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Occitano



Indoeuropeo
  Itálico
    Romance
     Romance occidental
      Occitano-romance

El occitano o lengua de oc (occitan o lenga d'òc) es una lengua romance de Europa. Es hablada por unos dos millones de personas, mientras que diez millones tienen cierta competencia en el idioma, casi todas ellas en el sur de la actual Francia —al sur del río Loira—, así como en Italia —en los Valles Occitanos— y en España —en el Valle de Arán en el Pirineo leridano—. El Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006 estableció la oficialidad de la lengua occitana en toda Cataluña,[2]​ y fue ratificada mediante la ley aprobada en el Parlamento de Cataluña en 2010, por la que el occitano, en su variante aranesa, se declaró lengua cooficial en Cataluña, aunque de uso preferente en el Valle de Arán.[3]

Hacia 2001 se tenía constancia de que 1 939 000 personas —casi todas ellas en el Mediodía francés, ver mapas— hablaban usualmente alguno de los dialectos del idioma occitano, habiendo actualmente en total unas ocho millones de personas con cierta competencia lingüística en el idioma aunque no lo tienen por idioma principal, mientras que siete millones de personas lo entienden pero no lo hablan.[cita requerida]

Según la Universidad de Burdeos[cita requerida] hoy en día en todo el territorio de habla occitana solo superan el 50 % de hablantes las montañas del Bearne y el Aude y, sobre todo, el casco antiguo de Niza y el Valle de Arán. Estas cuatro zonas son, además, las únicas donde todavía queda un número apreciable de hablantes jóvenes. Según el Atlas Interactivo UNESCO de las Lenguas en Peligro en el Mundo es una lengua considerada en peligro de extinción.

El nombre del idioma viene de la palabra òc, que en occitano significa «sí», en contraste con el francés del norte o lenguas de oïl (pronunciado , ancestro del francés moderno oui). En catalán medieval, y todavía hoy en la variedad catalana septentrional, la partícula afirmativa también era hoc (òc). La palabra òc proviene del latín hoc, en tanto que oïl se derivó del latín hoc ille. La palabra «occitano» se desprende del nombre de la región histórica de Occitania, que significa «el país donde se habla la lengua de oc». Entre las características diacrónicas del occitano como lengua romance se hallan:

El uso actual del término occitano puede parecer algo confuso. Algunos autores consideran que el occitano es una familia de idiomas en los que figuran:

Todos estos son tomados por ciertos autores como idiomas independientes. Pero muchos lingüistas y casi todos los escritores occitanos están en desacuerdo[cita requerida] con la óptica de que el occitano sea una familia de idiomas y piensan que el limosín, el auvernense, el gascón, el languedociano y el provenzal, así como el provenzal alpino, son dialectos de un solo idioma. A pesar de las diferencias entre estos idiomas o dialectos, la mayoría de los hablantes de uno pueden entender el uso de los otros. Por otro lado, la lengua catalana fue considerada también parte integrante de la lengua occitana (antiguamente denominada provenzal o lemosín) hasta finales del siglo XIX. Aunque existen diferencias entre el catalán y el resto de variedades de occitano (también existen diferencias entre las variedades occitanas), el motivo principal de su segregación responde al contexto sociopolítico del momento. En el inicio del siglo XX el catalán y el occitano tomarán caminos divergentes, una elaboración distinta con variedades estándar y grafías distintas. A pesar de ello, la lingüística occitana ha seguido muy de cerca el proceso de estandarización del catalán, más normalizado y con mayor implantación que el occitano estándar, y las diferencias entre el catalán y el occitano modernos siguen siendo poco considerables, teniendo en cuenta el contexto de las lenguas románicas. Por ello, existen corrientes minoritarias entre la lingüística occitana y catalana que aún consideran las dos lenguas como elaboraciones distintas de una misma lengua.

En Francia se llama occitano a todos los dialectos hablados, en tanto que se denomina provenzal a los dialectos que se hablan en el sureste, con el río Ródano (llamado Ròse en occitano) como frontera semiprecisa y con la notable excepción de Nîmes. El término provenzal se usa también en español, pero según la clasificación lingüística, el provenzal es solo uno de los dialectos agrupados bajo el marbete de occitano, la variante de la región de Provenza, el dialecto literario empleado por Frédéric Mistral y la sociedad literaria Félibrige.

La ciencia lingüística contradice la creencia popular de que el provenzal y el occitano son dos idiomas distintos, creencia que podría datar del propio Frédéric Mistral. A pesar de que Mistral era republicano, el objetivo de la Félibrige era la promoción del resurgimiento del provenzal, pretensión muy contraria al ideal republicano de reforzar la unidad de Francia imponiendo el uso del idioma francés. Con el aserto de que el provenzal y el occitano eran dos lenguas se pretendió probablemente evitar que se integrara al Félibrige gente del suroeste de Francia, pues esta región era (y siguió siendo durante mucho tiempo) de fuerte apoyo para el ala izquierda de los republicanos.

