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Pompeya



Pompeya[a]​ fue una ciudad de la Antigua Roma ubicada junto con Herculano y otros lugares más pequeños en la región de Campania, cerca de la moderna ciudad de Nápoles y situados alrededor de la bahía del mismo nombre en la Ciudad metropolitana de Nápoles.

Fue enterrada por la violenta erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79, aunque hay pruebas que indican que pudo haber ocurrido más tarde en otoño o invierno.[3]​ A partir de los trabajos arqueológicos realizados en 2018, esta pudo ocurrir el 24 de octubre.[1][2]​ Muchos de sus habitantes fallecieron debido al flujo piroclástico. En sus proximidades se levanta la moderna y actual ciudad de Pompeya.

El origen del topónimo de Pompeya es incierto. Como posible etimología se halla la que cuenta Solino,[4]​ recogida en Baltasar Manteli:[5]

Otra teoría, también clásica, hace derivar el nombre del osco pumpe (cinco), deduciendo que la ciudad se había formado a partir de cinco aldeas.[6]​ El geógrafo Estrabón, por su parte, propuso otra etimología al mencionar que Pompeya estaba situada cerca de un río que servía para «recibir las mercancías y expedirlas» (en griego, εκπεμπέιν, ekpempein).[7]

Los orígenes de Pompeya son discutidos. Los restos más antiguos hallados en la ciudad son del siglo IX a. C., aunque estos son de tal naturaleza que no demuestra que ya existiera un asentamiento allí.[8]​ Como quiera que fuese, la mayoría de los expertos está de acuerdo en que la ciudad debía de existir ya en el siglo VI a. C. con las dimensiones que tenía en época histórica [9]​ y estar ocupada por los oscos, uno de los pueblos de la Italia central, según confirma Estrabón en su Geografía.[10]

En el 80 a. C. se produce un cambio importante cuando Lucio Cornelio Sila funda en Pompeya la Colonia Cornelia Veneria Pompeiorum, que conllevó una importante pérdida del equilibrio local, que, sin embargo, se solucionó en dos o tres décadas.

La cámara municipal de los quattuoviri se sustituyó por otra de solo dos duoviri que convocaban y presidían las asambleas (que elegían los magistrados) y el consejo ciudadano (ordo decurionum), compuesto por cien de los magistrados anteriores. El duumvir más importante, llamado duumnvir iuri dicundo, era el responsable de la administración de justicia. El otro, llamado duumvir viis aedibus sacris publicis procurandis, cuidaba de las calles, los edificios públicos y religiosos, los mercados y el orden público. Desde el siglo VIII a. C. habían existido colonias griegas en la región, destacando la importante ciudad de Cumas, al otro lado del golfo de Nápoles. Los etruscos se establecieron en la región alrededor del siglo VII a. C. y durante más de ciento cincuenta años rivalizaron con los griegos por el control de la zona. Se desconoce, sin embargo, la influencia real de estos pueblos en el origen y desarrollo posterior de la ciudad, ya que los datos arqueológicos no son concluyentes.[6]

A finales del siglo V a. C. los samnitas, otro pueblo de lengua osca, invadieron y conquistaron toda la Campania. En este momento histórico hay una disminución drástica de la cantidad de materiales hallados en la ciudad, lo que induce a algunos arqueólogos a pensar que la ciudad pudo ser abandonada temporalmente. Si estuvo abandonada, lo fue brevemente porque en el siglo IV a. C. la ciudad formaba parte de la llamada confederación samnita y servía de puerto a las poblaciones situadas río arriba.[7]

Los nuevos gobernantes impusieron su arquitectura y ampliaron la ciudad. Se cree que durante la dominación samnita, los romanos conquistaron la ciudad durante un corto periodo, pero esas teorías nunca han podido ser verificadas. Sea como fuere, se sabe que durante la época samnita la ciudad era gobernada por un magistrado (posiblemente también con poderes de administrador de justicia) que recibía el nombre de Medix Tuticus (en osco, meddís túvtiks).[11]

Pompeya participó en la guerra que las ciudades de la Campania iniciaron contra Roma, pero en el año 89 a. C. fue asediada por Lucio Cornelio Sila. Aunque las tropas de los aliados, comandadas por Lucio Cluencio, ayudaron en la resistencia a los romanos, Pompeya se vio obligada a aceptar la rendición en el año 80 a. C. tras la conquista de Nola. Después de este episodio, Sila estableció una colonia con el nombre de Colonia Cornelia Veneria Pompeianorum. Los habitantes recibieron poco después la ciudadanía romana, pero se les privó de una parte de su territorio.[12]

La ciudad se transformó en un importante punto de paso de mercancías, que llegaban por vía marítima y que eran enviadas hacia Roma o hacia el sur de Italia siguiendo la cercana vía Apia. Las primeras noticias confirmadas sobre la vida pública de Pompeya datan del siglo II a. C., cuando el aumento de la documentación escrita conservada permite saber que la ciudad estaba gobernada por un magistrado elegido anualmente y un consejo compuesto por exmagistrados. Esta forma de gobierno cambió a raíz de la participación de la ciudad, entre el 91 y el 89 a. C., en la llamada guerra social, realizada contra los romanos por sus socii (los aliados) con tal de obtener la ciudadanía romana.

