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Mein Kampf



Mi lucha (en alemán: Mein Kampf) es el primer libro escrito por Adolf Hitler, combinando elementos autobiográficos con una exposición de sus ideas propias y un manifiesto de la ideología política del nacionalsocialismo. El trabajo describe el proceso por el cual Hitler se volvió antisemita y describe sus planes futuros para Alemania. El primer volumen fue publicado el 18 de julio de 1925 y el segundo en 1926.[1]​ El libro fue editado primero por Emil Maurice y luego por Rudolf Hess.[1][2]

Hitler escribió Mi lucha mientras estaba encarcelado por lo que consideraba "crímenes políticos" tras su fallido Putsch de Múnich en noviembre de 1923. Aunque inicialmente recibió muchas visitas, pronto se dedicó por completo al libro. Mientras lo escribía, se dio cuenta de que tendría que ser una obra de dos volúmenes, con el primer volumen programado para publicarse a principios de 1925. El gobernador de Landsberg señaló en ese momento que "él [Hitler] espera que el libro tenga muchas ediciones, lo que le permite cumplir con sus obligaciones financieras y sufragar los gastos incurridos en el momento de su juicio".[1][3]​ Después de unas ventas iniciales lentas, el libro se convirtió en un éxito de ventas en Alemania tras el ascenso de Adolf Hitler al poder en 1933.[4]

Después de la muerte de Hitler, los derechos de autor de Mein Kampf pasaron al gobierno estatal de Baviera, que se negó a permitir la copia o impresión del libro en Alemania. En 2016, tras la expiración de los derechos de autor en poder del gobierno del estado de Baviera, Mein Kampf se volvió a publicar en Alemania por primera vez desde 1945, lo que provocó un debate público y reacciones divididas de los grupos judíos.

El libro fue publicado en dos tomos. El primero apareció el 18 de julio de 1925, titulado «Retrospección»; el segundo tomo, aparecido en 1926, llevó por título «El movimiento nacionalsocialista».

En los años posteriores al original y actualmente estos dos volúmenes han sido publicados en un solo libro.

El libro perfila las ideas principales que el régimen alemán llevaría a término durante su gobierno. Especialmente prominente es el amor al pueblo alemán de Adolf Hitler, aceptando entre otras teorías Los protocolos de los sabios de Sion, un texto que pretendía exponer el complot judío para controlar el mundo.[5]​ Esto más tarde se convirtió en parte del esfuerzo de propaganda nazi para justificar la persecución y aniquilación de los judíos.[6]​ Por ejemplo, denunciaba que el esperanto era parte de un complot judío, y argumenta sobre la idea nacionalista alemana de Drang nach Osten: («Empuje hacia el Este») la necesidad de ganar Lebensraum («espacio vital») hacia el este, especialmente en Rusia.[7]

Entre las fuentes utilizadas por Adolf Hitler para escribir Mi lucha, destaca el libro El judío internacional: el primer problema del mundo (1920), del famoso industrial estadounidense Henry Ford, financiero de Hitler y admirador de sus ideas.[8]​ Ford es, precisamente, el único ciudadano de Estados Unidos citado por Hitler en su libro.

A través de sus 782 páginas, Hitler detalló los pasos que un futuro Estado alemán nacionalsocialista debía seguir para finalmente convertirse en el «amo del mundo».[9]​ Primero aboga por la conclusión definitiva de la hostilidad franco-germana, que se lograría con la destrucción de Francia.[9]​ Una vez conseguido esto, Alemania finalmente se encontraría en libertad de expandirse, con el objetivo de conseguir el llamado «espacio vital alemán». Hitler concluye que el Tercer Reich no debe buscar colonias en Asia o África, sino que debe expandirse hacia el este, a expensas de Rusia.[9]​ Aunque reconoce que diversos pueblos ya habitan en Europa oriental, asegura que el pueblo alemán tiene el derecho de desalojar a sus ocupantes:

Hitler empleaba las tesis principales del «peligro judío», que hablaba de una conspiración judía para ganar el liderazgo mundial. Explicó muchos detalles acerca de su niñez y del proceso por el que se volvió cada vez más antisemita y militarista, especialmente durante sus años en Viena. En el segundo capítulo, Hitler escribe sobre cómo veía a los judíos en las calles de la ciudad, y entonces se preguntaba: «¿Eran aquellos alemanes?». Decía que cuando se encontró por primera vez con la prensa antisemita, la descartó como indigna de seria consideración,[10]​ pero más tarde se fue convirtiendo de un "débil cosmopolita" a un "antisemita fanático".[11]​ Dichas opiniones se volvieron cruciales para su programa de reconstrucción nacional de Alemania.

