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Radicalismo




El radicalismo es una corriente política. Surgida en la segunda mitad del siglo XIX, a partir de la creación de partidos radicales en varias partes del mundo. Aun sin ser homogéneo y habiendo seguido evoluciones diferentes en cada país, el radicalismo histórico se caracteriza por su postura intransigente respecto de una serie de principios humanistas, racionalistas, laicos, republicanos y anticlericales, y una visión más avanzada de la sociedad desde una perspectiva liberal progresista con especial acento en los derechos civiles y en los derechos políticos.[1]

El radicalismo, en sentido amplio, es todo conjunto de ideas y doctrinas de quienes, en ciertos momentos de la vida social, pretenden reformar profundamente (de raíz) el orden político, científico, moral e incluso religioso.[2]​ Radicalismo proviene del latín radix, que significa “raíz”, empleado como equivalente a “principio”, “fundamento”, “causa” o “razón primera” de las cosas.[3]​ En este sentido amplio, el radicalismo está emparentado con el fundamentalismo.

El radicalismo surge originalmente del liberalismo y los Movimientos liberales del Siglo XVIII y XIX y fue durante mucho tiempo la orientación política de la izquierda liberal. Los demócratas radicales abogaron por el sufragio universal, una sistemática pérdida de poder de la Iglesia y la República parlamentaria como forma de gobierno.

En su origen histórico, el concepto se refiere a la actitud política de aquellos partidos que para la solución de los problemas políticos y sociales de su tiempo proponían reformas de fondo, aplicando hasta sus últimas consecuencias principios de inspiración jacobina, humanista, agnóstica y democrática: educación laica para todos, separación de la Iglesia y el Estado, reforma social, etc. En su evolución posterior, sus ímpetus reformistas se amortiguaron y el Radicalismo apoya en general posiciones de centro, con fuerte hincapié en la ética cívica, la democracia política, un planteo económico moderadamente estatista y cierto asistencialismo social. Actualmente, los partidos Radicales asumen posturas relacionadas al social liberalismo, la socialdemocracia y el progresismo.[4]

Las palabras radical y radicalismo se usaron con alguna frecuencia en Europa desde fines del siglo XVIII y en América Latina[5]​ durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX para dar nombre a varios partidos políticos que se caracterizaron principalmente por el desarrollo de la teoría de los derechos civiles y políticos, y de la soberanía popular que sirvió de base a las formulaciones socialistas de las próximas décadas.

El término radicalismo fue introducido por el diputado en la Cámara de los Comunes, Charles James Fox en 1797 (en plena Revolución francesa) manifestando que el Estado exigía una «reforma radical»[6]​ del sistema electoral, en sus palabras el sufragio universal. En dicha época en el Reino Unido el sufragio estaba limitado a los terratenientes.

El movimiento radical tuvo sus inicios en un momento de tensión entre las colonias de América y Gran Bretaña, con los primeros radicales, enojados por el estado de la Cámara de los Comunes, aprovechando la tradición niveladora modo similar exigiendo una mejor representación parlamentaria. Estos conceptos anteriores de reforma democrática e incluso igualitaria habían surgido con motivo de los disturbios de la Guerra Civil Inglesa y el breve establecimiento del republicano de la Commonwealth de Inglaterra entre la agrupación política imprecisa conocida como los Levellers, pero con la Restauración de la monarquía tales ideas fueron desacreditadas. Aunque la Gloriosa Revolución había aumentado el poder parlamentario con una monarquía constitucional y la unión de los parlamentos traídos de Inglaterra y Escocia juntos, hacia el final del siglo XVIII el monarca todavía tenía una influencia considerable sobre el Parlamento Británico que a su vez fue dominado por la aristocracia inglesa y por patrocinio. Los candidatos radicales para la Cámara de los Comunes iban como Whigs o Tories, pero una vez elegidos formaron coaliciones cambiantes de interés, en lugar de la división a lo largo de las líneas de partido. En las elecciones generales el voto estaba restringido a los propietarios, en los distritos electorales que estaban fuera de fecha y no reflejaban la creciente importancia de las ciudades industrializadas o el desplazamiento rural de población, por lo que en muchas circunscripciones los "escaños podridos" podrían ser comprados o estaban controlados por los terratenientes ricos, mientras que las principales ciudades quedaron sin representación. El descontento con estas desigualdades inspiró a aquellos individuos que más tarde se conocieron como los "whigs radicales".