Tras la conquista de la ciudad por parte de las tropas romanas, parece que Pompeya se convirtió en municipium. En la práctica esto significaba que los habitantes de la ciudad, como los de todos los municipios, asumieron la ciudadanía romana en lo tocante a sus obligaciones ciudadanas (fiscales, militares, etc.) pero no en cuanto a los derechos de los ciudadanos. En esencia, los habitantes del municipio perdieron su libertad política. Lo que Roma les dio fue una autonomía administrativa local, en este caso a cargo de un consejo de cuatro magistrados (quattuoviri), al lado del que había un cuestor (quaestor). Igual que a todos los municipios, a Pompeya se le dio la oportunidad de ejercer su propia jurisdicción.

El año 59 se produjeron serios disturbios en el anfiteatro de la ciudad entre los pompeyanos y unos visitantes de Nuceria, que tuvieron como resultado diversos muertos y heridos. El enfrentamiento fue de tal magnitud que llegó a oídos del emperador Nerón, que prohibió las exhibiciones de gladiadores en la ciudad durante diez años [12]​ y exilió a los promotores del espectáculo entre los que se encontraba Livineyo Régulo.[13]

En el año 62,[b]​ un fuerte terremoto dañó seriamente la ciudad.[15]​ Según Tácito, «fue en gran parte destruida por un terremoto».[16]​ En el periodo subsiguiente se emprendieron trabajos de restauración que todavía no habían concluido cuando el Vesubio entró en erupción. Había templos y lugares públicos en ruinas y varias cuadrillas de obreros reparando desperfectos en casas privadas. Esta situación pudo deberse a que el terremoto del año 62 dejó, en efecto, la ciudad casi destruida o a los trabajos de reparación de los desperfectos debidos a los pequeños seísmos previos a la erupción.[17]​ Varios edificios conservan placas en honor a los ricos ciudadanos que ofrecieron su propio dinero para repararlos.

La fecha tradicional para la erupción y avalancha piroclástica que destruyó Pompeya aparece en el relato de Plinio el Joven es el 24 de agosto de 79.  Sin embargo, esta fecha puede deberse a un error de transcripción durante la Edad Media, en la que había muchas posibilidades de que los números romanos fueran confundidos.[3][1]​ Por tanto, algunos expertos opinan que en realidad tuvo lugar en otoño o invierno, dada la gran cantidad de frutos otoñales hallados entre las ruinas y el hallazgo de una moneda entre las que portaba una dama en su bolsa, cuya fecha de acuñación más temprana no debió ser anterior a septiembre de 79.[18][1][2]​ De hecho, algunas excavaciones sugieren que ya había acabado la vendimia, la cual se realizaba en octubre.[19][2]​ Algunos cuerpos también muestran túnicas y mantos gruesos, propios de un mes más frío, aunque no es un buen indicio de la estación del año.[20][2]

Debido a las gruesas capas de ceniza cubrieron las dos ciudades situadas en la base de la montaña, y sus nombres y localizaciones exactas acabaron olvidados con los siglos. Herculano fue redescubierta en 1738 casualmente, y Pompeya diez años después, en 1748 igualmente de manera casual. Herculano está parcialmente enterrada entre 15 y 18 m de profundidad en un manto de ceniza y material piroclástico y solo se ha descubierto un 4% de la urbe, mientras que Pompeya estaba bajo una capa de ceniza de 6-7 m de profundidad promedio. Después del cataclismo, se intentó ubicar las ciudades sin mucho éxito, pero paulatinamente fueron cayendo en el olvido de los siglos hasta 1550.

El descubrimiento tuvo lugar en el año 1550, cuando el arquitecto Fontana estaba excavando un nuevo curso para el río Sarno. Pero hubo que esperar ciento cincuenta años antes de que se iniciara una primera campaña para desenterrar las ciudades. Hasta esa fecha, se asumía que Pompeya y Herculano se habían perdido para siempre.

Se ha sostenido la teoría (sin demostrar) de que Fontana inicialmente encontró algunos de los famosos frescos eróticos y, escandalizado debido a la estricta moral reinante en su época, los enterró de nuevo en un intento de censura arqueológica. Excavadores posteriores plasmaron en sus informes que los lugares en los que estaban trabajando habían sido desenterrados y enterrados de nuevo con anterioridad. El rey Carlos VII de Nápoles, más conocido como Carlos III de España, intervino como patrono y visitante frecuente de los primeros trabajos, entre 1759 y 1788. Las primeras actividades no eran con interés arqueológico sino con el afán de buscar piezas valoradas y tesoros supuestamente ocultos.

Posteriormente, fue el ingeniero director de los primeros trabajos sobre Pompeya y Herculano el aragonés Roque Joaquín de Alcubierre, durante una treintena de años buscador de esculturas y objetos artísticos para las colecciones reales, hoy preservadas en los grandes museos de Madrid, Roma y Nápoles.

Desde entonces, ambas villas fueron excavadas con criterios cada vez más científicos y no ya como meros cofres de tesoros, revelando numerosos edificios intactos, así como pinturas murales. El foro, los baños, muchas casas y algunas villas permanecieron en un sorprendente buen estado de conservación. A poca distancia de la ciudad se descubrió un albergue de 1000 m² que hoy en día se conoce como "Gran Hotel Murecino".

