros reyes de Castilla, hija de Pedro Fernández de Castro «el de la Guerra», primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos y de Aldonza Lorenzo de Valladares. Fue media hermana de Fernán Ruiz de Castro «Toda la lealtad de España», III conde de Lemos y de Juana de Castro «la Desamada» y hermana de Alvar Pérez de Castro «el Viejo».

Inés llegó a Coímbra como doncella de Constanza Manuel de Villena, quien era esposa por poderes del infante Pedro de Portugal, y finalmente se le permitía celebrar su matrimonio. Al fallecer Constanza durante el parto de Fernando I de Portugal, Inés inició una relación con el infante Pedro de Portugal, lo cual provocó el rechazo del rey Alfonso IV de Portugal y especialmente de la nobleza portuguesa (en total tendrían cuatro hijos considerados ilegítimos).

En 1354 Alfonso IV se trasladó con su corte a Montemor-o-Velho e inició una conspiración junto a sus consejeros para desvincular a Inés de Castro de la corona, ante un inminente casamiento con Pedro y la posible anexión de Portugal al Reino de Castilla.

Inés fue asesinada con el consentimiento de Alfonso IV, en el Palacio das Lágrimas en enero de 1355. De manera póstuma fue proclamada reina consorte de Portugal en 1357 (manifestando Pedro I de Portugal un supuesto casamiento encubierto).

En la vida de Inés de Castro hay dos partes muy distintas: la leyenda, que ha transmitido su nombre a todos los pueblos, y la historia real, que todas las investigaciones de la escuela moderna no han podido aún dilucidar por completo.

Se ignora la época precisa del nacimiento de Inés, y no se sabe tampoco donde tuvo este lugar. Su padre, Pedro Fernández de Castro, primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos, precursor de la saga del condado de Lemos y nieto del rey Sancho IV de Castilla, pertenecía a una de las familias más antiguas e ilustres de Galicia; su madre, Aldonza Lorenzo de Valladares, era descendiente del rey Alfonso VI de León. Inés era hija natural. Nada se sabe sobre sus primeros años; se supone que debió ser educada en Galicia, en el palacio de don Juan Manuel, duque de Peñafiel y marqués de Villena, pues parece probado que vivió con Constanza Manuel, hija del duque y prima suya, la cual, después de haberse negado varias veces a contraer matrimonio, decidió casarse con Pedro, infante de Portugal y posteriormente rey.

Las dos jóvenes abandonaron la corte de Peñafiel en 1340, e Inés residió en Lisboa o Coímbra en calidad de dama parente, y añade la tradición que, en el instante de su llegada a la corte de Alfonso IV de Portugal, excitó una viva pasión en el corazón del infante heredero Pedro.

Inés de Castro, amada apasionadamente por el heredero del trono portugués, y viviendo la esposa legítima de este, era de muy noble estirpe para tomar ostensiblemente el título de amante real del infante; pero lo cierto es que los amores de Inés y de Pedro excitaron la pasión de los celos en Constanza, la cual murió a consecuencia del parto del futuro heredero, Fernando, el 13 de noviembre de 1345. A partir de esta época los lazos que se habían formado entre Inés y el infante tomaron un carácter muy distinto del que habían tenido durante la vida de Constanza.

Nueve años después de la muerte de la esposa legítima de Pedro I, se casó este con la que había sido durante tanto tiempo su amante, santificando su unión ante el obispo de Guarda y de algunos servidores; pero si la unión fue bendecida, ningún documento pudo presentarse que lo probara; nada especificó los derechos que adquirían la nueva esposa y sus hijos, y ninguno de los testigos del matrimonio, ni el mismo príncipe, cuando llegó a ocupar el trono, pudieron asignar una fecha precisa a aquel matrimonio clandestino que debía dar una reina a Portugal.

