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Juan del Encina



¿Qué día cumple años Juan del Encina?

Juan del Encina cumple los años el 12 de julio.


¿Qué día nació Juan del Encina?

Juan del Encina nació el día 12 de julio de 1468.


¿Cuántos años tiene Juan del Encina?

La edad actual es 555 años. Juan del Encina cumplirá 556 años el 12 de julio de este año.


¿De qué signo es Juan del Encina?

Juan del Encina es del signo de Cancer.


Juan de Fermoselle, más conocido como Juan del Encina —en la grafía actual de su nombre— o Juan del Enzina —en grafía de la época— (12 de julio de 1468 - León, 1529), fue un poeta, músico y autor teatral del renacimiento español en la época de los Reyes Católicos. Se le considera, junto al guipuzcoano Juan de Anchieta, como uno de los mayores exponentes de la polifonía religiosa y profana en España de finales del siglo XV y principios del XVI. Alcanzó gran altura lírica en sus glosas y villancicos a los que se le atribuye su invención.

Como dramaturgo está considerado iniciador y patriarca del teatro español.[1][2]​ Su arranque se puede fechar en la Navidad de 1492, cuando representó ante los duques de Alba dos églogas teatrales en que unos pastores anuncian el nacimiento de Cristo.

Su lugar de nacimiento es desconocido. Algunos autores lo sitúan en Fermoselle (actualmente en la provincia de Zamora), algunos en la ciudad de Salamanca -en la calle de las Mazas, donde vivía su padre, zapatero de profesión- y otros en alguno de los municipios de la provincia de Salamanca que llevan la palabra encina en el nombre como Encina de San Silvestre o La Encina.

Se graduó en Leyes en la Universidad de Salamanca, donde tuvo como maestros a Antonio de Nebrija y quizás a su hermano Diego de Fermoselle, que fue catedrático de música. Se formó musicalmente en la capilla de música de la Catedral de Salamanca, que dirigió Fernando de Torrijos entre 1485 y 1498, donde entró como mozo de coro en 1484 y ascendió a capellán en 1490. A la muerte de Torrijos, Encina aspiró a su puesto de maestro de capilla, pero el cargo finalmente acabó recayendo en su amigo, Lucas Fernández, también autor dramático, lo que llevó a Encina a abandonar España y viajar a Italia.

En 1492, entró al servicio del segundo duque de Alba, Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, en cuya corte se encargaría de organizar festejos y escribir comedias y música. En la noche de Navidad de 1492, se representaron por primera vez dos de sus églogas dramáticas, en el castillo de Alba de Tormes. Protegido de don Gutierre de Toledo, hermano del segundo duque, don Fadrique, vivió en la villa ducal. Tomó posesión por procuración del arcedianato de Málaga.[cita requerida]

A partir de 1498 vivió en Roma, donde gozó de la protección de varios papas, entre ellos Alejandro VI, Julio II y León X; este último lo apreció especialmente como cantante y lo tuvo como tal en su capilla. Estuvo viajando de Roma a España varias veces entre 1510 y 1519, hasta asentarse finalmente en León para desempeñar el priorato de la catedral que le concedió el papa en ese último año. El primer día de julio de 1519 partió como peregrino de Venecia hacia Jerusalén; en el Cenáculo, donde tuvo lugar la última cena de Jesucristo con sus apóstoles, Encina celebró su primera misa, en compañía de los franciscanos de la Custodia. El viaje está narrado en su Trivagia o Vía sagrada a Hierusalem (se menciona una edición de Roma, 1521) y lo resumió en un romance de 464 versos. Murió en León, desempeñando su priorato, en 1529. En 1534, sus restos se trasladaron a la catedral de Salamanca, donde permanece enterrado.[cita requerida]

En su etapa al servicio del duque de Alba, aunque ya componía versos desde los catorce años, escribió entonces varias piezas dramáticas en asturleonés (concretamente en dialecto sayagués) como en su Auto del repelón, también en verso.

