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Aguirre, la cólera de Dios



Aguirre, der Zorn Gottes (en Hispanoamérica, Aguirre, la ira de Dios; en España, Aguirre, la cólera de Dios)[1]​ es una película coproducción alemana-mexicana-peruana de 1972 de los géneros histórico y de aventura, escrita y dirigida por Werner Herzog y con Klaus Kinski en el papel principal.[2]​ La historia narra el viaje del explorador español Lope de Aguirre y un grupo de conquistadores a través del río Amazonas en busca de El Dorado, una región de la Amazonia que según las leyendas de la época albergaba enormes reservas de oro.[3]​ Partiendo de una historia minimalista y de diálogos rudimentarios, la película recrea una visión de la locura y la irracionalidad humanas que sirve de contrapunto a la riqueza exuberante pero implacable de la selva amazónica. Aunque basada libremente en la figura histórica de Aguirre, la historia principal es ficticia, como reconocería años más tarde el propio Herzog. Algunos de los personajes y de las tramas podrían estar inspiradas en el relato de Gaspar de Carvajal sobre la expedición por el Amazonas, aunque él no participó en el viaje representado en la película.

La filmación tuvo lugar en la selva amazónica peruana durante cinco semanas. El reparto y el equipo hubieron de escalar montañas, talar pesados árboles para abrir rutas en distintos lugares de la selva y utilizar balsas construidas por los nativos para atravesar los rápidos del río. Este contexto de tensión desató la tormentosa relación que mantendrían Herzog y Kinski a lo largo de su carrera por sus abiertas discrepancias profesionales y personales.[4]

Aguirre, der Zorn Gottes recibió el reconocimiento de la crítica y rápidamente fue catalogada como película de culto. Varios críticos de cine la han certificado como una obra maestra y, así, aparece en la lista de las cien mejores películas de todos los tiempos elaborada por la revista Time. Sus elementos narrativos y su estilo visual ejercieron una fuerte influencia en la cinta Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola.[5]

En 1560, un grupo de conquistadores españoles comandado por Gonzalo Pizarro (Alejandro Repullés) y un centenar de esclavos indígenas marchan desde el recién conquistado imperio incaico en los Andes hacia las selvas del este en busca del legendario reino de El Dorado. El día de Nochevieja, la expedición agota sus recursos, lo que complica su aventura. Ante esta situación, Pizarro ordena a un grupo de cuarenta hombres reconocer el terreno y obtener recursos mediante la construcción de balsas. Si esta delegación no volviera en el plazo de una semana se los consideraría perdidos. Pizarro elige para esta tarea a Pedro de Ursúa (Ruy Guerra) como comandante del convoy, a Lope de Aguirre (Klaus Kinski) como su segundo al mando, al representante de la familia real española Fernando de Guzmán (Peter Berling) y al hermano Gaspar de Carvajal (Del Negro) para extender la palabra de Dios. También acompañan a la expedición, en contra de la opinión de Pizarro, la prometida de Ursúa, Inés de Atienza (Helena Rojo), y la hija adolescente de Aguirre, Flores (Cecilia Rivera).[6]

Durante su viaje por el río, una de las balsas se ve atrapada en un remolino ante la imposibilidad del resto del grupo de rescatar a sus pasajeros. A la mañana siguiente, la embarcación aparece con su tripulación muerta y con dos desaparecidos. Ursúa propone rescatar los cadáveres para un entierro apropiado. Sin embargo, a sabiendas de que esto ralentizaría la expedición, Aguirre sugiere a Perucho, uno de los hombres, que los cañones se estaban oxidando; entonces, este dispara el cañón contra la balsa y los cuerpos se pierden en el agua.

Por la noche, la crecida del río barre las balsas restantes. Una vez que el plazo establecido para la misión de exploración llega a su fin, Ursúa decide regresar al grupo de Pizarro. No obstante, Aguirre lidera un motín contra el comandante y les recuerda a sus hombres que Hernán Cortés conquistó un imperio en México gracias a haber desobedecido las órdenes. La sublevación tiene éxito y Aguirre coacciona a los soldados para que elijan a Guzmán como nuevo líder de la expedición y emperador del nuevo país. Ursúa es condenado a muerte, pero, ante la sorpresa de Aguirre, Guzmán le indulta.

