Germán Riesco Errázuriz cumple los años el 28 de mayo.
Germán Riesco Errázuriz nació el día 28 de mayo de 1854.
La edad actual es 170 años. Germán Riesco Errázuriz cumplió 170 años el 28 de mayo de este año.
Germán Riesco Errázuriz es del signo de Geminis.
Germán Riesco Errázuriz nació en Rancagua.
Germán Riesco Errázuriz (Rancagua, 28 de mayo de 1854 - Santiago, 8 de diciembre de 1916) fue un abogado y político chileno, miembro del Partido Liberal (PL). Ejerció como senador de la República entre 1900 y 1901, año en el cual resultó electo como presidente de Chile, cumpliendo hasta 1906.
Desarrolló una larga carrera como fiscal en el Poder Judicial y posteriormente en política, al ser elegido senador en 1900. En 1901 fue elegido presidente de la República como candidato de la Alianza Liberal (AL).
Durante su mandato se aprobaron los Códigos de Procedimiento Civil y Penal, se inició la construcción del alcantarillado de Santiago y el ferrocarril trasandino por Uspallata.
En el ámbito internacional, se estableció la paz definitiva con Bolivia y se firmaron con Argentina los Pactos de Mayo, que alejaron los peligros bélicos y establecieron un inédito sistema de limitación de armamentos navales.
En lo económico, el gobierno de Riesco fomentó las emisiones monetarias, lo que causó una fiebre especulativa conocida como “el resurgimiento", que culminó con una grave crisis económica. Las malas condiciones de vida y la creciente inflación provocaron una serie de crisis sociales, siendo el más importante el llamado «Mitin de la carne».
Durante el periodo de Riesco se sucedieron 17 ministerios, lo que causaba graves consecuencias administrativas y políticas. El presidente fue blanco de críticas por su debilidad de carácter y su incapacidad para controlar a los partidos.
Tras terminar su mandato, que muchos consideraron un fracaso, se retiró a la actividad privada, hasta su fallecimiento.
Fue el séptimo hijo de Mauricio Riesco Droguett, exdiputado y de Carlota Errázuriz Zañartu. A pesar de pertenecer a la aristocracia tradicional, la familia Riesco estuvo en una situación de estrechez económica durante la infancia del futuro mandatario.
Realizó sus estudios secundarios en el Seminario Conciliar de Santiago y en el Instituto Nacional donde fue matriculado el 28 de febrero de 1863. Terminada su educación escolar, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile donde se tituló de abogado el 19 de abril de 1875.
En 1871, a los 17 años, era oficial de número del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. En 1880 fue designado oficial mayor de aquel ministerio y posteriormente relator de la Corte de Apelaciones de Santiago. Se convirtió en ministro de la Corte de Apelaciones en 1890 y en 1897 se pasó a ser fiscal de la Corte Suprema.
En 1898 renunció a su cargo en la Corte Suprema y se dedicó al ejercicio de la abogacía. El Banco de Chile lo designó como consejero.
Fue elegido senador por Talca en 1900, integrando en el parlamento las comisiones de Presupuesto y la de Constitución, Legislación y Justicia. El 4 de diciembre se incorporó presuntivamente en su reemplazo Pedro Letelier Silva luego de asumir como presidente de la República, pero sus poderes no fueron aprobados.
Era primo y cuñado del presidente Federico Errázuriz Echaurren, influyendo en este en cuestiones de política internacional, apoyando una política pacifista, y económicas, con un planteamiento anti-emisionista.
En Santiago, el 7 de enero de 1880, contrajo matrimonio con su prima María Errázuriz Echaurren, con la que tuvo ocho hijos. Uno de ellos, Germán Ignacio Riesco Errázuriz, exdiputado y que llegó a ser ministro de Estado en los gobiernos de Juan Luis Sanfuentes Andonaegui y Gabriel González Videla.