Como humanista, tradujo las Églogas de Virgilio, que sirvieron de inspiración para algunas de sus más célebres églogas dramáticas, en especial las pastoriles, como la Égloga de Plácida y Vitoriano, que se considera su obra maestra; es considerado junto con Lucas Fernández y Gil Vicente uno de los patriarcas o fundadores del teatro español. Escribió una preceptiva o Arte de trovar, y como poeta destacan especialmente sus villancicos y composiciones en la línea de la lírica cancioneril y trovadoresca en arte menor, por encima de las marcadas por la influencia de la escuela alegórico-dantesca (Triunfo de la Fama, dedicado a los Reyes Católicos; Triunfo del Amor, dedicado a don García de Toledo, primogénito de Fadrique Álvarez de Toledo, muerto en el desastre de los Gelves). Se hizo célebre su «Triste España sin ventura», lamento a la muerte del príncipe don Juan, en quien tantas esperanzas habían puesto el pueblo y sus padres, los Reyes Católicos.[cita requerida]

Juan del Encina se considera el patriarca del teatro español renacentista. Publicó en su Cancionero, de 1496, ocho églogas dramáticas de carácter religioso o cortesano, protagonizadas por pastores, en principio rústicos (que se expresan en sayagués, un dialecto convencional y literario con rasgos del leonés), pero que con el tiempo darán lugar a otros más idealizados que entroncan con la literatura pastoril.[cita requerida]

En la Navidad de 1492, representó ante los duques de Alba dos églogas en que unos pastores anuncian el nacimiento de Cristo. Las églogas III y IV constituyen un díptico sobre la pasión y resurrección de Jesús. Sin embargo, el asunto típico de sus dramas es profano. La V y VI tratan de comilonas carnavalescas previas a la Cuaresma. El Auto del repelón prefigura los pasos de Lope de Rueda y trata de burlas que unos estudiantes gastan a atemorizados pastores. En las últimas églogas (VII y VIII) los pastores aparecen como rústicos o cortesanos en función de las peripecias de la intriga. La IX, titulada Las grandes lluvias, incorpora aspectos de su realidad histórica y quizá un significado social.[cita requerida]

En una segunda época, Encina compone tres obras mucho más desarrolladas: las églogas de Cristino y Febea, la de Fileno, Zambardo y Cardonio y la de Plácida y Vitoriano (1513), considerada su obra maestra, que consta de 2580 versos. En Cristino y Febea, se da el conflicto entre el amor cristiano (Cristino) y el pagano (Febea), vencido por esta última, bella ninfa que hace que Cristino escoja el amor profano. La égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio es una tragedia en la que Fileno, desesperado por su pasión amorosa hacia Zefira (que no aparece en escena), se suicida a pesar de los esfuerzos de Zambardo y Cardonio para evitarlo.[cita requerida]

La Égloga de Plácida y Vitoriano es la más compleja de las creaciones dramáticas de este autor, con una intriga más desarrollada, un espacio dramático muy dinámico que combina la naturaleza y la ciudad, la aldea y la corte. Además de los pastores, rústicos (Gil, Pascual) o cortesanos (Plácida, Vitoriano, Suplicio), se incorporan personajes mitológicos (Mercurio y Venus) que tienen un papel funcional en la obra que, yendo encaminada a la tragedia, se convierte en comedia al resucitar Mercurio a Plácida, tras haber sucumbido a sus desgracias amorosas. Interviene también el mundo del hampa, con personajes que provienen de la tradición celestinesca: Eritea (trasunto de Celestina) y Fulgencia (de sus pupilas Elicia o Aréusa).[3][4]​ Pero, representada ante numerosos cortesanos españoles e italianos, Federico Gonzaga, el embajador español y muchos obispos, no gustó demasiado, pues, según escribió Stazio Gadio al duque de Mantua, "per quanto dicono spagnoli non fu molto bella et pocho delettò al signor Federico".[cita requerida]

La Tribagia o Vía sacra de Hierusalem de Juan del Encina fue posiblemente publicada por las prensas de Roma en 1521, aunque no hay constancia de ninguna edición de la obra que Hernando Colón cita en su obra y que luego fue descrita por Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Nova. Encina adelanta su Tribagia con el ánimo de saberse de nuevo exitoso ante el público lector.

Modernamente, el texto de la Tribagia ha recibido poca atención. El juicio de Menéndez y Pelayo, que la tachó de «puro inventario, sin ningún color poético en versos que apenas lo parecen», hizo que no tuviera tanta importancia.

Esta obra se ha considerado una obra postiza y extemporánea, ya que Encina era conocido por ser un autor importante de una extensa obra poética, sus obras han sido representadas y su música recogida en los cancioneros. En este contexto, la Tribagia no logró la misma consideración que las otras obras.

La Tribagia es un largo poema de doscientas trece coplas de arte mayor (esto lo hizo para resaltar su obra ante Laberinto de Fortuna) en las que el poeta, al recapitular en la última estrofa, distingue trece coplas de preludio, en el cual se distingue una introducción personal y poética, y después el relato de peregrinación, las doscientas coplas restantes, en la cuales se aprecia una llamada a la cristiandad en contra oposición de los turcos.

