La Edad de oro de la piratería es una denominación común dada a uno o más surgimientos de piratería en la historia marítima durante las fases tempranas de la Edad Moderna. En su definición más aceptada, la Edad dorada de la piratería duró desde 1620 hasta 1730 y cubre tres surgimientos separados de piratería:
Definiciones más cerradas de la Edad dorada de la piratería excluyen el primer o segundo periodo, pero la mayoría incluyen al menos algunas partes del tercero. La concepción moderna de la piratería tal como se representa en la cultura popular se deriva en gran parte, aunque no siempre de forma correcta, de la Edad moderna de la piratería.
Entre los factores que llevaron a la piratería durante la Edad dorada se incluyen el aumento del valor de la carga llevada a Europa sobre grandes zonas oceánicas, la reducción de navíos europeos en ciertas regiones, el entrenamiento y experiencia que muchos marinos habían ganado en las embarcaciones europeas (particularmente la Royal Navy) y el gobierno ineficiente en las colonias europeas en América. Los gobiernos de las colonias se encontraban, constantemente, combatiendo contra los piratas y envueltos en notables batallas y otros eventos relacionados.
El término "Edad dorada de la piratería" nunca fue usado por nadie que se sepa que viviera durante dicha época.Charles Leslie, que para ese momento contaba con más de 150 años de haber sido publicada, y se refiere, en su mayoría, a eventos como el ataque de Henry Morgan a Maracaibo y Portobello en 1660 y a la famosa evasión de Bartolomeu Português. Powell usa la frase por una única vez.
La mención literaria más vieja que se tiene de una "Edad dorada" de la piratería data de 1894, cuando un reportero inglés llamado George Powell escribió sobre lo que "aparentemente fue la edad dorada de la piratería durante la pasada década del siglo diecisiete." Powell usó la frase mientras revisaba La nueva y exacta historia de Jamaica, deEn 1897 un uso más sistematizado de la frase fue introducido por el historiador John Fiske, que escribió: "En ningún otro momento de la historia el negocio de la piratería prosperó tanto como lo hizo durante el siglo diecisiete y las primera mitad del dieciocho. Se puede decir que su edad dorada se extendió de 1650 a 1720". Fiske incluyó actos de los piratas berberiscos y del este de Asia en esta "Edad dorada", afirmando que "mientras estos piratas musulmanes y aquellos del este de Asia estaban tan activos en el siglo diecisiete como en cualquier otro momento, su caso no demerita mi argumento de que la época de los bucaneros es la Edad dorada de la piratería". Fiske no cita a Powell o a ninguna otra fuente por el concepto de la "Edad dorada".
Historiadores de piratas de la primera mitad del siglo veinte ocasionalmente adoptan el concepto de Fiske de la "Edad dorada" sin necesariamente seguir las fechas de inicio y final que él sugirió pasa esta.Patrick Pringle, quien escribió en 1951 que "la más floreciente era de la historia de la piratería... comenzó durante el reinado de Isabel I y terminó en la segunda década del siglo dieciocho." Esta idea contradice a Fiske, quien negó fervientemente que figuras isabelinas como Francis Drake fueran piratas
La definición más amplia del término es la deDe las definiciones recientes la de Pringle tiene el mayor rango, una excepción en la tendencia de 1909 a los noventa de reducir la Edad dorada. En 1924 Philip Gosse definió la cumbre de la piratería con duración "de 1680 hasta 1730". En su popular libro de 1978 The Pirates para la serie "The Seafarers", de TimeLife, Douglas Botting define la Edad de oro durando "unos escasos 30 años, empezando en el cierre del siglo XVII y empezando en el primer cuarto del siglo XVIII".