Por lo que se refiere a las teorías políticas, Adolf Hitler describe su aversión a los que cree son los males gemelos del mundo: el marxismo y el judaísmo, y manifestaba que su propósito era erradicarlos de la Tierra.[12]​ También anunció que Alemania necesitaba obtener nuevo territorio: Lebensraum.[7]​ Esta tierra nueva alimentaría el «destino histórico» del pueblo alemán. En el libro, Hitler culpó de los principales problemas de Alemania al parlamento de la República de Weimar a los judíos y socialdemócratas.

Según Hitler: "La doctrina judía del marxismo rechaza el principio aristocrático de la Naturaleza y coloca en lugar del privilegio eterno de la fuerza y del vigor, la masa numérica y su peso muerto. Niega así [...] el mérito individual e impugna la importancia del nacionalismo y la raza[...]".[11]​ Explicó que el Estado nacionalsocialista no conoce clases, solo reconoce ciudadanos[13]​ y sostuvo además que "el sindicalismo en sí, no es sinónimo de antagonismo social", cosa que el marxismo usó como arma del "judío internacional" para su lucha de clases,[14]​ por eso el nacionalsocialismo debe imponerse.[15]​ Hitler también criticó el sistema democrático occidental al ser "la precursora del marxismo, el cual sería inconcebible sin ella" y proporciona "a esta peste mundial el campo de nutrición".[16]​ Anunció destruir el sistema parlamentario y democrático por degradar a la autoridad completa del Führer.[17]​Hitler explicó además sus técnicas y campañas políticas que su partido realizó, como por ejemplo, apropiarse del color rojo en sus propagandas y banderas para atraer a la clase trabajadora y alejarla de los partidos de izquierda.[18]

En cuanto al Tercer Reich, Hitler claramente define que el sistema de gobierno será una dictadura:[19]​ Además, el Estado tendrá muy poco que ver con la economía, ya que en realidad será un «organismo racial».[20]​ Después de establecer que la raza aria es superior sobre el resto, asegura que la misma debe subyugar a las demás para poder «preservar e incrementar la cultura».[21]​ Concluye que los alemanes se encuentran en el estado actual debido a que no preservaron su raza pura, y «gradualmente perdieron su creatividad cultural».[21]​ Después de escribir esto, no es sorprendente que determine que el principal propósito del Estado nazi sea "la preservación de los elementos raciales originales que confieren cultura y crean la belleza y la dignidad de una humanidad superior".[22]

El movimiento nazi, admite Hitler, "depende del fanatismo, si se quiere, de la intolerancia", de la misma forma que el cristianismo triunfó no debido a sus corrientes filosóficas sino "al inquebrantable fanatismo con que proclamó y sostuvo su propia doctrina". Hitler sostuvo la inferioridad de las razas, siendo "el antípoda del ario es el judío".[23]​Afirmó que "la mezcla de sangre aria con la de pueblos inferiores tuvo por resultado la ruina de la raza de cultura superior"[24]​y por ello "la nacionalización de las masas sólo podrá lograrse con éxito si [...] se extermina a quienes esparcen el veneno internacional entre ellos".[25]​ Sugirió que "si al comienzo de la guerra y durante la guerra, doce o quince mil de estos corruptores hebreos de la nación habían sido sometidos a gas venenoso, como el que tuvieron que soportar en el campo cientos de miles de nuestros mejores trabajadores alemanes de todas las clases y profesiones, entonces el sacrificio de millones en el frente no habría sido en vano".[26]

Hitler sostuvo que la naturaleza se concentra en la selección de la especie. Así, la vida humana "no puede tratarse de mejorar artificialmente lo malo subsistente [...] sino por el contrario debe procurarse asegurar bases más sanas para un ciclo de desarrollo venidero".[27]​ Comparó la "concepción racial del Estado nacionalsocialista" con los principios eugenésicos que los Estados Unidos de América usaron durante a comienzos del siglo XX, como prohibir la entrada de inmigrantes afectados por enfermedades contagiosas y "excluir de la naturalización, sin reparo alguno, a los elementos de determinadas razas".

