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Mujeres de consuelo



El término «mujeres de consuelo» o «mujeres de solaz» (en japonés, 慰安婦, ianfu, de [w]ian, ‘consolar y entretener’, y bu/fu, ‘mujer adulta’)[1]​ fue un eufemismo usado para describir a las mujeres que eran forzadas a la esclavitud sexual por parte de los militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.[2][3]

Como un caso extremo de crímenes de guerra del Imperio del Japón, las estimaciones sobre la cantidad de mujeres involucradas varía, entre un número mínimo estimado de 20 000 (según el historiador japonés Ikuhiko Hata)[4]​ y un máximo de unas 410 000 (según un autor chino),[5]​ pero el número exacto continua bajo investigación y debate. Con una mayoría de mujeres de Corea, China, Japón y las Filipinas,[6]​ y además mujeres de Tailandia, Vietnam, Malasia, Taiwán, Indonesia y otros territorios ocupados por las tropas imperiales, fueron usadas en las "estaciones de consuelo". Las estaciones fueron instaladas en Japón, China, las Filipinas, Indias Orientales Neerlandesas (actualmente Indonesia), luego en Malasia, Tailandia, Birmania, Nueva Guinea, Hong Kong, Macao, y lo que fue la Indochina francesa.[7][8]

Las mujeres jóvenes en los países bajo el control del Imperio japonés eran secuestradas de sus casas.[9]​ En muchos casos se les engañaba con la promesa de trabajo en fábricas o restaurantes y, una vez reclutadas, las mujeres eran encarceladas en "estaciones de consuelo" en países extranjeros. Otras mujeres fueron detenidas a punta de pistola, y algunas, después de ser violadas fueron llevadas a "estaciones de consuelo".[3][10]​ Ha sido documentado que los mismos militares japoneses reclutaban mujeres a la fuerza. Algunas "estaciones de consuelo" fueron administradas de forma privada, supervisadas, o administradas, directamente por el Ejército Imperial Japonés.

Las mujeres de consuelo se llaman normalmente ianfu (en japonés:いあんふ, en kanji:慰安婦) y wianbu (en coreano: 위안부, en hanja: 慰安婦). Existen diversos nombres que se refieren a la esclavitud femenina durante la Segunda Guerra Mundial:[11]jugun ianfu (從軍慰安婦) o chonggun wianbu (종군위안부);[11]chongsindae (정신대) o cuerpo de mujeres voluntarias;[11]​ las esclavas sexuales militares japonesas en inglés (Japanese Military Sexual Slavery, 일본군성노예), usado en el reporte de los aliados estadounidenses en 1944.[12]

En los idiomas asiáticos del noreste, la palabra 慰安婦 literalmente significa las mujeres que proveen consuelo y descanso (a los hombres).[12][13]​ La estación de consuelo o el centro de consuelo (en japonés: いあんじょ, ianjo; en coreano: 위안소)[12]​ también incluye la misma letra de 慰安 (ian o wian).[13]​ La palabra, jugun ianfu es usada por los japoneses desde después de la guerra, pero conserva el significado de a voluntad o ir voluntariamente a los lugares de guerra.[14]​ Motivo por el cual no es aceptada por las víctimas. El término chongsindae tiene su origen en el Cuerpo de Mujeres Voluntarias, término que fue usado por los militares y también por los periodistas desde la década de 1930, mientras que chongsindae abarca la noción de esclavas sexuales y mujeres que se incorporaron a los trabajos forzados.[11][14]​ El Consejo coreano para las mujeres motivado por la esclavitud sexual militar impuesta por Japón entonces decidió usar el término de esclavas sexuales de los militares japoneses, limitando el uso de chongsindae a las mujeres que fue forzadas a efectuar los trabajos coactivos como kunro chongsindae (en coreano: 근로정신대).[13][14]

A nivel internacional, a las mujeres de consuelo se les llama esclavas sexuales forzadas por el Ejército Imperial Japonés (Enforced military sex slaves by the Japanese). En 1996, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó una resolución que nombra a las víctimas de los militares japoneses como esclavas sexuales y la Organización Internacional del Trabajo también anunció que Japón violó su convención N°29, que prohíbe trabajos coactivos y esclavitud forzosa, al engañar a muchas mujeres durante su proceso de expansión.[15]

En 2012, el periódico coreano Chosun Ilbo difundió la noticia de que Hillary Clinton, entonces Secretaría de Estado de los Estados Unidos anunció públicamente que el término de mujeres de consuelo es incorrecto y, en su lugar debe adoptarse el de esclavas sexuales forzadas (Enforced sex slaves) en su departamento,[15]​ causando el rechazo de Tokio.[16]

La necesidad militar del propósito de facilitar las estaciones de consuelo era prevenir las violaciones cometidas por los soldados japoneses, y así evitar hostilidades con los pobladores en los países ocupados.[4]

Dado el carácter abierto y la bien organizada prostitución en Japón (véase Oiran), para las fuerzas amadas japonesas, también se ideó un sistema de prostitución igual de estructurado. El ejército estableció las estaciones de consuelo para prevenir enfermedades venéreas y violaciones por parte de los soldados japoneses, para proveer consuelo a los soldados e interceptar el espionaje. Pero las estaciones de consuelo no fueron la solución a los dos primeros problemas. De acuerdo con el historiador japonés Yoshiaki Yoshimi, estas agravaron el problema. Yoshimi aseguró, "El Ejército Imperial temía que el descontento de las tropas pudiera transformarse en una revuelta o un amotinamiento. Por esto los proveían de mujeres."[18]

Como el Imperio de Japón trató de expandirse a Manchuria y a la región este de Rusia, muchos soldados se enviaron y alistaron en forma de divisiones. La prostitución se aplicó masivamente con y sin licencia y también se llevaron a efecto violaciones de civiles en el noreste de China. En 1918, (sin mencionar las decenas de miles de mujeres afectadas) las enfermedades sexuales sucedieron en una de cada siete divisiones japonesas, matando a más de 2.000 militares[19]​ que iban camino de la invasión a Siberia. Para eliminar una situación peor, las autoridades empezaron a buscar alternativas.

La primera "estación de consuelo" fue establecida en la concesión japonesa de Shanghái en el año 1932. Las primeras mujeres de consuelo eran prostitutas japonesas que se ofrecieron para este servicio. Sin embargo, como Japón prosiguió con su expansión militar, las fuerzas armadas se encontraron con pocas voluntarias japonesas, y se volvió hacia la población local para obligar a que las mujeres sirvieran en estas estaciones.[20]​ Muchas mujeres respondían al llamado para trabajar en fábricas o de enfermeras, pero ignoraban que después serían llevadas a la esclavitud sexual.[21]​ 24 japonesas y 80 coreanas se llevaron al burdel de Shanghái.

