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República de Malí



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Malí[1]​ o Mali,[2][7]​ cuyo nombre completo es República de Malí (en francés, République du Mali), es un estado sin litoral situado en África Occidental. Es el octavo país más extenso de África y limita al norte con Argelia, al este con Níger, al oeste con Mauritania y Senegal, y al sur con Costa de Marfil, Guinea y con Burkina Faso. Su tamaño es de 1 240 192 km²[3]​ y su población estimada es de alrededor de 14,5 millones de habitantes (2009)[8]​. Su capital y ciudad más poblada es Bamako.

Constituida por ocho regiones, Malí tiene sus fronteras al norte en el medio del desierto del Sáhara, mientras que la región meridional, donde vive la mayor parte de sus habitantes, está cercana a los ríos de Níger y Senegal. La estructura económica del país se centra en la agricultura y la pesca. Pese a que algunos de sus recursos naturales son el oro, el uranio y la sal.

El actual territorio maliense fue sede de los tres imperios de África Occidental que controlaban el comercio transahariano: el Imperio de Ghana, el Imperio de Malí (del cual Malí toma su nombre) y el Imperio songhay. A fines del siglo XIX, Malí cayó bajo el control de Francia, pasando a formar parte del Sudán francés. En 1959 consiguió su independencia junto con Senegal, convirtiéndose así en la Federación Malí, la cual se desintegraría un año después. Tras un tiempo en el que solo existía un partido político, un golpe de Estado en 1991 llevó a la redacción de una nueva constitución y al establecimiento de Malí como una nación democrática con un sistema pluripartidista.

El 18 de agosto de 2020, el presidente de la nación y el primer ministro fueron arrestados por los militares después de un motín surgido a partir de protestas sobre las continuas dificultades económicas y el empeoramiento de la situación de seguridad nacional. Al día siguiente renunciaron.[9]

En la antigüedad, el territorio del actual Malí fue sede de los tres grandes imperios de África Occidental que controlaban el comercio transahariano de sal, oro y otras materias primas preciosas.[10]​ Estos reinos sahelianos carecían tanto de límites geopolíticos como de identidades étnicas delimitados claramente.[10]​ El primero de estos imperios fue el Imperio de Ghana, fundado por los soninké, un pueblo de habla mandé.[10]​ El reino se expandió a través de África Occidental desde el siglo VIII hasta 1078, cuando fue conquistado por los almorávides.[11]

Posteriormente, se formó el Imperio de Malí en el curso superior del río Níger, que alcanzó su máximo poderío en el transcurso del siglo XIV.[11]​ En la época del imperio de Malí, las antiguas ciudades de Yenné y Tombuctú fueron importantes centros de comercio y aprendizaje islámico.[11]​ El imperio declinó posteriormente como resultado de conflictos internos y fue finalmente reemplazado por el Songhai.[11]​ El pueblo songhai es originario del actual noroeste de Nigeria, cuyo imperio había sido durante mucho tiempo una potencia de África Occidental bajo el control del imperio de Malí.[11]

A finales del siglo XIV, el Imperio songhay ganó gradualmente independencia del imperio de Malí, abarcando finalmente la región oriental de este imperio.[11]​ Su caída fue resultado de la invasión bereber de 1591[11]​ y marcó el final de la función regional de encrucijada comercial.[11]​ Luego del establecimiento de rutas marítimas por parte de las potencias europeas, las rutas de comercio transaharianas perdieron su importancia.[11]

En la era colonial, la región cayó bajo el control francés a finales del siglo XIX.[11]​ Hacia 1905, la mayor parte de la zona estaba dominada por Francia, cuyo territorio se denominaba Sudán Francés.[11]​ A comienzos de 1959, Malí (por entonces la República Sudanesa) y Senegal se unieron para integrar la Federación de Malí, que obtuvo su independencia de Francia el 20 de junio de 1960.[11]​ La retirada senegalesa de la federación en agosto de 1960 permitió a la antigua República Sudanesa crear la nación independiente de Malí el 22 de septiembre de 1960. Modibo Keita, quien fue jefe de gobierno de la Federación de Malí hasta su disolución, fue elegido primer presidente.[11]​ Keita estableció un Estado unipartidista, adoptando a su vez una orientación africanista independiente y socialista con fuertes lazos con la Unión Soviética, y llevó a cabo una amplia nacionalización de los recursos económicos.[11]