Según Hitler, el Estado nacionalsocialista clasifica a sus habitantes en tres grupos: Los ciudadanos, los súbditos y los extranjeros. Los súbditos pueden ser alemanes pero no pueden intervenir en política activa o pasivamente. Estos son educados a "cumplir con los requisitos de entrenamiento físico que prescribe el Estado, para ingresar finalmente en el servicio del ejército" que al terminarlos recibirá los derechos ciudadanos "que se establecen en el territorio de un Estado con fines únicamente «utilitaristas»". Por otro lado, ser ciudadano del Reich es "más dignificante" que el rey en un Estado extranjero.[28]

Hitler se presentaba a sí mismo como el Übermensch, frecuentemente traducido como «superhombre», término que empleaba Friedrich Nietzsche en sus escritos, especialmente en el libro Así habló Zaratustra. Para Nietzsche, el Übermensch es una persona capaz de generar su propio sistema de valores identificando como bueno todo lo que procede de su genuina voluntad de poder. La noción nazi de la raza superior también generó la idea de "humanos inferiores" (Untermenschen) que deberían ser dominados y esclavizadoss. Sus percepciones político elitistas culminan en una versión del darwinismo social: "La gran masa no es más que una parte la naturaleza y no caben su mentalidad comprender el mutuo apretón de manos de entre hombres que afirman seguir objetivos contrapuestos. Lo que la masa quieres el triunfo del más fuerte y la destrucción del débil oso incondicional sometimiento".[29]

En el capítulo "Orientación política hacia el Este", Hitler argumentó que los alemanes necesitaban Lebensraum en el Este, un "destino histórico" que nutriría adecuadamente al pueblo alemán.[7]​ Hitler creía que "la organización de una formación estatal rusa no era el resultado de las habilidades políticas de los eslavos en Rusia, sino sólo un maravilloso ejemplo de la eficacia formadora de estado del elemento alemán en una raza inferior". Hitler declaró abiertamente la futura expansión alemana en el Este, presagiando el Generalplan Ost:

Y así, los nacionalsocialistas trazamos conscientemente una línea debajo de la tendencia de la política exterior de nuestro período anterior a la guerra. Continuamos donde rompimos hace seiscientos años. Paramos el interminable movimiento alemán hacia el sur y el oeste, y volvemos nuestra mirada hacia la tierra en el este. Por fin rompemos con la política colonial y comercial del período anterior a la guerra y pasamos a la política del suelo del futuro. Si hablamos de suelo en Europa hoy, podemos pensar principalmente sólo en Rusia y sus estados fronterizos vasallos.[30]

Hitler comenzó a escribir el libro en la prisión de Landsberg, en mayo de 1924,[31][32]​ después de haber sido condenado a cinco años de prisión por haber planificado y ejecutado el fallido golpe de Múnich.[33]​ A pesar de su condena, Hitler contaba con trato preferencial y recibía visitas de admiradores y regalos.[34]​ Sobre el proceso de escritura, la opinión más difundida es que Hitler habría comenzado dictando el texto a su chófer, Emil Maurice, quien pronto sería sustituido por el que sería su secretario personal, Rudolf Hess.[35][32]​ No obstante, Ilse Pröhl, la amante de Hess, que entonces colaboraba con él revisando las galeradas del libro,[36]​ afirmó que en la prisión era el mismo Hitler quien se encargaba de la mecanografía,[37]​ versión respaldada por el hallazgo en 2006 de cinco páginas del texto original y dieciocho hojas de borradores con correcciones manuscritas de Hitler.[31]​ Además, el sacerdote Bernhard Stempfle y Josef Czerny, un escritor antisemita, ayudaron en la redacción y revisión del libro.[38]​ Originalmente Hitler quería llamar a su próximo libro Viereinhalb Jahre (des Kampfes) gegen Lüge, Dummheit und Feigheit, o Cuatro años y medio (de lucha) contra las mentiras, la estupidez y la cobardía.[39]​ Se dice que Max Amann , director de Franz Eher Verlag y editor de Hitler, sugirió  el mucho más corto "Mein kampf" , o "Mi lucha".[40]​ Esta obra estaba dedicada a Dietrich Eckart.[41]

Hitler redactó la mayor parte del segundo volumen en Berchtesgaden durante dos estancias en los veranos de 1925 y 1926, el primero alojado en la Pensión Moritz, propiedad del matrimonio Büchner,[42]​ y el segundo en el hotel Deutsches Haus.[43]​ En este segundo volumen sí recurrió al dictado y, aunque no se conoce la identidad de la mecanógrafa de 1925, en 1926 el trabajo lo realizó Hertha Frey, quien sería su secretaria personal hasta 1930.[44]

