La Horda de Oro u Horda Dorada —en tártaro: Алтын Урда, Altın Urda— fue un Estado mongol que abarcaba parte de las actuales Rusia, Ucrania y Kazajistán tras la ruptura del Imperio mongol en la década de 1240.
Horda es la castellanización de la palabra turca y mongola ordo, ordū, que significa 'gran campamento'. En cuanto al 'oro' —altın—, se cree que la denominación procede del código direccional en la estepa: el negro representaba el norte, el azul el este, el rojo el sur, el blanco el oeste y el amarillo (dorado) representaba el centro.
Según otras versiones, el nombre derivaría de una suntuosa tienda dorada que Batú Kan levantó para marcar el lugar de su futura capital a orillas del Volga. Aunque tuvo gran difusión durante el siglo XIX, esta teoría está hoy desacreditada.
Hasta el siglo XVIII (bastante después de su caída) no hay textos que se refieran a este Estado como la Horda de Oro. Los documentos anteriores lo denominan Ulús de Jochi o Kanato de Kipchak.
Antes de morir, Gengis Kan dividió el Imperio mongol entre sus cuatro hijos. Jochi, el mayor, había fallecido, así que la parte que le tocaba (sur de la actual Rusia) se repartió entre sus hijos Batú, jefe de la Horda Azul (este), y Orda, jefe de la Horda Blanca (oeste).
Batú logró controlar el territorio de Orda y subyugó el litoral septentrional del mar Negro, incorporando a los pueblos túrquicos de la zona a su ejército. Entre finales de la década de 1230 y principios de la siguiente, llevó a cabo una serie de victoriosas campañas contra la Bulgaria del Volga y los Estados sucesores de la Rus de Kiev.
Mientras el gran kan Ogodei y sus sucesores completaban la conquista del Asia oriental, los mongoles a las órdenes de Batú Kan se dirigieron hacia Europa. En 1237, los ejércitos de la Horda Azul saquearon la mayoría de las ciudades del Principado de Vladímir-Súzdal. Tres años después hicieron lo propio con el Principado de Kiev; siguiendo hacia el oeste, tras las batallas de Liegnitz y Mohi, entraron en Polonia, Bohemia, Hungría y el valle del Danubio, alcanzando la costa del Adriático.
El 9 de abril de 1241 se llevó a cabo la batalla de Liegnitz cerca de la ciudad de Legnica en Silesia, actual Polonia, en la que se le enfrentó una alianza entre los Estados polacos, el Sacro Imperio Romano Germánico, los Caballeros Hospitalarios los Caballeros Templarios y los Caballeros Teutonicos. A pesar de que ganaron los mongoles, su inestabilidad interna les impidió seguir avanzando y este fue el punto más occidental que alcanzaron en el continente.
En diciembre de 1241, la muerte de Ogodei provocó que Batú Kan, aunque quería continuar la guerra, acabara por levantar el cerco a Viena la primavera siguiente y retornara al este, a fin de participar en las deliberaciones del kurultái sobre la sucesión. Desunida y mal preparada para resistir a la Horda de Oro, la muerte de Ogodei salvó a Europa.
En 1242, Batú Kan estableció su capital en la vieja Sarái (o Sarái Batú), ciudad que controlaba el curso inferior del Volga.
Poco después, la Horda Azul se dividiría cuando Shiban, unos de los hermanos pequeños de Batú, abandonó el ejército para crear su propia horda al este de los Urales, entre los ríos Obi e Irtish.
La Horda de Oro dominó hasta finales del siglo XV el sur de la actual Rusia. Los mongoles impusieron un sistema burocrático y de recaudación de impuestos que reflejaba la influencia de los métodos chinos adoptados por sus hermanos de Asia oriental.
La Horda perdió rápidamente su carácter exclusivamente mongol. Los descendientes de los guerreros de Batú Kan formaban la clase dirigente, mientras la mayoría de la población estaba compuesta por cumanos, tártaros, búlgaros, kirguises y otros pueblos túrquicos.