En 1968, como consecuencia del creciente declive económico, Keita fue derrocado en un golpe militar dirigido por Moussa Traoré.[12]​ El subsiguiente régimen militar, con Traoré como presidente, trató de reformar la economía. A pesar de esto, sus esfuerzos fueron frustrados por la agitación política y una sequía devastadora entre 1968 y 1974.[12]​ El régimen de Traoré enfrentó disturbios estudiantiles que comenzaron a finales de la década de 1970, así como tres tentativas de golpe de Estado. Sin embargo, los disidentes fueron reprimidos hasta el final de la década de 1980.[12]

El Gobierno continuó intentando aplicar reformas económicas, pero su popularidad entre la población disminuyó cada vez más.[12]​ En respuesta a las crecientes demandas de una democracia multipartidista, Traoré consintió una liberalización política limitada, pero se negó a establecer un sistema democrático pleno.[12]​ En 1990, empezaron a surgir movimientos de oposición pero el proceso fue interferido por el incremento de la violencia étnica en el norte del país debido al regreso de muchos tuaregs a Malí.[12]​ Las protestas en contra del gobierno en 1991 condujeron a un golpe de Estado, seguido de un gobierno de transición y la elaboración de una nueva constitución.[12]​ En 1992, Alpha Oumar Konaré ganó las primeras elecciones presidenciales democráticas del país. Tras su reelección en 1997, el presidente Konaré impulsó reformas políticas y económicas y luchó contra la corrupción. En 2002, fue reemplazado por Amadou Toumani Touré, un general retirado que lideró el golpe de Estado en contra de los militares e impuso la democracia en 1991.[13][14]

El 21 de marzo de 2012 un grupo de militares derrocó al presidente Amadou Toumani Touré con un nuevo golpe de Estado; los militares golpistas, que justificaron su acción por el insuficiente apoyo de Touré y su gobierno a los militares en su lucha contra los separatistas tuareg del norte del país, cerraron las fronteras del país y formaron una junta militar de gobierno. Sin embargo militares leales a Touré afirmaron que este se encontraba en una base militar acompañado de miembros de la unidad élite de la guardia presidencial, conocidos como los «Boinas rojas» intentando resistir al golpe militar.[15][16][17]​ Tras el golpe, los tuareg se fueron apoderando de varias ciudades al norte del país y ganando posiciones, aprovechando el vacío de poder y el 6 de abril de 2012, el Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA) proclamó, unilateralmente, la secesión de la región de Azawad.[18][19]​ El mismo 6 de abril se organizó la Comisión Nacional para la Recuperación de la Democracia y Restauración del Estado, que dictó una nueva carta constitucional para una celebración de elecciones presidenciales al cabo de cuarenta días. Sanogo aceptó su renuncia para abrir paso a las elecciones y Dioncounda Traoré en calidad de presidente del senado asumió provisionalmente la presidencia de Malí el 12 de abril. El recrudecimiento del conflicto en Malí provocó el desplazamiento de miles de personas refugiadas en zonas afectadas por la hambruna en países vecinos: Mauritania, Burkina Faso, Níger o Argelia.[20]​ El 26 de mayo, tras la fusión de los dos grupos tuareg MNLA y del islamista Ansar Dine que acordaron formar un gobierno paritario y convocar una asamblea consultiva o "shura", se proclamó el autodenominado "Estado Islámico del Azawad" donde la sharia sería la "fuente del derecho".[21]​ Sin embargo, algunos informes posteriores indicaron que el MNLA había decidido retirarse del pacto, distanciándose de Ansar Dine.[22][23]​ Finalmente los enfrentamientos entre el MNLA y Ansar Dine culminaron en la Batalla de Gao el 27 de junio, en la cual el grupo islamista Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental y Ansar Dine toman el control de la ciudad, expulsando al MNLA. Al día siguiente Ansar Dine anunció tener bajo su control todas las ciudades del norte de Malí.[24]​ En enero de 2013 se inició una intervención militar por parte de Francia (Operación Serval) para frenar la expansión de los rebeldes islámicos en el norte del país. En febrero de 2014 se crea el G5 del Sahel del que Malí forma parte. En agosto del mismo año Serval se convirtió en la Operación Barkhane que se mantiene en 2020 con más de 5000 soldados en la zona del Sahel.