Una vez electo presidente, Riesco decidió que ello debía influir lo menos posible en su vida familiar. Continuó viviendo en su residencia privada y no en La Moneda como era costumbre, prohibiendo la madre a sus hijos mencionar cuestiones políticas en el hogar.
Enseñó a sus hijos no abusar de su posición privilegiada. Podían ocupar el palco presidencial en el Teatro Municipal, pero comprando la entrada en la ventanilla como todos los ciudadanos. Al propio Riesco le repugnaba hacer valer su calidad de presidente. En una oportunidad uno de sus hijos fue invitado para acompañar a sus padres a dar una vuelta en coche por el cerro Santa Lucía. A la entrada del cerro Riesco se dio cuenta de que no llevaba dinero y tras un momento de vacilación dio orden de regresar.
Para la elección de 1901, los partidos de gobierno acordaron llamar a una convención. Germán Riesco propuso la realización de una convención amplia, que no se limitase a los partidos de gobierno. Si bien varios apoyaron sus declaraciones, algunos la concibieron como una maniobra a favor de Ramón Barros Luco, de quien Riesco era partidario.
El 3 de marzo se realizó la convención amplia. Riesco participó en la primera ronda de votación y al obtener solo 30 sufragios renunció a su candidatura. Los días siguientes pasaron sin que ninguno de los candidatos, Ramón Barros Luco, Fernando Lazcano, Claudio Vicuña y Augusto Matte, consiguiese el 60% de los votos necesarios para ser elegido. La noche del día 7 se realizó una reunión en la casa de Vicuña, conviniéndose a votar por Riesco.
El día 8, tras la renuncia de Vicuña, Riesco alcanzó 195 votos contra 95 de Lazcano. Tras su victoria Riesco realizó un discurso en donde expuso su programa de gobierno.
Pedro Montt fue proclamado el 15 de marzo como candidato de la Coalición. La selección de los candidatos provocó una crisis ministerial, pues el presidente Errázuriz insistía en mantener la prescindencia electoral del Ejecutivo, frente a las acusaciones de que favorecería a Riesco por ser pariente suyo y a las presiones liberales para que formase un gabinete solo con elementos de la Alianza. El nuevo ministerio fue censurado a los dos días de su constitución, si bien permaneció en funciones hasta que el 11 de mayo asumió un gabinete encabezado por Aníbal Zañartu, quien recibió el mando de la nación con el título de vicepresidente, por la precaria salud de Errázuriz, que fallecería sin completar su mandato.
La campaña despertó numerosas pasiones doctrinarias. El diario conservador El Porvenir acusaba que Riesco significaba el peligro del predominio del liberalismo filosófico y político, que era condenado por la Iglesia católica. Si bien las autoridades eclesiásticas declararon que aquel diario no era la voz oficial de la Iglesia, se continúo la campaña doctrinaria. El presbítero José María Caro escribió un artículo conocido popularmente como “El riesquismo, ¿es pecado?”, en que llegaba a la conclusión que no era lícito para un católico votar por Riesco.
El conservador Rafael Egaña, partidario de Riesco, le contestó a través de la La Libertad Electoral. Por su parte, el diario radical La Ley acusaba que «El fraile de cualquier marca y, sobre todo el jesuita, es peor mil veces que la lepra, la sarna, la viruela, la peste bubónica y el cólera morbo asiático». Se llegó al punto de que un cura se negó a darle la absolución a Riesco por su calidad de candidato aliancista.
El resultado de la elección fue de 184 votos para Riesco contra 83 votos para Montt.
Riesco era católico, pero tolerante con las creencias ajenas. Fue un liberal clásico, estimando que la libre iniciativa servía como motor de la acción humana y el temor al fracaso como freno, sin que fuese necesario que el Estado interviniese. Deseaba que los desposeídos comenzasen a tener, siendo una de sus preocupaciones principales el fomento del ahorro.
Estimaba que la democracia, imperfecta como cosa humana, era el «menos malo» de entre las formas de gobierno y la única capaz de corregir de forma pacífica sus propias deficiencias.
