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Lockeano



¿Qué día cumple años Lockeano?

Lockeano cumple los años el 29 de agosto.


¿Qué día nació Lockeano?

Lockeano nació el día 29 de agosto de 1632.


¿Cuántos años tiene Lockeano?

La edad actual es 392 años. Lockeano cumplió 392 años el 29 de agosto de este año.


¿De qué signo es Lockeano?

Lockeano es del signo de Virgo.


¿Dónde nació Lockeano?

Lockeano nació en Wrington.


John Locke (Wrington, Somerset, 29 de agosto de 1632-Essex, 28 de octubre de 1704) fue un filósofo y médico inglés, considerado como uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y conocido como el «Padre del Liberalismo Clásico».[1][2][3]​ Fue uno de los primeros empiristas británicos. Influido por las ideas de Francis Bacon, realizó una importante contribución a la teoría del contrato social. Su trabajo afectó en gran medida el desarrollo de la epistemología y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, pensadores de la Ilustración francesa, así como los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1689.[4]

La teoría de la mente de Locke es frecuentemente citada como el origen de las concepciones modernas de la identidad y del yo, que figuran prominentemente en las obras de filósofos posteriores como Hume, Rousseau y Kant. Locke fue el primero en definir el yo como una continuidad de la conciencia. Postuló que, al nacer, la mente era una pizarra o tabula rasa en blanco. Al contrario de la cartesiana —basada en conceptos preexistentes—, sostuvo que nacemos sin ideas innatas, y que, en cambio, el conocimiento solamente se determina por la experiencia derivada de la percepción sensorial.[5]

Estudió gracias a una beca al prestigioso Christ de Oxford, que, como era habitual entonces, reducía los estudios a la filosofía escolástica e ignoraba la filosofía cartesiana y los avances de la nueva ciencia o de las matemáticas. Decepcionado, reorientó su carrera hacía los experimentos químicos (fue colaborador de Robert Boyle) y al estudio de la medicina. Profesor de griego clásico en Oxford, hasta los treinta y cuatro años no leyó la filosofía de Descartes, la cual le despertó "el gusto para los estudios filosóficos" y construyó una influencia decisiva en el (lo veía como una verdadera alternativa a la escolástica). También recibió la influencia de Pierre Gassendi (filósofo crítico con Descartes y seguidor del epicureísmo) y en la filosofía política, de los británicos Hobbes y Shaftesbury. Vivió en Londres, durante cuatro años en Francia y estuvo brevemente exiliado en los Países Bajos. Cuando volvió a Londres, después de la Revolución Gloriosa, se convirtió en asesor de los whigs (representantes del partido liberal).

Nació el 29 de agosto de 1632, en una pequeña cabaña con techo de paja cerca de la iglesia en Wrington (Somerset), a unos doce kilómetros de Brístol. Fue bautizado el mismo día. El padre de Locke, también llamado John, era un abogado rural y empleado de los Juzgados de Paz en Chew Magna,[6]​ quien se había desempeñado como capitán de caballería de las fuerzas parlamentarias durante la primera parte de la guerra civil inglesa. Su madre se llamaba Agnes Keene. Ambos padres eran puritanos. Poco después del nacimiento de Locke, la familia se trasladó a la zona mercantil de Pensford, a unos siete kilómetros al sur de Brístol, donde creció en una casa estilo Tudor rural en Belluton.

En 1647, Locke fue enviado a la prestigiosa Westminster School en Londres, bajo el patrocinio de Alexander Popham, un miembro del Parlamento y exjefe de su padre. Después de completar sus estudios allí, fue admitido en la Christ Church (Oxford). El decano del colegio en ese momento era John Owen, vicerrector de la universidad. Aunque un estudiante capaz, Locke se irritó por el plan de estudios de pregrado de la época. Encontró obras de los filósofos modernos, como René Descartes, más interesantes que el material clásico enseñado en la universidad. Mediante su amigo Richard Lower, a quien conocía desde la Westminster School, se introdujo a la medicina y la filosofía experimental que se aplicaba en otras universidades y en la Royal Society, de la que finalmente se convirtió en un miembro.

Se le otorgó su licenciatura en 1656 y una maestría en 1658. Obtuvo un título de medicina en 1674, porque estudió profundamente la medicina durante su estancia en Oxford y trabajó con varios científicos y pensadores notables como Robert Boyle, Thomas Willis, Robert Hooke y Richard Lower. En 1666, conoció a lord Anthony Ashley Cooper, primer conde de Shaftesbury, que había llegado a Oxford en busca de tratamiento médico para una infección del hígado. Cooper estaba impresionado con Locke y lo convenció para convertirse en parte de su comitiva.