Las ruinas fueron objeto de varias campañas de bombardeo por parte de los Aliados en 1943[21][22]​, que destruyeron buena parte del Teatro Grande y del Foro, así como algunas casas, que fueron convenientemente restauradas una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial.[23][24][25]

En 2018, un equipo de arqueólogos descubrió una inscripción fechada dieciséis días antes de las calendas de noviembre en el antiguo calendario romano, es decir el 17 de octubre, por lo que, según su teoría, la erupción habría tenido lugar el 24 de octubre.[1]​ Una importante área de las investigaciones se centra en las estructuras que estaban siendo restauradas durante la erupción (presumiblemente dañadas en el terremoto del año 62). Algunas de las pinturas antiguas dañadas pudieron ser cubiertas con nuevos frescos, y se utilizan modernos instrumentos para analizar las pinturas ocultas. La razón más probable por la cual esas estructuras todavía estaban siendo reparadas diecisiete años después del terremoto era la creciente frecuencia de pequeños temblores que precedieron a la erupción, como se puede extraer de las palabras de Plinio el Joven, único testigo cuyas noticias nos han llegado: «Durante muchos días antes hubo temblores de tierra».[26]

Prueba de la tremenda actividad sísmica en la zona de Pompeya es que, en las cercanías de la actual Puerta Marina, se han hallado restos de un embarcadero, si bien algo más abajo en dirección al mar se han encontrado más edificaciones romanas. Así pues, la línea de costa tuvo que cambiar considerablemente en los últimos siglos de la ciudad, aunque no se sabe exactamente dónde estaría el puerto en sus últimos años de historia.[26]

Aunque la ciudad de Pompeya se ha conservado en un estado envidiable bajo la capa de cenizas, hay que tener en cuenta que durante la erupción los edificios vivieron un fenómeno muy parecido a un bombardeo, motivo por el cual la mayoría de los tejados se vinieron abajo y muchas edificaciones grandes se hallaron gravemente arruinadas.[27]

Durante las excavaciones, ocasionalmente eran hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. Algunos estudios fisiológicos del proceso de muerte en los restos petrificados indica que la mayoría de las víctimas murieron instantáneamente por golpes súbitos de temperatura de entre 300 a 600 °C y no por una larga agonía. Este descubrimiento basado en hechos científicamente probados sugiere que el cataclismo fue de mayor magnitud que lo que se creía.[28]

En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción. En algunos de ellos la expresión de terror es claramente visible. Otros se afanan en tapar su boca o la de sus seres queridos con pañuelos o vestidos tratando de no inhalar los gases tóxicos, y alguno se aferra con fuerza a sus joyas y ahorros. Tampoco falta quien prefirió ahorrarse el tormento quitándose la vida, conservándose su cuerpo junto a pequeñas botellas que contenían veneno. Los perros guardianes siguen encadenados a las paredes de las casas de sus amos, al igual que los gladiadores del anfiteatro, en este último caso, acompañados de una misteriosa mujer cargada con todas sus joyas de gala.

El número actual de víctimas detectadas es de unos 2000 individuos, y es de esperar que aparezcan muchas más en las partes de la ciudad que todavía no han sido excavadas.[29]

Pompeya se ha convertido en un destino turístico popular de Italia. Actualmente es parte del Parque nacional del Vesubio, más amplio, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1997. Las «zonas arqueológicas de Pompeya, Herculano y Torre Annunziata» se registraron con el código conjunto de 829 y las siguientes localizaciones, todas ellas en la Ciudad metropolitana de Nápoles, región de Campania:[30]

Para combatir los problemas relacionados con el turismo, el cuerpo rector de Pompeya, la Soprintendenza Archaeological di Pompei ha comenzado a emitir nuevas entradas para permitir a los turistas visitar también ciudades como Herculano y Estabia así como la Villa Popea, con la finalidad de animar a los visitantes a ver estos lugares y reducir la presión sobre Pompeya. Las ruinas de Pompeya recibieron 2 571 725 visitantes en 2007.[31]

Pompeya es también una fuerza directriz detrás de la economía de la vecina ciudad de Pompeya. Muchos residentes tienen empleos en el negocio del turismo y la hostelería, sirviendo como conductores de autobús o taxi, o camareros. Las ruinas pueden alcanzarse simplemente caminando desde la ciudad moderna a través de varias entradas, hay aparcamientos para coches y las entradas son también accesibles para los turistas a través de una línea férrea desde la ciudad moderna, o en una línea de tren privada, la Circumvesuviana, que va directamente al lugar antiguo.

Las excavaciones en el lugar han cesado, en general, debido a una moratoria impuesta por el superintendente del lugar, profesor Pietro Giovanni Guzzo. Además, el lugar está menos accesible a los turistas, con menos de un tercio de los edificios abiertos en la década de 1960 disponibles actualmente para la visita pública. Esto se debe a los incesantes trabajos de mantenimiento para evitar el deterioro de la parte ya descubierta. Aparte de derrumbes y usos inadecuados, cada año, al menos 150 m² de frescos y trabajos de enlucido se pierden por falta de mantenimiento.[32]

A fecha de agosto de 2018, se ha encontrado un palacio en la zona "Regio V". el palacio está decorado con frescos característicos del primer estilo ornamental de la ciudad.