Este modo de composición coincide con el propuesto por la teoría clásica según Quintiliano o Servio para la que el poema debía constar de propositio, invocatio y narratio.[cita requerida]

Además, de entre los relatos de peregrinación a Tierra Santa que se conservan, el de Encina es, que se sepa, en lo que respecta al ámbito castellano, uno de los primeros en utilizar el verso.

El título de la obra es un compuesto del griego (Tribos, carrera o vía, y agia, santa o sin falsía). Peregrinar significa, ante todo, tomar la vía santa de Jerusalén, de la Redención. Este fin trascendente y espiritual del viaje es el que reconoce inmediatamente el lector de la época. El viaje se convierte así en un viaje iniciático en el que el itinerario, la narración exterior del viaje y la visita de los santos lugares describen necesariamente al lector un trayecto interior de meditación a través de la contemplación. El viaje es descubrimiento.

La Tribagia se ha considerado una obra de datos personales del autor de actitudes religiosas, aunque es un relato de peregrinación a la Tierra Santa.

Su viaje comenzó en 1519 cuando emprende su viaje a Jerusalén con la finalidad de visitar los santos lugares. Por entonces se hallaba en Roma y tenía 50 años. Desde Roma se dirige a Venecia. El 30 de junio se embarca en la nao Coresa. Entre los peregrinos, se encuentra al Marqués de Tarifa (Fadrique Enríquez de Ribera y adelantado de Andalucía) que había salido con el mismo objetivo que Juan del Encina.

Encina aprovecha la travesía para trabar amistad. Juntos continúan este periplo, en el que invierten algo más de cuatro meses. El 5 de noviembre de 1519 regresan a Venecia. Del viaje conservamos, por un lado, la relación en prosa de Fadrique Enríquez, impresa por primera vez en 1521, en la imprenta de su palacio. Por otro, de la pluma de Juan del Encina, se conocen siete composiciones. Éstas se contienen, junto con la relación del viaje del Marqués, en el manuscrito de la Biblioteca Nacional de España, lo que permite a Vicente Beltrán afirmar que estamos ante un verdadero «ciclo poético». Encontramos los encabezamientos de los manuscritos de este viaje:

[1]Tribagia (fols.15or-18)Y); [2]Romançe y suma de todo el viaje de juan del Enzina (fols186r-19ov); [3]Villançico de juan del Enzina (fols.19ov-191r); [4]Villançico a la Tierra Sancta de juan del Enzina (fol 19Ir); [5]Villançico contra haziendo a los mócaros que sienpre van ynportunando a los peregrinos con demandas de juan del Enzina (fol.191v); [6]Al señor Cardenal de Sancta Cruz patriarca gerosolimitano sobre el mal reparo de la casa del patriarca que en Jerusalén está (fols.191v-193r); [7]De un verso latino conpuesto y glosado por el mesmo abtor sobre el nonbre suyo y dela obra deste su viaje (fol.193r).

Esta obra contiene todas las características de un libro de viajes y peregrinación, ya que el viaje es una parte fundamental en la narración, escrita por grandes viajeros, grandes escritores que no narran únicamente el viaje, sino que incorporan la visión del autor de las personas que habitan los lugares por los que pasan, sus costumbres, intereses, su forma de vida, su relación con ellos.

Finalmente, a lo largo de la obra se puede observar que tiene como fuentes a los clásicos, esto se puede ver en la propia estructura de la obra. Mena encajaba la propositio con el prólogo y la narratio con las doscientas coplas siguientes y utilizaba el arte mayor.

A continuación, se detallan las obras musicales de Juan del Encina. Los códigos de la columna de «Fuentes» musicales se especifican más abajo. Los de la columna de «Grabaciones» se especifican en la sección «Discografía».

Estas obras se encuentran en las siguientes fuentes:

Existen dos grabaciones dedicadas íntegramente a Juan del Encina. La de Pro Música Antiqua de Madrid, que es una grabación integral en cuatro discos y la de Jordi Savall, de 1991, dirigiendo a Hespèrion XX (Canciones & villancicos). El resto de las grabaciones solo incluyen algunas obras sueltas del compositor, pero se incluyen aquí para dar una referencia lo más exhaustiva posible.

La discografía que viene a continuación se ordena según el año de grabación, aunque se incluye la edición más moderna en CD. Solo se citan los discos originales, no los que son recopilaciones.



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