El occitano fue el vehículo de la primera poesía vernácula de la Europa medieval, la de los trovadores (en contraposición con los troveros de lengua de oíl, desde el siglo XI). Fue también lengua administrativa, alternativa al latín, en la Edad Media. Con la imposición gradual del poder real francés en el territorio del occitano, este idioma perdió prestigio a partir del siglo XIV. La ordenanza de Villers-Cotterêts, firmada por el rey Francisco I de Francia en 1539, contribuyó a establecer la supremacía del francés al imponer su uso en los actos administrativos y jurídicos, en detrimento del latín o de otras lenguas. Al igual que para las otras lenguas habladas en territorio francés, la gran caída del occitano ocurrió durante la Revolución francesa, que impuso el francés como única lengua nacional, a fin de consolidar la unidad del país.

Aunque seguía siendo la lengua cotidiana de la mayoría la población rural del sur hasta muy entrado el siglo XX, había sido suplantado en la mayoría de los usos formales por el francés. Actualmente sigue habiendo varios millones de hablantes nativos de occitano, aunque la mayoría pertenece a las generaciones de mayor edad. El activismo étnico, particularmente los institutos de formación preescolar en occitano, las «calandretas», han reintroducido el idioma a los jóvenes.

Uno de los pasajes en occitano más notables de la literatura occidental se encuentra en el canto XXVI del Purgatorio de La Divina Comedia de Dante Alighieri, donde el trovador Arnaut Daniel responde al narrador:

qu'ieu no me puesc ni voill a vos cobrire.
Ieu sui Arnaut, que plor e vau cantan;
consiros vei la passada folor,
e vei jausen lo joi qu'esper, denan.
Ara vos prec, per aquella valor
que vos guida al som de l'escalina,

que ni puedo ni quiero de vos esconderme.
Yo soy Arnaut, que lloro y voy cantando.
Pensativo veo el pasado desvarío
y veo gozoso la alegría que ante mí espero.
Ahora os ruego, por el mismo valor
que os guía a la cima de la escalinata,

En el occitano actual se emplean dos ortografías enfrentadas:

Ethnologue clasifica esta lengua como:

El carácter galorromance del occitano ha sido puesto en duda, ya que sus mayores afinidades se dan con el catalán y luego con el italiano, aunque ninguno de estos dos idiomas es galorromance. Algunos autores postulan la existencia de un grupo occitano-romance que incluye el catalán y el occitano, sin definir si este grupo estaría más cercano al galorromance o al iberorromance, por lo que esta otra clasificación admitiría los siguientes grupos filogenéticos:

En cuanto a la clasificación interna de las variantes de occitano, es común dividir los dialectos occitanos en tres grandes grupos:

El inventario fonológico de consonantes está dado por:

Los fonemas entre paréntesis solo aparecen en algunas variantes regionales. El inventario de vocales viene dado por:

El sistema anterior sufre importantes reducciones en posición átona, aunque esta reducción es diferente si la reducción se da en posición tónica o pretónica. El siguiente cuadro indica los sistemas reducidos:

El siguiente cuadro muestra algunas de las alternacias dialectales encontradas entre variedades:[7]

Excepto en las variedades de Niza e Italia, donde aparecen algunas palabras proparoxítonas o esdrújulas (mànega 'manga', diménegue 'domingo', 'parla-li 'háblale), en occitano las palabras regularmente son paroxítonas (llanas), por lo que en esta lengua aparecen acentos desplazados respecto a las formas latinas, compárense los siguientes pares de palabras occitanas y catalanas:

como se aprecia en las primeras, siempre existe cambio de posición de acento, mientras que en las formas catalanas el acento se mantiene en la posición original. Por otra parte, las palabras acabadas en consonante suelen ser agudas (excepto cuando la consonante es un morfema inflexional, como en joves 'jóvenes', díson 'dicen', cantàvam 'cantábamos').

La pronunciación clásica occitana se realiza según reglas de lectura constantes y regulares teniendo pocas excepciones. A continuación se da un breve resumen de la pronunciación del occitano languedociano, considerado la base del occitano estándar. Junto a las letras, el occitano posee diacríticos que modifican la pronunciación de ciertas letras o sencillamente indican la tonicidad de la palabra sin cambiar notoriamente la pronunciación de las letras en la palabra, como ocurre con el acento agudo (´), el acento grave (`) y la diéresis (¨). Los signos especiales de los fonemas corresponden al alfabeto fonético internacional.