En los primeras fases de la guerra, las autoridades japonesas reclutaban prostitutas de modo convencional. En las áreas urbanas, anuncios convencionales a través de intermediarios eran usados junto al secuestro. Los intermediarios lo anunciaban en los periódicos que circulaban en Japón y en las colonias japonesas de Corea, Taiwán, Manchukuo, y China. Estas fuentes pronto se agotaron, esencialmente en Japón.[22]​ El ministro de relaciones exteriores rehusó emitir visas a las prostitutas japonesas, sintiendo que empañaban la imagen del imperio japonés.[23]​ Los militares volvieron a adquirir esclavas fuera del territorio de Japón, especialmente en Corea y la China ocupada. Muchas mujeres fueron engañadas o estafadas para unirse a los burdeles militares.[24]

Para satisfacer la gran demanda, surgieron diversas formas de captar a las mujeres. Aunque muchas mujeres se unieron a través de la publicidad o al ser secuestradas, otras fueron vendidas por su parientes. En Java, Indonesia, las neerlandesas fueron llevadas a las estaciones de consuelo forzosamente, lo que explotó la situación europea en la guerra contra la Alemania nazi.[25]​ En cambio, las madres neerlandesas ganaron dinero y otras cosas para sus chicos.[26]​ Por otra parte, el primer presidente de Indonesia, Sukarno (en ese momento, independentista) colaboró en este hecho al enviar mujeres indonesias a los campos japoneses para asegurar su independencia de los Países Bajos.[27]

La situación empeoraba según avanzaba el conflicto. Bajo la tensión de la guerra, el ejército japonés llegó a ser incapaz de proporcionar suficientes mujeres a las unidades japonesas, en respuesta, las unidades marcaron la diferencia exigiendo o capturando las mujeres de los habitantes locales. A lo largo de las líneas del frente, especialmente en el campo, donde el tráfico de personas era poco frecuente, los militares, a menudo directamente, exigían a los líderes locales que les procurasen mujeres para los burdeles. Cuando los locales, especialmente en China, eran considerados hostiles ante sus pretensiones, los soldados japoneses llevaron a cabo la Sanko Sakusen, que incluía secuestrar y violar indiscriminadamente a los civiles locales. Sanko Sakusen (Política de los Tres Todos) (en kanji japonés: 三光作戦, Sankō Sakusen; en sinogramas del idioma chino: 三光政策; en transliteración pinyin: Sānguāng Zhèngcè), de difícil traducción al español (una aproximación sería Política de los Tres Totales), se refería a una política adoptada en China bajo tres premisas; Matar a todos, Saquear todo y Quemarlo todo. Algo muy similar a lo que se conoce en términos militares como tierra quemada, la cual se diferencia sin embargo por el abandono voluntario y estratégico del territorio, la destrucción de bienes y medios que podrían servir al enemigo y la ausencia de asesinatos en la población.[7][28]

Las mujeres locales fueron llevadas de manera coaccionada desde casi todos los lugares donde una división se asentó. Los casos sobre violación sexual y sextorsión aparecen en varios testimonios de andamanesas, singapurenses, inquilinas filipinas y tribus aborígenes de Borneo. En algunos casos, se capturaron a hombres jóvenes locales, incluso algunos holandeses, para satisfacer los deseos de soldados de otra orientación sexual.[26]

Desde 1938, el ministro interior japonés creó una línea administrativa que incorporó mucha colaboración de parte de la policía y de los proveedores civiles. A fin de buscar las candidatas, las noticias sobre el reclutamiento normalmente no describían los trabajos en las tropas, engañando a las mujeres para supuestamente trabajar en restaurantes o otros oficios que permitieran llevarlas al extranjero fácilmente ,[29]​ en un cuerpo o una división militar. Significa que la mayoría de las mujeres decidieron buscar estos trabajos para hacer dinero.[7]​ Una sobreviviente contó su memoria:

En 1941, Japón fundó un acto oficial que incluye el contenido de reclutar a las mujeres que tuviesen más de 18 años.[31]​ La autoridad japonesa conocía los métodos ilegales en el proceso de reclutar las mujeres. Como unos proveedores reclutaron niñas en forma de secuestro, fueron arrestados.[32]​ Una mujer se entrevistó con un oficial estadounidense y dijo que ella llegó a Birmania luego de ver una publicidad donde buscaban mujeres soldado lo que fue un fraude ya que no describía ni explicaba cual sería la función concreta a realizar.[29][33]​ Las niñas menores de 11 años fueron reclutadas forzosamente y en ellas se encontró tortura, violación sexual y maltrato.[34]

Una refutación sobre el proceso de reclutamiento causó una nueva orden en el Ejército Imperial Japonés donde anunciaba un discurso sobre el sistema de las mujeres de consuelo. Lo demostró el intento de intervención a los proveedores en torno a reclutamiento y provisión. El discurso de Kono en 1993 declaró la participación de los proveedores civiles y también la autoridad japonesa en los asuntos sobre las mujeres de consuelo.

La Oficina de Información de Guerra de Estados Unidos reportó entrevistas con veinte mujeres de consuelo en Birmania, encontrando que las niñas fueron inducidas por la oferta de ganar mucho dinero; una oportunidad para saldar deudas familiares, trabajo fácil, y la perspectiva de una nueva vida en una nueva tierra, por ejemplo Singapur. Sobre la base de estas representaciones falsas, muchas muchachas se alistaron para la violación sexual en el extranjero y fueron recompensadas con un avance de unos pocos cientos de yenes.[35]

El 17 de abril de 2007, Yoshiaki Yoshimi y Hirofumi Hayashi anunciaron el descubrimiento, en los archivos de los juicios de Tokio, de siete documentos oficiales que sugieren que las fuerzas militares imperiales, como el Tokkeitai (Cuerpo Especial de Policía; Policía Militar Naval), obligaron a las mujeres cuyos padres atacaron a los miembros del Kempeitai ("Cuerpos de soldados de ley") la rama de la policía militar del Ejército Imperial Japonés, a trabajar en burdeles de primera línea en China, Indochina e Indonesia. Estos documentos se hicieron inicialmente públicos en el juicio por crímenes de guerra. En uno de ellos, un teniente citado confesó haber organizado un burdel y haberlo usado él mismo. Otra fuente se refiere que miembros del Tokkeitai habían arrestado mujeres en las calles, y después forzarlas a exámenes médicos, para finalmente presentarlas en los burdeles.[36]​ Relacionado con el descubrimiento, el ex-intérprete japonés, Nagase Takashi (永瀨隆) dio su testimonio en una audición de las mujeres de consuelo en Kioto. Dijo que las mujeres coreanas fueron llevadas en un buque militar a buscar trabajo como camareras en un restaurante para los soldados japoneses. Pese a todo, al llegar a Singapur, las forzaron a trabajar sexualmente en burdeles.[37]

El 12 de mayo de 2007 Taichiro Kajimura, un periodista, anunció el descubrimiento de 30 documentos del gobierno holandés presentados en el Tribunal de Tokio como evidencia de un incidente en masa de la prostitución forzada en el año 1944 en Magelang.[38]