Locke había tratado de buscar una carrera estable y en 1667 se trasladó a la casa de lord Ashley en Exeter House, en Londres, para servir como su médico personal. En Londres, reanudó sus estudios de medicina bajo la tutela de Thomas Sydenham. Sydenham tuvo un efecto importante en el pensamiento filosófico natural de Locke —un efecto que se haría evidente en el Ensayo sobre el entendimiento humano—.

El conocimiento médico de Locke fue puesto a prueba cuando la infección del hígado de Shaftesbury se convirtió en un peligro potencialmente mortal. Coordinó un consejo de varios médicos y fue probablemente fundamental para convencer a Shaftesbury a que se sometiera a una operación (que también era una amenaza a su vida) para extraer el quiste. Shaftesbury sobrevivió y se recuperó, atribuyendo a Locke haberle salvado la vida.

En 1671 tuvo lugar una reunión en la casa de Shaftesbury, que fue descrita en la «Epístola al lector» del Ensayo sobre el entendimiento humano, que inspiró el Ensayo.[cita requerida] Dos borradores existentes de este período todavía sobreviven. También durante ese tiempo, Locke se desempeñó como secretario de la Junta de Comercio y Plantaciones y secretario titular de los Lores de Carolina, en donde ayudó a dar forma a sus ideas sobre el comercio y la economía internacionales.

Shaftesbury, como uno de los fundadores del movimiento whig, ejerció una gran influencia en las ideas políticas de Locke. Este se involucró en política cuando Shaftesbury se convirtió en lord canciller en 1672. Tras la pérdida del favor popular sufrida por Shaftesbury en 1675, Locke pasó algún tiempo viajando por toda Francia como tutor y asistente médico de Caleb Banks.[7]​ Regresó a Inglaterra en 1679, cuando la fortuna política de Shaftesbury experimentó un breve cambio positivo. Alrededor de ese momento, muy probablemente en el apogeo de Shaftesbury, Locke compuso la mayor parte de los Dos tratados sobre el gobierno civil. Si bien se pensaba que Locke escribió los Tratados para defender la Revolución Gloriosa de 1688, estudios recientes han demostrado que la obra fue escrita antes de esa fecha.[8]​ Actualmente se considera al trabajo como un argumento más general contra la monarquía absoluta (en particular, expuesto por Robert Filmer y Thomas Hobbes) y para alcanzar el consentimiento individual como la base de la legitimidad política. Aunque se asoció con influyentes whigs, ahora se considera que sus ideas acerca de los derechos naturales y el gobierno son bastante revolucionarias para ese período en la historia inglesa.

Huyó a los Países Bajos en 1683, ya que sobre él caía una fuerte sospecha por haber participado en el complot de Rye House, aunque hay poca evidencia para sugerir que estuviera directamente involucrado en la trama. La filósofa y novelista Rebecca Newberger Goldstein sostiene que durante sus cinco años en Países Bajos, Locke eligió a sus amigos «entre los mismos miembros de librepensadores de grupos protestantes disidentes como el pequeño círculo de confidentes leales a Spinoza. [Baruch Spinoza había muerto en 1677.] Casi con certeza, Locke se reunió con varios hombres en Ámsterdam que hablaron sobre las ideas de los judíos renegados quienes... insistían en identificarse por medio de su religión como la única razón». Aunque ella dijo que «las fuertes tendencias empiristas de Locke» le habrían «inclinado a leer una obra de grandiosa metafísica como la Ética de Spinoza, que entre otros aspectos era una profunda exposición de las ideas de Spinoza, y muy especialmente como un meditado argumento para bien de los racionalistas sobre tolerancia política y religiosa y la necesidad de la separación de Iglesia y Estado».[9]

En los Países Bajos, tuvo tiempo para regresar a la escritura e invirtió mucho en volver a trabajar en el Ensayo y componer la Carta sobre la tolerancia. No volvió a casa hasta después de la Revolución Gloriosa, y acompañó a la esposa de Guillermo de Orange en su regreso a Inglaterra en 1688. La mayor parte de las publicaciones de Locke fue redactada después su regreso del exilio —su Ensayo sobre el entendimiento humano antes mencionado, los Dos tratados sobre el gobierno civil y la Carta sobre la tolerancia son impresos en rápida sucesión—.

