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The Scarlet Letter



La letra escarlata (The Scarlet Letter) es una novela de Nathaniel Hawthorne publicada en 1850 y considerada su obra cumbre.[1]​ Está ambientada en la puritana Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII y relata la historia de Hester Prynne, una mujer acusada de adulterio y condenada a llevar en el pecho la letra «A», de adúltera. Hester rechaza revelar la identidad del padre de su hija y trata de vivir con dignidad en una sociedad injusta e hipócrita. En la novela Hawthorne trata los temas del legalismo, el pecado y la culpa.

En la ciudad puritana de Boston, una multitud se reúne en junio de 1642 para presenciar el castigo de Hester Prynne, una joven declarada culpable de adulterio y condenada a llevar una "A" escarlata de adúltera en su vestido para su vergüenza. La sentencia le obliga a permanecer durante tres horas en la picota expuesta a la humillación pública. A pesar de las presiones para que confiese el nombre del padre de su hija, Hester se niega.

El esposo de Hester, que llevaba tiempo desaparecido en el mar, aparece a tiempo para presenciar el castigo y enterarse del adulterio de su esposa. Encolerizado, se hace pasar por el médico Roger Chillingworth para intentar descubrir al amante de su esposa.

Chillingworth visita a Hester en la cárcel y la obliga a ocultar su identidad. Tras su liberación, Hester se instala en las afueras y se gana la vida como costurera. A medida que crece, su hija Pearl se convierte en una chica caprichosa y rebelde, y los miembros de la iglesia sugieren que Pearl sea apartada de su madre. Hester apela al reverendo Dimmesdale en la desesperación, y el ministro convence al gobernador para que Pearl permanezca bajo su cuidado.

Dimmesdale enferma y Chillingworth se instala en su casa. Chillingworth sospecha que la enfermedad del ministro se debe a un sentimiento de culpabilidad, y mientras lo trata, descubre una marca de nacimiento que confirma sus sospechas.

Tras un inspirado sermón, Dimmesdale sube a la picota, confiesa públicamente su pecado y muere en brazos de Hester. Chillingworth, que ha perdido el objeto de su venganza, fallece poco después, dejando a Pearl una herencia considerable.

Años después, Hester regresa a casa y vuelve a usar la letra escarlata. Al morir, la entierran junto a Dimmesdale y sobre la tumba de ambos se coloca una sencilla lápida de pizarra grabada con un escudo: en campo de sable, una letra A de gules (en un campo negro una letra A roja).

La letra escarlata fue publicada por primera vez en la primavera de 1850 por Ticknor & Fields.[2]​ Cuando entregó las últimas páginas en febrero de 1850, Hawthorne dijo que «algunas partes del libro tenían mucha fuerza», pero dudaba de que se hiciera popular.[3]​ En realidad, el libro fue un superventas instantáneo, aunque durante los primeros 14 años solo reportara a su autor $1500 de beneficios.[2]​ Su publicación provocó protestas por parte de la población de Salem, que se sintió insultada por la descripción en el prefacio. En una segunda edición de 1850, Hawthorne escribió una introducción en la que afirmaba que había decidido publicar el prefacio «sin cambiar una palabra» y rechazaba cualquier motivo de «animosidad o rencor personal o político».[4]

La letra escarlata fue uno de los primeros libros producidos de forma masiva en Estados Unidos. A mediados del siglo XIX, los encuadernadores solían elaborar los libros a mano y venderlos en pequeñas cantidades. La primera edición mecanizada de esta novela, de 2500 ejemplares, se agotó en diez días y alcanzó una popularidad poco común hasta entonces.

El crítico Evert Augustus Duyckinck, amigo de Hawthorne, dijo que prefería los cuentos que escribía el autor en el estilo de Washington Irwing. Edwin Percy Whipple criticó la «mórbida intensidad» de la novela y sus densos detalles psicológicos. La mayoría de los críticos alabaron el libro, pero los líderes religiosos condenaron el tema de la novela.[5]​ Orestes Brownson se quejó de que Hawthorne no entendía el cristianismo, la confesión y el remordimiento. Un artículo en un periódico religioso criticó la mala moral mostrada por el autor.[6]

D. H. Lawrence dijo que no podía existir una obra más perfecta de la imaginación americana que La letra escarlata.[7]Henry James dijo de la novela que era «bella, admirable, extraordinaria. (...) Tiene el inextinguible encanto y misterio de las grandes obras de arte».[8]




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