El gobierno de Corea del Sur designó a Bae Jeong-ja como colaborador a favor de Japón (chinilpa) en septiembre de 2007 por la contratación de mujeres de solaz.[39][40]

La falta de documentos oficiales ha hecho difícil estimar el total de mujeres de consuelo, ya que gran cantidad de material relacionado con los crímenes de guerra y la responsabilidad de los altos líderes de la nación en ellos, fue destruido por órdenes del gobierno japonés al final de la guerra.[41]​ Los historiadores han llegado a varias estimaciones revisando la documentación sobreviviente, que indicaba la tasa del número de soldados por número de mujeres en un área específica, así como también viendo las tasas de reemplazo de mujeres.[42]​ El historiador Yoshiaki Yoshimi, que condujo la primera academia de estudio sobre este tópico y dio a conocer este tema a la opinión pública, estimó un número de entre 50 000 y 200 000 mujeres.[4]

Basándose en estas estimaciones, la mayoría de los medios de comunicación internacionales citan que unas 200 000 mujeres jóvenes fueron reclutadas o secuestradas por los soldados para servir en burdeles militares japoneses. La BBC cita, "entre 200 000 y 300 000" y la Comisión Internacional de Juristas "cita estimaciones de los historiadores de entre 100 000 y 200 000 mujeres."[43]

De acuerdo con el profesor Yoshiko Nozaki de la Universidad de Búfalo de Nueva York y otras fuentes, la mayoría de las mujeres procedían de Corea y China.[44][45]​El profesor Yoshiaki Yoshimi de la Universidad de Chūō afirma que había cerca de 2.000 centros en los que hasta 200 000 mujeres, japonesas, chinas, coreanas, filipinas, taiwanesas, birmanas, indonesias, neerlandesas y australianas fueron internadas.[46]​ No obstante, Ikuhiko Hata, un profesor de la Universidad de Nihon ha estimado que el número de mujeres que trabajaban en el barrio del placer con licencia eran menos de 20.000; un 40% japonesas, el 20% coreanas, chinas un 10%, y el 30% restante de otros orígenes. Según Hata, el número total de prostitutas reguladas por el gobierno de Japón fue solo de 170 000 durante la Segunda Guerra Mundial.[47]​ Otras llegaron desde Filipinas, Taiwán, Indias Orientales Neerlandesas, y restos de las regiones y países ocupados por el Japón.[48]​ Algunas mujeres neerlandesas, capturadas en las colonias neerlandesas en Asia, también se vieron obligadas a la esclavitud sexual.

Nuevos análisis de los registros médicos del Ejército Imperial Japonés para el tratamiento de las enfermedades venéreas del año 1940 realizados por Yoshimi, le hicieron llegar a la conclusión que si los porcentajes de las mujeres tratadas reflejan la composición general de la representación total de la población femenina, las mujeres coreanas eran un 51.8 %, las chinas un 36 % y las japonesas un 12,2 %.[25]

De acuerdo con la declaración de Kono, en el año 1993, las víctimas fueron trasladadas a las zonas de guerra, excepto las de Japón, las de la península de Corea fueron mayoría.[49]

Hasta la fecha, solo una mujer japonesa ha publicado su testimonio. Esto se hizo en el año 1971, cuando una ex mujer de consuelo obligada a trabajar para los soldados de Showa en Taiwán, publicó sus experiencias bajo el seudónimo de Suzuko Shirota.[50]

Los ambientes eran muy diferentes ya que las estaciones fueron ubicadas en gran parte de Asia-Pacífico: China, Corea, Hong Kong, Indochina francesa, Malasia, Indias Orientales Neerlandesas, Islas del Pacífico como Nueva Bretaña, Islas Trobriand de Papúa Nueva Guinea, Palaos y Okinawa.[7][52]​ La autoridad japonesa estableció una regulación estricta del horario, con aproximadamente 8-10 horas o más de trabajo diariamente.[53]​ Las mujeres deberían proveer el servicio sexual desde la mañana hasta las seis o siete de la tarde para los soldados y luego para los oficiales de alto rango.[54]​Muchas fuentes señalan que aunque existían horarios, los militares visitaban la estación todos los días sin dar una oportunidad de descanso, llegando a tener encuentros con 70 u 80 hombres al día.[54]​ La sub-comisión estadounidense sobre los asuntos exteriores de Asia-Pacífico escribe sobre testimonios de las sobrevivientes que las mujeres trabajaban toda la noche y fueron ocultadas cerca de la estación, llorando con otras niñas que estaban por perder la virginidad.

En Java, diez mujeres neerlandesas fueron sacadas por la fuerza de los campos de prisioneros por oficiales militares para convertirlas en esclavas sexuales desde febrero del año 1944. Ellas fueron sistemáticamente golpeadas y violadas día y noche en uno de los llamados "centros de solaz".[55]​ Como víctima del incidente, en el año 1990, Jan Ruff O'Herne testificó ante un comité de la cámara de representantes de Estados Unidos: «Muchas historias se han relatado acerca de los horrores, crueldades, sufrimientos y el hambre de las mujeres holandesas en los campos de prisioneros japoneses. Pero una historia nunca fue contada; la historia más vergonzosa, la de los peores abusos de los derechos humanos cometidos por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial: la historia de las mujeres de solaz, las ianfu jugun, y cómo estas mujeres fueron capturadas por la fuerza y en contra de su voluntad, obligadas a prestar servicios sexuales para el Ejército Imperial Japonés. En el llamado centro de solaz, yo fui golpeada y violada sistemáticamente día y noche. Incluso el médico japonés me violaba cada vez que visitaba el burdel para examinarnos de enfermedades venéreas.»[55]

En su primera mañana en el burdel, Jan Ruff-O'Herne y las demás fueron fotografiadas, luego las fotografías fueron colocadas en una terraza que fue utilizada como área de recepción para el personal japonés que las elegía a partir de estas fotografías. Durante los siguientes cuatro meses, las muchachas fueron violadas y golpeadas día y noche, con lo que quedaban embarazadas y eran forzadas a abortar. Después de cuatro meses terribles, las jóvenes fueron trasladadas a un campamento en Bogor en Java Occidental, donde se reunieron con sus familias. Este campamento fue exclusivamente para mujeres que habían sido puestas en burdeles militares y los japoneses advirtieron a las reclusas que, si alguien relataba lo que les había sucedido a ellas, ellas y sus familiares serían asesinados. [56]​ Varios meses más tarde, las O'Herne fueron trasladadas a un campamento en Batavia, que fue liberado el 15 de agosto del año 1945.[57][58][59]

Los salarios para las mujeres tenían grandes diferencias, pero estos generalmente eran decididos según los rangos del militar[60]​ o la raza de la mujer. En Manila, las mujeres que trabajaban en una casa de geishas cobraban 1,5 ¥ para los militares comunes, 2 ¥ para los oficiales y debían pagar la mitad de su sueldo al proxeneta japonés.[54]​ Las mujeres en Shanghái ganaban su salario según su origen: 3 ¥ para las coreanas y japonesas; 2,5 ¥ para las chinas.[54]

Algunas mujeres pudieron ganar propinas después del servicio y las depositaron en la oficina de correos de los campamentos. Una cuenta de una sobreviviente coreana se descubrió en la oficina de correos en Shimonoseki después de la rendición japonesa.

