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Frente Patriótico Manuel Rodríguez



El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fue una organización guerrillera chilena de ideología política marxista-leninista, patriótica y de orientación revolucionaria. Fundado oficialmente el 14 de diciembre de 1983, el FPMR tuvo la función de desestabilizar y agilizar las acciones armadas que tenían por objetivo culmine el derrocamiento de la dictadura militar del general Augusto Pinochet.

Esta organización —bautizada en honor al héroe homónimo de la independencia, considerado el primer guerrillero en la historia del país— fue inicialmente el aparato militar del Partido Comunista de Chile, en la denominada «Política de Rebelión Popular de Masas», donde el Partido Comunista y el FPMR adoptaron todas las formas de lucha contra la dictadura militar, incluyendo la vía armada, donde el FPMR actuó principalmente en forma de «guerrilla urbana».

El FPMR/Autónomo fue considerado como una organización terrorista por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América hasta 1999, año en que fue removido de su lista debido al cese de sus actividades armadas.[1]

Tras el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, el Partido Comunista de Chile (PCCh) entró en un proceso de crítica interna por la carencia de una política militar eficaz, lo que llevó a una revisión de su acción política en la nueva etapa que se abrió con la instauración de la dictadura militar.

El PCCh —contando con apoyo logístico y económico de Cuba,[2]​ la Unión Soviética, Bulgaria y Alemania Oriental[cita requerida]concluyó que la vía armada era una opción legítima para acabar con la dictadura, y en 1974 surgió la idea de crear el FPMR, que se convertiría en su brazo armado. Sin embargo, pasaría casi un decenio antes de que este comenzara a actuar.[3]

En septiembre de 1980, el secretario general del PCCh Luis Corvalán declaró desde su exilio en la URSS que «la rebelión popular contra la tiranía de Pinochet es legítima»[4]​ y se daba el inicio formal de la Política de Rebelión Popular de Masas que dio origen al FPMR. Guillermo Teillier —quien en 2002 reemplazaría a Gladys Marín en la secretaría general de PCCh y en 2005, a la muerte de esta, en la presidencia— fue designado jefe de la comisión militar y era el que supervisaba las acciones del FPMR.[5]

Tras un largo período de instrucción guerrillera y política en Cuba y otros países de América Central,[4]​ el FPMR comenzó sus actividades el 14 de diciembre de 1983 en una reunión celebrada en la Población Manuel Rodríguez de Curicó, en la que se organizó el apagón que afectó a la zona central de Chile.[6]​ En 1984 el grupo anunció su primer boletín informativo homónimo, principal órgano de difusión donde el grupo publicaba sus comunicados y otras notas relacionadas con la lucha armada e ideológica.[7][8]

Con el fin de lograr la caída del régimen de Pinochet, el Frente introdujo modalidades de guerrilla sistemática desconocidas en la historia chilena y tácticas como los secuestros y los ataques con explosivos, así como apoyar a varias causas sociales en turno participando en huelgas y paros.[9][10]​ Contaba con una rígida estructura compuesta por colaboradores, asesores, militantes, jefes de destacamento, jefes zonales y comandantes, la mayoría de ellos cuadros selectos de las Juventudes Comunistas de Chile e hijos de militantes de izquierda en el exilio.[11]​ El grupo también se solidarizo con las organizaciones de izquierda en Argentina y crítico de manera enérgica al Proceso de Reorganización Nacional, haciéndolo responsable de la represión sufrida a estos sectores.[12]​De entre estos surgió Raúl Pellegrin quien, formado militarmente en Cuba y con práctica en la guerrilla de Nicaragua, entró clandestinamente al país a mediados de 1983 para convertirse en el principal cerebro político y militar de la organización adoptando el nombre de guerra de comandante José Miguel.[13][14]

La primera acción de incidencia nacional del FPMR fue el secuestro del periodista derechista y subdirector del diario La Nación, Sebastiano Bertolone Galletti, en diciembre de 1984.[15]

El FPMR actuó como entidad autónoma del comunismo chileno, mientras que el partido seguía luchando políticamente contra Pinochet.[15]​ Esta autonomía le permitió conseguir financiamiento propio y vínculos directos con Cuba. Según algunos, en 1986, el año en que alcanzó su mayor equipamiento y que el Frente consideraba decisivo en la lucha contra la dictadura chilena,[4]​ llegó a tener cuatro mil miembros y simpatizantes, frente a los mil o dos mil que tenía tres años antes.[16]​ Sin embargo, según fuentes estadounidenses el FPMR nunca habría tenido más de cincuenta o cien combatientes armados;[17]​ otras dan cifras diez veces mayores.[18]

En mayo de 1986, el FPMR llevó a cabo la operación de internación de armas de Carrizal Bajo durante la que hombres de las Tropas Especiales Cubanas entregaron en alta mar la primera de tres partidas enviadas por el régimen de Fidel Castro. En la nortina caleta de Carrizal Bajo, almacenaron 80 toneladas de armamento cuyo valor era de unos 30 millones de dólares.[19]

A pesar de la gran cantidad de material ingresado, una cadena de errores cometidos por los frentistas permitieron que las fuerzas de seguridad de Pinochet descubrieran a comienzos de agosto de ese año el 90 por ciento de las armas desembarcadas.[20]

La acción decisiva de 1986, que decidiría el triunfo o el fracaso del FPMR en su lucha armada, comenzó a planificarse desde fines de 1984.

