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Viracocha



Huiracocha,[2]​ (en quechua Apu Qun Illa Tiqsi Wiraquchan Pachayachachiq Pachakamaq [3V], Apu Kon Illa Teqse Wiraqochan Pachayachachiq Pachakamaq [5V], en español: Gran Señor, resplandor eterno, fuente de vida, conocimiento y hacedor del mundo)[3]​ también llamado el dios de los báculos o de las varas, es una divinidad del cielo que abarca la idea andina de un general «dios creador», que sería originaria de la cultura Caral,[4]​ es también figura central de la Puerta del Sol de Tiahuanaco, venerado posteriormente como dios supremo dentro del Imperio incaico. Figura como el creador del mundo, del sol y de la luna. Se le atribuye también la creación de la substancia de la cual se originan todas las cosas o Kamaqen. Según las crónicas, Huiracocha "siempre fue",[5]​ empero, después de crear el mundo, "nació" de las profundidades del Lago Titicaca a orillas de la isla del sol.[5]

Viracocha creó el universo, el sol, la luna y las estrellas, el tiempo (ordenando al sol que se mueva sobre el cielo)[6]​ y la civilización misma. Viracocha fue adorado como dios del sol y de las tormentas. Se le representaba con el sol como corona, con rayos en las manos y lágrimas que caían de sus ojos en forma de lluvia. De acuerdo con la cosmogonía inca, Viracocha puede ser asimilado a Saturno, el "dios viejo", el hacedor del tiempo o "deus faber" (dios hacedor), correspondiente al planeta visible con la revolución más larga alrededor del sol.[7]

En la mitología inca, Huiracocha (en quechua, Wiraqucha) era la invisible y abstracta divinidad creadora de la cosmovisión andina. Era considerado como el esplendor originario (en quechua, Illa Teqse [5V]) o El Señor, Maestro del Mundo. En realidad fue la primera divinidad de los antiguos tiahuanacos, que provenían del Lago Titicaca. Surgió de las aguas, creó el cielo y la tierra. El culto al dios creador supuso un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado a la nobleza. Este dios o huaca al parecer también se encuentra en la iconografía de los habitantes de Caral, Chavín y Wari.[4][8]

Huiracocha es considerado el más destacado entre los dioses andinos y su figura es la central de la Portada del Sol de Tiwanaku. Es posible que su gran difusión se debiera a que los evangelizadores católicos buscaban un nombre para explicar a la gente indígena el concepto de dios. Además, añadieron a su nombre otras palabras a fin de recalcar su calidad de ser supremo, y de este modo se formó el nombre en quechua de Apu Qun Tiksi Wiraqucha.[9]

Se cree que interviene en tiempos de crisis pero también es visto como un héroe cultural.[10]​ Los aspectos que se superponen en el panteón superior que consiste de Wiracocha, Punchao, Inti, e Illapa, podrían derivarse de una sola entidad del dios del cielo y la tormenta. Algunas veces los aspectos tienen diferencias suficientes para adorarlos en una manera separada.[11]

Según un mito registrado por Juan de Betanzos,[12]​ Viracocha se levantó del lago Titicaca (o, a veces, de la cueva de Paqariq Tampu) durante el tiempo de oscuridad para traer luz.[13]​ Hizo el sol, la luna y las estrellas. Hizo a la humanidad al respirar en las piedras, pero su primera creación fueron gigantes sin cerebro que le desagradaron. Entonces, los destruyó con una inundación e hizo a los humanos, seres que eran mejores que los gigantes, a partir de piedras más pequeñas. Después de crearlos, se esparcieron por todo el mundo.[14]

Viracocha finalmente desapareció a través del Océano Pacífico (caminando sobre el agua) y nunca regresó. Deambuló por la tierra disfrazado de mendigo, enseñando a sus nuevas creaciones los fundamentos de la civilización, además de realizar numerosos milagros. Muchos, sin embargo, se negaron a seguir sus enseñanzas, volviéndose guerreros y delincuentes; Viracocha lloró cuando vio la difícil situación de las criaturas que había creado.[14]​Se pensó que Viracocha reaparecería en tiempos de problemas. Pedro Sarmiento de Gamboa escribió que Viracocha fue descrito como "un hombre de mediana estatura, blanco y vestido con una túnica blanca como un alba ceñida a la cintura y que llevaba un bastón y un libro en las manos."[15]