Sin embargo los militares tuvieron que pagar un dinero a la mujer.[61]​ Gran parte de las víctimas tuvieron dificultades para conseguir dinero bajo la situación más hostil debido a la guerra mundial, que causó que los sueldos disminuyeran para los soldados.[62]

El asunto es ejemplo de la discriminación contra las mujeres basada en la posición inferior de las féminas en la sociedad japonesa tradicional. Entre las esclavas, se dividieron a las japonesas y las otras para mantener la sangre pura japonesa y las autoridades activamente distinguieron a las señoras, alumnas japonesas, y otras.[63]

La estructura de discriminación mostraba la ideología paternalista y militar que permitía la recreación con las esposas y los deleites de la carne con las esclavas sexuales.[64]​ Y las mujeres locales de la inmensa colonia japonesa se llevaron a las estaciones de las mujeres a fin de destacar la hegemonía de Japón y los japoneses,[63]​ que causó los abusos sexuales y torturas sistemáticas.[65]​ Los dieciséis grupos de historiadores japoneses anunciaron un comunicado conjunto que indica que las mujeres tuvieron que confrontar la discriminación de los invasores y otros diariamente y el sistema se basaba en esa estructura concreta.[66]​ Así es que la concepción fue considerada negativamente.[62]

La gran expansión de la guerra causó una gran demanda de mujeres para los militares. En 1941 cuando ejército de Kwantung creció a 750.000 desde el anterior 240.000, la autoridad japonesa señaló la necesidad de más mujeres al gobernador en Corea, llevando 10.000 mujeres a Manchuria.[68]​ Casos similares ocurrieron en Taiwán, Filipinas e Indonesia.

Una lista de pasajeros de un barco, fechada en mayo de 1939, contiene los registros de las mujeres llevadas desde Japón y Corea.[69]​ A continuación, los gobernadores en Corea y Taiwán recibieron demandas de procurar mujeres.[69]

Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen Shōwa llevó a cabo en Corea un sistema de prostitución similar a la establecida en otras partes de la Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental. Agentes coreanos, de la policía militar y auxiliares militares estaban involucrados en la adquisición y organización de las mujeres de solaz, e hicieron uso de sus servicios.[70]​ Chong-song Pak encontró que «Los coreanos, totalmente aculturados, bajo el dominio japonés, se convirtieron en actores principales en el sistema de la prostitución con licencia que fue implantado en su país por el estado colonial.»[71]

Los proveedores militares insertaron unas noticias. Un aviso que se publicó en el periódico coreano Gyeongseong Ilbo, decía que las mujeres recibirían sus sueldos y deberían tener más de 18 años. Hubo encargados en Seúl para la autoridad japonesa y ambos, militares y civiles participaron. Después de Segunda guerra sino-japonesa, las noticias se propalaron a lo largo de medios de comunicación en los territorios ocupados.

Después de su derrota, las fuerzas armadas japonesas destruyeron muchos documentos por temor a ser acusadas de crímenes de guerra.[72][73]​ Posteriormente, el 14 de enero del año 1992, el jefe del portavoz del Japón Koichi Kato, emitió una disculpa oficial diciendo: «No podemos negar que el antiguo ejército japonés jugó un importante papel» en el secuestro y detención de las mujeres de solaz y «Nos gustaría expresar nuestras disculpas y nuestro arrepentimiento».[74]​ Durante la retirada japonesa, se dice que la gran parte de las mujeres de consuelo se suicidaron o fueron amenazadas de muerte si hablaban acerca de sus recuerdos sobre la violación sexual.[73]​ Los historiadores han buscado pruebas de coerción por parte de la autoridad de la Armada Imperial y el Ejército Imperial Japonés, y algún tipo de prueba escrita se ha descubierto.[26]

Tres mujeres de Corea presentaron una demanda en Japón en diciembre de 1991, cerca del 50 aniversario del ataque a Pearl Harbor, exigiendo una compensación por la prostitución forzada.[7]​ Se presentaron los documentos encontrados por el profesor de historia Yoshiaki Yoshida que habían sido almacenados en la Agencia de Defensa japonesa desde el año 1958, cuando fueron devueltos por las tropas estadounidenses, y no está claro por qué quedaron fuera de la vista durante tanto tiempo.[75]​ Posteriormente, el 14 de enero del año 1992, el Jefe del Portavoz del Gobierno de Japón, Koichi Kato emitió una disculpa oficial diciendo: «No podemos negar que el anterior ejército japonés jugó un importante papel» en el secuestro y detención de las mujeres de solaz y «Nos gustaría expresar nuestras disculpas y nuestro arrepentimiento».[74][75][76]​ Tres días después, el 17 de enero del año 1992, en una cena ofrecida por el presidente surcoreano, Roh Tae Woo, el Primer Ministro japonés, Kiichi Miyazawa, le dijo a su anfitrión: «Nosotros los japoneses debemos, ante todo, recordar la verdad de ese trágico período en que las acciones japonesas causaron el sufrimiento y la tristeza sobre tu pueblo. No debemos olvidar nunca nuestros sentimientos de remordimiento por ello. Como Primer Ministro de Japón, me gustaría declarar nuevamente mi remordimiento por estos hechos y presentar mis disculpas al pueblo de la República de Corea», y se disculpó de nuevo al día siguiente en un discurso ante la Asamblea Nacional de Corea del Sur.[77][78]​ El 28 de abril del año 1998, la corte japonesa dictaminó que el gobierno japonés debía compensar a las mujeres y les otorgó 2300 dólares estadounidenses, en yenes japoneses, a cada una.[79]

Los documentos fueron encontrados en el año 2007 por Yoshiaki Yoshimi y Hayashi Hirofumi.[36]​ Las esclavas sexuales supervivientes querían una disculpa del gobierno japonés. Shinzō Abe, primer ministro en ese momento, declaró que no había pruebas de que (el gobierno japonés) hubiese mantenido esclavas sexuales, pero más tarde tuvo que emitir una disculpa oficial desde Tokio que ya había admitido el uso de los burdeles en el año 1992.[80]

En 1944, las fuerzas aliadas capturaron a veinte mujeres coreanas y a dos japoneses (propietarios de burdeles) en Birmania y fue publicado en el Reporte no. 49. Según el reporte, las coreanas fueron engañadas y utilizadas como mujeres de consuelo por los japoneses; en 1942 había más o menos 800 mujeres que se llevaron a Birmania de esta manera.[81][82][83]

