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Holoceno



El Holoceno (del griego holos, todo, y kainos, reciente), Flandriense o periodo posglacial, es una división de la escala temporal geológica, la última y actual época del período Cuaternario. Comenzó 11 700 años antes del año 2000 (con un margen de error de 99 años arriba o abajo), cuando terminó el episodio frío conocido como Dryas Reciente, perteneciente a la última glaciación.[2][3][4]

Se trata de un período interglacial, es decir, en un futuro no determinado es factible que sea sucedido por una nueva glaciación. Durante este periodo la temperatura se hizo más suave y distintos casquetes glaciares desaparecieron o perdieron volumen, lo que provocó un ascenso en el nivel del mar. Esto hizo que Indonesia, Japón y Taiwán se separaran de Asia; Gran Bretaña, de la Europa continental, y Nueva Guinea y Tasmania, de Australia. Además, produjo la formación del estrecho de Bering, que comunica el océano Ártico con el océano Pacífico, donde antes había tierra firme. En África el episodio más importante es la desecación paulatina de la región que ahora ocupa el desierto del Sáhara.

La única especie humana que ha vivido en esta época ha sido Homo sapiens,[cita requerida] que durante estos últimos milenios desarrolló la agricultura y la civilización, ocasionando importantes cambios en el medio ambiente. Por este hecho, algunos científicos proponen sustituir el nombre por Antropoceno.

El término Holoceno fue usado por primera vez por Paul Gervais en 1867[5]​ para referirse al actual periodo cálido tras la última glaciación y fue adoptado como unidad de la escala internacional de tiempo geológico por el Congreso Geológico Internacional de 1885 (actualmente bajo los auspicios de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas). La definición formal como serie y época del Cuaternario se produjo en 2005,[2]​ estableciéndose la sección estratotipo y punto de límite global (GSSP) en un testigo de hielo tomado en Groenlandia.[6]

La deriva continental a lo largo de estos casi 12 000 años ha sido de menos de un km, lo que es casi irrelevante. Sin embargo, el hielo se derritió causando que el nivel del mar subiera unos 35 m durante esta época y 120 m desde el último máximo glaciar, hace alrededor de 20 000 años.[7]​ El aumento del nivel no se produjo de forma uniforme a lo largo de este tiempo, sino que hubo varios pulsos de rápido deshielo, alternados por otros de deshielo progresivo. La mayor parte del aumento del nivel del mar se produjo antes de 6000 años atrás.[8]

Desde hace 3000 años hasta el comienzo del siglo XIX, el nivel del mar ha tenido un aumento casi constante de 0,1 a 0,2 mm/año.[10]​ Desde 1900, el nivel ha aumentado de 1 a 2 mm/año; desde 1993, las medidas de altimetría por satélite TOPEX/Poseidon indican una tasa de aumento de 3,1 ± 0,7 mm/año.[11]

Entre las tierras que estaban conectadas cuando el nivel del mar era más bajo, se incluyen:

En muchas zonas por encima de los 40 grados de latitud norte, el terreno había sido deprimido por el peso de los glaciares, por lo que al producirse el deshielo del Pleistoceno tardío subieron tanto como 180 m, elevación que continúa incrementándose en la actualidad. La elevación del nivel del mar y la depresión temporal de la tierra permitió la incursión temporal del mar en zonas que ahora están lejos de la costa. Del Holoceno marino se conocen fósiles de Vermont, Quebec, Ontario y Míchigan. Los depósitos marinos en costas de latitudes más bajas son raros porque el aumento del nivel del mar fue superior a cualquier probable elevación de origen no glaciar. En la región de Escandinavia dio lugar a la formación del mar Báltico. La región sigue elevándose a una tasa de 1 cm al año, causando débiles terremotos en el norte de Europa y se estima que todavía subirá otros 100 m. El equivalente norteamericano es la bahía de Hudson, que al elevarse, redujo su extensión desde el máximo de la última fase postglaciar a sus límites actuales.