En una leyenda tuvo un hijo, Inti, y dos hijas, Mama Killa y Pachamama. En esta leyenda, destruyó a las personas alrededor del lago Titicaca con un Gran Diluvio llamado Unu Pachakutiq, que duró 60 días y 60 noches, salvando a dos para llevar la civilización al resto del mundo. Estos dos seres son Manco Cápac, hijo de Inti (a veces tomado como hijo de Viracocha), cuyo nombre significa "fundación espléndida", y Mama Ocllo, que significa "fertilidad madre". Estos dos fundaron la civilización inca llevando un bastón de oro, llamado 'tapac-yauri'. En otra leyenda, fue el padre de los primeros ocho seres humanos civilizados. En algunas historias, tiene una esposa llamada Mama Qucha.

En otra leyenda,[16]​ Viracocha tuvo dos hijos, Imahmana Viracocha y Tocapo Viracocha. Después del Gran Diluvio y la Creación, Viracocha envió a sus hijos a visitar las tribus del noreste y noroeste para determinar si todavía obedecían sus mandamientos. Viracocha viajó al norte. Durante su viaje, Imaymana y Tocapo dieron nombre a todos los árboles, flores, frutas y hierbas. También les enseñaron a las tribus cuáles eran comestibles, cuáles tenían propiedades medicinales y cuáles eran venenosas. Finalmente, Viracocha, Tocapo e Imahmana llegaron a Cusco (en el Perú actual) y a la costa del Pacífico, donde se alejaron a través del agua hasta desaparecer. La palabra "Viracocha" significa literalmente "espuma marina".[16]

El significado de Wiracocha es aún cuestión de debate. Sin embargo, se conoce la connotación de la invocación completa de esta deidad. Apu Kon Illa Teqse Wiraqochan Pachayachacheq Pachakamaq ( Apu Kon, "Gran señor"; Illa Teqse, frast. "luz eterna";[17]​ Wirakocha, ¿?; Pachayachachiq, lit. "saber de la tierra"; Pachakamaq, lit. "hacedor del mundo").[18]

Cuando los primeros cronistas llegaron a América, el español estaba en plena evolución y su alfabeto aún carecía de normativa. En tales casos, era común el uso tanto de la "v" como de la "u" para representar indistintamente la vocal [u] y a la semiconsonante [w], hoy representadas como u o hu. Por tal motivo fue transcrito por los españoles como Viracocha, aunque también algunos escribieron, Huiracocha y Wiracocha. Otras versiones fueron Ticci, Teqse o Tiksi.

El tercero de los Incas de Vilcabamba explica que "Wiracochan" está compuesta por dos palabras "Wira" y "Qocha".

Cabe resaltar que Titu Cusi, trascribe siempre el nombre como "Wiraquchan", el cual posee la "n" de posesivo en tercera persona y cuyo significado es lit. "Su fuente de lo vivo".

Si bien, Titu Cusi lo menciona como Wiraquchan, proclama en innumerables ocasiones que ese no es su nombre, ya que tal Apu no tienen ningún nombre. En este sentido, Wiraqochan sería una más de las cualidades de este Apu, cuya invocación completa —traducida frásticamente al español— es: "Gran Señor, resplandor eterno, fuente de vida Kamaqen, conocimiento y hacerdor del mundo".[19][20]

Según el cronista español Pedro Sarmiento de Gamboa, Wiracocha significa “grasa o espuma del mar” porque cuando el Dios salió del Lago Titicaca con sus criados, fueron caminando sobre las aguas como espuma.[21]​ Esto apoya la hipótesis que "Wiracocha" resulta de la combinación de wira y qucha. En quechua, qucha es 'extensión de agua' mientras wira significa "grasa, grasoso".[22]

