Cine histórico o cine de época es un género cinematográfico caracterizado por la ambientación en una época histórica determinada; tanto si los hechos y personajes representados son reales como si son imaginarios, pero verosímiles; de forma similar a la novela histórica. Las películas históricas en algunas ocasiones son recreaciones cinematográficas de la biografía de algún personajes histórico relevante (biopics) o adaptaciones de obras literarias (guion adaptado). Una película de época puede utilizar la historia únicamente como un marco de ambientación para el desarrollo de cualquier argumento, por anecdótico o intrascendente que sea (cosa que puede ser precisamente lo que le proporcione su valor como recurso divulgativo o didáctico para la comprensión de esa época); o bien centrarse en la narración de un acontecimiento de gran importancia histórica (las únicas que en rigor son "históricas", cosa que no garantiza ni su calidad ni su valor educativo).
Es uno de los géneros más comunes y sus orígenes se remontan hasta los orígenes mismos de la historia del cine. Desde sus primeros ejemplos, ha sido notorio su uso como panfleto, es decir, como vehículo para la transmisión de propaganda política (justificativa o crítica) de todo tipo de ideologías y regímenes. No obstante, eso no significó una merma de su calidad expresiva y estética o de su capacidad de innovación técnica, como demuestran las películas históricas desde su origen. En la época del cine mudo, después de una de las primeras películas con estructura narrativa y metraje extenso (El asesinato del duque de Guisa -André Calmettes y Charles Le Bargy, 1908-, de 15 minutos, una larga duración para la época), y de algunos precedentes italianos (Los últimos días de Pompeya -Mario Caserini, 1913-, Quo vadis? -Enrico Guazzoni, 1913-, Cabiria -Giovanni Pastrone, 1914-), destacaron las dos principales producciones del estadounidense Griffith (El nacimiento de una nación, 1915, e Intolerancia, 1916) y las del soviético Sergei Eisenstein (El Acorazado Potemkin, 1925, y Octubre, 1927), además de la alemana Madame du Barry (Ernst Lubitsch, 1919) y la francesa La pasión de Juana de Arco (Carl Theodor Dreyer, 1928); ya en cine sonoro La Marsellesa (Jean Renoir, 1938); en el inicio del color Lo que el viento se llevó (hasta cinco directores, 1939); y a finales del siglo XX Novecento (Bernardo Bertolucci, 1976), Pasaje a la India (David Lean, 1984), Ran (Akira Kurosawa, 1985) o Malcolm X (Spike Lee, 1992).
El predominio mundial de los estudios de Hollywood en la industria cinematográfica ha determinado que sea la historia de los Estados Unidos la más tratada en el cine histórico, especialmente los conflictos bélicos (guerra de Secesión, guerras indias, guerras mundiales, guerra de Vietnam) y todo un género por sí mismo: el western.
Comparte características con otros géneros cinematográficos, como el cine épico y el cine de aventuras.
Entre los requisitos técnicos que más influyen en una ambientación histórica están el vestuario, maquillaje y peluquería, el atrezzo (en algunos casos, por similitud con el género literario, se habla de películas "de capa y espada" -swashbuckler-), y los escenarios, tanto interiores (donde el mobiliario y la decoración cumplen un papel esencial) como en los exteriores (que desde muy pronto en la historia del cine se simularon con todo tipo de recursos, como los decorados cinematográficos y los efectos especiales). La importancia del vestuario es tan que al género se le denomina también cine de vestuario, especialmente en italiano -film in costume- y en alemán -köstumenfilm-, y existe la expresión inglesa costume drama para el subgénero de "drama de vestuario". El subgéneros de películas de la Antigüedad se denomina peplum, en referencia a la túnica de la Antigua Grecia.
Para los creadores del cine de época, siempre importó menos la fidelidad historiográfica que los recursos que proporcionaran espectacularidad u otros valores cinematográficos y humanos (como la fantasía, la emoción, la pasión, el humor, la tragedia, la intriga, la violencia, la sordidez, la sofisticación, la vileza, el heroísmo, el sacrificio, el honor o la gloria).
Tan abundante es la filmografía del cine histórico que se le puede considerar como un "macrogénero" compuesto de muchos géneros o subgéneros cinematográficos, que a su vez se subdividen en otros, cada uno de los cuales ha desarrollado sus propias convenciones.