La señora Masham, amiga íntima de Locke, lo invitó a la casa de campo de los Masham en Essex. Aunque su estancia allí estuvo marcada por una salud variable a raíz de sus ataques de asma, se convirtió en un héroe intelectual de los whigs. Durante este período, discutió temas con figuras como John Dryden e Isaac Newton.

Murió el 28 de octubre de 1704, y fue enterrado en el cementerio de la localidad de High Laver,[10]​ al este de Harlow (Essex), donde había vivido en la casa de sir Francis Masham desde 1691. Locke nunca se casó ni tuvo hijos.

Los eventos que ocurrieron durante la vida de Locke incluyen la Restauración inglesa, la gran peste y el Gran Incendio de Londres. No llegó a presenciar el Acta de Unión de 1707, aunque se mantuvieron los tronos de Inglaterra y Escocia en unión personal durante toda su vida. La monarquía constitucional y una democracia parlamentaria estaban vigentes desde su infancia durante la época de Locke.

Su epistemología (teoría del conocimiento) no cree en la existencia del innatismo y el determinismo, considerando el conocimiento de origen sensorial, por lo que rechaza la idea absoluta en favor de la probabilística matemática. Para Locke, el conocimiento solamente alcanza a las relaciones entre los hechos, al cómo, no al porqué. Por otra parte cree percibir una armonía global, apoyado en creencias y supuestos evidentes por sí mismos, por lo que sus pensamientos también contienen elementos propios del racionalismo y el mecanicismo. Cree en un Dios creador cercano a la concepción calvinista del gran relojero, basando su argumentación en nuestra propia existencia y en la imposibilidad de que la nada pueda producir el ser. Es decir, un Dios tal como lo describe el pensador racionalista, René Descartes, en el Discurso del método, en la tercera parte del mismo. De la esencia divina solamente pueden ser conocidos los accidentes y sus designios solamente pueden ser advertidos a través de las leyes naturales.

Trata la religión como un asunto privado e individual, que afecta solamente a la relación del hombre con Dios, no a las relaciones humanas. En virtud de esta privatización el hombre se libera de su dependencia de las imposiciones eclesiásticas y sustrae la legitimidad confesional a la autoridad política,[11]​ puesto que considera que no hay base bíblica para un estado cristiano.

Considera la ley natural un decreto divino que impone la armonía global a través de una disposición mental (reverencia, temor de Dios, afecto filial natural, amor al prójimo), concretada en acciones prohibidas (robar, matar y en definitiva toda violación de libertad ajena), que obligan en favor de la convivencia.

John Locke acabó su redacción en 1666, pero no fue publicada hasta 1690, año en que vio la luz bajo el título original inglés de An Essay Concerning Human Understanding. En este tratado, Locke planteó los fundamentos del conocimiento humano y advirtió su intención de realizar una «obra moralmente útil». Concebida en la época de los grandes descubrimientos científicos (especialmente palpables en los trabajos de Christiaan Huygens, Isaac Newton), Locke pensaba que la filosofía tenía que participar en estos importantes avances, eliminando, por ejemplo, todas las invenciones y los conceptos inútiles acumulados durante los siglos anteriores. Según él, las analogías y las relaciones entre los contenidos del conocimiento, son los elementos que permiten la elaboración de instrumentos críticos capaces de eliminar los conocimientos erróneos. Debido a su característico empirismo analítico, se opuso a las concepciones puramente mecanicistas y sistemáticas cartesianas y, pese a ser cuestionado por Gottfried Wilhelm Leibniz, su influencia sobre los filósofos de la Ilustración fue considerable.

En resumen la principal idea que subyace en el Ensayo es que únicamente la sensación permite la comprensión de la realidad y que la verdad pertenece solo al discurso.