El jefe supremo de la Horda era el kan, escogido por el kurultái entre los descendientes de Batú Kan. El primer ministro, también de etnia mongola, era conocido como «príncipe de príncipes», o beqlare-beq. Los ministros eran denominados visires. Los gobernantes locales, o baskak, eran responsables de la recaudación de los impuestos y de aplacar el descontento popular. No había separación entre la administración civil y la militar.
La Horda fue perdiendo progresivamente su cultura nómada, transformándose Sarái en una urbe populosa y próspera. A principios del siglo XIV, la capital se trasladó a cierta distancia río arriba, a la nueva Sarái (Sarái Berke), que llegaría a ser una de las mayores ciudades del mundo medieval, con una población estimada de 600.000 habitantes.
Pese a los esfuerzos rusos por cristianizarlos, los mongoles mantuvieron sus creencias animistas hasta que Uzbeg Kan (1312-1341) adoptó el Islam como religión oficial. Varios nobles rusos, entre ellos Miguel de Chernígov y Miguel Yaroslávich, fueron asesinados en Sarái por su rechazo a adorar ídolos paganos; sin embargo, en general los kanes fueron tolerantes e incluso eximieron a la Iglesia ortodoxa rusa del pago de impuestos.
La Horda exigía tributo a los pueblos sometidos (rusos, armenios, georgianos y romanos orientales de Crimea). Mientras pagaran sus tributos, no les prestaban mayor atención. De hecho, los estados vasallos nunca se incorporaron a la Horda, y los señores rusos pronto obtuvieron el privilegio de recaudar el tributo tártaro por sus propios medios. Para mantener el control sobre Rusia, los señores de la guerra mongoles llevaban a cabo periódicamente campañas de castigo contra los principados rusos (las más graves fueron las de 1252, 1293 y 1382).
Existe la teoría, difundida principalmente por Lev Gumiliov, de que la Horda y los nobles rusos firmaron una alianza defensiva contra los caballeros teutones y los lituanos paganos. Los partidarios de esta hipótesis señalan el hecho de que la corte mongola fuese frecuentada por príncipes rusos como Fiódor el Negro de Yaroslavl, que estableció su propio ulús cerca de Sarái, o Alexander Nevski de Nóvgorod, que le juró amistad al sucesor de Batú, Sartaq Kan. Aunque la República de Nóvgorod nunca reconoció la influencia de la Horda, un contingente mongol apoyó al principado en la batalla del lago Peipus.
Sarái emprendió un comercio activo con los enclaves genoveses del litoral del mar Negro. Los mamelucos egipcios fueron socios comerciales y aliados estables de los kanes en el Mediterráneo.
A finales del siglo XIV, los rusos parecían estar preparados para derrotar a la Horda de Oro. La victoria de Dmitri Donskói, Gran príncipe de Moscú, sobre los mongoles en la batalla de Kulikovo de 1380 marcó el fin de su poder, a pesar de que durante un tiempo la balanza siguió inclinándose a su favor gracias a la intervención de Tamerlán. Pero en 1395 este inició la conquista de la Horda de Oro, que a su muerte quedó dividida en cuatro kanatos independientes: Astracán, Kazán, Crimea y Siberia, eliminando así un gran obstáculo para el ascenso del principado moscovita. En 1480, al negarse a seguir pagando tributos a la Horda, Iván III el Grande, gran príncipe de Moscú, terminó con la dominación mongola del sur de Rusia, que la Horda tuvo que aceptar después de ser vencida en la gran oposición del río Ugrá en el mismo año.
La Horda de Oro además del apoyo recibido por Suecia y algunas tribus finlandesas de la costa de mar Báltico, contó en su vanguardia con un destacamento importante de genoveses. La razón de esta alianza parece justificarse en la propuesta del Gran Kan de cederle la ciudad de Sudak, situada en el mar Negro, a la República de Génova a cambio de su apoyo contra los rusos. El rencor de Rusia contra el catolicismo data de ésta como muchas otras incursiones militares que los católicos intentaron hacer en tierras Ortodoxas.
Aquel fue el primero de una serie de desastres que desembocaría más tarde en la desintegración definitiva de la Horda de Oro a principios del siglo siguiente.
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