El cine bélico se ha ambientado en guerras de muy distintas épocas y lugares, y aunque en rigor sólo serían "películas bélicas" aquellas en que lo militar es la mayor parte de su argumento, en muchas películas históricas que desarrollan principalmente otros temas aparecen memorables escenas de batallas (300 -la batalla de las Termópilas y la batalla de Platea-, Alejandro -las campañas de Alejandro Magno-, Espartaco -la tercera guerra servil-, Aníbal -las campañas de Aníbal-, Druidas -la guerra de las Galias-, Ben-Hur -la batalla de Actium-, La batalla de Germania -batalla de Teutoburgo-, El reino de los cielos -las Cruzadas, terminando en la conquista de Jerusalén por Saladino-, Mongol -las campañas de Gengis Kan-, Enrique V -la batalla de Agincourt-, Los siete samuráis, Taras Bulba, El último mohicano -la Guerra de los Siete Años-), pero sobre todo en las de la Edad Contemporánea (El patriota -y otras ambientadas en la guerra de independencia de Estados Unidos-, Guerra y paz -y otras ambientadas en las guerras napoleónicas-, El Álamo -ambientada en la guerra de independencia de Texas, pero de un subgénero muy particular, el de los asedios-, Gunga Din -entre las numerosas dedicadas a las guerras coloniales-, La roja insignia del valor -entre las numerosas dedicadas a la Guerra de Secesión-, Murieron con las botas puestas -entre las numerosas dedicadas a las guerras indias-, Senderos de gloria -entre las numerosas dedicadas a la Primera Guerra Mundial-, Patton -entre las numerosas dedicadas a la Segunda Guerra Mundial; muchas de las cuales se pueden inscribir en subgéneros específicos: el de las películas ambientadas en campos de prisioneros, como El puente sobre el río Kwai, el de las películas de submarinos, como Das Boot, el de las películas sobre la Resistencia, como El último metro, sobre la guerra aérea anglo-alemana, como La batalla de Inglaterra, sobre la guerra en el Pacífico, como Tora! Tora! Tora!, sobre la guerra en el norte de África, como Rommel, el zorro del desierto, sobre el frente ruso, como La cruz de hierro, sobre el desembarco de Normandía, como El día más largo, etc.-, M*A*S*H -entre las dedicadas a la Guerra de Corea-, Apocalipse Now -entre las numerosas dedicadas a la Guerra de Vietnam-, Kippur -sobre la guerra árabe-israelí-, Black Hawk derribado).
El denominado peplum es el género cinematográfico ambientado en la antigüedad grecorromana (Cleopatra, Julio César, Los últimos días de Pompeya, La caída del imperio romano, Gladiator, Ágora, La última legión), con el que también se relacionan otros subgéneros ambientados en la Edad Antigua:
Las películas de ambientación medieval se inscriben en la tradición historicista de las artes visuales y en la imagen convencionalmente exótica (exotismo, orientalismo) que se remonta a la estética romántica (El mensaje, Los vikingos, El ladrón de Bagdad (de 1924, aunque se rodaron numerosas versiones posteriores), El guerrero número trece, Omar Kahayam, El señor de la guerra, El halcón y la flecha, El Cid, Ivanhoe, Robin Hood, El león en invierno, Las aventuras de Marco Polo, Braveheart, El séptimo sello, El nombre de la rosa, Paseo por el amor y la muerte).
La adaptación cinematográfica del ciclo artúrico, con mayor o menor fidelidad a los textos medievales o al posible origen histórico del mito, se ha hecho desde muy distintos enfoques (Excalibur, El rey Arturo: La verdadera historia que inspiró la leyenda, Lancelot du Lac, Los caballeros de la mesa cuadrada, Un yanqui en la corte del Rey Arturo, etc.) incluyendo la animación (Merlín el encantador).
Las películas que reconstruyen episodios de la Edad Moderna tienen a su disposición fuentes documentales y material visual mucho más abundante para realizar reconstrucciones verosímiles. Se han centrado en muy distintos temas: episodios particularmente importantes, biografías de personajes relevantes en la política, la literatura o el arte, la adaptación de obras literarias, etc. (1492: La conquista del paraíso, El tormento y el éxtasis, Lutero, Iván el Terrible, La kermesse heroica, El último valle, La reina Cristina de Suecia, Cromwell, La joven de la perla, Vatel, Restauración, El contrato del dibujante, El capitán Blood -y las numerosas películas "de piratas"-, Barry Lyndon, La misión, Amadeus).