Locke define al yo como "esa cosa de pensamiento consciente (cualquiera que sea la sustancia, ya sea espiritual, material, simple o compuesta, no importa) que sea sensible o consciente de placer y dolor, capaz de felicidad o miseria, y así se preocupa por sí mismo, en la medida en que esa conciencia se extienda ". Sin embargo, no ignora la "sustancia", y escribe que "el cuerpo también va a hacer al hombre".[13]​ John Locke consideraba que la identidad personal es una cuestión de continuidad psicológica basada en la conciencia (es decir, la memoria), no en la sustancia del alma o del cuerpo.[14]​ El Libro II, capítulo XXVII titulado " Sobre identidad y diversidad de su Ensayo sobre el entendimiento humano es una de las primeras conceptualizaciones modernas de la conciencia como la autoidentificación repetida de uno mismo. A través de esta identificación, la responsabilidad moral podría atribuirse al sujeto, y el castigo y la culpa podrían justificarse.[15]

En su Ensayo, Locke explica el desarrollo gradual de esta mente consciente. Argumentando tanto contra la visión agustiniana del hombre como originalmente pecaminoso como contra la posición cartesiana, que sostiene que el hombre conoce de forma innata las proposiciones lógicas básicas, Locke plantea una mente "vacía", una tabula rasa, moldeada por la experiencia; Las sensaciones y reflexiones son las dos fuentes de todas nuestras ideas.[16]

Locke parte de que hay un objeto del pensamiento, y a este objeto lo llama idea. Según Locke las ideas simples son indivisibles y completas, pero no son siempre claras; son sin mezcla, homogéneas e inanalizables: no se puede pues ni definirlas ni explicarlas. No se puede tampoco comunicarlos, ni conocerlas sin experiencia personal. Estas ideas son solo los materiales de nuestro pensamiento. Distingue dos tipos de ideas simples: las ideas simples y complejas.[17][18]

Según Locke, el entendimiento por composición agrupa una serie de ideas simples en un todo que él llama sustancia. Pero la sustancia sigue sin ser percibida. Locke finalmente afirma que la sustancia es algo necesario en la que van las cualidades pero incognoscible. Las sustancias son existencias independientes. Los seres que cuentan como sustancias incluyen a Dios, los ángeles, los humanos, los animales, las plantas y una variedad de cosas construidas. Los modos son existencias dependientes. Los modos nos dan las ideas de las matemáticas, la moral, la religión y la política y las convenciones humanas en general.[19]

El origen del realismo indirecto surge con John Locke al rechazar la afirmación de que los objetos físicos son los objetos directos de percepción.[20][21]​ Locke clasificó las perfecciones sensoriales en dos cualidades de la siguiente manera:[22][23]

Locke ha establecido pues, para este análisis de las ideas, que todos nuestros conocimientos tienen sobre nuestras ideas, sobre las relaciones que tienen entre ellas y sobre sus modificaciones. El conocimiento consiste pues en la percepción que tenemos de la conveniencia o la no conveniencia de que nuestras ideas tienen entre ellas. Conocer, es comparar ideas, descubrir cuáles son sus relaciones, y juzgar.

Distingue cuatro tipos de conveniencias y de no conveniencias que corresponden más o menos a ámbitos del conocimiento humano:

Distingue igualmente cuatro tipos de conocimiento: de las dos primeras se desprende la certeza; de la tercera la opinión y la probabilidad; de la cuarta la fe.

Según sus ideas el Estado tiene como misión principal proteger tres derechos naturales: la vida, la libertad y la propiedad privada de todo cuanto un hombre haya trabajado y pueda utilizar, ya que la propiedad tiene un límite; a estos tres derechos se añade un cuarto: el derecho a defender estos derechos, así como cualquier otra libertad individual de los ciudadanos, que el ciudadano cede al Estado mediante un consenso recogido por escrito o constitución. También sostiene que el gobierno debe estar constituido por un rey y un parlamento. El parlamento es donde se expresa la soberanía popular y donde se hacen las leyes que deben cumplir tanto el rey como el pueblo. Anticipándose a Montesquieu, a quien Locke influyó, describe la separación del poder legislativo y el ejecutivo. La autoridad del Estado se sostiene en los principios de soberanía popular y legalidad. El poder no es absoluto sino que ha de respetar los derechos humanos.

Al Estado le confiere funciones de decisión en controversias entre los individuos, en el contexto de la pluralidad y la tolerancia, puesto que se dan diversidad de opiniones e intereses entre los hombres, fruto de las distintas vías individuales de búsqueda de la felicidad, por lo que el desacuerdo y los conflictos son inevitables.

Postula que los hombres viven en el estado de naturaleza en una situación de paz y sometidos a leyes naturales que surgen de la razón (el derecho a ejercer justicia por mano propia y la limitación de la propiedad privada por medio de elementos en su mayoría perecederos). Los hombres salen de él tras haberse generado una situación de injusticia, tanto en el castigo como en el resarcimiento por el crimen cometido, que desemboca en un ciclo infinito de injusticias posteriores. Y que este proceso de creación de la sociedad civil y/o política se da por medio de un contrato social destinado a proteger la propiedad privada y la vida de los individuos.