Hitler había titulado el libro 4½ Jahre Kampf gegen Lüge, Dummheit und Feigheit (Cuatro años y medio de lucha contra las mentiras, la estupidez y la cobardía),[45][32][a]​ pero Max Amann, coordinador de las publicaciones nazis, lo convenció de reducirlo a Mi lucha.[32][47]​ Amann había esperado que Hitler escribiera su autobiografía y que se enfocara en el golpe de Múnich, evento que había hecho famoso a nivel nacional al Partido Nazi, y que probablemente sería atractivo para los lectores;[47]​ pero Hitler apenas realizó una mención de este episodio. En el libro, Hitler evita el tema, alegando que las fuerzas que los reprimieron —el Gobierno, la Policía y el Ejército bávaros— habían actuado de buena fe. Considerando que algunos líderes de estas fuerzas fueron asesinados o enviados a campos de concentración cuando Hitler llegó al poder, lo más probable es que haya eludido el tema para no enemistarse prematuramente con estas fuerzas políticas.[47]

El primer volumen de Mi lucha, de 400 páginas, fue publicado el 18 de julio de 1925 al precio de doce reichsmark, unos tres dólares estadounidenses de la época.[47]​ A pesar de que los nazis pretendieron haber vendido 24 000 ejemplares en el primer año, con tendencia alcista, la captura de documentos de la editorial nazi Eher-Verlag por los Aliados en 1945 han desmentido estas afirmaciones.[47]​ El libro se vendió lentamente y las ventas cayeron en los siguientes años. El 11 de diciembre de 1926 se publicó el segundo volumen,[32]​ pero las ventas cayeron a menos de la mitad en comparación con el año anterior. Sin embargo, con la llegada de la Gran Depresión, la popularidad de los nazis aumentó, al igual que las ventas del libro. También puede haber afectado el hecho de que en 1930 se publicó una edición barata de Mi lucha.[48]

En 1933, año en que Hitler subió al poder, las ventas se dispararon y del libro se vendió un millón de ejemplares, ritmo que conservó hasta la caída de la Alemania Nazi, siendo el libro más vendido en este período, después de la Biblia.[48]​ Debido a que la principal fuente de ingresos de Hitler era la venta de este libro, en 1933 se volvió millonario y se convirtió en el autor alemán más próspero.[48]

Durante el gobierno de Adolf Hitler, era costumbre regalar un ejemplar del libro a los novios en su boda, y a los estudiantes cuando se graduaban.[48]​ Al final de la guerra se habían distribuido en Alemania aproximadamente diez millones de ejemplares del libro y había sido traducido a 16 idiomas.

Algunos historiadores han sostenido que una amplia lectura del libro podría haber alertado acerca de los propósitos de Hitler,[48]​ pero solo se publicó una versión abreviada en inglés poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Aun así, el editor de la edición en inglés eliminó algunas de las afirmaciones antisemitas y militaristas. La publicación de esta versión provocó que Alan Cranston, periodista estadounidense de la UPI en Alemania y después senador de California, publicara su propia edición anotada, que creía que reflejaba mejor los contenidos del libro. En 1939 fue demandado por Hitler por infracción de copyright (derechos de autor) y un juez de Connecticut, Estados Unidos, tuvo que fallar en favor suyo; la venta de la edición de Cranston se tuvo que interrumpir tras haberse vendido 500 000 copias.

La impresión de este libro es considerada por las leyes de varios países un delito al que pueden aplicarse penas que van desde el pago de una pequeña multa hasta varios meses de cárcel.

En 1935 se publicó la primera traducción completa al español de Mi lucha, traducción realizada por la Central Editora del Partido Nacionalsocialista y publicada por Franz Eher Nachfolger GmbH, en Múnich, Alemania. La primera edición del libro 'Mi lucha' incluía una foto de Adolf Hitler en su portada realizada por su fotógrafo personal Heinrich Hoffmann. Esa misma traducción fue publicada en España, también en el año 1935, por una editorial indeterminada bajo el epígafre "Distribución para España, Ávila, San Roque 13" y por la Casa Editorial Araluce de Barcelona.