Aproximadamente tres cuartas partes de las mujeres de solaz murieron o se suicidaron, y la mayoría de las sobrevivientes se quedaron estériles debido a un trauma sexual o a enfermedades de transmisión sexual.[84]​ De acuerdo con el soldado japonés Yasuji Kaneko[85]​ "Las mujeres gritaban, pero no nos importaba si ellas vivían o morían. Éramos los soldados del emperador. Ya sea en burdeles militares o en las aldeas, violábamos sin reticencias."[86]​ Este tipo de palabra demuestra la característica de la violación sexual a las mujeres basada en la sociedad patriarcal, masculinocéntrica y sexista.[81][87]

Los funcionarios japoneses involucrados fueron castigados por parte de las autoridades japonesas al final de la guerra.[88]​ Después del final de la guerra, once oficiales japoneses fueron declarados culpables y un soldado condenado a muerte por crímenes de guerra.[88]​ La corte concluyó que el cargo era por haber incumplido la orden del ejército de solo contratar mujeres voluntarias.[88]​ Las víctimas de Timor Oriental testificaron que fueron forzadas a la esclavitud, aun cuando no tenían edad suficiente para haber comenzado a menstruar. Los testimonios en el Tribunal Estatal confirma que estas niñas prepúberes fueron violadas repetidamente por soldados japoneses,[89]​ mientras que las que se negaron a cumplir fueron ejecutadas.[7][90]

Hank Nelson, profesor emérito de la Universidad Nacional Australiana de la Asia Pacific Research Division, ha escrito sobre los burdeles administrados por el ejército japonés en Rabaul y Papúa-Nueva Guinea durante la Segunda Guerra Mundial. En una cita del diario de Gordon Thomas, un prisionero de guerra en Rabaul; Thomas escribe que las mujeres que trabajaban en los burdeles "lo más probable es que atendieran entre 25 y 35 hombres al día" y que eran "víctimas de la trata de esclavos de raza amarilla.”[91]

Nelson también cita a Kentaro Igusa, un cirujano naval japonés que estaba destacado en Rabaul. Igusa escribió en sus memorias que las mujeres se vieron forzadas a seguir trabajando sin tener en cuenta las infecciones y malestares severos, a pesar de que "lloraban y pedían ayuda."[91]

En 1973, un japonés Kakou Senda escribió un libro sobre el sistema de mujeres de consuelo que se centra en las participantes japonesas. Su libro ha sido ampliamente criticado por alterar la verdad por los historiadores surcoreanos y también japoneses.[92]​ Este libro fue la primera referencia sobre este asunto y se convirtió en una referencia importante para el activismo de la década de 1990.[93]​ El primer libro escrito por un coreano apareció en 1981. Sin embargo, era un plagio del autor zainichi Kim Il-Myeon.

En 1989, el testimonio de Seiji Yoshida fue traducido al coreano. Su libro fue criticado duramente como fraudulento por los periodistas japoneses y coreanos, y el autor Yoshida admitió que su memoria era ficticia.[94][95][96]

En 1993, el gobierno de Japón emitió la «declaración de Kono», confirmando que las mujeres de consuelo estuvieron sometidas a coerción.[26][97]

Sin embargo, el gobierno japonés tomó una decisión del gabinete en 2007, diciendo que "No hay evidencia de que el ejército japonés o los oficiales militares se apoderaron de las mujeres a la fuerza.[98][99]

En 2014, Yoshihide Suga formó un equipo para reexaminar el discurso de Kono,[100]​ causando rechazo ya que reexaminar el discurso significa negar el perdón a las víctimas.[101]​ Sobre esta decisión, la ONU expuso su preocupación sobre los graves conflictos entre Corea del Sur y Japón.[102]​ Como fueron empeorando las relaciones entre las dos naciones, el presidente estadounidense, Barack Obama dijo en Seúl que el tema de las mujeres de consuelo fue una "terrible y tremenda violación a los derechos humanos".[103]

Actualmente el Consejo coreano para las mujeres motivado por la esclavitud sexual militar impuesta por Japón realizó una votación para resolver el problema por las mujeres de solaz y exigir el pedido de perdón por parte del gobierno japonés a las víctimas de la esclavitud. Su fin es lograr cien millones de firmas desde todas las partes del mundo. La votación se organizó en su página web de noticias.[104]

Desde 1992, Japón presentó su disculpa a los países de sus anteriores colonias, declarando el anuncio de Kono en 1992 y discurso de su primer ministro Tomiichi Murayama en 1995, diciendo que reconoce la historia de agresión e invasión con la disculpa oficial sobre las historias innegables.[105]

Durante las negociaciones multilaterales, Japón empezó a poner su propuesta para la indemnización. Con Corea del Sur, Seúl interpuso una demanda de 364 millones de dólares estadounidenses para compensar a los coreanos forzados a trabajar y al servicio militar durante ocupación japonesa: $200 por cada sobreviviente, $ 1650 por cada muerto y $ 2000 por cada herido.[106]​ Sin embargo, esta propuesta rápidamenta confrontó la repulsión japonesa en base del tratado básico entre Corea del Sur y Japón (1965)[107]​ con gran apoyo de los Estados Unidos que ocurrió bajo la situación de la guerra fría. Al negociar la escala de compensación, Japón accedió a dar una ayuda económica de 800 millones de dólares y a dar préstamos con una baja tasa de interés de más de 10 años desde 1965.[108]

En 1994, Tokio estableció un Fondo de Mujeres Asiáticas (en inglés: Asia Women’s Fund, AWF) para distribuir una compensación adicional a las víctimas en Corea, Filipinas, Taiwán, Países Bajos e Indonesia, recibiendo donaciónes de los ciudadanos.[109]​ Al principio, derechistas allí alegaron la inexistencia de las mujeres de solaz en la historia.[110][111]​ Como esta decisión no significaba ningún apoyo financiero del gobierno japonés, Corea del Sur oficialmente lo rechazó.[112]​ Los grupos de derehos humanos y grupos de interés alegaron que la dirección de proveer los fondos intentó de escalar la general condición de las mujeres y dentro de una comunidad, no indemnización a cada víctima.[7]​ Finalmente, 61 coreanas, 13 taiwanesas, 211 filipinas y 79 neerlandesas aceptaron una disculpa firmada por el primer ministro de entonces Ryūtarō Hashimoto con apoyo de su predecesor Tomiichi Murayama:

61 coreanas cobraron 5 millones de yenes para cada víctima desde el fondo de mujeres asiáticas y otras 142 víctimas recibieron fondos desde el gobierno surcoreano. A algunas mujeres, se lo consideraba una forma de compensación en modo de la consulta.[115][116][117]