Varios hijos tuvo Inés del infante Pedro:

Todos los hijos de Inés de Castro, recibieron sepultura fuera de Portugal.[5][6]

Inés es asesinada en el marco de un conflicto dinástico entre Portugal y la Corona de Castilla, que culminaría pocos años después en el interregno de 1383-1385. En 1355/1354 el rey Alfonso IV el Bravo, trasladó su corte a Montemor-o-Velho e inició un complot con varios de sus consejeros para disminuir las pretensiones de la Casa de Castro en Portugal.

Fue ejecutada en la Quinta das Lágrimas en enero de 1355. Los principales implicados, los consejeros Pedro Coelho, Diego López Pacheco y Alonso Gonçalves (señalados como los más incisivos en presionar al rey para que la asesinasen) fueron protegidos por el rey Alfonso IV hasta su muerte en 1357, provocando el repudio del infante Pedro hacia su padre.

Terrible fue la venganza de Pedro cuando fue coronado rey. La leyenda admitida por la tradición, pero no probada por la historia, cuenta que el rey Pedro tomó el cadáver de Inés —en estado de descomposición avanzada— y lo colocó en el trono obligando a su corte y a todos los allí presentes a que le rindieran los honores debidos de reina.

El cronista Fernão Lopes nada dice sobre esta exhumación y esta fantástica ceremonia. Algunos historiadores suponen que el origen de esta leyenda puede ser la costumbre que en Portugal había de besar la mano del cadáver de los reyes difuntos, o también de que en los siglos XIV y XV las efigies de los reyes, modeladas en cera, se colocaban sobre el túmulo funerario, y tal vez esta efigie de Inés fuera colocada por Pedro en el trono, obligando que a su imagen, y no a su cadáver, se rindieran los homenajes.

Los tres instigadores de la muerte de Inés, temiendo la venganza de su hijo Pedro, habían huido al Reino de Castilla tras la muerte de Alfonso IV.

En 1360 el rey de Portugal y el de Castilla alcanzaron un acuerdo para entregarse mutuamente a nobles huidos de sus respectivos reinos. De los tres instigadores de la muerte de Inés, Pedro Coelho (que había sido tutor del infante Pedro) y Álvaro Gonçalves expiaron de un modo terrible su crimen; al primero le fue arrancado el corazón por el pecho, y al segundo por la espalda. Pacheco fue el único que consiguió escapar a Aviñón y más tarde Pedro I le perdonaría la vida.

Suntuosos fueron los funerales que se hicieron a Inés; su cuerpo fue depositado en Alcobaça en una tumba de mármol blanco, con una efigie coronada que Pedro había hecho preparar de antemano, y cerca de la cual hizo erigir su propia sepultura. Dispuso que los catafalcos se tocaran los pies: quería que el día de la resurrección, al levantarse, su primera imagen a contemplar fuera la de Inés.

La descendencia de Inés no ascendió directamente al trono, pero contrajo alianzas con todas las familias reinantes en Europa, en especial su hija Beatriz. Ciertamente de esta se desprendió una gran descendencia materno-lineal, con unos soberanos que posteriormente serían famosos: en primera generación sus hijos, en segunda, la hija de Beatriz, Leonor de Alburquerque, reina de Aragón; en tercera generación, Alfonso V de Aragón, María de Aragón (reina de Castilla), Juan II de Aragón, Enrique de Aragón, Leonor de Aragón (reina de Portugal) y Pedro de Aragón, conde de Alburquerque; en cuarta generación, Enrique IV de Castilla, Alfonso V de Portugal, Fernando de Avís, duque de Viseu, Leonor de Portugal y Aragón (emperatriz germánica) y Juana de Portugal (reina de Castilla); en quinta generación, Maximiliano I de Habsburgo, Cunegunda de Habsburgo (duquesa de Baviera) y Juana la Beltraneja; en sexta generación, Manuel I de Portugal, Felipe I de Castilla, Guillermo IV y Luis X, duques de Baviera.

Inés de Castro, y su desgraciada historia, ha sido motivo de inspiración para numerosos artistas.




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