La llamada Operación Siglo XX, que tenía como objetivo acabar con el general Augusto Pinochet, se realizó el 7 de septiembre de 1986 las armas internadas por Carrizal Bajo que alcanzaron a distribuirse antes de que la Central Nacional de Informaciones (CNI) descubriera el grueso de la partida enviada por los cubanos. Ese día, y mientras Pinochet se dirigía desde su residencia de descanso en el pueblo de El Melocotón hacia Santiago, el Frente atacó su auto, comitiva y escoltas. La operación estuvo al mando de José Joaquín Valenzuela Levi, el comandante Ernesto (Bernardo para la operación) y Cecilia Magni, la comandante Tamara, quienes se dividieron en dos funciones: Bernardo en el área de combate y Tamara en la logística, abastecimiento y planificación.[cita requerida]

La comitiva - encabezada por dos motoristas de Carabineros de Chile, estaba compuesta por cinco vehículos de seguridad: el primero, un radio patrulla Chevrolet Opala Sin Blindaje de Carabineros, el segundo un Mercedes-Benz blindado, el tercero un vehículo de la CNI, un cuarto vehículo de alternativa Mercedes-Benz blindado y un quinto vehículo, una camioneta Ford con comandos del ejército de Chile que cerraba la comitiva — fue atacada por una veintena de frentistas armados con fusiles M16 y lanzacohetes M72 LAW. Sin embargo, Pinochet (que viajaba en uno de los automóviles blindados) sobrevivió casi ileso al atentado, producto de fallas operativas y de planificación de los frentistas y gracias a la pericia del chofer presidencial, quien logró escapar con mucha rapidez.[21]

En el ataque murieron cinco escoltas presidenciales,[22]​ mientras que Pinochet sufrió solo heridas leves en una de sus manos.

Las investigaciones posteriores a la operación frentista demostraron que el general sobrevivió gracias a que el cohete rebotó en el techo del automóvil y no impactó de lleno en la carrocería.[21]​ Revelaron también serios errores cometidos por la CNI, que facilitaron la huida de los guerrilleros. Además, el fiscal militar Fernando Torres Silva, a pesar de los interrogatorios bajo tortura a los que fueron sometidos los pocos detenidos, no pudo establecer quién fue realmente el comandante del atentado y se lo atribuyó a César Bunster —hijo del abogado Álvaro Bunster, embajador en el Reino Unido durante el gobierno de Salvador Allende—, frentista que facilitó su identidad para el arriendo de los inmuebles y automóviles de la operación.[23][24][25]

Actualmente no hay detenidos por el atentado, ya que algunos de los que fueron encarcelados se escaparon en la fuga masiva de la cárcel pública de 1990 y otros fueron indultados por el presidente Patricio Aylwin en 1994.[26]

El fracaso de la internación de armas de Carrizal Bajo y de la Operación Siglo XX fue el detonante del distanciamiento del Frente con el PCCh, organizaciones que tenían ya diferencias estratégicas: en 1987 este último, "con Pinochet aún en el poder y tras comprobarse que el año anterior no había sido “el decisivo” para el fin de la dictadura", cambió su línea apostando por una salida política y no armada, por lo que la rebelión popular fue desechada y "el FPMR pasó a ser un instrumento menor del partido y los “comandantes” históricos que no fueron asesinados se escindieron para seguir funcionando autónomamente".[27]Luis Corvalán recordaría más tarde:

Además, el poder logístico de los rodriguistas resultó mermado por la represión que siguió al atentado contra Pinochet, en la cual perdieron la vida importantes miembros de FPMR y en la que destacó la Operación Albania, conocida también como Matanza de Corpus Christi. En esta acción vengativa de la dictadura militar, realizada el 15 de junio de 1987 por más de 50 agentes de la CNI, 12 frentistas fueron asesinados en varios operativos que el gobierno presentó como "enfrentamientos", pero que, como quedó demostrado por la justicia, no fueron tales.[28]

Para Pellegrin, las soluciones que se estaban adoptando implicaban que "el Partido hace abandono del trabajo militar"; la ruptura queda sellada con la creación del FPMR/Autónomo al que se adhieren otros comandantes preparados en Cuba, como Vasili Carrillo y Galvarino Apablaza.[13]​ El FPMR sufrió una división interna causada por un llamado del PCCh a disolver la organización paramilitar, en el que ordenaba a sus integrantes abandonar la lucha armada para reorganizarse en un grupo no violento. Como resultado, parte de los frentistas depuso las armas y se transformó en el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez bajo la dirección del PC, grupo que posteriormente también se desvinculó de este partido.[29][5]