La ciudad ofrece un cuadro de la vida romana durante el siglo I. El momento inmortalizado por la erupción evidencia literalmente hasta el mínimo detalle de la vida cotidiana. Por ejemplo, en el suelo de una de las casas (la de Sirico), una famosa inscripción Salve, lucrum (‘Bienvenido, dinero’), quizás con intención humorística, nos muestra una sociedad comercial perteneciente a dos socios, Sirico y Numiano, aunque este último bien podría ser un apodo, ya que nummus significa «moneda». En otras casas abundan los detalles sobre diversos oficios, como los trabajadores de la lavandería (fullones). Así mismo, las pintadas grabadas en las paredes son muestras del latín coloquial empleado en la calle. Sin embargo, no hay que pensar que la ciudad que se excava en la actualidad quedó congelada en el momento de la erupción.[27]​ La población de Pompeya en el año 79 se calcula se situaba entre las 10 500 a las 15 000 personas, mientras que hasta ahora solamente se han encontrado unos 2000 cadáveres.[12]​ Además, muchos de los edificios de esta ciudad romana están destruidos pero extrañamente vacíos, lo que hace pensar que gran parte de la población habría huido ya durante los terremotos y explosiones que precedieron a la gran erupción, recordando, quizás, el gran terremoto del año 62, y por tanto, es de presumir que se habrían llevado con ellos una parte de sus objetos de valor.[26]​ Se explican así, además, la ubicación de algunos tesoros que se han hallado en la ciudad, haciendo presumir que algunos ciudadanos de los que huyeron, los escondieron para recuperarlos cuando los problemas pasaran. Por último, existen varias pruebas de que la ciudad fue saqueada, ya fuere por sus antiguos habitantes o por otras personas, durante los meses e incluso los años siguientes, a fin de recuperar sus pertenencias o llevarse los materiales valiosos, para lo cual excavaron túneles entre las cenizas endurecidas.[26]

En el año de la erupción se calcula que la población de Pompeya era de unas 15 000 personas como máximo. La ciudad estaba situada en una zona donde abundaban las villas vacacionales, y contaba con numerosos servicios: el macellum (gran mercado de alimentos), el pistrinum (molino), los thermopolia (una especie de taberna que servía bebidas frías y calientes), las cauponae (pequeños restaurantes), y un anfiteatro.[33]​ La Campania era una fértil región agrícola desde antiguo. En el pequeño pero activo puerto de la ciudad, los excedentes agrícolas eran cargados y enviados a Roma y otras grandes ciudades, y sus vinos eran especialmente apreciados.

En el año 2002, un importante descubrimiento en la desembocadura del río Sarno reveló que en el puerto también había viviendas, muchas de ellas palafitos con un sistema de canales, que sugieren una cierta similitud con Venecia.

Pompeya es la única ciudad antigua cuya estructura topográfica se conoce de forma precisa, sin modificaciones posteriores. No estaba distribuida en un plano regular como solía ocurrir con las ciudades romanas, debido a las irregularidades del terreno. Pero sus calles eran rectas y formaban una rejilla al más puro estilo romano, con su cardo y dos decumanos. El sector sudoeste, no obstante, presenta un trazado muy irregular, y es el núcleo original del asentamiento osco, al que se le fueron añadiendo las diversas ampliaciones con un trazado mucho más regular.[34]​ El trazado de la muralla ya estaba definido en el siglo VI a. C. y probablemente también el de las principales calles, aunque incluso en el año 79 permanecían en la ciudad, especialmente en el sector oriental, numerosos descampados y cultivos, que muestran que el espacio intramuros nunca estuvo muy densamente poblado.[34]

Los nombres actuales de las calles, puertas y edificios de la ciudad datan en su mayoría del siglo XVIII o XIX, ya que muchos no tenían nombre concreto durante la época romana, y en otros casos no se ha conservado. Se sabe tan solo que la actual Vía de la Abundancia debió llamarse Via Pompeiana y cruzaba la Via Iovia (de Júpiter) y la Via Dequuiaris, que no se han identificado. En cuanto a las puertas, la actual Puerta de Herculano llevaba el nombre de Porta Salis o Saliniensis y la Puerta Marina se llamaba probablemente Porta Forensis.[23]

Actualmente para localizar los edificios en el plano se usa el sistema ideado por Giuseppe Fiorelli, que dividió la ciudad en nueve regiones, cada una de ellas con un número identificativo para cada manzana y, dentro de cada manzana, para cada puerta.[23]

El foro, como en toda ciudad romana, era el centro cívico y el corazón de la vida comercial de Pompeya. Era un amplio espacio abierto con forma rectangular rodeado en tres de sus lados por una columnata y en el otro por el Templo de Júpiter, con varios edificios públicos importantes en torno a él.

Constaba de un área libre de 145 m de longitud por 38 m de anchura, estaba pavimentada en piedra. En ella se erguían estatuas conmemorativas del emperador, de miembros de su familia o de ciudadanos locales de alguna importancia.

Era típico ver en el foro mesas o banquetas donde los vendedores exponían sus productos al público; se colocaban en los bordes de la zona libre, junto a las columnatas y cuando llovía se trasladaban a los corredores, unos pasillos que estaban techados donde la gente paseaba y solía negociar.