Partidario acérrimo del régimen parlamentario, criticó algunos de sus excesos, en particular el hecho que se cargase al presidente de todas las responsabilidades, pero sin darle los elementos necesarios para gobernar.
La presidencia de Riesco sería el punto culminante de la crisis política chilena. Su rotativa ministerial alcanzó a 17 ministerios, lo que significa un promedio de 3,5 meses por ministerio.
El primer ministerio de Riesco representó a la triunfante Alianza Liberal, con Ramón Barros Luco como ministro del Interior. El choque entre Juan Luis Sanfuentes, ministro de Hacienda, con el encargado de Justicia, Manuel Ballesteros Ríos, por la designación del intendente de Coquimbo, terminó con la salida del primero del gabinete. Se presentó en el Congreso un voto de censura que contó con el apoyo de los sanfuentistas y el liberal Fernando Lazcano, lo que provocó la caída del gabinete.
El 18 de noviembre juró el nuevo ministerio encabezado por Ismael Tocornal. Durante este periodo el gobierno tuvo que hacer frente a las amenazas de guerra con Argentina y el aplazamiento de la conversión metálica.
El 24 de abril el ministro de Hacienda, Enrique Ballesteros, renunció «por razones personales», lo que provocó la caída de todo el ministerio. Riesco llamó nuevamente a Barros Luco para ejercer el ministerio del interior. El Partido Liberal Democrático, unificado detrás de Sanfuentes, hizo pacto con nacionales y conservadores para apoyarse mutuamente en la calificación de sus candidatos al Parlamento. Ante la formación de esta nueva mayoría, el presidente decidió seguir las reglas del juego parlamentario y gobernar con la Coalición. El 20 de noviembre de 1902 juró Elías Fernández Albano en Interior con un gabinete de balmacedistas y nacionales. El gabinete intentó imponerle a Riesco una serie de intendentes y gobernadores, con el fin de intervenir en las próximas elecciones. Como el Presidente insistió en evaluar a cada candidato por sus méritos, la Coalición desarrollo una actitud obstruccionista, paralizando la aprobación de la ley de presupuestos. Los resultados de la elección parlamentaria de 1903 otorgaron un importante triunfo a la Coalición.
El presidente Riesco cayó enfermo y el 4 de abril de 1903 nombró a Ramón Barros Luco en Interior, para que lo remplazase en calidad de vicepresidente. El 5 de julio reasumió Riesco, manteniendo en Interior al hasta entonces subrogante Rafael Sotomayor Gaete. El gabinete cayó producto de las divisiones dentro de la Coalición sobre las calificaciones y la distribución de cargos públicos.
El 1 de septiembre de 1903 juró un gabinete encabezado por Ricardo Matte Pérez, sin presencia de balmacedistas. El Presidente intentó combatir la crisis política convocando a los partidos para desarrollar un ambicioso plan de gobierno, pero no fue escuchado.
Los nacionales decidieron romper con la Coalición, provocando otro cambio ministerial, esta vez con Arturo Besa Navarro en Interior, quien asumió el 23 de octubre. Al pasarse algunos liberales democráticos a la Alianza se reconstituyó el gabinete el 10 de enero de 1904, con Rafael Errázuriz Urmeneta en Interior. La ruptura definitiva de los balmacedistas con la Coalición obligó al Presidente a recurrir a un gabinete de administración, el que juró el 12 de abril con Rafael Sotomayor a la cabeza.
Al consolidarse una nueva mayoría aliancista, esta formó gobierno el 12 de mayo con Luis Antonio Vergara como ministro del Interior. Presentaron un ambicioso programa de asuntos legislativos, constitucionales, religiosos y educacionales. Las disputas en torno a la reelección de Fernando Lazcano como presidente del Senado desataron la crisis ministerial. El 30 de octubre asumió un ministerio encabezado por Emilio Bello Codesido.