El grupo continúa su trayecto, esta vez en una embarcación de mayor tamaño recién construida. Una pareja indígena se acerca tranquilamente en canoa y es capturada por los exploradores. Cuando el hombre muestra su confusión ante un ejemplar de La Biblia, el hermano Carvajal ordena su muerte por blasfemia. Fernando de Guzmán, ya proclamado emperador del grupo, se alimenta de las pocas provisiones que les quedan, mientras los hombres mueren de hambre, y ordena expulsar de la barca al único caballo de la expedición debido a que le molesta. Poco después, Guzmán es encontrado estrangulado cerca de la letrina. Tras la muerte de este, Aguirre se proclama líder y ordena desembarcar en tierra para ahorcar a Ursúa. Tras la muerte de su prometido, Inés camina hacia la selva hasta desaparecer. Por su parte, el grupo ataca un pueblo indio, donde varios soldados mueren por las flechas y las lanzas de los nativos que se defendían.

De nuevo en la embarcación, los hombres, a causa del hambre, empiezan a delirar y algunos mueren. Tras una serie de ataques finales, realizados por atacantes desconocidos, los supervivientes mueren víctimas de las flechas, entre ellos la adolescente Flores de Aguirre. Solo su padre se mantiene con vida, mientras la barcaza, infestada de monos, va a la deriva. La película finaliza con un enloquecido Lope de Aguirre solo sobre la balsa, donde indica su deseo de gobernar el nuevo continente con su hija como esposa.[3]

La idea de la película surgió después de que un amigo prestara a Herzog un libro sobre aventureros históricos. Después de leer una página sobre Lope de Aguirre, el cineasta inmediatamente comenzó a concebir la historia. Creó la mayoría de los detalles de la trama y los personajes, a pesar de que hizo uso de algunos caracteres históricos.[7]​ El propio director declaró más tarde que el objetivo de filmar Aguirre, der Zorn Gottes era el de crear una película comercial, diferente a sus anteriores trabajos, que estaban destinados a una porción reducida del público.[8]​ El proyecto dispuso de un presupuesto de 370 000 dólares estadounidenses, si bien un tercio del total hubo de destinarse al actor protagonista.[9]

Herzog lo escribió él solo en solo dos días y medio. Gran parte de este fue escrito durante un viaje en autobús a Viena con su equipo de fútbol.[10]​ Sus compañeros se emborracharon después de ganar un partido y uno de ellos vomitó en varias páginas del manuscrito, por lo que su autor lo arrojó inmediatamente por la ventana. Luego afirmaría que no pudo recordar todas las cosas que escribió en esas hojas.[11]

La película fue filmada siguiendo las directrices del guion, salvo algunas diferencias. En la escena en la que Pizarro ordena a Ursúa dirigir la nueva expedición el guion señalaba que también le encomendaba descubrir el paradero de la peregrinación de Francisco de Orellana, que había desaparecido sin dejar rastro años antes. Más tarde, según el guion, Aguirre y sus hombres encuentran un barco con los cadáveres de los soldados de Orellana y posteriormente, otra embarcación, completamente vacía, en la copa de un árbol. Sin embargo, Herzog eliminó las referencias a Orellana de la película y la secuencia del barco atrapado en las ramas aparece como una alucinación.[12]

Por otra parte, la conclusión era significativamente distinta del guion original. El director comentó al respecto: «Solo recuerdo que el final de la película era totalmente diferente. La balsa lograba salir al mar abierto y era arrastrada de nuevo hacia el interior debido a las corrientes del Amazonas. Finalmente un loro grita: “El Dorado, El Dorado”».[13]

La primera elección de Herzog para el papel de Aguirre fue el actor Klaus Kinski. Los dos se habían conocido varios años antes, cuando el joven actor residió en la misma pensión que la familia de Herzog durante tres meses. Las violentas y desquiciadas reacciones del intérprete dejaron una impresión duradera en el director. Años más tarde, Herzog recordó al volátil actor y supo que era el único que podía interpretar al loco Aguirre, por lo que le envió una copia del guion. «Entre las tres y las cuatro de la mañana, sonó el teléfono», recordó Herzog. «Me tomó por lo menos un par de minutos para darme cuenta que era Kinski el origen de aquellos inarticulados gritos. Después de una hora, me di cuenta de que le resultaba fascinante el guion y quería ser Aguirre».[14]

Desde el comienzo de la producción, el director y el intérprete discutieron sobre la manera más adecuada de retratar al protagonista. Kinski quería interpretar a un «salvaje, loco y desvariado», mientras que Herzog quería algo «más tranquilo y más amenazador». Con el fin de obtener el rendimiento deseado, antes de rodar el cineasta enfurecía de manera deliberada al actor. Una vez que este mostraba su rabia, Herzog aprovechaba para comenzar a grabar.[15]