Al foro se accedía mediante una gran puerta de bronce, dentro del foro no se permitía la circulación de carruajes.

En el foro había tablillas expuestas al público donde se escribían noticias importantes de la época, como el resultado de las últimas elecciones o la fecha de algún espectáculo, e incluso había gente que aprovechaba para exponer sus quejas o para hacer publicidad de su establecimiento. Un ejemplo encontrado de ellos sería: "Macerior ruega al edil que prohíba a la gente hacer ruido en la calle y moleste a las personas decentes que están durmiendo".

El templo de Júpiter cierra la plaza del Foro en el lado norte. Si bien en su origen fue solo dedicado a Júpiter, después del año 80 a. C. fueron también veneradas en él las diosas Juno y Minerva, formando así la llamada tríada capitolina que era la protectora de Roma y el imperio. El templo fue construido en el siglo II a. C., fue gravemente dañado por el terremoto del año 62 d. C. y estaba siendo restaurado al momento de la erupción del Vesubio.

El Macellum era el gran mercado de alimentos, dotado con una fuente de agua en el centro donde se lavaban los pescados. Fue construido ya en la época del Imperio.

Este edificio albergaba al gremio de tintoreros y lavanderos, toma su nombre de la sacerdotisa Eumaquía que patrocinó su construcción y fue dedicado a la Concordia y a la Piedad Augusta, así como a Livia, esposa del emperador Augusto, tal como reza una inscripción en el arquitrabe del pórtico.

Lamentablemente, esta construcción sufrió grandes daños durante el terremoto del año 62, y los trabajos de restauración no estaban muy avanzados cuando ocurrió la erupción del Vesubio.

En el patio fue hallada la estatua de Eumaquía que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

La basílica de Pompeya era la sede de la administración de justicia y, junto con el Foro, constituía el edificio más importante de la ciudad. Tenía cinco puertas que abrían hacia el Foro, que daban paso a tres naves internas. La época de la fundación se calcula hacia el 120 a. C.

Frente a la basílica se encuentra el templo de Apolo, dentro de una amplia zona delimitada por un cuadripórtico con 48 columnas. La cella está situada en un podium típicamente itálico rodeado por una columnata corintia con seis columnas en su parte frontal. A los pies de la escalinata se encuentra una ara fabricada en travertino, cuya inscripción se remonta a la época de Sila, cuando Pompeya pasó directamente al dominio de Roma. A la izquierda, según se mira la cella, se halla una columna jónica en mármol gris y por encima de esta se aprecia un reloj de sol.

El culto al dios Apolo, importado de Grecia, estaba muy difundido en la región de Campania. En Pompeya, como lo han demostrado las investigaciones realizadas en el área de este templo, se remonta al siglo VI a. C.,[34]​ si bien su aspecto actual se debe a una remodelación del siglo II a. C. y una restauración posterior al terremoto de 62, que al momento de la erupción aún no se había terminado.

Se supone que además de Apolo, de quien se encontró una estatua en el acto de arrojar una flecha, otras divinidades eran veneradas en este recinto: Diana cazadora y Mercurio.

Al lado del macellum se encontraba una amplia construcción de la misma época, identificada como el templo de los Lares Públicos, es decir, de las divinidades tutelares de la ciudad, a las cuales había sido dedicado después del terremoto que había aterrorizado a los pompeyanos.

Inmediatamente después del templo de los Lares se encontraba el templo de Vespasiano, con un altar de mármol esculpido que representa la escena de un sacrificio.

Se trata de una antigua área sagrada de forma triangular, situada en una pequeña colina desde la que se aprecia una vista panorámica de la costa. Se accede a la plaza por el vértice norte del triángulo mediante un elegante pórtico precedido por seis columnas jónicas.

En la parte anterior del pórtico se encuentra la base sobre la que se colocaba una estatua honoraria de M. Claudio Marcelo, nieto de Augusto. El edificio que determinó la creación de esta área sagrada es un templo muy antiguo, del siglo VI a. C. Originalmente dedicado a Hércules, considerado por los habitantes de Pompeya como el fundador de su ciudad, también se dedicó más tarde al culto de Minerva.

Levantado a finales del siglo II a. C. y destruido casi por completo por el terremoto del año 62 d. C., fue rápidamente reconstruido. Integrado en la parte central de un cuadripórtico con columnas estucadas y decoradas con pinturas, el templo se eleva sobre un alto podium según el esquema del templo itálico con una escalinata lateral. Al lado de la cella existen dos hornacinas destinadas a dos estatuas de Anubis y Harpócrates, el hijo de Isis, respectivamente.

En la parte trasera del templo se levantan pequeños edificios entre los que figura la sala destinada a las reuniones isíacas o Ecclesasterion; junto al ara se encuentra el Purgatorium con un hueco subterráneo que conservaba agua del Nilo utilizada en las ceremonias de purificación.

El templo de Venus se encontraba al sudoeste del foro y disfrutaba de vistas al mar. En el momento de la erupción el edificio estaba en obras, aunque parece que la nueva construcción iba a superar considerablemente en tamaño a la previa.[23]

Las termas Estabianas se encuentran en el cruce de la Vía Estabiana (Via Stabiana) y la de la Abundancia (Via dell'Abbondanza) y son las más antiguas de la ciudad, del siglo IV a. C. Las termas muestran signos de sucesivas restauraciones, la última de ellas tuvo lugar después del terremoto del año 62. Estaba compuesta por una sección masculina y otra femenina. Tenía un sofisticado sistema de calefacción: el aire caliente circulaba bajo el piso y entre las paredes.