Es reseñable la poca fortuna que han tenido las distintas adaptaciones de El Quijote de Cervantes; frente a la suerte incomparablemente mejor de que han gozado las de las obras de Shakespeare, además de las recreaciones de su propia vida (Shakespeare in Love, incluso una de la de ambos -Miguel y William-). Tampoco Moliére ha sido muy bien tratado; mientras que Lope de Vega cuenta con algunas adaptaciones cinematográficas muy cuidadas (El perro del hortelano), además de su propio biopic (Lope). Camoens fue tratado en el cine portugués. Algunos autores del siglo XVIII han sido particularmente utilizados para adaptaciones cinematográficas: Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver), Daniel Defoe (Robinson Crusoe, Moll Flanders), Pierre Choderlos de Laclos (Las amistades peligrosas), el marqués de Sade, Casanova (su propia autobiografía).
Exitosas recreaciones de estos siglos se han originado en novelas históricas (El rey pasmado -de Torrente Ballester-, Alatriste -de Pérez-Reverte-, Los tres mosqueteros -de Dumas-, El perfume -de Süskind-, etc.) o en obras teatrales (las distintas versiones de Don Juan -Tirso, Zorrilla, etc.-, o Cyrano de Bergerac de Rostand).
Las películas que recogen hechos de la Edad Contemporánea, cuyo carácter de "cine histórico" es en sí mismo objeto de discusión, son las más numerosas y divisibles en subgéneros (Pimpinela escarlata -una de las muchas ambientadas en la Revolución francesa y la época napoleónica-, La marca del Zorro -y otras ambientadas en la independencia de la América española-, La mujer del teniente francés -y otras ambientadas en la época victoriana, que incluyen en sus argumentos desde los convencionalismos sociales hasta el terror-, La conquista del Oeste -una de las del abundante género del western-, El gatopardo -sobre la unificación italiana, como otras películas que describen la pervivencia del Antiguo Régimen en el Nuevo-, Qué verde era mi valle -y otras películas sobre la Revolución industrial y sus consecuencias sociales-, Memorias de África -y otras sobre la expansión europea de la época del imperialismo y el colonialismo- El último samurái -sobre la revolución Meiji en Japón-, Gangs of New York -perteneciente a un peculiar subgénero ambientado en el melting pot estadounidense, con sus correspondientes subculturas de delincuencia y mafias-, Madame Curie -y otras biografías de científicos-, Ciudadano Kane, ¡Viva Zapata! -sobre la revolución mexicana-, Lawrence de Arabia -y otras ambientadas durante la Primera Guerra Mundial, aunque no necesariamente bélicas-, Doctor Zhivago -y otras películas sobre la Revolución rusa-, El último emperador, The Grapes of Wrath (Las viñas de la ira, Viñas de ira o Las uvas de la ira) -y otras sobre la crisis de 1929 y la depresión posterior-, Belle Époque -una de las abundantes películas españolas centradas en esta época-, La caída de los dioses -y otras sobre los fascismos-, La lista de Schindler -una de las más galardonadas de las muy numerosas películas sobre el holocausto-, El paciente inglés -y otras ambientadas durante la Segunda Guerra Mundial, aunque no necesariamente bélicas-, La batalla de Argel -y otras sobre la descolonización y el tercermundismo-, JFK, Múnich, Missing, Forrest Gump -y algunas otras películas de muy distintos géneros que se ambientan en un recorrido por distintos episodios del pasado más reciente o en comparaciones generacionales, al modo de las novelas-río- ).
En un medio diferente, las series de televisión también han recurrido a la recreación histórica. Las más prestigiosas han sido las creadas por la BBC (La flecha negra, Las seis esposas de Enrique VIII, Poldark, Yo, Claudio, Roma, Los Tudor) y otras británicas, como Retorno a Brideshead o Crossbow. Las de la televisión estadounidense se han centrado en el western (El llanero solitario, Bonanza, La casa de la pradera, Kung fu), y en otros aspectos de su propia historia (Raíces, Norte y Sur, Centennial, Band of brothers, MASH, Aquellos maravillosos años); además de las ambientadas en otros periodos (Masada, Shogun) y las que recrean un pasado mítico anacrónico (Hércules: Los viajes legendarios, Xena, la princesa guerrera). Fuera del ámbito anglosajón destacan las series históricas alemanas (Las aventuras del bravo soldado Schwejk, Simplicius Simplicissimus, Berlin Alexanderplatz o Los pilares de la Tierra). Entre las españolas están El pícaro, Curro Jiménez, La saga de los Rius, Las pícaras, La huella del crimen, Cuéntame cómo pasó, La Señora, Amar en tiempos revueltos, Águila Roja o Hispania, la leyenda.
En la Wikipedia en inglés:
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