William Beckford fomentó un temprano interés por la reforma electoral en Londres. Los "Radicales de Middlesex" fueron dirigidos por el político John Wilkes, un opositor a la guerra con las colonias que iniciaron su semanario El Norte británico en 1764 y en dos años habían sido acusados de difamación sediciosa y expulsados de la Cámara de los Comunes. La Sociedad para la Defensa de la Declaración de Derechos que se inició en 1769 para apoyar su reelección desarrolló la creencia de que cada hombre tenía derecho a voto y la "razón natural" que le permita juzgar adecuadamente las cuestiones políticas. Por primera vez, los radicales de la clase media obtuvieron el respaldo de la "mafia" de Londres. Middlesex y Westminster eran de los pocos distritos electorales con un electorado grande y socialmente diverso que incluía a muchos artesanos, así como a la clase media y a la aristocracia, y junto con la asociación del condado de Yorkshire dirigido por el reverendo Christopher Wyvill estaban en la vanguardia de la actividad de la reforma radical. Los escritos de lo que se conoció como los "radicales whigs" tuvieron una alta influencia en la Independencia de los Estados Unidos.

Mayor John Cartwright también apoyó a los colonos norteamericanos, así como la Guerra de Independencia, y en 1776 ganó el título de "Padre de la Reforma" cuando publicó su panfleto Tome su opción! abogando por parlamentos anuales, la papeleta y el sufragio secreto.

En 1780 fue elaborado por Charles James Fox y Thomas Marca Hollis un proyecto de reforma electoral , y presentado por un subcomité de los electores de Westminster. Este incluye las convocatorias de los seis puntos que más tarde fueron adoptados en las Carta del Pueblo.

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos terminó en una derrota humillante que el rey Jorge III había defendido con fervor, y en marzo de 1782 el rey se vio obligado a nombrar un gobierno encabezado por sus opositores que pretendían frenar patrocinio real. En noviembre de 1783 aprovechó la oportunidad y utilizó su influencia en la Cámara de los Lores para derrotar a un proyecto de ley de reforma de la British East India Company, disolvió el gobierno y nombró a William Pitt como su primer ministro. Pitt previamente había reclamado que el Parlamento comience a reformarse a sí mismo, pero no presionar por mucho tiempo las reformas que al Rey no le gustaban. Pitt hizo en abril de 1785 una propuesta para redistribuir los "burgos podridos" a Londres pero el proyecto se rechazo en la Cámara de los Comunes por 248 votos contra 174.

Actualmente los Liberal Demócratas recogen la herencia de los Radicales, de donde se destacan David Steel, Paddy Ashdown y Charles Kennedy, y por el otro los liberales clásicos de donde se destacan David Lloyd George, Vince Cable y Nick Clegg.

En Francia los movimientos radicales fueron asumidos por el jacobinismo nostálgico de los postulados de 1789 —traicionados por la restauración monárquica y por el 'oportunismo' de los republicanos liberales más conservadores—, que planteó la república como forma de gobierno, la separación de la Iglesia y el Estado, el laicismo en la educación, el sufragio universal, enmiendas fiscales, reformas sociales de cierta profundidad, cesación de la política colonialista.

Los grupos radicales, como los otros partidos políticos franceses, nunca fueron muy grandes, y operaban separada y desordenadamente bajo el liderazgo inconexo de algunas figuras públicas, como León Gambetta (1838-1882), Georges Clemenceau (1841-1929), Camille Pelletan (1846-1915), Charles Floquet (1828-1896) y varias otras. La mayoría de estos comités locales convergieron en dos agrupaciones a inicios del siglo XX: al centro-izquierda y con una orientación ligeramente social-demócrata, el Partido Republicano Radical y Radical Socialista liderado por Pelletan; más a su derecha, cercano al liberalismo conservador, el grupo de Izquierda Radical liderado por Clemenceau.[3]

En 1972 las dos principales facciones del radicalismo se organizan formalmente en el Partido Radical[7]​ propiamente tal y el Partido Radical de Izquierda[8]​ (PRG) (ex Movimiento Radical de Izquierda (MRG))

Se remonta a 1877 por Agostino Bertani y Felice Cavallotti como un partido radical-liberal de lo que entonces se consideraba la "extrema izquierda", tomando el nombre por grupo parlamentario de los Radicales formado con Andrea Costa, el primer socialista elegido para el Parlamento italiano en 1882. Los radicales apoyaron una completa separación de Iglesia-Estado, la descentralización del poder municipal, la creación de unos Estados Unidos de Europa de acuerdo con el pensamiento de Carlo Cattaneo, la implantación de impuestos progresivos, un poder judicial independiente, una educación para los niños gratuita y obligatoria, el sufragio universal, tanto para hombres y mujeres, y derechos para los trabajadores y las mujeres; y se opuso la pena capital, así como cualquier forma de proteccionismo, nacionalismo, imperialismo y colonialismo.

