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Pink Floyd The Wall (película)



Pink Floyd - The Wall es una película británica lanzada el 23 de mayo de 1982 dirigida por el director británico Alan Parker y basada en el álbum de Pink Floyd The Wall (1979). El guion fue escrito por el vocalista y bajista de Pink Floyd, Roger Waters. Altamente metafórica y rica en simbolismo y sonido, la película contiene pocos diálogos y es conducida principalmente por las canciones de Pink Floyd.

La película incluye 15 minutos de elaboradas secuencias de animación creadas por el ilustrador Gerald Scarfe y Roger Waters, parte de las cuales describen una pesadilla basada en los bombardeos alemanes sobre Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial.[1]​ La película es reconocida por su surrealismo perturbador, secuencias animadas, situaciones sexuales, violencia y gore. A pesar de su turbulenta producción y del descontento de los creadores con el resultado final, The Wall se ha convertido en una película de culto.

Pink (Bob Geldof), el cantante de un grupo musical, arrastra desde su infancia una serie de traumas. Se le ve inicialmente en un cuarto de hotel, totalmente inexpresivo, viendo la televisión mientras suena la canción «The Little Boy that Santa Claus Forgot» de Vera Lynn. Luego se revela que el padre de Pink, un soldado británico, murió en combate en la batalla de Anzio, durante la Segunda Guerra Mundial, en plena infancia del protagonista.

En una analepsis, aparece Pink durante su niñez, en la década de 1950, buscando desesperadamente una figura paterna. En el dormitorio de su madre, descubre el pergamino del rey Jorge VI que anuncia la muerte en combate de su padre, así como reliquias militares paternas. En la escuela, es descubierto escribiendo poemas y es humillado ante sus compañeros por su profesor (a mitad de la canción «The Happiest Days of Our Lives»). Mientras se escucha la canción «Another Brick in the Wall (Parte 2)», Pink imagina un sistema escolar opresivo en el que los alumnos caen en una trituradora de carne; los niños finalmente se rebelan y destruyen la escuela, arrojando al profesor al fuego. Pink también se ve afectado por su sobreprotectora madreMother»). Todas estas experiencias traumáticas son presentadas como «ladrillos» en el muro metafórico que Pink construye para separarse de la sociedad.

Siendo ya un adulto, Pink se casa, pero su matrimonio fracasa rápidamente. Mientras se encuentra de gira por los Estados Unidos, se entera de la infidelidad de su esposa. Lleva hasta su hotel a una groupie (al término de la canción «Young Lust») solamente para destrozar el cuarto delante de ella («One of My Turns»). Pink lentamente empieza a perder la cabeza y a imaginar «gusanos» metafóricos. Se afeita todo el pelo de su cuerpo y ve enajenado la película The Dam Busters en la televisión. Su mánager, junto con el director del hotel y miembros del equipo, lo encuentran totalmente inconsciente en su habitación destrozada, así que lo inyectan para que pueda dar su próximo concierto («Comfortably Numb»).

Pink se imagina que es un líder neonazi y que su concierto es una reunión al estilo de los congresos de Núremberg. Sus seguidores empiezan a atacar a las minorías étnicas, tomándose las calles de Londres y causando una gran destrucción. A la escena se le añaden imágenes animadas de martillos (símbolo del partido neonazi de Pink) marchando sobre las calles destruidas. Pink deja de alucinar: grita «¡Stop!» y se le ve luego refugiado en los baños del sitio donde iba a dar el concierto. En la siguiente secuencia animada, Pink, presentado como un pequeño muñeco de trapo, es llevado a un juicio y su sentencia final es «ser expuesto ante sus similares»: el juez da la orden de «derribar el muro». Luego de un prolongado silencio, el muro explota.

Unos niños recogen escombros en una calle, finalizando la película con la imagen de uno de ellos vaciando un cóctel molotov.

A mediados de la década de 1970, mientras la fama internacional de Pink Floyd seguía en ascenso, Waters empezó a apartarse paulatinamente de su público:

Waters también estaba consternado por el «enfoque ejecutivo», orientado únicamente hacia el éxito, en el que los fanes ni siquiera trataban de familiarizarse con las personas reales que conformaban la banda (idea ya representada en la canción «Have a Cigar» del álbum Wish You Were Here, en 1975). El concepto del muro, junto a la decisión de bautizar «Pink» al protagonista, en parte nació de ese enfoque, combinado con la creciente alienación entre la banda y sus fanes.[3]​ Aquello simbolizó una nueva era para las bandas de rock, con Pink Floyd «explorando (... ) la dura realidad de estar donde estamos», basándose en la ideología de existencialistas como Jean-Paul Sartre.[4]

Incluso antes de la grabación de The Wall, Roger Waters tenía la idea de realizar una película.[5]​ Sin embargo, luego de la publicación del disco, se pensó en realizar la película con grabaciones en vivo de la banda tomadas de la gira promocional, con animaciones de Scarfe y escenas adicionales.[6]​ La película sería protagonizada por el mismo Waters.[6]EMI al final no se interesó por el proyecto, aduciendo que no entendían el concepto que Waters quería plasmar.[7]