En 2015 se firmó un acuerdo de paz que no logró devolver la estabilidad al país. la violencia se extendió hacia el centro del país con el reclutamiento de fulani por parte de los grupos yihadistas, enfrentados con la etnia bambara que son agricultores y la etnia dogón dedicada a la caza. [25]​ En marzo de 2019 se produjo un punto de inflexión con la masacre de 160 personas en Ogossagou, en su mayoría civiles fulani. La matanza fue atribuida a las milicias dogones, concretamente al grupo de autodefensa Dan Na Ambassagou. El gobierno de Malí exige entonces la disolución de estas milicias que no se ha cumplido.[26]​ En marzo de 2020 se establece la creación por parte de diversos países europeos junto a Malí y Níger de la Fuerza especial Takuba un grupo de trabajo integrado al mando de la Operación Barkhane para combatir a los grupos terroristas de la zona. [27]

En 2020 la gestión realizada por el presidente Ibrahim Boubacar Keïta en relación a la situación de seguridad y a la gestión política era cada vez más cuestionada dando lugar a protestas en la calle cada vez más frecuentes lideradas por una coalición heterogénea de jefes religiosos políticos y sociedad civil denominada Movimiento del 5 de Junio.

En agosto de 2020 un grupo de jóvenes de las Fuerzas Armadas de Malí llevaron a cabo un levantamiento militar.[28]​ El proceso desembocó en la elección en septiembre de 2020 de un presidente interino, Ba N'Daou, el líder del golpe Coronel Assimi Goita, asumió la vicepresidencia del país y el diplomático Moctar Ouane el puesto de primer ministro con un gobierno que tiene el compromiso de desarrollar una transición.[29]​ En cuestiones de seguridad cada vez es más cuestionada la presencia de las fuerzas francesas sobre el terreno -según informes no los años de presencia no han logrado frenar la presencia de los grupos yihadistas- y la población resulta cada vez más afectada por la violencia.[30]​ En abril de 2021 la Coalición ciudadana por el Sahel creada en julio de 2020 publica el informe "Sahel: Ce qui doit changer" que reclama situar la protección de la población civil en la respuesta de la crisis del Sahel.[31]​ Uno de los aspectos polémicos es el diálogo "con todos los actores de la crisis" que incluiría a grupos armados.[32]​ También se exige "tolerancia cero" para las violaciones de los derechos humanos cometidos por las fuerzas de seguridad.[31]

Malí es una democracia constitucional gobernada por la constitución del 12 de enero de 1992, que fue revisada en 1999.[33]​ La constitución establece una división de poderes entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial.[33]​ El sistema de gobierno puede ser descrito como semipresidencialista.[33]

El poder ejecutivo es representado por el presidente, quien rige por un mandato de cinco años y está limitado a dos términos.[33][34]​ El presidente oficia también de jefe de Estado y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Malí.[33][35]​ El primer ministro, designado por el presidente, ejerce el papel de jefe de gobierno y nombra a su vez a los integrantes del Consejo de Ministros.[33][36]​ La Asamblea Nacional unicameral es el único cuerpo legislativo de Malí y está integrado por 160 diputados elegidos para un mandato de 5 años.[37][38]​ Luego de las elecciones de 2007, la Alianza por la Democracia y Progreso consiguió 113 de los 160 escaños de la asamblea.[39]​ La asamblea celebra dos sesiones regulares cada año, durante las cuales se debaten y votan las legislaciones presentadas por un miembro o por el gobierno.[37][40]

La constitución de Malí establece la independencia judicial,[37][41]​ pero el poder ejecutivo ejerce influencia sobre el poder judicial en virtud de su facultad de designar jueces y supervisar tanto las funciones judiciales como la aplicación de ley.[37]​ Los tribunales malienses de mayor jerarquía son la Corte Suprema, que tiene competencias judiciales y administrativas, y un Tribunal Constitucional independiente que proporciona control jurisdiccional de los actos legislativos y sirve como árbitro electoral.[37][42]​ Existen varios tribunales menores, aunque los jefes de las aldeas y los ancianos se encargan de resolver los conflictos locales en las aldeas.[37]