Relacionando con el proceso de disculpa y compensación, los puestos de los gobiernos de las víctimas han sido varios: las dos Coreas y China representan gran repulsión sobre los asuntos de las esclavas femeninas en unión con los temas de las trabajadoras forzadas.;[54]​ el gobierno indonesio anunció la no necesidad de indemnización para cada sobreviviente. En cambio, Indonesia hizo negocio al establecer un proyecto social en forma de institución de bienestar, fundando más de sesenta refugios a lo largo del archipiélago desde 1995, ganando los apoyos de Fondo de Mujeres Asiáticas.;[118]​ el gobierno holandés hizo un pacto en 1956 de proveer la indemnización a los 92.000 víctimas neerlandesas que apareció aparte del tratado de San Francisco.[118]​ y; al fin, las sobrevivientes filipinas representaron la activa incorporación sobre este asunto,[119]​ ganando la sentencia de su corte suprema que manda la asistencia gobierna.[120]

Pese a todos los varios anuncios de los líderes japoneses durante los 80 y 90,[54]​ los políticos japoneses han representado las dudas sobre los crímenes durante la guerra, la agresión japonesa en el siglo XX, e incluso las mujeres de solaz desde 2007.[54]​ Pero, la administración Abe causó masiva repulsión por tratar de modificar la declaración de Kono que denota dicha disculpa a nivel gubernamental,,[121]​ y ya en fechas más recientes, y ante la incesante presión de ONG estadounidenses y del mismo gobierno estadounidense, el gobierno japonés ha accedido a hacer una segunda indemnización por una cifra cercana a los US$9 millones.[122]

En Japón, existe una inmensa controversia relacionada con el uso y la actual existencia de las mujeres de consuelo, especialmente para ocultar o negar los crímenes cometidos durante la guerra por los políticos, activistas y periodistas japoneses. Por ejemplo, un historiador de la universidad Nihon, Ikuhiko Hata estima el número de las víctimas sexuales en aproximadamente 10,000 y 20,000. Hata afirma que "Ninguna de las [mujeres de confort] fueron reclutadas forzadamente."[123]​ Y los políticos conservadores del Partido Liberal Democrático han alegado que los testimonios de las víctimas mantienen un fondo inconsistente y ambiguo, entonces (los testimonios) no tienen validez.[124]​ Notablemente, el exmayor de Osaka y colíder del Partido de la Innovación con su ideología de extrema derecha,[125][126]Tōru Hashimoto públicamente afirmó que no "hubo ninguna evidencia que unas mujeres de consuelo fueron forzadas por la vía de la violencia o amenaza de parte de los militares japoneses."[127]​ Obteniendo un fuerte rechazo por parte de las víctimas y los gobiernos internacionales, modificó su posición, diciendo que ellas fueron unas mujeres capturadas contra su voluntad,[128]​ aun justificando la atrocidad durante la guerra a los papeles femeninos como "necesario", a fin de que los militares "descansaran".[128]

Un manga, Neo Gomanism Manifesto Special – On Taiwan, por el autor japonés, Yoshinori Kobayashi, muestra a mujeres en kimono haciendo fila para enrolarse delante de un soldado japonés. El manga de Kobayashi contiene una entrevista con el magnate taiwanés Shi Wen-long, quien afirmó que ninguna mujer fue forzada, y que ellas trabajaron en condiciones más higiénicas que las prostitutas normales porque el uso del condón era obligatorio.[129]

La televisión nacional japonesa, NHK transmitió un programa sobre el Tribunal Internacional de Crímenes de guerra Sobre la Esclavitud Sexual de la Mujer en el Japón que fue ampliamente revisado.[130]​ El presidente de NHK que ascendió al puesto en 2014 anunció su opinión de comparar la característica de la explotación sexual japonesa con las prácticas de occidente; sin embargo, los historiadores occidentales señalan las diferencias entre los actos llevados a efecto por Tokio que coaccionaron sexualmente a las mujeres y otros actos por unos institutos occidentales que a las mujeres les obligaban unas compensaciones laborales económicas.[131]

El primer ministro, Shinzō Abe y la mayoría de los ministros de su gabinete, son miembros de la organización Nippon Kaigi, que niega la existencia de los crímenes japoneses, incluso la esclavitud femenina.[132]​ Un delegado representativo de su gobierno es Hirofumi Nakasone, el Ministro de Asuntos Exteriores. Aunque su padre, Yasuhiro Nakasone estableció una estación de mujeres de consuelo en 1942 cuando era un alférez de la Armada Imperial Japonesa, el ministro fundó una comisión de "recuperar el honor de Japón a lo largo de los temas de las mujeres de consuelo".[26]

Las últimas víctimas que han sobrevivido hasta el siglo XXI se han convertido en figuras públicas en Corea,[133]​ y allí se refieren a ellas como "halmoni", un término afectuoso para denominar a las "abuelas". En cambio China, esta en una etapa de recolección de testimonios a través del Centro Chino de Investigación de Hechos sobre las "Mujeres de consuelo" en la Universidad Normal de Shanghái,[134]​ algunas veces en colaboración con los investigadores coreanos.[135]​ En otras naciones, la investigación e interacción con las víctimas se encuentra en una etapa menos avanzada. Pero las mujeres de Taiwán y Filipinas también trataron de demandar más atención de la comunidad internacional y colaboración japonesa.

Las dos Coreas formaron la comprensión sobre las mujeres de consuelo, diciendo que desean que Tokio acepte el crimen extremo durante la guerra mundial.[136]​ Debido a la postura conservadora de Japón, Park Geun-hye, la presidenta surcoreana anunció que no haría una conversación bilateral con Japón si Tokio no mostraba la autenticidad de resolver el asunto. Lo que causó que ninguna negociación exista entre las dos partes desde 2012.[137][138]

Aproximadamente, cincuenta mujeres sobreviven en Corea del Sur.[139]​ En 2015, Zeid bin Ra'ad, el presidente de Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) y príncipe jordano visitó encontrando las víctimas en Seúl.[139]

Cada miércoles, mujeres de consuelo sobrevivientes, organizaciones de mujeres, grupos cívico-sociales, grupos religiosos, y un número de individuos participa en la "Manifestación del miércoles" frente a la embajada japonesa en Seúl, patrocinado por el “The Korean Council for the Women Drafted for Military Sexual Slavery by Japan (KCWDMSS)” (Consejo coreano para las mujeres motivado por la esclavitud sexual militar impuesta por Japón). Esta manifestación comenzó a realizarse el 8 de enero de 1992, cuando el primer ministro de Japón, Miyazawa, visitó la república coreana. En diciembre de 2011, una estatua de una joven mujer fue levantada en frente de la embajada japonesa, en honor de las mujeres de solaz, para la milésima semana de la "Manifestación del miércoles".[140]​ El gobierno de Japón ha pedido en reiteradas ocasiones al gobierno surcoreano retirar la estatua, pero esto no ha ocurrido.[140]