Los datos lingüísticos, históricos y arqueológicos indican que el término Wiraqucha corresponde a la quechuización del término aimara Wilaquta (de wila: sangre y quta: lago), debido a los sacrificios de camélidos que eran celebrados por sociedades pre-incas de habla aimara, alrededor del Titicaca. En tales sacrificios el lago quedaba teñido con la sangre de los animales sacrificados.[23]

El lingüista peruano Alfredo Torero plantea que 'wira' es metátesis de 'wari' = Sol en pano; por otro lado, 'qucha' es lago en cualquier variante del quechua. De modo que Wira qucha significa "Sol del lago".[24]

Varias crónicas y mitos describen a Huiracocha como “el Hacedor,” un dios distante y poderoso, pero otros hablan sobre el aspecto del “héroe mítico” y las aventuras y peregrinaciones de él.[25]


En la historia del explorador e historiador Pedro Sarmiento de Gamboa, hay varias descripciones de la creación del mundo por Wiracocha. En el principio, existe uno que se llama Wiracocha Pachayachachic. Después de crear el mundo oscuro, nacen unos hombres gigantes. Cuando estos gigantes se rebelan y desobedecen sus órdenes, Wiracocha Pachayachachic los convierte en piedra y causa una inundación gigante que cubre la tierra. Algunas de las naciones, además de Cuzco, dicen que algunas personas sobrevivieron. En la fábula de la segunda edad, Wiracocha Pachayachachic salva a tres personas, uno de los cuales es nombrado Taguapácac y lleva a sus nuevos criados a un lago en Collao y la isla Titicaca. Crea la luna, el sol y las estrellas. Cuando Taguapaca le desobedece, él es arrastrado hasta el fondo del lago y transformado en estatua de sal. Después, los dos criados tomaron dos caminos diferentes, uno a través de la cordillera al mar del sur y el otro a través de los Andes. Wiracocha toma el camino entre sus criados. Mientras caminan, ellos pueblan la tierra y crean las naciones andinas. Cuando Wiracocha llega en la región de Charcas, la gente allí trata de matarlo. Él hace que un fuego caiga del cielo y muchos mueren. Wiracocha apaga el fuego con su bastón y, luego, las personas lo adoran. Sarmiento de Gamboa también describe que hay otros cuentos sobre la creación de Wiracocha. Otro dice que Wiracocha fue creado cerca de Titicaca y después él hizo a los hombres y gigantes a su semejanza para poblar la tierra. Todos tienen la misma lengua materna, pero pasado un tiempo no pueden comunicarse. Después de crear el mundo y la gente, Wiracocha continúa su viaje para realizar milagros e instruir a sus criados.[21]

La historia de Juan de Betanzos es muy similar del mito de Pedro Sarmiento de Gamboa. Huiracocha emerge del lago Titicaca y crea una raza de hombre. Pero sus criaturas lo enfurecen y entonces los transforma en piedra. Después crea el sol, las estrellas, y la luna. Otra vez, hace hombres y crea las varias provincias del Perú. Forma diferentes linajes de la humanidad y da a cada grupo una diferente ropa, lenguaje, canción, sistema agrícola y religión. Envía algunos hombres a las montañas, los ríos, y las cuevas. Manda que dos de los hombres tomen una ruta específica para poblar la tierra. Ellos toman el mismo camino que los criados en el relato de Pedro Sarmiento de Gamboa.[25]​ Huiracocha toma el Camino Real que va a la sierra, hacia una región que se llama Caxamalca. Encuentra un grupo de gente que no lo reconoce y entonces tratan de matarlo. Huiracocha causa que se caiga fuego del cielo y por lo tanto la gente tiene miedo de morir. Él les dice que es su Dios, el creador, y ellos empiezan a adorarlo. Continúa su viaje, al llegar a Cusco y unirse a los dos hombres que envió antes. Juntos desaparecen sobre el mar.[26]

Los cronistas señalan que Tiqsi Wiracocha vino de Tiahuanaco y creó unos seres a su semejanza. Algunas versiones mencionan que él hizo el mundo; que en su peregrinaje llegó a Cacha donde sus habitantes trataron de matarlo: él se arrodilló, levantó las manos al cielo e hizo bajar de lo alto un fuego que abrasó la comarca. Luego siguió su camino y llegó al mar, donde se encontró con sus servidores y se embarcó con ellos.