Tras la independencia lograda en 1960, Malí siguió el camino del socialismo y estuvo alineada ideológicamente con el bloque comunista, pero con el paso del tiempo, su política de relaciones exteriores ha pasado a ser cada vez más pragmática y prooccidental.[43]​ Desde el establecimiento de una forma democrática de gobierno en el año 2002, las relaciones con el oeste en general y con Estados Unidos en particular, han mejorado significativamente.[43]​ El país tiene una relación de largo tiempo pero a su vez ambivalente con Francia, ex potencia colonial.[43]

Participa activamente en organizaciones regionales como la Unión Africana.[43]​ Una de las principales metas de la política de relaciones exterior maliense es trabajar para controlar y resolver conflictos regionales en países como Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona.[43]​ La población se siente amenazada por el potencial de propagación de conflictos en los Estados limítrofes, y sus relaciones con estos son a menudo reticentes.[43]​ La inseguridad general respecto a las fronteras del norte, incluyendo el bandolerismo y terrorismo transfronterizo, es un tema preocupante en las relaciones regionales.[43]

Las Fuerzas Armadas de Malí están constituidas por las fuerzas terrestres y la fuerza aérea,[44]​ así como la Gendarmería paramilitar y la Guardia republicana, todos estos bajo el control del Ministerio de Defensa y Veteranos, comandado por un civil.[45]​ Los militares están mal pagados, pobremente equipados y sometidos a un régimen de racionamiento.[45]

La organización del ejército fue modificada con la incorporación de fuerzas irregulares tuareg en el ejército siguiendo un acuerdo firmado en 1992 entre el gobierno y las fuerzas rebeldes tuareg.[45]​ Los militares no influyeron en la política nacional desde la transición democrática de 1992. Pero hay que tener en cuenta que, el expresidente, Amadou Toumani Touré, era un ex general del ejército y, según parece, gozaba de apoyo militar generalizado.[45]​ Durante el informe anual de derechos humanos realizado en 2003, el Departamento de Estado de Estados Unidos calificó el control civil de las fuerzas de seguridad como eficaz, pero tomó nota de algunos "casos en los que los elementos de seguridad actuaron sin permiso de la autoridad gubernamental".[45]​ Sin embargo, el 22 de marzo de 2012 las fuerzas militares de Malí dieron un golpe de Estado, disolvieron las instituciones y asumieron el control del país alegando una falta de firmeza del gobierno para combatir la insurrección tuareg en el país desde enero de 2012. Cheick Modibo Diarra, Primer Ministro transitorio de Malí, fue arrestado por los soldados que participaron en el golpe de Estado del pasado mes de marzo, liderado por el militar Amadou Haya Sanogo. Tras su detención, Modibo Diarra presentó su dimisión y la de todo su equipo de gobierno.[46]

El 18 de agosto de 2020, la fuerzas militares dan un nuevo golpe de Estado. Ante esta situación, el presidente Ibrahim Boubacar Keïta que ocupa el cargo desde el año 2013, dimite y disuelve el parlamento. La detención del presidente y su primer ministro Boubou Cisse por parte de las fuerzas militares fue criticada por la Organización de las Naciones Unidas, Unión Africana, Unión Europea, Francia y Estados Unidos, sin embargo, el golpe tuvo apoyo popular en las calles. Las fuerzas militares establecieron el Comité Nacional para la Salvación del Pueblo y anunciaron la celebración de nuevas elecciones.

En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Malí ha firmado o ratificado:

Malí está dividido en ocho regiones administrativas y un distrito. Estas divisiones llevan el nombre de la ciudad principal de cada zona. Las tres regiones del norte, Gao, Kidal y Tombuctú, representan dos tercios de la superficie del país, con solamente el 10 % de su población. El sur del país está dividido en las regiones de Kayes, Kulikoró, Mopti, Segú, Sikasso y el distrito de Bamako.