En enero de 1905 se denunció al Colegio San Jacinto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas por la presencia de actos homosexuales entre alumnos y los hermanos legos. Liberales y radicales vieron la ocasión para asestarle un golpe a la Iglesia e hicieron aprobar un decreto que clausuraba todos los colegios de la congregación. El ministro de Instrucción, Guillermo Rivera Cotapos, que había inspirado el decretó, presentó su renuncia y al no aceptarse a su subrogante se desencadenó la crisis total del ministerio.
El 18 de marzo asumió un gabinete dirigido por José Rafael Balmaceda. El gabinete cayó por un «bizantino y semántico conflicto» entre los senadores Federico Puga Borne y Enrique Mac Iver. El 1 de agosto asumió Juan Antonio Orrego en Interior. Renunció por la conformación de un acuerdo entre nacionales, radicales y liberales para formar una convención presidencial.
El 21 de octubre juró el nuevo gabinete con Miguel Cruchaga Tocornal en Interior. Este ministerio debió enfrentar el mitin de la carne, consiguiendo la materialización de una serie de logros, como la aportación de nuevas leyes electorales, el Código de Procedimiento Penal, la ley de habitaciones para obreros, algunos tratados internacionales y la financiación para el Ferrocarril Arica-La Paz.
La Coalición, ahora nuevamente incluyendo a los liberales democráticos, triunfó en las elecciones de 1906. Se organizó un nuevo ministerio el 19 de marzo con el conservador José Ramón Gutiérrez a la cabeza. Al separarse un sector conservador que apoyaba a Pedro Montt como candidato de la Alianza, se perdió la mayoría de la Coalición en el Congreso.
En su último gabinete Riesco utilizó una fórmula «universal», con representantes de todos los partidos, con Manuel Salinas a la cabeza. Juró el 7 de mayo y se encargó de la realización de la elección presidencial y de las consecuencias del terremoto de Valparaíso.
Las disputas por la delimitación de la frontera entre Argentina y Chile provocaron un profundo deterioro en las relaciones entre ambas naciones y las llevó al borde de la guerra.
Chile había construido unas sendas para el reconocimiento de la zona en disputa, que fueron denunciadas por Argentina de ser verdaderos caminos militares y encubiertos actos posesorios. El problema de la presencia de policías en la zona hizo aumentar las tensiones, que se tradujeron en una creciente carrera armamentística y en el auge de un lenguaje belicista en políticos de ambos lados de la cordillera.
El canciller chileno Eliodoro Yáñez mostró una actitud inflexible frente a Argentina. Consideraba insuficiente enviar reclamaciones diplomáticas ante las penetraciones territoriales argentinas, por lo que envió una patrulla de policía a Cerro Palique para contenerlas. Las negociaciones entre Yáñez y el embajador argentino Epifanio Portela para resolver los asuntos de las sendas y los policías fracasaron y Portela anunció que haría uso de licencia y daría por fracasada la negociación. El presidente Riesco decidió intervenir personalmente, prescindiendo de su canciller, firmando con el embajador argentino dos actas en que ambos países se disponían a mantener la situación territorial de 1898 y que las sendas no importaban ocupación de territorios. La inclusión a último minuto del asunto del retiro de las policías produjo una nueva crisis, pues Portela dijo que se había agregado sin discusión previa.
Riesco encargó a Julio Zegers la búsqueda de una solución, proponiéndosele a Portela una aclaración, de que el acta se refería solo a territorios de Última Esperanza. El embajador argentino se rehusó, pero igualmente envió la proposición a Buenos Aires y se retiró del país. El 7 de enero de 1902 se llegó a un acuerdo y se cursaron las notas.
Respecto al arbitraje británico, el presidente Riesco se mostraba escéptico de su aplicación y auspiciaba una negociación directa. Para salvar las dificultades que presentaría la opinión pública, diplomáticos de ambos países propusieron que el acuerdo se presentase por medio del fallo de Su Majestad Británica. La proposición tuvo eco en Argentina, y el presidente Riesco encargó a Augusto Matte la negociación de la línea transaccional, si bien su gestión no prosperó producto de su filtración a ciertos círculos de ambas naciones.