El radicalismo italiano se ha caracterizado siempre por sus luchas en pro de los derechos civiles utilizando los referéndums populares como método democrático para dar voz y voto al pueblo. Los radicales han sido los promotores de las campañas sobre el divorcio, el aborto, los delitos de opinión y en pro de la libertad de expresión, la responsabilidad de los jueces, el derecho al voto a los 18 años, la objeción de conciencia, el desarme, la desmilitarización de las fuerzas de la policía, la salida de la OTAN, la conversión de las estructuras militares en estructuras civiles, contra las centrales nucleares, contra la caza, en pro de la alternativa verde, la no violencia gandhiana y el ayuno como arma no-violenta, el anticlericalismo, la confiscación de los bienes eclesiásticos y la lucha contra el Concordato, la reforma de la educación escolar, la defensa de los derechos de la mujer, de los homosexuales (afirmación de una conciencia sexual laica y libertaria), la defensa de los inválidos, y de los disminuidos mentales, la modificación del Código Penal italiano intacto desde la época fascista, la lucha contra el azote del hambre en el Tercer Mundo, la denuncia del monopolio de la información (en especial de la televisión estatal italiana - la RAI), y la elaboración de una nueva ley sobre la droga.[9]

El Partido Republicano Radical fundado por Alejandro Lerroux en Santander, al escindirse Lerroux y sus partidarios en 1908 de la histórica Unión Republicana de Nicolás Salmerón. El motivo de esta salida se debió a que el partido se unió a la coalición catalanista Solidaridad Catalana. Durante sus primeros años el PRR mantuvo su centro de gravedad en Barcelona y Cataluña, aunque se mantuvo alejado de los partidos catalanistas y se centró más en el electorado obrero.[10][11]

En 1910 el Partido Republicano Radical concurrió a las Elecciones generales en alianza con otros partidos republicanos y de izquierdas, la conocida como Conjunción Republicano-Socialista, logrando sacar 8 diputados en cortes. Después de su primer gran éxito político en las Elecciones de 1910, cuatro años después Lerroux firmó el llamado Pacto de Sant Gervasi, por el cual el PRR establecía una alianza electoral con la Unión Federal Nacionalista Republicana (UFNR). El PRR mantuvo esta alianza electoral durante los comicios de 1914 y nuevamente en los de 1916, aunque más adelante esta fórmula no se reeditaría debido al escaso éxito que había reportado para ambas formaciones. Hasta la instauración de la dictadura de Primo de Rivera en 1923, el PRR mantuvo una modesta representación parlamentaria en el congreso. Durante la dictadura el partido pasó a la clandestinidad y Lerroux mantuvo una discreta actividad política.

A finales de los años 1920, en los estertores del reinado de Alfonso XIII, el Partido Republicano Radical fue uno de los principales firmantes del Pacto de San Sebastián, y como tal participó en el Comité Provisional que comandó el derrocamiento de la Monarquía y en el Gobierno Provisional que sustituyó al Gobierno de la Corona tras la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931.

En 1929 el partido sufrió una primera escisión: el sector más progresista del PRR se separó para fundar el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS), y más adelante una parte del PRRS acabaría confluyendo en la posterior Izquierda Republicana(IR) de Manuel Azaña.

El Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) o, popularmente y de forma abreviada, Partido Radical Socialista fue un partido político español nacido en la segunda mitad de 1929 como fruto de la escisión de la tendencia más izquierdista de la opositora Alianza Republicana. Ideológicamente, defendía un liberalismo social de raíces jacobinas y fuertemente anticlerical con importantes influencias de la socialdemocracia. Contó entre sus fundadores, dirigentes y parlamentarios con una elevada proporción de miembros de la masonería.

El radicalismo entraña reformas democráticas avanzadas y atrevidas para la época. En lo filosófico, el utilitarismo al determinar que toda legislación debe proporcionar la mayor felicidad al mayor número de personas; en lo económico, el libre cambio, esto es la facultad de comprar y vender sin estorbo alguno; en lo religioso, el libre pensamiento que equivale a la independencia absoluta de todo criterio sobrenatural en materia religiosa; y en lo político, el individualismo que es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de tal o cual manera o de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Tales parámetros fueron aplicados exitosamente por Gladstone en el lapso victoriano de 1865 a 1886, concomitante con nuestra época radical.