Actualmente está en curso una reforma de descentralización, que tiene por objetivo la transferencia de las competencias a las colectividades administrativas con el fin de que los intereses locales sean gestionados lo más cerca posible de la población. Esta reforma quiere acabar con la división territorial heredada de la colonización. Consta de un proceso de consulta popular que ha permitido la creación de comunas, las cuales reúnen varios pueblos y fracciones de territorio siguiendo criterios bien definidos.[57]

Existen 703 comunas en Malí, de las cuales 684 fueron creadas en 1996. Una ley de 1999 confirma esta reorganización administrativa y territorial, con la creación de los círculos (reagrupamiento de varias comunas) y las regiones (reagrupamiento de círculos).[58]

El gobierno maliense creó una dirección nacional de las colectividades territoriales en el seno del Ministerio de la Administración Territorial y de la Colectividades Locales (MATCL). Esta institución está encargada del seguimiento y puesta en marcha de la descentralización y el refuerzo de las capacidades colectivas territoriales, así como de los dispositivos de apoyo técnico y de apoyo financiero.

En 2005, en el cuadro de la política nacional, fue adoptado un documento de descentralización previsto para los años 2005-2014. Consta de cuatro ejes principales: el desarrollo de las capacidades colectivas humanas, de la desconcentración de los servicios del Estado, de la ciudadanía y de las prestaciones privadas de servicios en el ámbito local. Ese mismo año fue creada la octava institución de la República de Malí, el Alto Consejo de las Colectividades Territoriales, que asegura la representación nacional de las colectividades territoriales. Su finalidad es responder a las cuestiones que conciernen al desarrollo local y regional, a la protección del medio ambiente y a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos en el seno de las colectividades territoriales.[58]

Malí es un estado sin litoral situado en África Occidental, al suroeste de Argelia. Con una superficie de 1 240 192 kilómetros cuadrados,[3]​ se encuentra en el puesto número 24 de la lista de países por superficie, y su tamaño es similar al de Sudáfrica y Angola. La mayor parte del país forma parte del sur del Sahara, por lo que es caluroso y, comúnmente, se forman tormentas de arena durante las estaciones secas.[59]​ El país se extiende al suroeste a través del Sahel hasta la sabana sudanesa. El territorio maliense es en su mayoría plano, aunque en ocasiones esta llanura es interrumpida por colinas rocosas. El Adrar de los Iforas se encuentra en el noreste, y los relieves más importantes son los Montes de Hombori —que sobrepasan los mil metros de altitud— al sureste y los Montes Bambouk y Manding, al suroeste.

Los recursos naturales de este país son considerables, y el oro, el uranio, los fosfatos, el caolín, la sal y la piedra caliza son los más explotados. Malí debe hacer frente a problemas medioambientales como la desertificación, la deforestación, la erosión del suelo, y el agua contaminada.

El clima del país varía de subtropical en el sur a árido en el norte.[59]​ La mayor parte del país sufre de insignificantes precipitaciones, por lo que las sequías son frecuentes.[59]​ La temporada lluviosa abarca de finales de junio a principios de diciembre; en ella son comunes las inundaciones del río Níger.[59]

Los principales biomas presentes en Malí son el desierto, al norte, y la sabana, al sur. Según WWF, las principales ecorregiones de Malí son, de norte a sur:

Además, están presentes el monte xerófilo del Sahara occidental en las montañas del norte (Adrar de los Iforas), y la sabana inundada del delta interior del Níger-Bani en la confluencia de esos dos ríos, en el centro del país. En el norte, la flora y fauna de Malí, es distintiva del clima desértico: plantas xerófilas, pequeños arbustos, reptiles y algunos insectos. Más al sur, gracias a la influencia del río Níger, la flora y fauna típica de las sabanas predomina con plantas como las acacias y la sericuras. Además, en esta zona se encuentra una mayor diversidad de animales, desde aves y pequeños mamíferos, hasta animales como los elefantes.[60]

Malí es uno de los países más pobres del mundo, con una economía fundamentalmente agropecuaria e informal. En Malí entre 1992 y 1995, el gobierno implementó un programa de ajuste económico que resultó en el crecimiento de la economía y la reducción de balances negativos. El plan incrementó las condiciones económicas y sociales, y le permitió unirse a la Organización Mundial del Comercio el 31 de mayo de 1995.[61]​ El producto interno bruto (PIB) se ha elevado desde entonces: para 2002 ascendía a 3.400.000.000 dólares,[62]​ y en 2005 se incrementó a 5.800.000.000 dólares,[61]​ dando como resultado una tasa de crecimiento anual del 17,6 %, aproximadamente.