Otra gestión fue realizada por Jorge Huneeus, quien en conversación con el embajador italiano en Chile, Orestes Savina, compartieron la idea de ampliar las facultades del árbitro para que pudiese dar un fallo de equidad. Riesco le dio aquiescencia para realizar la iniciativa, en la que también se involucró el embajador de Alemania. Argentina replicó que consideraba prematuro y perjudicial tratar el asunto, y que podría ser examinado nuevamente una vez hubiese venido la comisión técnica enviada por la corona al terreno en disputa.
También se realizaron gestiones para detener la carrera armamentista, una realizada por el financista argentino Ernesto Tornquist y otra por el Foreign Office. No se materializaron pero sirvieron para preparar el camino al acuerdo definitivo.
El cambio de algunos de los diplomáticos de la época facilitó el camino hacia la paz. Portela fue remplazado como embajador en Argentina por José Antonio Terry, Eliodoro Yáñez como canciller chileno por José Francisco Vergara y por la muerte de Amancio Alcorta, le remplazó interinamente Joaquín V. González en la cancillería argentina. Riesco y Terry establecieron una profunda confianza mutua y amplia comprensión, lo que facilitó las negociaciones entre ambos. En Argentina por su parte, Bartolomé Mitre combatía a través de las páginas de su diario La Nación el apoyo que prestaba su país a las reivindicaciones peruanas y bolivianas.
El 28 de mayo se firmaron los pactos. En el acta preliminar Argentina se compromete a no inmiscuirse en problemas internos ni externos de Chile, renunciando por tanto a intervenir en los asuntos pendientes de Chile con Perú y Bolivia. Chile por su parte afirmaba no abrigar propósitos de expansiones territoriales, salvo los que resultasen del cumplimiento de tratados vigentes.
En el tratado general de arbitraje se estipulaba que Su Majestad Británica zanjaría las controversias de cualquier naturaleza que tuvieran Argentina y Chile, una vez fracasadas las negociaciones directas.
El tratado de limitación de armamentos permitió la limitación de los armamentos navales, renunciándose a la adquisición de nuevos buques y disminuyéndose el tamaño de las escuadras para alcanzar una discreta equivalencia.
Si bien la negociaciones recibieron la crítica de los belicistas, que obstruyeron su aprobación por el Congreso por 51 días, la opinión pública recibió los pactos con regocijo. El canje de las ratificaciones se realizó en Chile, durante la celebración de sus fiestas patrias.
El tribunal arbitral británico designado para resolver las disputas fronterizas entre Chile y Argentina estaba compuesto por el jurista Lord Macnaghten y los geógrafos Sir John Charles Ardagh y Sir Thomas H. Holdich. El tribunal estaba predispuesto a realizar una solución transaccional, por lo que cuando Holdich viajó a la zona en litigio, tuvo la misión de sondear si las partes aceptarían un fallo de esta clase. En Buenos Aires encontró una respuesta favorable, pero en Santiago chocó con la posición inflexible del canciller Yáñez, quien exigía una resolución ajustada a derecho. El problema fue resuelto por Riesco quien, desautorizando a su canciller, se mostró dispuesto a realizar concesiones razonables si ello implicaba la resolución del problema fronterizo.
El rey Eduardo VII dictó el fallo el 20 de noviembre de 1902, presentando una solución transaccional. De los 94.140 kilómetros cuadrados en disputa, 54.225 fueron para Chile y 39.915 a Argentina, aunque se argumentó que Argentina se quedó con las mejores tierras cultivables.