La casa en la que se comparte es el hogar de las víctimas que siguen con vida. Esta casa fue fundada en junio de 1992 gracias al dinero recaudado por organizaciones budistas y varios grupos cívico-sociales y fue trasladada a Gyeonggi, Corea del Sur en 1998. Esta casa incluye el "Museo de la esclavitud sexual por militares japoneses" para difundir la verdad sobre los militares japoneses y su brutal abuso de las mujeres de consuelo y para educar a los descendientes y el público en general.[141]

Algunas de las sobrevivientes, como Kang Duk-kyung, Kim Soon-duk y Lee Yong-Nyeo, preservaron su historia personal en un archivo visual de dibujos Además, la directora de cine del Center for Asian American Media, Dai Sil Kim-Gibson, produjo el documental "Silence Broken: Korean Comfort Women", que reúne varios relatos de mujeres sobrevivientes.
Filmografía feminista y videos de archivo han contribuido a generar un sentimiento de solidaridad entre las sobrevivientes y el público sobre la base de los derechos de las mujeres. Y han servido como un sitio de encuentro y enseñanza de la dignidad de la mujer y los derechos humanos, atrayendo a personas sin distinción de edad, género, ideología, o nacionalidad.[142]

Las filipinas formaron tres grupos propios, similares a las sobrevivientes coreanas llamada "Lolas" (abuelas), "Lila Pilipina" (Liga de las mujeres filipinas, 1992-)[143]​ y "Malaya Lolas" (abuelas gratis). Tres grupos han pedido una disculpa oficial del gobierno japonés, compensación con la inclusión de este tema en los libros de historia.[144][145]

En segundo día de abril de 1993, dieciocho sobrevivientes de las Filipinas acudieron al juicio ante la corte de distrito de Tokio, demandando una compensación de ¥360 millón.[31][146]​ Actualmente, cuarenta cuatro víctimas insistió en su situación como las mujeres de solaz durante la Segunda Guerra Mundial pero los abogados y los grupos humanitarios no pudieron ejecitar la acción.[107]​ Incluso Rosa Henson y Julia Porras, 18 mujeres llegaron abriendo una rueda de prensa para hacer una oratoria sobre sus experiencias.[56]​ Las víctimas filipinas entonces demandaron la inclusión de los temas en los textos autorizados para enseñar la tragedia durante la guerra a los japoneses. La sobreviviente Julia Porras reclamó que las mujeres filipinas incluso ella tuvieron trabajar como unas criadas y como esclavas sexuales en isla de Mindanao.[56]​ Julia hizo su testimonio y reveló que cuando tenía 13 años de edad, su pueblo fue invadido y los militares caputraron a otras niñas. Las cautivas fueron confinadas en un túnel y los militares japoneses repetidamente violaron sexualmente a las niñas. Pese a todo, la demanda de las víctimas se rechazó por baja legitimidad y falta de evidencia por todos niveles de los tribunales de justicia japoneses.[107]​ La interpretación del tribunal del distrito de Tokio anunció que hubo solamente evidencia de la invasión a las Filipinas sin una clara evidencia de esclavitud sexual. Esta sentencia recibió los apoyos de los tribunales superiores en 1998, 2000 y finalmente en 2003, terminando todo proceso de jurisdicción contra Japón.[56]

Los grupos han hecho varios tipos de manifestación delante de la embajada japonesa en Manila,[144][147]​ los testimonios a los turistas japonéses. Como el caso de Corea, las sobrevivientes filipinas tienen ya su casa y escribieron dos biografías: Comfort Woman: Slave of Destiny por Rosa Henson; The Hidden Battle of Leyte: The Picture Diary of a Girl Taken by the Japanese Military por Remedios Felias.

Desde la década de 1990, las sobrevivientes de Taiwán trataron de captar la atención de la sociedad taiwanesa, asegurando el apoyo de los activistas de los derechos femeninos. Sus testimonios y recuerdos han sido escritos a periódicos, libros y reportajes.[148]

Las reclamaciones taiwanesas contra el gobierno de Japón han sido propuestas por Taipéi Fundación de Mujeres de Rescate (TWRF), una organización sin fines de lucro. Esta organización ha facilitado apoyos legales y psicológicos, recolectando los datos de las mujeres y testimonios.

Nueve mujeres taiwanesas, que dicen que se vieron obligadas a ofrecer servicios sexuales a los soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, presentaron una demanda el 14 de julio de 1999 al tribunal de distrito de Tokio en busca de indemnización y una disculpa del gobierno japonés sobre el sufrimiento que soportaron.[149]​ Era la primera vez que las mujeres taiwanesas habían puesto una demanda legal. El gobierno de Taiwán decidió apoyar la actividad de las víctimas, diciendo que la República de Taiwán ha siempre apoyado los reclamos de las mujeres contra Japón y también ha encargado la investigación académica de estos casos desde 1992. Se dice que al menos 766 mujeres taiwanesas fueron obligadas a la fuerza a desempeñarse como mujeres de consuelo.[150]​ En 2002, el tribunal en Tokio rechazó sus demandas, por eso demandaron otra vez al tribunal superior y finalmente a corte superma en 2004. En febrero de 2005, la Corte suprema rechazó las peticiones de las siete mujeres restantes.[150]

En 2007, estas organizaciones se encargaron de promover la conciencia en la sociedad haciendo reuniones en las universidades y escuelas secundarias donde los sobrevivientes dieron sus testimonios a los estudiantes y al público en general.[151]

El asunto sobre las mujeres de consuelo apareció en 1992 por primera vez en la ONU.[107]​ La Organización de Naciones Unidas ha mencionado su apoyo al asunto y demandas al gobierno japonés.[152]​ En 1996, la enviada especial de la ONU, Radhika Coomaraswamy anunció su informe sobre las mujeres de consuelo en el cual pidió la disculpa oficial y posterior indemnización.[153]​ Esto fue posible gracias al discurso japonés que expresa sus disculpas durante la Segunda Guerra Mundial incluso las invasiones a los países asiáticos.[154]

No obstante, Japón trató de negar los asuntos de las mujeres de consuelo y el primer ministro Shinzo Abe dijo que no podía creer en la presentación de las mujeres en 2007, provocando a las dos Coreas y China.[153]​ La administración de Shinzo Abe alegó que la historia japonesa se ha descrito de manera muy negativa sin considerar la verdad ampliamente y en febrero de 2014, empezó reexaminar la exactitud del discurso hecho por su predecesor en 1993.[154]​ Luego de este manifiesto, unos oficiales japoneses de alto rango se reunieron con la enviada de la ONU, Radhika Coomaraswamy a fin de que retirase los contenidos de su informe del año 1996.[26][154]​ De esta manera se despertó un gran rechazo internacional, Japón no comprobó esta duda pero en junio del mismo año, Tokio publicó su propio reporte diciendo que “no es posible de confirmar si las mujeres se enlistaron forzadamente.[153][155]​ Esta declaración causó respuestas de los oficiales sobre los derechos humanos los cuales presentaron una propuesta, a fin de que se apruebe, una justa resolución immediatamente y se de apoyo genuino a las víctimas.[7][155][152]