La identidad de Huiracocha está combinada con la del dios Cuniraya en el primer capítulo del Manuscrito de Huarochirí. La adición del nombre de Huiracocha para adorar ese ídolo muestra que fue invocado y respetado.

El mito que sigue explica las hazañas de Cuniraya Viracocha y la manera en que él engaña a la huaca Cavillaca: Todos los huacos la deseaban, pero ella nunca se había acostado con ninguno. Un día, Cuniraya Huiracocha se transformó en un pájaro y plantó su germen masculino en una fruta. Cavillaca comió la fruta y se quedó embarazada sin haber tenido relaciones sexuales. Cuando ella intentó de identificar al padre de su hijo, Cuniraya Wiracocha apareció como un pobre mendigo y trató de recuperar a su hijo. Cavillaca no le creyó y salió corriendo hacia el mar, donde ella y su hijo se transformaron en islas. Cuniraya Wiracocha intentó encontrarla y le pidió ayuda a varios animales, pero llegó demasiado tarde. Al llegar al mar, violó a la hija más joven de Pachacámac, otra deidad. Cuando la madre trató de castigarlo, él se escapó. Vagando por la tierra, Wiracocha es conocido por engañar a los hombres.[27]

En la obra Nueva Corónica de Guamán Poma de Ayala, el nombre de Huiracocha aparece como Uari Uircocha runa para referirse a la primera generación de los indígenas. El texto declara que “estos dichos indios se llamaron Uari Uiracocha runa porque descendieron de los dichos españoles”.[28]​ El cuento conecta el linaje de los indígenas con el linaje de los españoles porque todos descendieron de Adán, Eva y Noé. Ellos adoraban al Dios, el creador, y no a los ídolos, demonios o huacas. A través del tiempo, la gente perdió “la fe y esperanza de Dios y la letra y mandamiento de todo perdieron”,[28]​ pero el cuento afirma que ellos tenían “una sombrilla y luz de conocimiento del creador y hacedor del mundo”.[28]​ Las personas que siguieron no tuvieron una variación de “Huiracocha” como una parte de su nombre.[28]

En el Cusco antiguo, se le dio gran importancia al ser "el que envió a Manco Cápac y Mama Ocllo a fundar una ciudad". Con el paso de los años se fue olvidando el culto a este dios, y se le dio más importancia al dios Sol (Inti), hasta el reinado de Yáhuar Huácac ('[el que] llora sangre'), que mandó a construir el templo de Wiracocha en la ciudad del Cusco, ya que Sinchi Roca en su reinado bautizó a akamama como qosqo (Cusco).

Los primeros cronistas españoles del siglo XVI no mencionaron identificación alguna con Viracocha. El primero en hacerlo fue Pedro Cieza de León dos décadas después de la caída del Imperio Incaico. Pedro Cieza de León describe a Huiracocha como “un hombre blanco de crecido cuerpo”​. Relatos similares de cronistas españoles afirman que Huiracocha tenía el aspecto de un europeo.

Argumentos que respaldan estas afirmaciones incluyen:

Las crónicas revelan que el proceso de evangelización hizo que los relatos sobre la identidad de Huiracocha variase:

Algunos autores como Garcilaso de la Vega, Juan de Betanzos, y Pedro de Quiroga revelan que Huiracocha no fue el nombre original de “dios” y demuestran una perplejidad antes el significado.[22]​ Según Garcilaso el nombre de Dios en el lenguaje general de Perú fue “Pachacamac” y no Wiracocha.[30]​ Pero los intérpretes españoles atribuyeron la identidad del creador supremo a Wiracocha durante las primeras décadas de la colonización.[22]