En una ocasión, irritado por el ruido provocado por miembros del reparto y del equipo mientras jugaban a las cartas, Kinski les disparó hasta tres veces; una de ellas llegó a darle en el dedo a uno de los extras.[16]​ Posteriormente, el actor amenazó con abandonar el rodaje después de que Herzog se negara a despedir a un asistente de sonido; sin embargo, cambió de opinión después de que el director le dijera que si lo hacía le dispararía en la cabeza y luego se suicidaría. Kinski relataría más tarde que el realizador le apuntó con un arma de fuego, no obstante; este lo ha negado en repetidas ocasiones y señaló que únicamente lo amenazó verbalmente, en un intento desesperado para evitar que dejara la filmación.[17]

La filmación tuvo lugar en la selva peruana, Machu Picchu y los afluentes del río Amazonas en la región del Ucayali.[18][19][20]​ Tras nueve meses de planificación, el rodaje duró cinco semanas, y se realizó en orden cronológico para reflejar en su reparto el viaje de los exploradores de la historia.[21]

Todos los actores hicieron sus diálogos en inglés. Los miembros del reparto y el equipo provenían de dieciséis países diferentes y este idioma era el único común entre ellos. Además, Herzog pensó que si la filmaba en inglés mejoraría las posibilidades de que la película se distribuyera de manera internacional. Sin embargo, una vez finalizada la producción, la película fue doblada al alemán.[21]​ Herzog reveló que Kinski exigía demasiado dinero por la sesión de doblaje, así que la voz del protagonista fue grabada por otro actor.[22]

El escaso presupuesto impidió el uso de dobles o de elaborados efectos especiales. El reparto y el equipo tuvieron que escalar montañas, caminar entre la frondosa selva y atravesar los ríos con balsas construidas por los nativos. Durante el rodaje, una tormenta provocó una inundación que destruyó todas las embarcaciones fabricadas para su uso en la película. Esta inundación fue incorporada inmediatamente en la historia.[9]

Herzog utilizó para la filmación una cámara que había robado de la Escuela de Cine de Múnich. Años más tarde el director comentó:[20]

Para obtener los monos utilizados en la última escena, el director pagó a varios nativos a cambió de que le consiguieran 400 ejemplares. Como éstos ya habían recibido la mitad del dinero, una vez capturados los vendieron a personas en el extranjero, sin embargo; Herzog se hizo pasar por veterinario y antes de que abandonaran el país alegó que debían estar vacunados. Una vez que el cineasta consiguió a los simios y la escena se rodó los soltó en la selva.[23][24]

La banda sonora fue interpretada por Popol Vuh, una banda alemana de rock progresivo y krautrock. El teclista Florian Fricke fue quien formó el grupo en 1970 y había conocido a Herzog varios años antes.[25]​ Fricke incluso apareció en el primer largometraje del director, Signos de vida (1968), donde realizó el papel de pianista.[26]Aguirre, der Zorn Gottes sería la primera de numerosas colaboraciones entre la agrupación y el cineasta.[27]

La «hipnótica música» de Popol Vuh recibió la aclamación de la crítica.[28]​ Nick Neyland de Pitchfork comentó: «La sinergia entre Herzog y Fricke viene de un lugar donde la maldad, la belleza y la excelencia están compitiendo por el mismo espacio».[29]​ Por su parte, Wilson Neate de Allmusic, escribió: «El motivo central de la película mezcla el sonido de un sintetizador Moog y las espectrales voces conjuradas por el melotrón de Florian Fricke, que logran algo sublime en el verdadero sentido de la palabra. El poder de la secuencia de apertura debe tanto a la música de Popol Vuh como a la puesta en escena del director».[30]

Herzog explicó como se creó el sonido coral: «Utilizamos un extraño instrumento al que denominamos “coro-órgano”. Tenía en su interior tres docenas de cintas diferentes que corrían paralelas entre sí en bucles. Todas esas cintas sonaban al mismo tiempo y había un teclado que podías tocar y que generaba un sonido similar a la voz humana, pero al mismo tiempo muy artificial e inquietante».[31]

En 1975, Popol Vuh publicó el álbum Aguirre. Aunque suele ser acreditada como la banda sonora del largometraje,[32]​ de las seis pistas solo dos, «Aguirre I (L'Acrime Di Rei)» y «Aguirre II»; aparecieron en la película. Los cuatro temas restantes habían sido grabados entre 1972 y 1974.[30]