El Holoceno comenzó después de que finalizara el evento de enfriamiento del Dryas Reciente, a partir del cual las temperaturas se hacen más suaves. El Óptimo Climático del Holoceno fue un período cálido que se produjo durante el intervalo comprendido aproximadamente entre 9000 y 5000 años atrás. El clima mundial era muy probablemente entre 0,5-3 °C más cálido de lo que es actualmente. Sin embargo, el calentamiento probablemente no fue uniforme en todo el mundo. Este período terminó hace alrededor de 5500 años, cuando las primeras civilizaciones humanas en Asia y África empezaron a florecer. A continuación, comenzó el Neoglacial, en el cual las temperaturas disminuyeron progresivamente hasta la actualidad (en periodos cíclicos de calentamiento/enfriamiento), con probables excepciones como el Óptimo Climático Romano (siglos I a IV) o el Óptimo Climático Medieval (siglos X a XIV). El punto culminante del enfriamiento fue la Pequeña Edad de Hielo, con tres máximos: sobre 1650, 1770 y 1850.[12][13]

El Holoceno ha sido un período interglaciar y no hay ninguna razón para creer que represente el fin de los ciclos de glaciaciones. Sin embargo, el actual calentamiento global puede hacer que la Tierra se caliente más que en el anterior período interglacial, Riss-Würm, que llegó al máximo hace aproximadamente 125 000 años con temperaturas más cálidas que en la actualidad. Este fenómeno se denomina a veces un súper-interglaciar. En comparación con las condiciones glaciales, en el interglaciar las zonas habitables se expandieron hacia el norte, alcanzando su punto más septentrional durante el Óptimo Climático del Holoceno. La mayor humedad en las regiones polares causó la desaparición de las praderas boreales.

La vida animal y vegetal no ha evolucionado mucho durante el corto Holoceno, pero se han producido importantes cambios en la distribución de plantas y animales. Un gran número de animales, incluidos los mamuts, mastodontes, Smilodon y Homotherium, los llamados "dientes de sable", y los perezosos gigantes desaparecieron en Norteamérica. En este continente también se extinguieron animales que sobrevivieron en otras partes, incluyendo caballos y camellos. Esta extinción de la megafauna americana coincide con la llegada del ser humano hace 12 000 años, al igual que las extinciones anteriores de grandes marsupiales en Australia hace 40 000 (como el diprotodon) o las posteriores de aves no voladoras en Nueva Zelanda hacia el año 1300 d. C. (como el moa).

Las extinciones de plantas y animales continúan hoy en día. La tasa observada de extinción se ha acelerado de manera espectacular en los últimos 50 años. En general, el evento de extinción del Holoceno se caracteriza por deberse a factores relacionados con la presencia humana y por producirse en un tiempo geológico muy corto (decenas de miles de años) en comparación con la mayoría de los otros eventos de extinción. A veces se la denomina la sexta extinción, pues anteriormente hubo cinco grandes eventos de extinción.

Moa † (Nueva Zelanda)

Dodo † (Isla Mauricio)

Paloma viajera † (EE. UU.)

Bucardo † (España)

Tilacino † (Australia)

Entre las especies notables extinguidas por la acción humana en los últimos mil años se incluyen:

La siguiente tabla recoge el número de especies extintas desde el año 1500 y las que se encuentran en peligro de extinción según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).[14]

Los cambios en el ambiente provocaron una serie de alteraciones en la economía de los cazadores-recolectores, que desembocarían en el Mesolítico, al desaparecer la megafauna del Pleistoceno. Se domesticó al lobo, convirtiendo al perro en un auxiliar fundamental para la caza menor. Se adoptaron también el arco y las flechas, y los arpones, así como el hacha, el cuchillo y el propulsor de venablos.

Por entonces los humanos vivían en pequeñas tribus que se albergaban en cavernas o pequeñas chozas de madera o tierra; normalmente existían edificios o parajes naturales con uso exclusivamente religioso, en los cuales sucedían danzas mágicas, enterramientos colectivos y se dedicaba culto a los muertos. En pleno mesolítico, se habían desarrollado instrumentos más evolucionados, como aparejos de pescar, azuelas o piraguas. Con el paso al Neolítico, la población humana sufrió un poderoso cambio, desarrollándose lentamente una alta variabilidad cultural. Parece ser que la cultura neolítica surgió de Oriente Próximo, y llegó a Creta, al Delta del Nilo, al Danubio, mar Caspio y Macedonia aproximadamente en el 5000 a. C.