Según Antoinette Molinié Fioravanti, los españoles llamaron a Huiracocha el “dios creador” para “luchar contra el politeísmo que representa el culto a las Huacas, las múltiples divinidades locales a las cuales se atacaron los extirpadores de idolatría. Además la creencia andina en un dios supremo servía a demostrar que la revelación de un dios único y universal era “natural” para la condición humana”.[25]

Los intelectuales cristianos, San Agustín y también Tomás de Aquino, sostuvieron que los filósofos de todas las naciones habían obtenido un conocimiento de la existencia de un Dios supremo. Pero, el filósofo medieval de Europa creaba que sin el auxilio de la Revelación, la gente no puede lograr una sabiduría de verdades más grandes como “La Trinidad”.[22]

Según César Itier, la decisión de usar “Dios” por “Huiracocha” representa el primer paso en la evangelización de los inca.[22]​ Hay varios argumentos en favor de esta estrategia:

Pero hay razones también que otros, como los cronistas indígenas de Garcilaso de la Vega y Guamán Poma, pusieron énfasis en la cultura monoteísta de los Inca. Según Itier, los autores quisieron mostrar que el conocimiento de un dios creador representa una “evangelización prehispánica frustrada”[22]​ que habían tenido pasos al conocimiento del Dios cristiano y también que los reyes filósofos como Inca Pachacuti habían encontrado al Dios desde la “filosofía natural”.[22]

En el Tahuantinsuyo, el culto a Huiracocha fue muy restringido, pues aparte del templo de Kisoar Kancha eran pocos los santuarios dedicados en su honor y todos estaban localizados en la zona del Cusco. Su imagen se encontraba también en el Coricancha, y según los cronistas existía cierta rivalidad entre el culto a Huiracocha y el culto a Inti, el dios sol.

Huiracocha tenía un compañero alado, el pájaro Inti, una especie de pájaro mago, conocedor de la actualidad y del futuro, representado en mitos orales como un carancho con pico de oro [31]​(Qori Chuk).

Se da al dios todopoderoso la facultad de dirigir la construcción de todo lo visible e invisible.

Comienza su obra en el mundo de los antiguos (ñawpa pacha) tallando en la piedra las figuras de los dos primeros seres humanos, de los primeros hombres y mujeres que van a ser los cimientos de su trabajo. Estas estatuas las va situando Huiracocha en los sitios correspondientes y, a medida que les da nombre, se animan y toman vida en la oscuridad del mundo primigenio (ñaupa pacha), porque todavía no se ha ocupado el dios de dar la luz a la Tierra, solamente iluminada por el resplandor del Tití, un puma salvaje y ardiente que vive en la cima del mundo, seguramente el jaguar que se entremezcla con otros animales en las representaciones totémicas del Imperio inca y de las culturas preincas anteriores.

Este mundo de aquí o Kay Pacha, todavía está en tinieblas porque Huiracocha posterga todo su labor de erección de un mundo completo, al nacimiento de los seres humanos que van a disfrutar de él.

Satisfecho con los humanos, el dios prosiguió su proyecto, ahora poniendo en su lugar a sus hijos el Sol (Inti), a la Luna (Mama Quilla), y a las estrellas infinitas, hasta cubrir toda la bóveda celestial con sus luces.

Después, Huiracocha se dirige al norte para, desde allí, llamar a su lado a las criaturas que él acaba de dotar con vida propia.

Al partir de Tiahuanaco, Tiqsi Huiracocha había delegado las tareas secundarias de la creación en sus dos ayudantes, Tocapu Huiracocha e Imaymana Huiracocha, quienes emprenden inmediatamente las rutas del este y del oeste de los Andes, para a su paso por tan largos caminos dar vida y nombre a todas las plantas y a todos los animales que van haciendo aparecer sobre la faz de la tierra, en una hermosa misión auxiliar y complementaria de la realizada antes por su dios y señor Huiracocha, misión que terminan junto a la orilla del mar, para después perderse regiamente en sus aguas, una vez cumplida la tarea ordenada por el dios creador principal del universo de los incas y preincas al parecer desde la época de Caral.[4]

Debido a este principal icono de la mitología inca, en el quechua moderno, sobre todo en los Andes centrales, es un tratamiento de respeto (como señor).



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