Tanto la sección masculina como la femenina estaba compuesta por una sala de vestir (apodyterium), una sala con piscina de agua fría (frigidarium), de una sala templada (tepidarium) y de una sala (calidarium), dotada de una bañera para agua caliente y de una fuente para abluciones con agua tibia. Además había otros ambientes, algunos anexos al gimnasio y una gran piscina para nadar al aire libre.

En la palestra de las termas existía un reloj de sol que tenía más de 200 años en el momento de la erupción, y conservaba una inscripción en osco que recordaba que lo había pagado el ayuntamiento con el dinero obtenido de las multas.[35]

Las termas del foro, si bien no son las más grandes de la ciudad, son de mucho interés debido a la elegante decoración y el excelente estado de conservación del calidarium y del tepidarium de la sección masculina.

Dos corredores permiten, en el caso de las termas para hombres, el paso al apodypterium de donde se pasa al frigidarium, en cuyo centro se encuentra una bañera circular para los baños fríos; y al tepidarium, decorada con fino estuco de la mitad del siglo I a. C. Allí se conserva un gran brasero que servía para calentar el ambiente, donado por Marco Nigidio Vacula (Marcus Nigidius Vaccula). Del tepidarium se accede directamente al ambiente para baños cálidos, el calidarium con aire caliente que pasaba por el interior de las paredes dobles.

Esta habitación está dotada de dos bañeras: el alveus, de forma rectangular, para los baños calientes, y el labrum, con agua fría.

Las termas centrales fueron ampliadas después del terremoto del año 62 y para el 79 aún no estaban completamente terminadas. Eran exclusivas para hombres, carecían de frigidarium, pero tenían un servicio del que carecían las otras termas: el laconicum, un ambiente para baños de vapor con aire caliente y seco. Este complejo, por la luminosidad y amplitud de los ambientes, su gran gimnasio y la excelente calidad del material de construcción, no tenía nada que envidiar a las termas de las grandes ciudades, incluida Roma.

Se encuentran situadas justo extramuros de la ciudad, cerca de la Puerta Marina. Construidas a comienzos del siglo I d. C., estaban en proceso de restauración en el momento de la erupción. Fueron excavadas en los años ochenta, y eran una empresa comercial privada, situada en los bajos de un edificio que tenía en el piso superior viviendas y locales de otro tipo.[36]

Sus dimensiones eran muy inferiores a las de los establecimientos balnearios públicos del centro de la ciudad y no hay el menor indicio de que tuvieran una sección destinada a las mujeres; su principal atractivo en cualquier caso, debía de residir en las maravillosas vistas que tenía al mar, de las cuales podían disfrutar los clientes desde un espacioso solarium.[36]

Lo que las ha hecho famosas son las ocho escenas de actividades sexuales de la parte superior de la pared del vestuario (apodyterium), de las cuales se han conservado únicamente las pinturas de una de las paredes, pero originalmente debían de decorar otras dos, presentando tal vez veinticuatro variedades distintas de posturas para practicar el sexo. Debajo de las escenas encontramos otras pinturas que representan unas cajas o cestas de madera, todas ellas debidamente numeradas (todavía pueden leerse los números I-XVI).[36]

Estos vestuarios no disponían de nichos empotrados para guardar la ropa, sino que aún son visibles las huellas de un estante que recorría toda la habitación por debajo de las pinturas, y en el cual habría habido unas cajas o cestas individuales.[36]

La palestra Samnita se encuentra detrás del Teatro Grande. Está rodeada de un pórtico dórico, en el que se encontró una copia del Doríforo de Policleto en buen estado de conservación.

La palestra Grande es un extenso edificio rectangular, de 141 x 107 m, situado al lado del anfiteatro. Estaba dedicado a las actividades gimnásticas y se construyó en época imperial.

En el centro hay una piscina (natatio) de 34,55 x 22,25 m, con el fondo en pendiente (desde un metro a 2,60) a fin de ofrecer a los nadadores la posibilidad de disfrutar de diversas profundidades de agua.

Adyacente al Foro triangular se encuentra el teatro grande, de la primera mitad del siglo II a. C., construido a la manera del mundo griego helenístico, aprovechando la pendiente natural de una colina y restaurado y ampliado notablemente en la época romana. El espacio reservado a los espectadores estaba dividido en tres órdenes de gradas de mármol. El escenario tenía las tres puertas clásicas.

El teatro tenía un gran pórtico cuadrangular bastante bien conservado, donde los espectadores podían entretenerse antes del espectáculo y durante los intervalos. Luego del terremoto del año 62, este pórtico fue transformado en cuartel de gladiadores.

El teatro Pequeño u odeón fue construido a principios del período romano (80 a. C.) junto al Teatro grande. Tenía un tejado estable, fundamental para la acústica de la construcción; la presencia de este elemento, junto con los demás caracteres constructivos, ha llevado a la identificación del edificio como un odeón, destinado a representaciones musicales y mímicas y recitado de poesía.