La película fue producida en parte por la cadena de televisión alemana Hessischer Rundfunk, que la emitió el mismo día de su estreno en los cines teutones. Herzog justificó esta decisión por la relativamente fría acogida del film en su país de origen.[18][33]​ Sin embargo, fuera de Alemania se convirtió en un «formidable fenómeno de culto», especialmente en «países como México, Venezuela o Argelia».[34]​ Por su parte, en París estuvo quince meses en cartelera.[35]​ En Estados Unidos no sería hasta 1977 cuando llegara a los cines, de la mano de la distribuidora New Yorker Films.[34]

En Alemania, el diario Süddeutsche Zeitung la describió como una «pintura de color bañada con violencia física en movimiento».[36]​ Por otra parte, el Frankfurter Allgemeine Zeitung calificó la interpretación de Kinski como «demasiado teatral» para encarnar la ira de Dios.[36]

En Reino Unido y en Estados Unidos, la película recibió principalmente reseñas positivas tras su estreno. Vincent Canby, crítico de The New York Times, la catalogó como «absolutamente impresionante», y añadió: «Herzog observa con objetividad todas las actuaciones. Se mantiene frío. No toma partido. Incluso puede llegar a tomárselo como algo trivial. Principalmente es un poeta que constantemente nos sorprende con yuxtaposiciones inesperadas. [...] Es una obra espléndida e inquietante».[37]​ Richard Schickel, de la revista Time, opinó que el director «concede a la audiencia el honor de descubrir por sí misma los signos de ceguera, las obsesiones, las sobrias alucinaciones que sutilmente va diseminando por la pantalla». Schickel alabó además las interpretaciones, especialmente la de Kinski en el papel principal, «gloriosamente fotografiado por Thomas Mauch».[38]​ Por su parte, Fernando Lara de la revista Tiempo de Historia señaló que la cinta «no se ajusta a la ortodoxia de los hechos» y que «gracias a la capacidad estilística de Herzog, a su poder para proponer imágenes que nos resultan nuevas y diferentes, dicho ambiente mítico se le ofrece al espectador en su plenitud, con hallazgos tan espléndidos como el comienzo y el desenlace de la película».[39]

A través de los años, la reputación de la película ha ido en aumento. J. Hoberman de Village Voice escribió que «no es solo una gran película, sino una esencial. El tercer largometraje de Herzog es una cinta histórica a la vez que una magnífica metáfora social».[40]Roger Ebert del Chicago Sun-Times la añadió en su lista de mejores películas y según él, «Werner Herzog es el más visionario y el más obsesionado con los grandes temas. No quiere contar una historia trazada o grabar diálogos divertidos; él quiere alzarnos a sus reinos de maravilla».[31]​ En una encuesta de 2002 realizada por Sight & Sound, Ebert, el crítico Nigel Andrews y el director Santosh Sivan la situaron en su top 10 de los mejores largometrajes.[41][42][43]​ También fue incluida en el recuento de las 100 mejores película por la revista Time.[44]Entertainment Weekly la situó en el puesto cuarenta y seis de las mejores películas de culto.[45]​ Por su parte, la revista Empire la posicionó en el número dieciséis de los mejores 100 largometrajes del mundo.[46]

Aguirre, der Zorn Gottes recibió varios premios cinematográficos de prestigio. En 1973, obtuvo un Deutscher Filmpreis en la categoría de mejor cinematografía; además logró una nominación a la mejor película y Kinski otra al mejor actor.[47]​ En 1976, el sindicato francés de críticos de cine la eligió como la mejor película extranjera y logró una nominación como mejor película extranjera en la primera edición de los premios César.[48][49]​ Al año siguiente, la Sociedad Nacional de Críticos de Cine de Estados Unidos le otorgó un galardón en la categoría de mejor cinematografía.[50]

La cinta Apocalypse Now (1979), dirigida por Francis Ford Coppola y basada en la novela El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, está influida por Aguirre, der Zorn Gottes; ya que contiene escenas visuales aparentemente inspiradas por la película de Herzog.[51][52]​ El propio Coppola destacó que «Aguirre, con su increíble simbolismo, fue una influencia tan fuerte que sería una negligencia si no la mencionara».[53]

Varios críticos han remarcado la influencia directa de la cinta sobre otras películas. El articulista Martin Rubin escribió: «Entre los largometrajes fuertemente inspirados por Aguirre se encuentran Apocalypse Now y El nuevo mundo de Terrence Malick (2005)».[51]​ J. Hoberman de Village Voice coincidió con Rubin: «La influencia de la sui géneris amazónica de Herzog es algo de lo que El nuevo mundo no se debe desprender».[40]​ Por su parte, la cadena británica Channel 4 señaló que tanto su estilo como narrativa pueden encontrarse en cintas tan diversas como Apocalypse Now, La misión (1986), Depredador (1987) y The Blair Witch Project (1999).[52]



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