La clave de la economía maliense es la agricultura. El algodón es la cosecha más exportada del país, y se exporta principalmente a Senegal y Costa de Marfil.[63][64]​ Durante 2002, se produjeron 620.000 toneladas de algodón, pero los precios de este cultivo disminuyeron significativamente desde el 2003.[63][64]​ Además de algodón, se produce arroz, mijo, maíz, verduras, tabaco y cosechas de árbol. El oro, el ganado y la agricultura suman el 80 % de las exportaciones.[61]​ El 80 % de los trabajadores son empleados en la agricultura, mientras que el 15 % lo hacen en el sector de servicios.[64]​ Sin embargo, las variaciones estacionales dejan sin empleo temporal a muchos de los trabajadores agropecuarios.[65]

En 1991, con ayuda de la Asociación Internacional de Fomento, Malí relajó el cumplimiento de los códigos de explotación minera, lo que llevó a un interés renovado e inversión extranjera en la industria minera.[66]​ El oro se extrae en la zona sur, la cual tiene la tercera tasa de producción de oro más grande de África (después de Sudáfrica y Ghana).[63]​ La aparición del oro como el principal producto de exportación desde 1999 ayudó a mitigar el impacto negativo de la crisis del algodón y de Costa de Marfil.[67]​ Otros recursos naturales son el caolín, la sal, el fosfato y la caliza.[61]

La electricidad y el agua son mantenidos por Energie du Malí, o EDM, y los textiles son producidos por la Industry Textile du Mali, o ITEMA.[61]​ Malí hace un uso eficiente de la hidroelectricidad, que provee más de la mitad de la energía eléctrica del país. En 2002, se generaron más de 700 kWh de energía hidroeléctrica.[64]

El gobierno estimula en la inversión extranjera, en los campos de comercio y privatización. Malí comenzó su reforma económica firmando acuerdos en 1988 con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.[61]​ Entre 1988 y 1996, el gobierno maliense reformó gran parte de las empresas públicas. Desde el acuerdo, dieciséis empresas fueron privatizadas, doce parcialmente privatizadas y veinte liquidadas.[61]​ En 2005, el gobierno maliense le otorgó una compañía de ferrocarriles a la firma estadounidense Savage Corporation.[61]​ Es miembro de la Organización para la Armonización en África del Derecho Mercantil (OHADA).[68]

En julio de 2009, su población total estaba estimada en 13.000.000 de habitantes, con un crecimiento anual del 2,7 %.[44]​ La población es predominantemente rural (68 % en 2002), y entre el 5 % y 10 % es nómada.[69]​ Más del 90 % de la población vive en el sur del país, especialmente en Bamako, la capital y la ciudad más grande del país, con más de un millón de habitantes.[69]

En 2007, alrededor del 48 % de los malienses tenía menos de 15 años, el 49 % entre 15 y 64 años, y el 3 % restante 65 o más.[44]​ La edad promedio era de 15,9 años.[44]​ La tasa de natalidad en 2007 fue de 49,6 nacimientos cada 1000 habitantes, y la tasa de fertilidad 7,4 nacimientos por mujer.[44]​ La tasa bruta de mortalidad ese mismo año fue de 16,5 muertes cada 1000 habitantes.[44]​ La esperanza de vida al nacer es de 49,5 años (47,6 para los hombres y 51,5 para las mujeres).[44]​ El país cuenta con una de las tasas de mortalidad infantil más altas del mundo,[69]​ con 106 muertes por cada 1000 nacimientos.[44]

La población maliense abarca un gran número de grupos étnicos subsaharianos, de los cuales la mayoría poseen concordancias históricas, culturales, lingüísticas y religiosas.[69]​ El bambara, por lejos, es el grupo étnico más extenso, conformando el 36,5 % de la población.[69]​ En conjunto, los bambaras, los soninkés, los khassonkés y los malinkés (todos ellos parte del grupo mandé) constituyen el 50 % de la población. Otros grupos significativos son el peul (17 %), el voltaic (12 %), el songhai (6 %) y los tuareg y árabes (10 %).[44]​ Históricamente, Malí ha gozado de buenas relaciones interétnicas; sin embargo, existen tensiones entre los songhai y los tuareg.[69]

El idioma oficial de Malí es el francés, pero una cantidad numerosa (cuarenta o más) de lenguas africanas son ampliamente usadas por varios grupos étnicos.[69]​ Cerca del 80 % de la población de Malí se puede comunicar en bambara, que es la principal lengua vehicular e idioma de comercio.[69]​ En el norte del país (Azawad) son demográficamente importantes las lenguas songai y las lenguas tuareg.