Al final de la Vía de la Abundancia (Via dell'Abbondanza), una calle transversal lleva a la plaza ante la que se levanta la mole del anfiteatro, edificado alrededor del año 80 a. C. por Gayo Quinto Valgo y Marco Porcio, duunviros quinquenales. Constituye el ejemplo más antiguo conocido hasta ahora de anfiteatro de piedra;[37]​ en Roma, por ejemplo, el primer anfiteatro fue el de Estatilio Tauro, de 29 a. C. El anfiteatro de Pompeya, a diferencia de las construcciones similares de época imperial, no tenía galerías bajo del coso, que está mucho más bajo que el nivel de la plaza. La cávea se divide en tres series de graderías, la última de las cuales se reservaba a las mujeres. En la parte superior del anfiteatro aún son visibles los agujeros destinados a alojar las sujeciones del velario, el toldo gigante que se extendía para proteger a los espectadores del sol y la lluvia. El anfiteatro fue escenario de un concierto del grupo de rock Pink Floyd en 1971, sin público,[38]​ y 45 años después, el guitarrista David Gilmour (guitarrista y cantante de Pink Floyd) volvió a tocar en el anfiteatro en 2016, donde hubo una audiencia en vivo, convirtiéndose en la primera presentación en vivo con público en el anfiteatro, 1937 años después la erupción del Vesubio.[cita requerida]

De lupa que en latín significa loba que es como se conocía a las prostitutas, el Lupanar era el más importante de los numerosos burdeles que se encontraron en Pompeya, y el único construido con esta precisa finalidad.

Las prostitutas eran esclavas griegas u orientales, su precio iba de dos a ocho ases (el vaso de vino costaba uno), pero la recaudación era del patrón o del dueño del burdel.

El lupanar era un pequeño edificio situado en el cruce de dos calles secundarias, estaba constituido por una planta a nivel del suelo y un primer piso. La planta baja estaba destinada al acceso de esclavos o de las clases más pobres; tenía un corredor y cinco habitaciones con cama, las paredes estaban cubiertas de pinturas que expresaban distintas posiciones eróticas.

Al piso superior se accedía por una entrada independiente que daba a una escalera y luego a un balcón. A ese balcón daban las distintas habitaciones, más grandes y decoradas que las de la planta baja. Este piso superior era reservado a una clientela más acomodada.

La construcción es del último período de la ciudad. Las paredes se encuentran cubiertas de motivos eróticos desde su entrada principal, que muestra a Príapo con dos penes sostenidos por las manos.

La Casa del Fauno es una de las construcciones más lujosas de la ciudad. La entrada principal da a la Vía de la Fortuna (Via della Fortuna) y ocupa toda una manzana de la Región VI. La casa tiene sus orígenes en la edad samnítica, cuando era amplia pero modesta. A fines del siglo II a. C. pasa a ocupar una manzana entera y recibe una suntuosa decoración a base de estuco y mosaicos,[35]​ que se restauraron y conservaron sin apenas modificaciones durante los 200 años siguientes, manteniendo un estilo que debía de parecer muy anticuado a los habitantes del año 79.[35]

En la parte anterior de la entrada se encuentra el saludo HAVE[39]​ (forma del latín vulgar para «ave», ‘bienvenido’).[35]​ El ingreso está provisto de puerta doble y en el vestíbulo se encuentran dos atrios, uno de ellos, el principal, contiene una pequeña fuente con una pequeña estatua de un fauno danzante que ha dado el nombre a la casa. (El original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles).

Se supone que a principios del siglo I a. C. fue la morada de P. Sila, sobrino del dictador Sila, quien tuvo la misión de organizar la colonia romana y de conciliar los intereses de los colonos con los de los antiguos habitantes. En el pavimento de una de las principales salas de recepción se encontró el mosaico antiguo más complejo que se ha descubierto, el llamado Mosaico de Alejandro, que representa la batalla de Issos, entre Alejandro Magno y Darío III Codomano. Está compuesto por entre 1 500 000 y 5 000 000 de teselas.[35]

La Casa del Poeta Trágico debe su nombre a un mosaico que representaba a un instructor de actores de teatro (hoy en el Museo Antropológico Nacional de Nápoles), y su fama a una serie de frescos de temas heroicos y míticos. Entre las ilustraciones se encuentra una acerca del sacrificio de Ifigenia. Se trata de una casa de modestas dimensiones pero decorada con mucha elegancia, probablemente una muestra de una clase media enriquecida durante los últimos años de la ciudad.

A los lados de la puerta se encontraban dos mostradores (que indican que el dueño de la casa también se dedicaba al comercio), y sobre el piso se encontraba la inscripción Cave Canem (Cuidado con el perro) al lado de la imagen de un perro sujeto por una cadena.

En el resto de la casa pueden encontrarse más frescos y mosaicos, entre ellos, imágenes de Admeto y Alcestis, Venus, Ariadna, Teseo y Narciso.