La definición de Botting fue prontamente seguida por la de Frank Sherry en 1986. En un artículo académico de 1989 el profesor Marcus Rediker definió a la Edad dorada de la piratería durando tan solo de 1716 a 1726. Angus Konstam, en 1998, calculó la duración del periodo de 1700 hasta 1730. Probablemente el último paso en restringir la duración de la Edad dorada fue el libro de 2005 "La historia de los piratas", de Konstam, en el cual se retracta de sus afirmaciones pasadas, llamando a la definición de la Edad dorada de 1690–1730 "generosa" y concluyendo que "lo peor de estas actividades piratas se limitaron a un periodo de ocho años, de 1714 a 1722, así que la verdadera Edad de oro ni siquiera podría ser llamada una década dorada".
David Cordingly, en su influyente libro de 1994 Bajo bandera negra, definió "la gran edad de la piratería" durando desde 1650 hasta 1725, muy cercana a la definición de Fiske de la Edad dorada de la piratería.
Rediker, en 2004, describió la más compleja definición de la Edad dorada hasta la fecha. El autor propone una Edad de oro que "cubre el periodo de 1650 hasta 1739", al que subdivide en tres distintas "generaciones": los bucaneros de 1650-1680, los piratas del océano Índico de 1690 y los piratas de 1716-1726.
La piratería surgió y en pequeña escala reflejó los conflictos sobre el comercio y la colonización que los grandes poderes europeos rivales de la época mantenían, incluyendo los imperios de Gran Bretaña, España, Países Bajos, Portugal y Francia. Muchos de estos piratas fueron ingleses, franceses, españoles y holandeses.
Historiadores como John Fiske indican el inicio de la Edad dorada de la piratería alrededor de 1620, cuando el final de las Guerras de religión en Europa permitió a las naciones europeas retomar el desarrollo de sus colonias. Esto implicó comercio marítimo y un crecimiento económico general: había mucho dinero para adquirir o robar y gran parte de este era transportado en el mar.
Bucaneros franceses se habían establecido en el norte de La Española en 1625, pero inicialmente se dedicaban principalmente a la cacería más que al robo; su transición a la piratería de tiempo completo fue gradual y se debió, en mayor parte, a los esfuerzos españoles de erradicarlos así como a los animales de las cuales dependían. La migración de los bucaneros de la zona principal de La Española a la, más defendible, Isla de la Tortuga limitó sus recursos e incrementó sus ataques periódicos. De acuerdo a Alexandre Exquemelin, un bucanero e historiador que fue una gran fuente sobre este periodo, el bucanero de Tortuga Pierre le Grand fue el pionero en los ataque a los galeones que regresaban a España de sus viajes.
El crecimiento del bucanerismo en Tortuga se aumentó por la conquista inglesa de Jamaica en 1655. Los primeros gobernadores ingleses de Jamaica proporcionaron patentes de corso libremente a los bucaneros de Tortuga y a sus compatriotas, mientras que el crecimiento de Port Royal proveyó a estos saqueadores de un lugar más grande y satisfactorio para vender su botín. En 1660 el nuevo gobernador francés de Tortuga, Bertrand d'Ogeron, proveyó comisiones similares para tanto sus propios colonos como para los ingleses de Port Royal. Estas condiciones llevaron al bucanerismo del Caribe a su cenit.
Cabe mencionar, sin embargo, otro núcleo de piratería y de trata de esclavos importante en este periodo. Este núcleo se formó con moriscos expulsados de España, entre ellos un gran grupo de moriscos de clase alta, con licencia en Castilla para llevar espada, naturales de Hornachos. Estos y otros más llegaron a constituir un estado, la República de las Dos Orillas, llamada también República de Salé (1627-1668), situada en la desembocadura del río Bu Regreg, en el puerto atlántico de Salé (Marruecos). Entre otras hazañas, llegaron a saquear las costas de Cornualles y el sur de Irlanda. Esta "república" entabló relaciones diplomáticas con Países Bajos, y de hecho su primer presidente fue el sanguinario pirata holandés Jan Janszoon (también conocido como Murat Rais el Joven), que había hecho carrera con otro pirata holandés convertido al Islam y a sueldo de los berberiscos, Sulayman Reis. En su momento cumbre, la república contaba con una flota de cuarenta barcos, aunque su embarcación más característica fue el jabeque, porque al poseer remos podía sortear los bancos de arena del río. Véase Corsarios de Salé.