El tema de las mujeres de consuelo ha sido apoyado por las naciones víctimas y los grupos de derechos humanos, continúan las campañas en Australia y Nueva Zelanda donde los gobiernos no lo apoyan oficialmente.[156][157]Canadá, Países Bajos y Estados Unidos presentaron resoluciones en el nivel parlamentario a fin de resolver el asunto de las mujeres de consuelo. Amnesty International ha apoyado una serie de audiciones para los testimonios de las vícimas a lo largo de Europa desde 2007 y también el grupo demanda la activa participación de los gobiernos europeos de que estos hagan presión a Tokio. Después de los testimonios en el parlamento europeo, la institución parlamentaria pasó una resolución oficial contra Japón junto a los Países Bajos.[158][159]​ Las organizaciones no-gubernamentales celebraron varios eventos incluso una conferencia en Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra y la primera manifestación del miércoles en Francia.[160]

El gobierno neerlandés escribió en su reportaje en al año 1994 sobre los sacrificios de sus pueblos durante la SegundaGuerra Mundial.[161]​ En 2007, Segunda Cámara de los Estados Generales de Ámsterdam anunció la resolución que solicita no se hable más sobre este asunto.[162]

En Canadá, han sido varios eventos que se han realizado para escuchar los testimonios a nivel de gobierno y en todo el país.[163][164]​ La Cámara de los Comunes de Canadá comprobó la audiencia de las sobrevivientes en Ottawa, declarando en la propuesta del año 2007 que Japón no se ha pronunciado oficialmente.[165][166]

Los Estados Unidos apoyan los asuntos sobre los derechos humanos y solicitaron las disculpas de Japón a las víctimas. La Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó la resolución N° 121 el 30 de julio de 2007, donde pidieron que se reexamine la situación y enseñanza sobre las mujeres de consuelo en los libros de historia japoneses. En julio de 2012, el ex-secretaría Hillary Clinton quien representa gran apoyo al tema, crítica el uso de la designación mujeres de consuelo (comfort women) que debe cambiarse a las esclavas sexuales forzadas sobre la base de la concepción y característica.[167]​ La Casa Blanca continúa apoyando la necesidad de manejar la violación de los derechos humanos.[168]​ Unas lápidas conmemorativas se asentaron en Nueva Jersey y California en 2010 y 2013, respectivamente.[169]

Como el primer ministro, Shinzo Abe declaró que no hay ni una sola evidencia sobre las esclavas forzadas, diversas críticas aparecieron tras las palabras de Japón las cuales devalúan la dignidad humana de las víctimas. En 2014, el Papa Francisco se encontró con las siete sobrevivientes surcoreanas.[170][171]

Los políticos japoneses han tratado de ejercer presión sobre las editoriales estadounidenses a fin de eliminar la descripción sobre las mujeres de consuelo a causa de degradar el sentimiento de Japón.[172]

Como el primer ministro, Shinzo Abe ascendió al poder por segunda vez en 2012 después de su caída en 2007, él y sus ministros representaron las dudas y preguntas sobre las disculpas anteriores.[173][174]​ El ministro de educación comenzó la revisión de los textos autorizados, orientando a crear la duda sobre la existencia de la esclavitud femenina. Su gabinete dijo que algunos textos en los Estados Unidos conservan muchos errores y menciones negativas sobre Japón y algunos no reflejan la verdad, entonces el gobierno japonés debe elevar la voz para recuperar su honor.[175]​ Los delegados japoneses fueron enviados en 2014 a la editorial McGraw Hill junto a unos profesores de historia, ganando así la ayuda de la sociedad histórica japonesa.[175]​ Dice que ellos solicitaron eliminar unos contenidos acerca de las esclavas sexuales en los textos estadounidenses, provocando en la sociedad histórica estadounidense una declaración donde manifiestan la lástima que sienten gracias a la revisión japonesa en cuanto a este tema.[175][176]

Tras varios intentos de revisar la historia, los congresistas estadounidenses hicieron unas mesas de trabajo donde solicitan se evalúe el caso en cuanto a derechos humanos.[177]​ En mayo de 2015, 187 profesores quienes su asignatura principal es historia del Asia Oriental, enviaron una carta oficial donde exigían el cambio de la política japonesa en este tema. Participaron los expertos como el ganador de premio Pulitzer John Dower, el profesor de la universidad Harvard, Ezra Vogel y[177]​ Alexis Dudden, profesora de historia de Universidad de Connecticut son quienes han liderado en conjunto un manifiesto de los historiadores que denuncian la postura de negar su historia.[178]​ Más de 450 profesores alrededor del mundo firmaron la declaración sin hacer caso de sus asignaturas principales.[179][180]

Las mujeres forzadas al servicio sexual recibían un periódico examen de salud para impedir la concepción y prevenir enfermedades de transmisión sexual.[181]​ Si una mujer llegaba a concebir, se le inyectaba una droga llamada 606 que provocaba el aborto,[62][182]​ se les practicaba el aborto quirúrgico o eran esterilizadas a la fuerza.[183]​ Debido a que las mujeres fueron expuestas a varias enfermedades sexuales y a los abortos forzados muchas veces,[184]​ e incluso se hicieron con ellas experimentos de aborto artificial,[185]​ muchas víctimas casi perdieron su salud física y no pudieron embarazarse nunca más,[186]​ lo que impidió incluso que estas mujeres pudieran contraer matrimonio en muchos casos.[87]​ Según varias investigaciones, las mujeres mostraban heridas o síntomas como enfermedades en el útero, deformación de hombro o columna debido a la violencia de las agresiones, artritis y heridas por tortura (fuego o espada) a las que eran sometidas si se negaban.[187]​ Los síntomas mentales incluyen la depresión, TEPT, cefalea crónica, pesadillas e insomnio.[188]

Además, las víctimas sufrieron luego el aislamiento, dificultades económicas y el rechazo social en la conservadora sociedad de su país. [87][189]​ Al enfrentar estas dificultades en su pueblo, algunas mujeres no regresaron. Un testimonio de la víctima taiwanesa, Teng Kao Pao-chu muestra la situación del trance de las sobrevivientes:

Las mujeres demostraron dificultades para controlar su emoción y furor interno sobre la base de test de Rorschach, una técnica y método proyectivo de psicodiagnóstico.[190]​ Como tuvieron que estar lejos de sus familias sin socialización propia y estabilidad durante largo plazo, psicológicamente manifestaron una ansiedad muy intensa además de lidiar con la dificultad de tener socialización.[191]​ Un ensayo clínico en 2011 también anunció que las sobrevivientes seguían propensas a sufrir trastorno por estrés postraumático después de 60 años de la guerra.[192]

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