El 80 % de los malienses es, según estimaciones, musulmán y la mayor parte de estos son suníes; aproximadamente el 10 % de la población es cristiana (dos tercios de la iglesia católica y otro tercio protestante); el 10 % restante corresponde a creencias animistas tradicionales o indígenas.[70]​ El ateísmo y el agnosticismo no son muy comunes entre los malienses, de los cuales la mayoría practica su religión diariamente.[71]

De acuerdo al reporte anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre libertad religiosa, el islam practicado en el país puede ser considerado moderado, tolerante y adaptado a las condiciones locales.[71]​ Las mujeres participan en actividades económicas, sociales y políticas, y generalmente no utilizan el burka.[71]​ La constitución establece que Malí es un Estado laico y proporciona libertad religiosa, y el gobierno respeta en gran parte este derecho. La relación entre musulmanes y practicantes de minorías religiosas puede considerarse amigable y los grupos de misioneros extranjeros (tanto musulmanes como no musulmanes) son tolerados.[71]​ Las festividades cristianas, al igual que las musulmanas, están reconocidas oficialmente y se celebran sin ningún tipo de problema.

La educación es gratuita y obligatoria durante nueve grados, entre los siete y los dieciséis años de edad.[71]​ El sistema abarca seis años de educación primaria, que comienzan a los siete, seguidos de seis años de educación secundaria. Sin embargo, la tasa de inscripciones a la escuela primaria es baja, en gran parte porque las familias no tienen los recursos necesarios para cubrir el coste de uniformes, libros y otros requisitos necesarios para asistir a clases.[71]​ En el año escolar 2000-2001, la tasa de inscripción a la escuela primaria era del 61 % (71 % en niños y 51 % en niñas); a finales de la década de 1990, la cantidad de inscritos a la educación secundaria era tan solo del 15 % (20 % en hombres y 10 % en mujeres).[71]​ El sistema educativo sufre de carencia de escuelas en zonas rurales, así como de la escasez de materiales y profesores.[71]​ Estimaciones revelan que entre el 27 % y el 46,4 % de los habitantes padecen de analfabetismo, con un descenso significativo de este porcentaje en las mujeres respecto a los hombres.

Malí hace frente a numerosos desafíos en el ámbito de la salud relacionados con la pobreza, la desnutrición, la higiene y el saneamiento ambiental inadecuado.[71]​ Los indicadores de salud y desarrollo de Malí se encuentran entre los peores del mundo.[71]​ En el año 2000, solamente el 63 % de la población tenía acceso a agua potable y el 69 % a algún tipo de servicio sanitario.[72]​ En 2001, la suma de los gastos del gobierno en salud promedió los 4 dólares per cápita.[71]​ Las instalaciones médicas malienses son muy limitadas y la disponibilidad de medicinas es muy escasa.[72]​ La malaria y otras enfermedades transmitidas por artrópodos son frecuentes en el país, así como el número de enfermedades infecciosas como el cólera y la tuberculosis.[72]​ La población también sufre de una alta tasa de desnutrición infantil y una baja tasa de inmunización.[72]​ Según una estimación, ese año el 1,9 % de la población adulta e infantil estaba afectada por el VIH/Sida, una de las tasas más bajas de África.[72]

Bamako
Bamako
Mopti
Mopti
Kati
Kati

Tombuctú
Tombuctú
Kulikoró
Kulikoró
Djenné
Djenné

Las tradiciones musicales malienses derivan de los griots (o Djeli), conocidos como "Guardianes de la memoria",[74]​ que ejercen la función de transmitir la historia de su país. La música de Malí es diversa y posee diferentes géneros. Algunos músicos influyentes son Toumani Diabaté y Mamadou Diabaté, intérpretes de kora, el guitarrista Ali Farka Touré, quien combinaba música tradicional de Malí con blues, el grupo musical tuareg llamado Tinariwen, Tamikrest y varios artistas afropop como Salif Keïta, el dúo Amadou & Mariam, Oumou Sangaré y Habib Koité. Varios de estos artistas han logrado triunfar internacionalmente, siendo Salif Keïta el gran representante de la música maliense en el extranjero, principalmente en Europa, en donde actúa con bastante frecuencia.