Hacia 1902 el gobierno boliviano, encabezado por el general José Manuel Pando, se encontraba en una difícil situación internacional, al tener litigios pendientes con Argentina, Brasil y Perú. Estando en necesidad de resolver sus problemas con Chile, Pando envió a Félix Avelino Aramayo en misión a Chile con el objeto de llegar a un acuerdo. Este tenía como bases de la renuncia por parte de Bolivia a toda pretensión de un puerto en el Pacífico, libre paso del comercio boliviano y el pago por parte de Chile de una suma de dinero, que se usaría para la construcción de un ferrocarril para transportar las exportaciones bolivianas al Pacífico.
Se restablecieron las relaciones diplomáticas y en diciembre de 1903 concluyeron las conversaciones, renunciando Bolivia a sus pretensiones portuarias y comprometiéndose Chile a construir un ferrocarril entre Arica y La Paz. El Tratado de Paz y Amistad se firmó el 20 de octubre de 1904.
En materia de justicia, se promulga en 1902 el Código de Procedimiento Civil (aún vigente, aunque con modificaciones); ordenó construir, en 1905, el Instituto Superior de Comercio de Talca, y se inició la construcción del Palacio de los Tribunales de Justicia de Santiago, sede de la Corte Suprema y de la Corte de Apelaciones de Santiago, y en 1906 se promulgó el Código de Procedimiento Penal (vigente hasta 2005).
Riesco también se preocupó de la educación, construyéndose durante su gobierno colegios para niños y adultos, como el Internado Nacional Barros Arana (1902).
Durante la presidencia de Riesco, sucedió uno de los estallidos sociales más grandes de los que se tiene registro en Chile: el llamado «mitin de la carne». Este tuvo su origen en el alza en el precio de las carnes importadas, que si bien no era exagerado, era la representación de una inflación ya descontrolada que encarecía el costo de vida.
Para protestar contra el alza, sociedades obreras y el diario El Chileno convocaron a un mitin el día 22 de octubre de 1905. La izquierda no lo apoyó y el gobierno, confiado en que no se llegaría a situaciones graves, por el carácter moderado de quienes la convocaban, se desinteresó por la seguridad.
Llegó el día 22 y, para sorpresa de todos, se encontraron con más de 40 000 personas aglutinadas en la protesta. Su primera intención fue entregar un pliegue de peticiones al presidente, pero al no estar éste en La Moneda, se envió a un grupo a buscarlo a su casa particular. Riesco los recibió amablemente y conversó con ellos, guardándose el texto para estudiarlo después.
Mientras la multitud esperaba, empezó a correr un rumor: Riesco no estaba en Santiago, sino de paseo por las afueras de la ciudad. Esto fue la chispa que hizo estallar a la multitud: intentaron asaltar La Moneda y la casa de Riesco. Después de estos intentos fallidos, se dedicaron a asaltar locales y tiendas, matando a cualquier transeúnte que pareciese de clase acomodada. La policía nada pudo hacer y se tuvo que llamar al ejército que, entonces, estaba en las afueras realizando maniobras militares. Riesco llegó el día 24 de octubre, terminando con la revuelta tres días después.
Resultaron 500 personas heridas y entre 200 y 250 muertas,cuestión social era algo que se debía tener en cuenta.
además de los graves daños a la propiedad pública y privada causados por los manifestantes, síntomas de que, sin lugar a dudas, laEn su natal Rancagua, existe un busto de Riesco en la Alameda local, obra del escultor Octavio Román, en un sector conocido popularmente como el Paseo de los Presidentes. Asimismo, una de las calles de la ciudad lleva su nombre (Calle Germán Riesco), comenzando en la Plaza de los Héroes y terminando en la Avenida Freire.
En Santiago, la larga avenida Presidente Riesco ha sido bautizada en su honor; ubicada en la comunas de Las Condes y Vitacura, corre desde Andrés Bello hasta que, después de Manquehue se bifurca en la calle Cerro Altar y Nueva Presidente Riesco, entroncando esta última en la continuación de Presidente Riesco, que termina finalmente en Las Tranqueras. También en Santiago, en la comuna de Curacaví, existe una Calle llamada Germán Riesco, en su honor.
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