En occitano como en el resto de lenguas romances cada nombre o adjetivo tiene un género inherente, que puede estar o no señalado por una marca típica de género. Las marcas de género más frecuentes son -e (masculino) y -a (femenino), aunque en los masculinos es frecuente la asuencia de marca (morfo cero). En occitano ha tenido lugar una gran regularización introduciendo -a en adjetivos latinos de dos terminaciones (que en las demás lenguas romances suelen tener la misma forma para masculino y femenino):

Los pronombres personales guardan una gran similitud con los que se encuentran en catalán:

Tabla comparando términos. Nótese que no solo se incluyen palabras derivadas del latín, sino también de otras fuentes, como el término procedente del germánico «jabón».

Esta sección presenta el mismo texto en diversas variantes de occitano; el texto es:[8]

El occitano es la lengua más central de las lenguas románicas. Una hipótesis sobre el nacimiento del occitano dice que fue una lengua vehicular entre toda la gente de las áreas vecinas[cita requerida]. En cualquier caso el occitano debe de haber[cita requerida] sido influido por circunstancias únicas en cuanto a Europa como son:[9]

El occitano fue la lengua cultural de lo que es hoy en día el sur de Francia y de las regiones vecinas durante todo el periodo medieval, particularmente con los trovadores y trobairitz (del antiguo occitano trobar, «hacer versos»).[26]

A partir del siglo XII el desarrollo de la poesía de los trovadores se expande por toda Europa. Más de 2500 poemas y unas 250 melodías se han conservado. La poesía occitana está en el origen de la poesía lírica europea.[27]​ En lengua de oil, los trovadores inspiraron a los troveros; en alemán inspirarán al Minnesang.

Los trovadores inventaron el amor cortés difundiendo la nueva idea de fidelidad a la dama más que al señor. Sus valores y la ideología del fin'amor, de la cortezia y de la conviviença se propagarán rápidamente por toda Europa.[28]​ Así, crearon el estilo de vida refinado en las cortes señoriales. Esto es testigo del hecho de que la literatura en occitano fue más variada que la literatura escrita en otras lenguas romances al principio de la Edad Media,[29]​ aunque muchas otras lenguas son conocidas de forma escrita más o menos en la misma época.

Es necesario anotar que más allá de la región de lengua de oc, el rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León practicaba el occitano y era considerado como un trovador.[31]

Finalmente, durante la Edad Media el occitano fue una de las primeras lenguas que se dotó de una academia (Academia de los Juegos Florales ), de una gramática (las Leys d'amors) y de un concurso literario (los Juegos Florales).

Algunas obras principales de literatura occitana medieval son: la Cantar de la Cruzada, poema en verso de la cruzada contra los albigenses y el Roman de Flamenca, poema cortés sobre el tema del deseo y los celos.[27]​ Algunas crónicas en occitano han sido conservadas, su redacción se desarrolla del siglo XII a principios del siglo XIV: la crónica romance de Montpellier llamada Petit Thalamus (1088-1428), la Chronique du siège de Damiette (siglo XIII), la Chronique des comtes de Foix (siglo XV), la Histoire journalière (1498-1539) de Honorat de Valbelle.[27]

No comprende más que 23 letras latinas: la K, la W y la Y no existen, salvo en las palabras de origen extranjero. Los digramas "nh" y "lh" también se utilizan.[32]

En la Edad Media, Dante, con su obra De vulgari eloquentia[33]​ (1303-1305) permitió la difusión del término «lingua d’oc» (Lengua de oc). Oponía la apelación lengua de oc (el occitano) a la lengua de oil (el francés y sus dialectos) y a la lengua de si (el italiano, su lengua materna). Se basaba en la partícula debido a la siguiente afirmación: en la primera, «sí» se decía òc en antiguo occitano y en antiguo catalán, pero oïl en antiguo francés, y en los dialectos italianos. Los tres términos proceden del latín: hoc est (es esto) para el primero, illud est (es aquello) para el segundo y sic est (es así) para el tercero.

Uno de los pasajes más importantes en la literatura occidental es el canto 26, en el que el trovador Arnaut Daniel responde al narrador en occitano:

A pesar de que el francés (literatura de oil) adquiere un cierto prestigio literario, en el siglo XIV y XV, la literatura occitana entra en una fase de declive relativo y no tiene un papel determinante a nivel europeo. Esta situación no constituye más que una amenaza para la práctica del occitano. Y esto induce a una sustitución del occitano por el francés como lengua escrita.[27]

El retroceso del occitano como lengua administrativa y literaria dura desde finales del siglo XIV hasta el XIX, el occitano no cesa de perder su estatuto de lengua erudita. En las cortes del siglo XVI, la escritura anteriormente en uso cae en el olvido (lo que se acentuó con la Ordenanza de Villers-Cotterêts que impuso el uso administrativo del francés). Pierre Bec precisa que en 1500 todavía la pronunciación y la escritura se correspondían pero que en 1550 se produce la separación. En 1562, el duque de Saboya manda la orden a los notarios del Condado de Niza redactar a partir de ese momento sus actas en italiano. A partir de esto, proliferan las escrituras de patois que toman como referencia las lenguas oficiales.