Aunque la literatura de este país es menos conocida que su música,[75]​ Malí ha sido siempre uno de los centros intelectuales más activos de África.[76]​ La tradición literaria maliense es divulgada principalmente de manera oral, con jalis recitando o cantando historias de memoria.[76][77]Amadou Hampâté Bâ, su historiador más conocido, pasó mucho tiempo de su vida escribiendo estas historias para que el mundo las conserve.[77]​ La novela más conocida de un autor maliense es Le devoir de violence, escrita por Yambo Ouologuem, que ganó en 1968 el Premio Renaudot, aunque su legado fue dañado por acusaciones de plagio.[76][77]​ Otros escritores conocidos son Baba Traoré, Modibo Sounkalo Keita, Massa Makan Diabaté, Moussa Konaté y Fily Dabo Sissoko.

La variada cultura diaria de los malienses refleja la diversidad étnica y geográfica del país.[78]​ La mayoría de sus habitantes usan trajes fluidos y coloridos llamados boubou, que son típicos de África Occidental. Los malienses participan frecuentemente en festivales, danzas y celebraciones tradicionales.[78]​ El arroz y el mijo son importantes en la cocina de Malí, que se basa principalmente en granos de cereal.[79][80]​ Los granos son preparados generalmente con salsas hechas con hojas, como las de la espinaca o el baobab, con tomate o con salsa de maní, y pueden estar acompañados de carne asada (típicamente pollo, cordero, vaca y cabra).[79][80]​ La cocina de Malí varía regionalmente.[79][80]

Existen diversas festividades musulmanas que varían de fecha cada año, como el Cumpleaños del Profeta (Eid-Milad Nnabi), el Bautismo del Profeta (Maouloud), el final del Ramadán y la Fiesta del Cordero (Eid-ul-Adha), y cristianas como el Lunes de Pascua.[81]

El deporte más popular en Malí es el fútbol,[82][83]​ que cobró mayor importancia desde que el país alojó la Copa Africana de Naciones 2002.[82][84]​ La mayor parte de las ciudades tienen competiciones regulares y los equipos más populares nacionalmente son el Djoliba AC, el Stade Malien y el Real Bamako, todos situados en la capital del país.[83]​ Los partidos informales son jugados a menudo por los jóvenes con bolas de trapo como pelota.[83]​ El país ha aportado varios jugadores notables a equipos franceses, incluyendo a Seydou Keita y Jean Tigana. Frédéric "Fredi" Kanouté, nombrado como el Jugador Africano del Año 2007, que jugó en la Primera División de España, para el Sevilla FC y actualmente juega en el Beijing Guoan de la Super Liga China. Otros jugadores que formaron parte de algún equipo importante de España, son Mahamadou Diarra, capitán de la selección nacional de Malí, exjugador del Real Madrid y Seydou Keita para el FC Barcelona. Además, jugadores oriundos del país que participan en equipos europeos son Mamady Sidibe para el Stoke City Football Club, Mohamed Sissoko para el Levante U.D., Sammy Traoré en el Paris Saint-Germain, Adama Coulibaly en el AJ Auxerre, Kalifa Cissé y Jimmy Kébé para el Reading Football Club, y Dramane Traoré para el Lokomotiv Moscú.[82][83]​ El baloncesto es otro deporte importante en Malí;[83][85]​ la Selección femenina de baloncesto, liderada por Hamchetou Maiga, jugadora de los Sacramento Monarchs, compitió en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.[86]​ La lucha (la lutte), también es un juego practicado habitualmente, aunque en los últimos años ha ido decayendo su popularidad.[84]​ El oware, una variante del mancala, también es un pasatiempo común.[83]



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