En septiembre de ese año los frentistas autónomos realizaron varias operaciones contra altos personeros de la dictadura, como el secuestro de Carlos Carreño, coronel de las FAMAE,[30]​ o el fallido atentado contra el fiscal Torres, en mayo de 1988.[cita requerida]

Lanzaron asimismo la llamada Guerra Patriótica Nacional, con la que querían lograr la sublevación de las masas de en contra del régimen de Pinochet. En ella precisamente perdió la vida el líder del grupo, Raúl Pellegrin: tras la toma, a fines de octubre de 1988, del poblado de Los Queñes, en la séptima Región, los frentistas se repliegan y algunos son detenidos; se presume que Pellegrin, junto Cecilia Magni, cayeron en manos de las fuerzas represivas el día 27 y sus cuerpos aparecieron el 30 en el río Tinguiririca.[13]​ El FPMR/Autónomo concluyó que este duro revés había sido producto de una traición por parte de Luis Eduardo Arriagada Toro (alias Bigote), quien fue posteriormente ejecutado.[31]

El mando del Frente lo asumió Galvarino Apablaza, el comandante Salvador, secundado por Enrique Villanueva (comandante Eduardo) y Roberto Nordenflycht; a la muerte de este último, Mauricio Hernández (Ramiro), ocupa su lugar.[32]​ En 1989, antes de las elecciones presidenciales de ese año, Sergio Buschmann declaraba en España que el FPMR seguiría en las armas ya que el probable candidato Patricio Aylwin era "uno de los responsables del golpe militar chileno".[33]

Con la llegada de la democracia a Chile en marzo de 1990, el Frente redujo notablemente la intensidad de sus acciones. Sin embargo, durante los primeros años de la presidencia de Patricio Aylwin continuó ejecutando algunas acciones de gran relevancia, entre las que estuvo el asesinato del senador Jaime Guzmán Errázuriz el 1 de abril de 1991. Según Mauricio Hernández, comandante Ramiro, después de ese crimen las ayudas económicas del exterior se interrumpieron, lo que los llevó a secuestrar al hijo del propietario de El Mercurio Agustín Edwards el 9 de septiembre de 1991.[34]José Miguel Insulza asegura que "cuando volvió la democracia a Chile, hubo una declaración de Cuba en el sentido de que no se seguiría apoyando al Frente."[2]

Después del asesinato de Guzmán, el gobierno organizó una unidad de inteligencia —llamada informalmente «La Oficina»— para combatir grupos subversivos, la que en 1992 logró detener a los involucrados en el secuestro de Edwards con ayuda de exfrentistas como Agdalín Valenzuela.[35]​ Golpeado, el Frente no ejecutó acciones durante varios años,[34]​ pero ajustició a Valenzuela en octubre de 1995.[35]

El 30 de diciembre de 1996, los frentistas Ricardo Palma Salamanca, Pablo Muñoz Hoffmann, Mauricio Hernández y Patricio Ortiz Montenegro, se fugaron desde la Cárcel de Alta Seguridad de Santiago, usando un helicóptero. Ellos estaban condenados por varios delitos, algunos de ellos ocurridos en democracia.[36][37]​ Esta acción fue llamada Operación Vuelo de Justicia.

En 1999 el Departamento de Estado norteamericano eliminó al FPMR/Autónomo de su lista de organizaciones terroristas debido al cese de sus actividades.[1]

Diversos integrantes del Frente que abandonaron la lucha armada gestaron su reorganización durante un período de varios años denominado Proceso de Discusión Interna (PDI), que desembocó en el Primer Congreso, celebrado en 2003.[38]​ Sus lineamientos dieron vida a una actividad pública de FPMR, cuyos voceros se entrevistaron con diversos medios de comunicación chilenos, como el periódico La Nación y la revista Punto Final; uno de ellos incluso participó como panelista en el programa televisivo de discusión política y actualidad El Termómetro. Aunque los frentistas aseguraron rechazar la vía electoral, descartar el uso de los instrumentos institucionales y no desear insertarse en el sistema político, no hubo acciones militares o subversivas.[38]

El 27 de octubre de 2006 el FPMR organizó en Santiago de Chile el encuentro internacional Proyecciones de la Lucha Revolucionaria en América Latina[39]​ y causó polémica debido a la participación de grupos considerados terroristas. Diversos partidos políticos del país instaron al gobierno de Michelle Bachelet a no autorizar la reunión, pero no lograron impedirla.[39][40]​ Entre las organizaciones que se dieron cita en aquella oportunidad estaban el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional de ese país, la Coordinadora Indígena Boliviana Pachakuti, el Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho, Fogoneros y el Partido Libre de Uruguay, Utopía Revolucionaria de Venezuela, el Ejército del Pueblo de Colombia, el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador y diversos grupos sudamericanos de reivindicación indigenista.[39]



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