Diversos factores ocasionaron la aparición de los piratas angloamericanos. Algunos de ellos comenzaron sus andanzas durante la etapa del bucanerismo, buscando tesoros más allá del Caribe tan pronto comenzó la década de 1690. La caída de la Casa de Estuardo en Inglaterra restauró la enemistad tradicional entre el Reino Unido y Francia, terminando con la colaboración económica entre Jamaica, Inglaterra y Tortuga con Francia. La destrucción de Port Royal por un terremoto en 1692 redujo aún más el atractivo del Caribe al destruir el principal mercado de los piratas. Los gobernadores de las colonias en el Caribe comenzaron a desechar la política tradicional de "no hay paz más allá de la línea", bajo el cual se entendía que la guerra iba a continuar (y que las patentes de corso serían otorgadas) en el Caribe sin importar qué tratados de paz se firmaran en Europa; desde entonces las patentes solo serían expedidas en tiempos de guerra y serían rigurosamente limitadas. Además, gran parte de las colonias españolas simplemente se habían agotado; Maracaibo había sido saqueada ya tres veces entre 1667 y 1678, mientras que Riohacha había sido saqueado 5 veces y Tolú ocho.
Al mismo tiempo, en las colonias inglesas menos favorecidas como Bermudas, Nueva York y Rhode Island escaseaban recursos debido a las Actas de Navegación. Mercaderes y gobernadores buscando dinero ignoraban o incluso protegían las embarcaciones piratas, y un oficial colono llegó al punto de defender a un pirata afirmando que encontraba "muy rudo colgar a las personas que traen dinero a estas colonias". A pesar de que algunos de estos piratas operando en Nueva Inglaterra y las colonias medias apuntaban a las colonias costeras españolas en las zonas más remotas del Pacífico ya avanzada la década de 1660, el océano Índico era un objetivo mucho más rico y tentador. La salida de recursos desde India empequeñecía la de Europa durante este periodo, especialmente con productos lujosos de alto valor como seda y calicó, que eran un botín ideal para los piratas; al mismo tiempo, no había navíos poderosos surcando el océano Índico, dejando tanto a las embarcaciones locales como a las de la Compañía Británica de las Indias Orientales vulnerables a los ataques. Esto abrió las puertas a las piraterías famosas de Thomas Tew, Henry Every, Robert Culliford y William Kidd (aunque su reputación como pirata es objeto de debate y/o controversia).
Entre 1713 y 1714, se firmaron una serie de tratados de paz que pusieron fin a la Guerra de Sucesión Española. Con el final de este conflicto miles de marineros, incluyendo corsarios paramilitares, fueron retirados de sus obligaciones militares. El resultado fue un gran número de marinos desempleados y entrenados en una época durante la cual el comercio a través del Atlántico empezaba a florecer. Aunado a eso, muchos europeos que habían sido incitados por el desempleo a participar en el comercio de esclavos estaban dispuestos a cambiar el negocio por piratería, proveyendo a los capitanes piratas de un largo suministro de reclutas europeos entrenados para ser encontrados en las costas y mares africanos.
En 1715, los piratas comenzaron un ataque masivo contra buzos españoles tratando de recuperar oro de un galeón hundido cerca de Florida. El núcleo de la fuerza pirata era un grupo de ex-bucaneros, quienes muy pronto se verían envueltos en la infamia: Henry Jennings, Charles Vane, Samuel Bellamy y Edward England. El ataque fue exitoso, pero al contrario de sus expectativas, el gobernador de Jamaica se rehusó permitir a Jennings y sus secuaces gastar su botín en la isla. Con Kingston y un Port Royal en declive cerrados para ellos, Jennings y sus camaradas fundaron una nueva base pirata en Nasáu, en la isla de Nueva Providencia en la Bahamas, que había sido abandonada durante la guerra. Hasta la llegada del gobernador Woodes Rogers tres años después, Nasáu sería el hogar de estos piratas y sus numerosos reclutas.