La lengua del rey de Francia terminará por imponerse en todo el país de forma oral (antiguas provincias occitanofonas como Poitou, Saintonge, Aunis, Angoumois, Marche y Baja Auvernia, así como una parte de Rhône-Alpes). Los primeros textos aparecen desde finales del siglo XIV en el norte de la Auvergne.[27]​ Por otro lado, el francés se impondrá solamente en los escritos administrativos y jurídicos (en las regiones occitanófonas). En el transcurso del siglo XVI el francés sustituye masiva y definitivamente al occitano como lengua escrita oficial.[27]

Los textos más tardíos son redactados desde 1620 en el Rouergue y la Provenza oriental.[27]​ En Aveyron, el registro parroquial de Rieupeyroux es redactado en occitano hasta 1644.[27]​ El Béarn constituye una excepción, es en occitano-bearnés en lo que estaba redactado la legislación (les Fors). El occitano conserva su empleo en lengua administrativa (en convivencia con el empleo creciente del francés) para las diversas actas legales hasta la revolución francesa de 1789, incluso hacia 1815 por ciertos notarios.[27]

Sobre el plano literario, el occitano continuó siendo empleado; en el Renacimiento por el gascón Pèir de Garròs, en Provenza por Loís Bellaud de la Bellaudièra; en el siglo XVII con la poesía de Pierre Goudouli, en el teatro con Francés de Corteta; a finales del siglo XVIII con el abad Joan Baptista Fabre e igualmente en la ópera gracias al compositor Jean-Joseph de Mondonville.

La Revolución francesa confirmará esta tendencia en la época de los jacobinos para favorecer la unidad nacional en la que impusieron el francés como única lengua oficial, lo cual no hará que la lengua de oc se deje de utilizar en el ámbito oral, incluso será utilizada por los revolucionarios para propagar más eficazmente sus ideas.[34]


La lengua, a pesar de sus producciones literarias escritas entre el siglo XVI y el siglo XIX, no sobrevive más que en los usos populares raramente escritos hasta la renovación del Félibrige. Los medios de comunicación occitanos mismos se hacen ardientes adversarios del occitano:

El occitano será, para una gran mayoría, la única lengua hablada por el pueblo hasta principios del siglo XX. En esta época, la escuela (antes, durante y después de la Tercera República Francesa) juega un gran papel de desaparición para el uso oral de la lengua occitana. A pesar la escuela llega a ser gratuita y obligatoria para todos, después de las Leyes escolares de Jules Ferry, continúa causando un retraso importante a la lengua occitana debido a la vuelta de una política de denigración y de culpabilidad de hablantes de otras lenguas además del francés. La represión del uso de la lengua en el seno de la escuela es muy importante y consiste principalmente en humillar a los patoisants en lugar de dar una seña distintiva. El término patois es por otra parte tan discutible como peyorativo.[36]​ Esto tiene como objetivo hacer olvidar que el occitano es una verdadera lengua y de hacer creer que el uso del patois era oscuro.[37]

Paradójicamente, durante el mismo período, la literatura occitana se ve recompensada en el extranjero por el premio Nobel otorgado al escritor provenzal y fundador del Félibrige Frédéric Mistral.

Los cambios sociales de principios del siglo XIX y del XX están también en el origen del desprecio de la lengua. Con la revolución industrial y la urbanización, no hablar más que occitano constituía un impedimento para acceder a los puestos importantes. Muchos padres tienen que elegir entonces a no hablar más que el francés con sus hijos. Sin embargo, para ellos mismos, el francés era la lengua de la escuela[38]​ y de la administración, pero no era su lengua materna.

El occitano ha sido más que la lengua de aculturación de los emigrantes al territorio occitano,[39]​ que ha contribuidoReferencia vacía (ayuda) ..[39]

Los adversarios del occitano todavía existen hoy en día, bajo diversas formas. Así, la miembro de la Academia Francesa Danièle Sallenave (asiento número 30) expresó en unas declaraciones a Le Monde en 1999: «Notre vision des « langues » et des « cultures » régionales, [...], baigne dans la niaise brume des bons sentiments écolo-folkloriques et se nourrit d’images d’un passé revisité… Ce ne peut être un objectif national» —Nuestra visión de "lenguas" y "culturas" regionales, sumergidas en tontas brumas de buenos sentimientos folclóricos que se alimentan de un pasado idealizado... No puede ser un objetivo nacional.—[35]

[…]



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