Hasta 1880 no había en el Colombia sino liberales y conservadores. A partir de esta fecha el partido liberal, gobernante, se divide en dos grupos, uno encabezado por Núñez, partidario de hacer sustanciales reformas a la Constitución de 1863 y de darle un nuevo giro a ciertos aspectos de la política como las relaciones con la Iglesia, buscando para ello la colaboración de la opinión conservadora. Otro, el sector gobernante, que aceptando la posibilidad de hacer reformas a la Constitución defendía la gestión política y la obra de gobierno realizada por los liberales. Al primer grupo, al de Núñez, se le llamó «independiente». A los que estaban en el gobierno, alguien, no se sabe quién, les dio el nombre de «radicales».[12]

Los presidentes que tuvo Colombia durante el período mencionado duraban en el ejercicio del poder dos años, circunstancia que, por una parte, permitía la posibilidad de ver en la presidencia de la República caras nuevas y, por otra, no permitía que los presidentes desarrollaran una obra coherente que dejara una huella notable de su gestión presidencial. Pero, a pesar de este aspecto, el período radical tiene unas características muy propias y homogéneas, notables para quien analice la obra de sus gobiernos en el terreno de la política, la economía o la educación y la cultura.

Para apreciar la obra realizada por los radicales desde el gobierno y el conjunto de ideas que caracterizaron a esa generación política, conviene plantearse un esquema de los principales problemas que afrontaba el país en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre ellos debían pronunciarse los partidos políticos y las corrientes de opinión. Tales problemas podrían reducirse a tres: 1°. Organizar el Estado sobre la base del modelo republicano y democrático; 2°. Dar forma a la economía nacional y promover el desarrollo económico para salir de la pobreza y entrar en la comente de la civilización, según lo decían muchos publicistas de la época, particularmente los de filiación liberal; 3°. Crear un sistema educativo capaz de incorporar al país en el movimiento cultural, científico y tecnológico del mundo moderno.[13]

En Argentina, la corriente política radical fue iniciada por la Unión Cívica Radical, partido fundado en 1891, cuyos postulados fundamentales eran la apertura política, el fin del fraude y la proscripción a nivel electoral y la ampliación de derechos a favor de las capas medias y la clase obrera.

El radicalismo argentino nació luego de la Revolución del '90 y se consolidó organizando los levantamientos armados de 1893 y 1905, las cuales, si bien no tuvieron éxito militar, lograron que los respectivos gobiernos conservadores aceptaran finalmente sancionar en 1912 una ley de sufragio obligatorio y secreto masculino, mediante la cual pudo llegar por primera vez al poder en 1916, con la presidencia de Hipólito Yrigoyen.

El radicalismo en Argentina excede a la UCR. Diversas corrientes y partidos políticos en Argentina se reconocen radicales. Ocho políticos radicales pertenecientes a cuatro partidos radicales llegaron a la Presidencia de la Nación: Yrigoyen (UCR), Alvear (UCR), Ortiz (UCRA), Frondizi (UCRI), Guido (UCRI), Illia (UCRP), Alfonsín y De la Rúa (UCR). Otros dos políticos radicales llegaron a la Vicepresidencia: Quijano (UCRJR) y Cobos (Frente Cívico para la Concertación Plural).

Otros partidos argentinos o movimientos con antecedentes radicales son Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), Partido Intransigente, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), la Coalición Cívica ARI, Generación para un Encuentro Nacional (GEN), Recrear para el Crecimiento, Partido de la Concertación FORJA y el Partido Bloquista de San Juan.

El exponente histórico de esta doctrina fue el Partido Radical de Chile, fundado en 1863 por militantes del ala extrema del Partido Liberal. En sus inicios cuestionaba el excesivo centralismo del poder y exigía el establecimiento de un Estado laico. En el siglo XX se dividió ideológicamente entre las ideas de Enrique Mac Iver, quien fue promotor de un liberalismo económico, y Valentín Letelier, quien tomó preocupación de la llamada cuestión social. Estas diferencias conceptuales permanecieron en el partido durante gran parte de su historia. Entre 1938 y 1952 tres de sus miembros fueron Presidentes de la República. Los gobiernos radicales destacaron por sus obras de industrialización y crecimiento económico interno. El radicalismo chileno fue fuertemente influenciado por el socialismo, en especial por las tesis socialdemócratas.[14]

En los años siguientes, el partido se separaría en facciones de izquierda (Partido Radical), centro-izquierda (Socialdemocracia) y derecha (Democracia Radical). El actual Partido Radical de Chile (PR), de tendencia centroizquierdista, es el heredero histórico del radicalismo chileno.

Centroizquierda

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