El número de navíos transportando mercancía entre África, el Caribe y Europa se elevó en el siglo XVIII, un modelo al que se le conoció como Comercio triangular y fue un objetivo rico para la piratería. Naves mercantiles zarpaban desde Europa hacia la costa africana intercambiando bienes manufacturados y armas a cambio de esclavos. Los navíos iban entonces al Caribe a vender los esclavos y regresar a Europa con productos como azúcar, tabaco y cacao. Otra ruta triangular consistía de naves llevando materia prima, bacalao en conserva y ron a Europa, donde parte de la carga se vendía a cambio de productos manufacturados, que (además de una parte de la carga original) serían llevados al Caribe, se intercambiaban por azúcar y melazas, que (con algunos productos manufacturados) eran mandados a Nueva Inglaterra. Los barcos en la ruta triangular hacían dinero en cada parada.
Como parte de un acuerdo después de la Guerra de sucesión española, se le fue concedido a Inglaterra el "Asiento de negros" por parte del gobierno de España para proveer esclavos a las colonias Españolas en el nuevo mundo, abriéndole las puertas a traficantes y mercaderes británicos a los tradicionalmente cerrados mercados españoles en América. Este arreglo también contribuyó fuertemente a la expansión de la piratería en el oeste del Atlántico. El comercio en las colonias explotó al mismo tiempo que hubo una abundancia de marineros experimentados después de la guerra. Los mercaderes usaron esta excedente oferta de marineros para bajar los salarios y así maximizar sus ganancias, creando condiciones precarias dentro de sus embarcaciones. Los marineros de naves mercantiles sufrían de moral baja. Las condiciones de vida eran tan pobres que muchos marineros preferían una existencia libre como piratas. El volumen incrementado de navíos comerciales también creó un gran número de bandidos acechándolos.
Gran parte de los piratas y corsarios más conocidos de la historia se originaron en la "Edad dorada de la piratería."
Existen, por lo menos, dos casos de mujeres que pertenecieron al mundo de la piratería. Estas mujeres piratas fueron Anne Bonny (algunas veces también escrito Bonney) y Mary Read.
Bonny escapó con el pirata Jack Rackham ("Calico Jack"), de quien estaba enamorada, eludiendo así un forzado matrimonio precoz. Mary Read había sido vestida como un hombre por su madre toda su vida y había servido en la milicia británica durante un tiempo. Llegó al Caribe después de dejar a su esposo y terminó con Calico Jack y Bonny.
Cuando su nave fue atacada, las dos mujeres y un hombre desconocido fueron los únicos en defender el barco, ya que los demás tripulantes no se encontraban en condiciones de pelear debido a estar intoxicados con alcohol. Al terminar el ataque ellas fueron capturadas y arrestadas.
Después de su captura en 1720, ambas mujeres evitaron la sentencia de muerte clamando estar embarazadas. Read murió en prisión, muchos creen que debido a una fiebre o complicaciones al dar a luz. Bonny desapareció de los registros por completo.
Los piratas berberiscos fueron piratas y corsarios que operaron desde el Norte de África (en la costa berberisca), acosando embarcaciones que cruzaban en el Mar Mediterráneo, además de naves en rumbo a Asia y África hasta las etapas tempranas del siglo XIX. Las villas costeras y pueblos de Italia, España y las islas del mar Mediterráneo fueron constantemente atacadas por ellos y grandes zonas de las costas españolas e italianas fueron completamente abandonadas por sus habitantes. A partir del siglo XVII, los piratas berberiscos empezaron a entrar ocasionalmente al Atlántico y atacaron lugares tan lejanos como Islandia. De acuerdo con Robert Davis, entre un millón y 1.25 millones de europeos fueron capturados por los piratas berberiscos y vendidos como esclavos entre los siglos XVI y XIX.