En francés la primera traducción completa del libro se publicó ilegalmente en 1934 con el título de Mon Combat.[49]

En inglés se publicó en 1933 una traducción parcial (doscientas cincuenta páginas frente a las casi ochocientas del original) a cargo de Edgar Dugdale para la editorial londinense Hurst & Blackett.[50]​ Su título, My Struggle, se convirtió en My Battle para la edición estadounidense publicada en Boston por Houghton Mifflin.[51]​ La versión de Dugdale continuó en circulación hasta 1939, cuando la editorial la sustituyó por una completa realizada por James Murphy.[52]​ En 1939 también se publicaron otras dos traducciones en Estados Unidos; la primera, dirigida por Alvin Johnson, para la neoyorquina Reynal & Hitchcock y la segunda de la editorial Stackpole, que fue retirada tras la denuncia de Houghton Mifflin, titular de los derechos en Estados Unidos de la obra de Hitler.[53]​ Houghton Mifflin publicó más tarde, en 1943, una última traducción de Ralph Manheim que es la que ha seguido vendiéndose en los países de habla inglesa.[54]

El historiador Werner Maser, en una entrevista con Bild am Sonntag, había manifestado que Peter Raubal, hijo del sobrino de Hitler Leo Raubal, tendría ante sí un sólido caso legal para conseguir los derechos de autor si lo intentara; no obstante, Peter Raubal, un ingeniero austriaco, declaró no estar interesado en reclamar tales derechos.

Hasta abril de 2015 el gobierno regional de Baviera, de acuerdo con el Gobierno Federal de Alemania, no permitía ninguna copia o impresión del libro en Alemania y se oponía a cualquier edición en otros países, aunque con menos éxito. El 30 de abril de 2015, al cumplirse 70 años de la muerte de Adolf Hitler, su libro Mi lucha pasó a ser dominio público.

El libro siempre era y es perfectamente legal en Alemania. Esa legalidad fue confirmada por la decisión oficial del Tribunal Federal de la República Federal de Alemania el 25 de julio de 1979.[55]​Comerciar con ejemplares antiguos es igualmente legal, a no ser que se haga apología de la guerra o del odio racial, cuestiones que sí suelen ser ilegales en la mayoría de países del mundo.

La situación incierta ha dado lugar a juicios contradictorios en Polonia y Suecia. Mein Kampf, sin embargo, se publica en los Estados Unidos, así como en otros países, como España, Turquía e Israel, por editoriales con diversas posiciones políticas. En cambio, en los Países Bajos vender el libro, incluso en el caso de ser un ejemplar antiguo, es ilegal y calificado como apología del odio racial, pero no lo es poseerlo ni prestarlo. En 1997 el gobierno explicó al parlamento que vender una versión científicamente anotada podría escapar de la prohibición.

En 1999, el Centro Simon Wiesenthal documentó que las mayores librerías virtuales como Amazon.com o Barnesandnoble.com vendían Mein Kampf en Alemania. A raíz de esta denuncia, la venta en Alemania se interrumpió.

Ejemplares para descarga gratuita del Mein Kampf se encuentran disponibles en varios sitios de Internet; también algunos venden ejemplares del libro. Aun así las copias editadas son de una dudosa fiabilidad, puesto que, por ejemplo, se sustituyen varias referencias a la cristiandad por el neopaganismo. En 2016 se lanzó una versión comentada del libro en Argentina.[56]

Una edición comentada de Mein Kampf se publicó en Alemania en enero de 2016 y se agotó en unas horas en el sitio alemán de Amazon.[57]​ La publicación del libro provocó un debate público en Alemania y dividió las reacciones de los grupos judíos, algunos apoyando y otros oponiéndose a la decisión de publicarlo.[58]​ Los funcionarios alemanes habían dicho previamente que limitarían el acceso público al texto entre temores de que su reedición pudiera despertar el sentimiento neonazi.[59]​ Algunas librerías declararon que no almacenarían el libro. Dussmann, una librería de Berlín, declaró que un ejemplar estaba disponible en los estantes de la sección de historia, pero que no se anunciaría y más ejemplares estarían disponibles solo bajo pedido.[60]​ En enero de 2017, la edición anotada en alemán había vendido más de 85 000 copias.[61]

En enero de 2021 se dio a conocer la publicación de una edición comentada del «Mein Kampf» en Polonia, por primera vez en su historia. Dicho hecho, causó una gran polémica en el país.[1]

Después de que el Partido Nazi perdiera las elecciones de 1928, Hitler creyó que algunas razones de su fracaso eran que el público no había entendido plenamente sus ideas. Por ello, se retiró a Múnich para dictar una continuación del Mein Kampf centrada en la política exterior. El libro nunca se publicó, debido quizá al escaso índice de ventas de su primer libro o porque revelaba demasiados de sus propósitos. El libro fue guardado por su editor y no fue descubierto hasta 1958.[cita requerida]



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