A lo largo de más del 90 % de su historia, el Homo sapiens vivió en pequeños grupos nómadas de cazadores-recolectores. Cuando su lenguaje adquirió más complejidad, la capacidad de recordar y transmitir la información dio lugar a una nueva clase de replicador: el meme. Las ideas se podían intercambiar rápidamente y pasaron de generación en generación. La evolución cultural superó rápidamente a la evolución biológica. Entre 8500 y 7000 a. C., los seres humanos del Oriente Medio fértil comenzaron de manera sistemática la cría de animales y el cultivo de plantas: ganadería y agricultura. Estas prácticas se extendieron a las regiones vecinas —aunque también se desarrollaron independientemente en otros lugares—, hasta que la mayoría de Homo sapiens adoptaron la vida sedentaria en asentamientos permanentes, como agricultores.

No todas las sociedades abandonaron el nomadismo, en especial los que estaban en zonas aisladas del planeta pobres en especies de plantas cultivables, tales como Australia. Sin embargo, entre esas civilizaciones que adoptaron la agricultura, la seguridad y la productividad creciente proporcionada cultivando permitió que la población aumentara. La agricultura tenía un impacto importante; los seres humanos comenzaron a modificar el medio ambiente como nunca antes. Los excedentes de alimentos y la creciente división del trabajo permitieron que surgieran las castas gobernantes o las sacerdotales. Esto condujo a las primeras grandes civilizaciones, como la Sumeria en Oriente Medio, entre 4000 y 3000 a. C., la del Antiguo Egipto en el valle del Nilo o la del valle del río Indo.

Hacia 3000 a. C., el hinduismo, una de las religiones más antiguas, que todavía se practica hoy en día, comenzó a tomar forma. Surgieron más y varias fueron perseguidas o prohibidas, como la del Antiguo Egipto. La invención de la escritura permitió organizarse mejor a sociedades más complejas: el mantenimiento de registros y sus archivos sirvieron como almacén de información incrementando la transmisión de su cultura, conocimientos y su control. Los seres humanos ya no tenían que utilizar todo su tiempo en velar por su supervivencia, y la educación propició a la búsqueda del conocimiento y la sabiduría. Surgieron diversas disciplinas, incluyendo las ciencias aunque en forma incipiente. Nuevas civilizaciones surgieron, comerciando pacíficamente entre ellas o participando en guerras por la conquista de territorios y recursos. Surgieron los primeros imperios en el Medio Oriente, Egipto, la India y China. Posteriormente en Grecia, Roma y Bizancio.

En América, se considera que el hombre ya transformaba asimismo su entorno natural, al menos desde mediados del Holoceno.[15]

En Europa, tras la Edad Media, surgió el Renacimiento en Italia (siglo XIV) aportando grandes avances en arte y ciencia. Hubo importantes cambios religiosos. A comienzos de 1500, la civilización europea comenzó a experimentar los cambios que condujeron a la revolución científica e industrial: ese continente comenzó a ejercer una dominación política y cultural sobre las sociedades humanas de todo el planeta. De 1914 a 1918 y de 1939 a 1945, la mayoría de las naciones del mundo estuvieron envueltas en las guerras mundiales. Creada después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones fue un primer paso hacia un gobierno mundial; después de la Segunda Guerra Mundial fue sustituida por la ONU. En 1992, varios países europeos, se asociaron para formar la Unión Europea.

Con la mejora del transporte y las telecomunicaciones, la economía y los asuntos políticos de las naciones de todo el mundo se han vuelto cada vez más interdependientes. Esta globalización ha producido con frecuencia la discordia o periódicas crisis económicas multinacionales, aunque también un mayor intento de colaboración internacional.



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