Uno de los rasgos característicos de los piratas, el parche en el ojo, proviene del pirata Rahmah ibn Jabir al-Jalahimah, quien lo usaba así después de perder un ojo en batalla en el siglo XVIII.
Mientras se considera que la edad dorada de la piratería en Europa y América duró aproximadamente de 1710 a 1730, la prosperidad de los piratas berberiscos perduró hasta inicios del siglo XIX. Sin embargo, al contrario de las potencias Europeas, Estados Unidos se negó a pagar tributo a los berberiscos y respondieron con la Primera y la Segunda guerra berberisca, donde los piratas musulmanes capturaron y esclavizaron a marinos norteamericanos. A pesar de que Estados Unidos consiguió unas pocas victorias en estas guerras, muy pronto se les unieron Francia y Gran Bretaña con sus embarcaciones más poderosas y acabaron con los saqueadores berberiscos con el bombardeo de Argel, en 1816, y la conquista francesa de Argelia.
Para el inicio del siglo XVIII la tolerancia hacia los bucaneros comenzaba a debilitarse. Después de que el Tratado de Utrecht fuera firmado, el exceso de marineros entrenados sin trabajo fue tanto una maldición como una bendición para los piratas. Inicialmente la abundancia de hombres aptos había aumentado el número de piratas existente de manera significativa. Esto llevó inevitablemente al saqueo de más naves, que puso un límite al comercio de las naciones europeas. Estas respondieron mejorando sus propias naves para proteger a los comerciantes y cazar piratas. El exceso de marineros significaba que también había mucha gente apta para ser reclutada en las embarcaciones nacionales. La piratería estaba en un claro declive a partir de 1726, y la Edad dorada de la piratería no superó esa década.
Los eventos de la segunda mitad de 1718 marcaron un punto de inflexión para la piratería en el Nuevo Mundo. Sin una base segura a la cual acudir y la presión constante de las embarcaciones navales, los piratas perdieron la iniciativa. El atractivo de los tesoros españoles también empezaba a desaparecer y los cazadores gradualmente se convertían en las presas. Para 1719 los piratas restantes escaparon a África occidental atacando esclavistas pobremente defendidos.
Aunque algunos detalles son regularmente omitidos, el impacto de la piratería en la cultura popular es difícilmente subestimado. Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, de Charles Johnson, es la principal fuente para las biografías de muchos piratas conocidos de la edad de oro, proveyendo también una imagen extensiva del periodo. Dando un estatus casi mitológico a personajes como Barbanegra y Calicó Jack, el libro marcó el estándar para representar las vidas de mucho piratas de la edad de oro; además de influenciar la literatura de autores como Robert Louis Stevenson y J. M. Barrie. Trabajos literarios como La isla del tesoro y Peter Pan marcaron la imagen de los piratas que se tiene hoy en día. Películas como Pirates of the Caribbean y el anime/manga One Piece han trazado una imagen romántica sobre el ideal de la piratería.
Muchas afirmaciones y especulaciones sobre su imagen, vestimenta, código de etiqueta, etcétera, también contribuyeron a su misterio y leyenda. Por ejemplo, los hombres usaban aretes con el propósito de que su valor en oro o plata pagaran un entierro si se llegaban a perder en el mar y su cuerpo llegaba a la costa.
Más recientemente, detalles menos acertados sobre la imagen de los piratas han ganado popularidad (por ejemplo el Día Internacional de Hablar como un Pirata). Sin embargo este fenómeno simplemente ha ayudado a expandir el romanticismo sobre el mito de la piratería.
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