La casa de Amaranto consiste en dos viviendas unidas, una tradicional casa con atrio (I.9.12) y una taberna con un amplio peristilo en la parte trasera (I.9.11). En ambas se encontraron montones de ánforas especialmente en el atrio de la casa 12 y en el jardín anexo a la taberna de la casa 11. Más de 30 de las ánforas encontradas eran de origen cretense. Estaban toda boca arriba y se ha propuesto que todas eran origen de un solo cargamento anterior a la erupción. Las del jardín fueron en su mayor parte almacenadas boca abajo, e incluyan tanto tipos campanos, como egeos y cretenses. La propia taberna estaba en proceso de reparación en el 79 d. C. por lo que no podía encontrarse sirviendo comidas y bebidas de forma habitual. Además en Amaranto no se cultivaban vides. Parece que los propietarios solo regentaban un negocio de importación y exportación.[40]

En los últimos años de vida de la ciudad ambas casas habían sido unidas y se encontraban en un estado deplorable. El mostrador de la taberna estaba en ruinas, el jardín abandonado… al parecer el conjunto de las dos casas era entonces utilizado solo como almacén de tinajas de vino (amphorae). El esqueleto de la mula que había sido utilizada para transportarlas fue encontrado entre las ruinas, junto al perro (guardián) a sus pies. Dos de las ánforas llevaban el nombre “Sexto Pompeyo Amaranto” o simplemente “Sexto Pompeyo”. El nombre de Amaranto aparece también en un par de grafitos más hallados en otros lugares de la vecindad, así como en un anuncio en la propia pared de la vivienda situada en la Vía de la Abundancia (via dell’Abbondanza), donde un tal “Amaranto Pompeyano” invita a sus conciudadanos a votar a su candidato preferido.[41]

La villa de los Misterios es uno de los edificios suburbanos de Pompeya, situado a unos doscientos metros de la Puerta de Herculano, fuera de los límites de la ciudad. Se trata de una construcción que presenta una disposición armoniosa y singular de sus ambientes y una superlativa colección pictórica. Fue construida en la primera mitad del siglo II a. C. y fue muchas veces remodelada y ampliada. Se presenta como una construcción de cuatro lados circundada por una terraza panorámica. Después del terremoto del año 62 la Villa cambió de propietarios y de usos: de vivienda señorial pasó a establecimiento agrícola.

Los usos finales de esta Casa constituyen el ejemplo de una vivienda de gran lujo unida a una explotación agrícola ganadera. Integrada al paisaje mediante grandes pórticos y galerías que dan a jardines colgantes, la Villa de los Misterios se muestra muy distinta de las casas encontradas en la ciudad.

Si bien casi todas sus paredes se encuentran decoradas con pinturas, destacan una serie de grandes frescos que se supone que representaban la iniciación de las esposas a los Misterios Dionisíacos. En la llamada Sala de la Gran Pintura, se desarrollan una serie de frescos que datan del siglo I a. C., que representarían los momentos sucesivos de un ritual que Roma intentó limitar sin mucho éxito.

Las imágenes son muy elocuentes: un niño leyendo el ritual bajo la supervisión de una matrona, una joven que lleva una bandeja con ofrendas, un grupo de señoras en una celebración sacramental, un sileno que toca una lira mientras una jovencita ofrece su seno a una cabra, otro viejo sileno ofrece una bebida a un pequeño sátiro mientras otro más joven le alcanza una máscara teatral, entre muchas otras. También se representan las bodas de Dioniso y Ariadna.

La casa de la Columna Etrusca es un edificio pequeño y modesto situado en la Región VI. Debe su nombre a una columna de facción típicamente etrusca que se halla empotrada entre dos salas de la casa, y que data del siglo VI a. C.[35]​ La columna formó parte de un santuario al aire libre, ya que debajo alrededor de ella se ha encontrado cerámica griega (correspondiente a ofrendas) y restos de un bosquecillo de hayas, como corresponde a los santuarios de esa época. En el siglo III a. C., debido al crecimiento de la ciudad, la casa se edificó alrededor de la columna, que sin embargo se conservó y se dejó visible, probablemente por respeto a su antiguo significado religioso.[35]

Otras casas significativas de Pompeya son la Casa del Cirujano y la Casa de los Vettii.

Se trata de la puerta principal a las excavaciones, así denominada porque daba al mar. En la antigüedad se conocía como Puerta de Neptuno o del Foro. Está formada por dos aberturas cubiertas por una bóveda de piedra. Una de ellas era para los peatones, la otra, algo más ancha, permitía el paso de carros y cabalgaduras. No era, originalmente, una entrada importante debido al fuerte declive de la calle que al principio la hacía inaccesible para el tránsito de carruajes.

El Anticuario es el espacio museístico de las ruinas de Pompeya. Fue construido en 1861 y destruido en 1943 debido a un intenso bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. Fue reconstruido en 1948 de acuerdo a modernos criterios museológicos, a fin de ofrecer un cuadro completo de la historia de la ciudad.

Tiene cuatro salas: la primera contiene testimonios de la Pompeya presamnita, especialmente material de la necrópolis de la Edad del Hierro (siglos XI a VII a. C.) del Valle del Sarno. La segunda conserva material de los siglos III y II a. C., especialmente terracota, cerámicas etruscas y esculturas de tufo. La tercera y cuarta salas contienen elementos del período romano de Pompeya, incluidos los moldes de yeso de personas y animales sorprendidos por la erupción, así como elementos domésticos y representativos de la vida cotidiana y comercial de la ciudad.

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