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Samnio



Samnio (osco Safinim, latín Samnium) era una región histórico-geográfica del sur de los Apeninos, en la Italia centro-meridional, que controlaron los samnitas, un grupo de tribus sabelias de 600 a 290 a. C.

El Samnio estaba en su mayor parte en la zona apenínica entre los Abruzos, Molise, Campania, Apulia y Lucania. Estaba delimitado por el Lacio al norte, la Lucania al sur, a Campania al oeste y la Apulia al este. Los confines exactos nunca han sido bien definidos, pero se tiende a identificarlos con el valle de los ríos Sangro, Volturno, Biferno y Trigno. Limitaba al norte con la tierra de los marsos (Abruzos centrales) y de los pelignos (Abruzos centrales – macizo montañoso de Maiella); al sur con el territorio de los mesapios (Lucania y Apulia) y de los griegos de la Magna Grecia; al este con el territorio de los frentanos (zona costera de los Abruzos y de Apulia) y de los apulios (Apulia septentrional); al oeste con la tierra de los latinos (Lacio centro-meridional), de los volscos (Lacio meridional) y de los auruncos, sidicinios y campanos.

Durante la mayor parte de su historia los samnitas no tuvieron salida al mar, que era impedida por los pueblos vecinos, aunque durante un corto período se las arreglaron para aparecer en ambas costas de la península italiana; en la costa tirrénica fundaron la ciudad de Pompeya.

Las principales ciudades de la región eran Bovaiamom (renombrada Bovianum Undecumanorum por los latinos,[1]​ la actual Bojano) y Maleventum, rebautizada Beneventum (la moderna Benevento).

La capital de la federación samnita estaba en Bovaiamom, excepto durante un breve período entre el siglo IV a. C. y el siglo III a. C., época en que Aquilonia era la capital, hasta que fue destruida por los romanos en 293 a. C. La localización de Aquilonia es incierta.

Los samnitas estaban formados al menos por cuatro tribus:

A estas tribus se unieron los frentanos, que habitaban en el territorio de la costa adriática al norte del promontorio Gargano, con capital en Larinum (moderna Larino).

El Samnio representó un gran reto para el poder romano. A partir de la expansión de Roma, el control de región montañosa se convirtió en una gran necesidad, ya que era una etapa ineludible en la marcha contra el sur de Italia y las ciudades de la Magna Grecia.

En 354 a. C., la frontera con los romanos estaba establecida en el río Liri. La primera guerra samnita puso fin al tratado. Desde entonces el enfrentamiento fue especialmente largo y difícil para Roma: le costó más de cincuenta años someter a los habitantes del Samnio a lo largo de tres largas guerras guerras. En 290 a. C., Roma se alzó con la victoria y los samnitas fueron sometidos. La región, sin embargo, conservó un gran particularismo, pero los valerosos samnitas podían en adelante ser empleados en los ejércitos romanos y debían pagar un tributo.

Aunque el paso de Aníbal por Italia fuese causa de inquietud, no cuestionó el control del Samnio por Roma.

Las tradiciones locales, la dignidad de los habitantes del macizo, y su capacidad de oposición reaparecieron bruscamente en la guerra social. A inicios del siglo I a. C. las exigencias de Roma con sus aliados (socii) italianos se hicieron más difíciles de soportar y Roma rechazó cualquier proposición de apertura con sus aliados.

Debido a estos excesos, se rebelaron y entraron en guerra, organizando una efímera unión política de los italianos con centro en el Samnio. Roma reprimió duramente estos levantamientos con una guerra civil que asoló Italia del año 90 al 88 a. C., cuyas consecuencias se hicieron sentir aún durante la guerra civil contra Lucio Cornelio Sila en 82 a. C. Las ciudades fueron destruidas y reducidas al estado de aldeas, pero finalmente los italianos derrotados militarmente, pudieron convertirse en ciudadanos romanos de pleno derecho. El Samnio se convirtió en una parte de la Italia unificada por la ciudadanía romana. Poco a poco sus particularidades culturales se borraron y la región se romanizó.

Debido a su carácter montañoso, en el Samnio predominaba la ganadería. Durante la República estaba obligado a la entrega de cerdos. Durante el Imperio, un documento epigráfico de la ciudad de Saepinum, datado del reinado de Marco Aurelio, atestigua la práctica de la trashumancia de corderos, de los problemas que podía ocasionar y de su control por los funcionarios del emperador.

En torno al 7 a. C., al principio del período imperial, en la reordenación de los territorios efectuada por Augusto, por la que la península italiana fue dividida en 11 regiones, el Samnio, unido al territorio de los frentanos, marrucinos, vestinos, marsos, pelignios, ecuos, constituyó la Regio IV Samnium. Sus límites geográficos no cambiaron cuando Adriano elevó el número de regiones a 17; fue incluida en la tercera de la cuarta región consular, junto a Campania.

El emperador Constantino conservó las regiones de Adriano, y sólo puso las del norte bajo la dirección del Vicario de Italia y las del sur bajo la del Vicario de la ciudad de Roma.

Los centros principales del Samnium, además de los ya nombrados Bovianum y Beneventum, fueron:

Después de la caída del Imperio romano, y haber pertenecido a los godos y a los bizantinos, fue conquistado en el año 570 por los lombardos, que instituyeron el Ducado de Benevento. El ducado políticamente fue muy estable, tanto que se mantuvo independiente después de la toma del Reino lombardo del norte de Italia por parte de Carlomagno en 774.

En torno al siglo X, el territorio del Samnio fue absorbido por el Reino de los normandos. En 1077, a continuación de los acuerdos entre el Papa León IX y el emperador Enrique III, Benevento y los alrededores pasaron a los Estados Pontificios, que quedaron, salvo breves interrupciones, hasta a1860, cuando, a causa de las empresas garibaldinos pasó al estado Sabaudo (3 de septiembre).

Después de la constitución del Reino de Italia, hubo un movimiento de intelectuales, alimentado por los patriotas beneventani que liberaron en 1860 la ciudad del dominio pontificio, que sustentó la causa de la reconstitución, dentro del reino, de una entidad político-administrativa del Samnio. La capital de esta nueva región habría tenido que ser Benevento.

El proyecto fue particularmente sentido en Benevento y el movimiento pro-Samnio implicó no sólo a la clase política local, sino también a intelectuales, escritores y simples ciudadanos. Bajo el empujón de esta iniciativa local, también el Parlamento del Reino se interesó en la cuestión hasta el punto que, durante el gobierno de Crispi, pareció que la decisión había sido tomada.

El Consejo provincial de la Benevento asignó en 1890 la suma, para aquellos tiempos considerable, de dos millones de liras para realizar el Palacio del Gobierno, que habría debido hospedar los despachos de la Región Samnio, que se habría debido constituir con la anexión de las provincias de Avellino y Campobasso.

Pero el gobierno de Francesco Crispi cayó, y con él el proyecto. La Provincia de Benevento, constituida permaneció después de la unidad, pero logró arrancar muy pocas comunas de las provincias cercanas: si de una parte adquirió el departamento de Airola (en la Provincia de Caserta), no consiguió las de Alife (que siempre estuvo en la provincia de Caserta, Cervinara y Ariano (ambas en la provincia de Avelino): el sueño de un nuevo Samnio resultó ser muy reorganizado.



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