Por fines pedagógicos este se divide en dos partes:

Esta sociedad política tiene como deber garantizar la justicia imparcial para no volver de nuevo a una situación de conflicto. Si no garantiza ni la propiedad privada, ni la vida, el contrato de sujeción se rompe y se forma otra organización política.

Locke, escribiendo sus Cartas sobre la tolerancia (1689-1692) después de las guerras de religión europeas , formuló un razonamiento clásico para la tolerancia religiosa. Tres argumentos son centrales:

Aunque Locke era un defensor de la tolerancia, instó a las autoridades a no tolerar el ateísmo, porque pensaba que la negación de la existencia de Dios socavaría el orden social y conduciría al caos.[26]​ En cuanto a los católicos, Locke cree que no se les puede confiar una lealtad genuina a la ley, ya que "deben una obediencia ciega a un papa infalible, que tiene las llaves de sus conciencias atado a su cinturón, y en ocasiones puede prescindir de todos sus juramentos, promesas y las obligaciones que tienen con su príncipe".[27]

La intolerancia tiene, para Locke, su origen en la confusión entre Iglesia y Estado: Un Estado religioso no extrae su legitimidad del pueblo, sino de un derecho divino. Contra tal estado teocrático, el individuo tiene el derecho de rebelarse.[28]

Con respecto a su posición sobre la tolerancia religiosa, Locke fue influido por teólogos bautistas como John Smyth y Thomas Helwys , quienes habían publicado tratados que exigían libertad de conciencia a principios del siglo XVII.  El teólogo bautista Roger Williams fundó la colonia Rhode Island en 1636, donde combinó una constitución democrática con libertad religiosa ilimitada. Su tratado The Bloody Tenent of Persecution for Cause of Conscience (1644), que se leyó ampliamente en la madre patria, fue una súplica apasionada por la libertad religiosa absoluta y la separación total de la iglesia y el estado.  La libertad de conciencia había tenido una alta prioridad en la agenda teológica, filosófica y política, ya que Martín Lutero se negó a retractarse de sus creencias antes de la Dieta del Sacro Imperio Romano en Worms en 1521, a menos que la Biblia lo demostrara falso.

Todo su pensamiento pedagógico se preocupa por dictar ciertas normas para plasmar la personalidad que se quiere implantar en el alumno, y obviamente en este caso, se trata de hacer que los muchachos se vayan formando hasta llegar a ser caballeros nobles.

Con todo esto, la educación que plantea toma un sentido estrictamente disciplinario y así, las bases de su didáctica son el ejercicio y, obviamente, la disciplina; la disciplina es el camino para desarrollar en la mente humana, la costumbre de reflexionar y razonar, y así determinar el espíritu de quien se está educando, para que las costumbres caractericen también su personalidad en el futuro, como se explica en el párrafo anterior.

El propósito de la educación disciplinaria es tener bien claro la personalidad a la que se quiere llegar, la cual se explica en el siguiente apartado; significa también «formar la persona capaz de pensar y querer libremente, tender a mejorarla a fin de que sea útil para sí y para la sociedad».[29]

Para él, la Pedagogía es un doloroso y fatigoso procedimiento con el que se eliminan las malas costumbres y se potencian y desarrollan las mejores disposiciones.

El método de su instrucción es el intuitivo, lo que se refiere a que el conocimiento deriva de los sentidos, por lo que los muchachos deben descubrir el saber, guiándose con ayuda de la experiencia; aprenden tocando viendo y admirando todo lo que les rodea. Además se «debe seguir paso a paso el desarrollo del niño».[30]

A través de su disciplina, John Locke quiere formar un gentilhombre moderno, sano y robusto y que cumpla con las siguientes características:[31]

Lo primero que debía considerarse para hacer posible ésta formación es que, había que elegirse aquello que realmente fuera útil para la educación; para él, lo “útil para la formación intelectual del hombre es todo aquello que lo acostumbra a examinar los argumentos favorables o contrarios a una opinión dada, de modo que pueda asumir ante ello una actitud personal.[32]

Educar dentro del campo intelectual, significa enseñar a razonar.