El director Alan Parker, un fanático de la música de Pink Floyd, sugirió a EMI la realización de una película basada en The Wall. EMI sugirió igualmente a Parker que le contara su idea a Roger Waters, el cual finalmente escogió al mismo Parker para que se encargara de dirigir el proyecto. Parker sugirió producirla y darle la dirección a Gerald Scarfe y a Michael Seresin.[8]​ Waters empezó a trabajar en el guion luego de estudiar algunos libros de guiones cinematográficos. Él y Scarfe produjeron un libro que contenía el guion y el arte para enviar el proyecto a los posibles inversionistas. Aunque en el libro Waters desempeñaba el papel de Pink, luego de algunas pruebas fue removido del papel protagónico[9]​ y reemplazado por el músico Bob Geldof, líder de la agrupación The Boomtown Rats.[6]​ Seresin finalmente abandonó el proyecto y Parker se convirtió en el director del mismo.[10]

Parker, Waters y Scarfe tuvieron bastantes problemas entre sí durante la filmación, tanto que el director expresó que la realización de la película fue «una de las experiencias más miserables de toda su vida creativa».[11]​ Scarfe declaró que se dirigió a los Estudios Pinewood con una botella de Jack Daniel's, porque sabía lo que le esperaba y debía fortificarse de alguna manera.[12]​ Durante la producción, mientras se filmaba la escena donde Pink destruía el cuarto de hotel, Geldof sufrió un corte en su mano mientras arrancaba las persianas. Esa escena fue usada en la película. También se descubrió durante la filmación de las escenas en la piscina que Geldof no sabía nadar. Las escenas en interiores fueron filmadas en los Estudios Pinewood[13]​ y las escenas bélicas fueron filmadas en una zona arenosa cerca del condado de North Devon, lugar donde también se obtuvo la imagen de carátula del álbum A Momentary Lapse of Reason de Pink Floyd, seis años después.[14]

La película fue exhibida durante el Festival de Cannes de 1982.[16]

El estreno oficial se realizó en el teatro Empire en la ciudad de Londres,[17]​ el 14 de julio de 1982. Asistieron Roger Waters, David Gilmour y Nick Mason de Pink Floyd. Richard Wright no se presentó,[17]​ pues en ese momento ya no formaba parte de la banda. También asistieron Geldof y Scarfe, así como celebridades: Paula Yates, Pete Townshend, Sting, Roger Taylor, James Hunt, Lulu y Andy Summers...[18]

La cinta se estrenó con exhibición limitada el 6 de agosto de 1982 y se ubicó en el puesto n.º 28 en la listas estadounidenses, a pesar de haber sido presentada solamente en una sala en su primer fin de semana, recaudando más de 68.000 dólares, una hazaña incluso para los estándares actuales. La película se distribuyó en cerca de 600 salas el 10 de septiembre, logrando ubicarse en el puesto n.º 3 en las listas, detrás de E.T., el extraterrestre y Reto al destino. El filme recaudó eventualmente 22 millones de dólares hasta comienzos de 1983.

La película recibió generalmente críticas positivas. En 1982, los críticos Roger Ebert y Gene Siskel le dieron «dos pulgares arriba». Ebert describió The Wall como «una maravillosa visión de la autodestrucción» y «uno de los musicales más terroríficos de la historia. La música es fuerte y real, las imágenes son como martillos, y por primera vez, la estrella de rock and roll no es sólo un narcisista mimado, sino una imagen real y sufriente de toda la desesperación de esta era nuclear. Es realmente una buena película» (en 2010, año en que Pink Floyd - The Wall fue elegida como película de apertura del Festival Ebertfest,[19]​ Roger Ebert añadió la obra a su lista de «Grandes Películas», describiéndola como «la mejor de todas las ficciones serias dedicadas al rock. Viéndola en la actualidad, parece más atrevida que en 1982, cuando la vi en Cannes... Es inquietante, deprimente, excelente»); Siskel fue un poco más reservado en su juicio, afirmando que sentía que las imágenes de la película eran demasiado repetitivas. Sin embargo, admitió que la «magen central» de la secuencia fascista «permanecerá conmigo durante mucho tiempo». En 1986, Danny Peary se refirió a la película como «implacablemente abrumadora y a veces repulsiva. La fotografía de Peter Bizou es impresionante y algunas de las escenas individuales tienen un poder innegable».[20]Rotten Tomatoes le da a The Wall un 70% de índice de audiencia (basado en 20 reseñas).

Pink Floyd - The Wall le valió a sus creadores dos premios de la Academia Británica: a Mejor Sonido para James Guthrie, Eddy Joseph, Clive Winter, Graham Hartstone y Nicholas Le Messurier,[21]​ y a Mejor Canción Original para Roger Waters.[21]

Waters ha expresado profundas reservas sobre la cinta, confesando que la filmación fue una «experiencia enervante y desagradable». También ha comentado: «Me di cuenta de que era tan incansable en su ataque a los sentidos, que no me dio, de todos modos, una oportunidad de involucrarme con ella como espectador», aunque solo ha tenido elogios al referirse a la actuación de Geldof.[22]​ David Gilmour afirmó que su conflicto personal con Waters inició con la grabación de la cinta. El músico también comentó en el documental Behind The Wall que la película «no logró contar la historia de The Wall, pues contó una versión totalmente diferente a la mostrada en el álbum y en los conciertos».

Aunque el símbolo de los martillos cruzados se creó especialmente para el filme y no se relacionaba con ningún grupo racista real, fue adoptado por un grupo neonazi llamado The Hammerskins a finales de la década de 1980.[23]

Se ha sugerido que la historia del protagonista se basó en las experiencias personales de Roger Waters. Más allá de la comparación evidente de ambos siendo estrellas de rock, al igual que Pink, Waters perdió a su padre en la guerra cuando apenas era un niño y tuvo problemas matrimoniales, divorciándose en varias ocasiones.[24]




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