Así que, partiendo de esta idea, decía que la brevedad de la vida no permite darse el lujo de perder el tiempo en un programa de estudio que tenga solo valor estético, y no práctico, pues la instrucción humanista y formal, donde la enseñanza se enfoca principalmente en que los educandos aprendan griego y latín, solo le servirá a aquellos que quieran formarse como ‘sabios’ profesionales, pero su lengua materna, el niño la aprenderá porque reconocerá que es útil y no es necesario que alguien tenga que inculcársela y hacer que la aprenda.

Lo que verdaderamente es útil para su formación y que de verdad tiene un valor formativo para la inteligencia, es la enseñanza de la matemática y la lógica, porque éstas disciplinas potencian las facultades intelectuales y las habilitan para que se pueda aprender mejor.

De entre las disciplinas importantes para él, destacan la geografía, pues amplía la visión del caballero; la historia, porque estimula la imaginación y nos enseña también cómo el presente se encuentra determinado por el pasado.

El propósito de la educación física, es seguir la evolución del niño y hacer que siga, también, una gradual disciplina. Asimismo, no solo tiene una finalidad higiénica o estética (como lo era para los humanistas), sino más bien ayuda a formar el carácter y una buena moralidad.

Plantea que el cuerpo debe ser sujetado a las rígidas normas del endurecimiento, tal como lo hacían los espartanos, para que así, el hombre en un futuro, pueda soportar la intemperie y su resistencia física le ayude a soportar las enfermedades o los sufrimientos.

Más que practicar gimnasia o deporte, aconseja practicar natación y equitación, debido a que son actividades útiles para cualquier circunstancia.

Por esto, era importante estudiar anatomía, pues así se es más consciente de las capacidades y funciones físicas que tenemos.

En cuanto a la educación moral, es necesaria mucha más disciplina.

El fin de ésta educación es alcanzar la virtud, la cual, para él, consiste en que debe aprenderse a querer siempre y solamente aquello que es bueno ante la razón y por lo tanto, es bueno no acostumbrar al hombre, desde niño, a darle todo lo que desee.

Para explicar mejor esta idea, Locke nos dice que «Quien de joven no ha sido acostumbrado por la fuerza a subordinar la propia voluntad a la razón de los demás, difícilmente aceptará someterse a la razón propia cuando esté en edad de hacer uso de ella».[30]

Consideraba también, que los instintos debían dominarse con una disciplina que preparara al hombre, para que solamente hiciera aquellas cosas que no ofendieran ni la dignidad, ni la excelencia de una criatura razonable.

Para este tipo de educación recomendaba la lectura de Séneca y de Marco Aurelio.

De forma no menos importante, pero que no le da tanta importancia, es importante para él, que se conozcan las Bellas Artes, y en especial, que al caballero puede gustarle la pintura, pero no la poesía.

Evidentemente, «su mayor preocupación era hacia las clases altas y tenía muy poca fe en la capacidad del hombre común».[33]

Las consideraciones que tiene respecto a la educación de las clases bajas son, que los hijos de los pobres debían ser apartados de sus padres para educarlos en escuelas donde se les enseñara algún oficio, desde los tres hasta los catorce años. Los oficios que se les enseñarán serán sencillos.

Recalca aquí también, la importancia de la disciplina, ya que gracias a ella se evitará que los niños de clase baja se conviertan en delincuentes.

Inculcarles virtudes también es importante, principalmente el ahorro y el amor al trabajo.

Su educación moral se formará de acuerdo a los preceptos de la biblia.

Como se ve, «Locke no era partidario de la instrucción académica para los pobres, en su lugar, recomendaba el aprendizaje de un oficio, que decía empezar temprano por la mañana y terminar tarde por la noche».[34]

La habilidad del profesor residía en obtener y mantener la atención del alumno, para inclinarlo a seguir las normas y debía también respetar su natural desarrollo, apoyándose en el amor propio y en el sentido de honor que se supone, el muchacho debía haber ya desarrollado.

Original en latín:

Natum Anno Dom. 1632 Aug. 29º

Mortuum Anno Dom. 1704 Oct. 28º

Traducido del latín:

Que nació el 29 de agosto del año de Nuestro Señor de 1632,

y que falleció el 28 de octubre del año de Nuestro Señor de 1704,

Una fuente de información sobre bibliografía de y sobre John Locke es John Locke Resources, sitio web desarrollado por la Universidad de Pensilvania y dirigido por Roland Hall, donde se encuentra el repositorio completísimo y actualizado mensualmente. Incluye fuentes primarias y secundarias en todos los idiomas.

A continuación se detalla ediciones de las obras de John Locke en castellano:



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