Las relaciones exteriores de Argentina son las relaciones que tiene dicho país con los demás países del exterior, tanto en el campo político, como en los campos económico, comercial, militar, jurídico, geopolítico y geoestratégico. Desde sus inicios, la Argentina ha sido un actor primordial en Sudamérica y ha jugado un rol importante en el escenario político global, aunque su orientación y alianzas han variado mucho a lo largo del tiempo y de los diferentes gobiernos. Aun así, la Argentina se ha caracterizado, en general, y con algunas excepciones, por un mayor nivel de autonomía respecto de las grandes potencias, y una política exterior más soberana, en comparación con otros países latinoamericanos, debido a su mayor nivel de desarrollo, a la percepción de tener un rol importante que jugar en el mundo, y al mayor peso que han tenido a lo largo de su historia ideologías, intelectuales y corrientes antiimperialistas. En ese sentido, su política exterior es comparable a la de otras potencias intermedias.
Las relaciones exteriores de Argentina son gestionadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina. Actualmente, el Canciller es Felipe Solá.
Participó en cada fase de la operación de Haití y también ha contribuido en operaciones pacificadoras en diversas zonas del mundo. En reconocimiento a sus contribuciones a la seguridad internacional y a la pacificación, el presidente estadounidense Bill Clinton designó a la Argentina como aliado importante extra-OTAN en enero de 1998.
La Argentina mantiene una disputa de soberanía sobre las islas Malvinas, Sandwich del Sur, Aurora y Georgias del Sur, administradas por el Reino Unido, junto con sus espacios marítimos circundantes. Asimismo, reclama casi 1 millón de kilómetros cuadrados en la Antártida que no son reconocidos por otro país, excepto parcialmente por Chile.
Durante 2006 comenzó un litigio con Uruguay debido al inicio de las obras de una planta celulósica de la empresa finlandesa Metsä-Botnia en la localidad uruguaya de Fray Bentos. La Argentina ha demandado a Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia argumentando que la instalación de las plantas de celulosa es contaminante y se ha realizado en violación del Estatuto del Río Uruguay.
Durante este período, la Argentina comenzó a sufrir una política por la guerra de los siglos 20 y en el exterior privilegiando las relaciones con Gran Bretaña, que se convirtió en la principal compradora de materias primas argentinas y la principal fuente de inversiones en el país, y fue en esta época cuando el país estableció sus relaciones diplomáticas con la mayoría de los países europeos, americanos y asiáticos de entonces. En 1865, durante el gobierno liberal de Mitre, y con probada participación británica, se llevó a cabo la Guerra de la Triple Alianza de Argentina, Uruguay y Brasil contra la República del Paraguay, gobernada por Francisco Solano López, aliado de los blancos uruguayos y de los federales argentinos, y que tenía un sistema proteccionista que a Gran Bretaña le interesaba destruir. La guerra finalizó en 1870 con la derrota de Paraguay, y los países vencedores se repartieron porciones del territorio paraguayo que habían estado en disputa durante mucho tiempo, como el Chaco Central (que quedó en manos de Argentina) y la región entre los ríos Ivinhema y Carapá (que quedó en manos de Brasil). Los límites exactos en la región chaqueña entre la Argentina y Paraguay quedaron fijados por el Laudo arbitral del presidente estadounidense Rutherford Hayes en 1878. Desde 1868, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, y bajo la influencia de la ideología positivista y liberal, el gobierno argentino propició la difusión del ferrocarril, el telégrafo, organizó el sistema educativo en todos sus niveles y promovió la inmigración europea. El entusiasmo positivista impulsó al gobierno a participar en las diversas “Exposición Internacionales” de París y de Londres, que presumían reunir los avances industriales de la época y exponer productos provenientes de todos los países de un mundo ya enteramente conectado, bajo la doctrina de la división internacional del trabajo y el colonialismo en ascenso. Durante el gobierno de Nicolás Avellaneda, la Conquista del Desierto de 1879 favoreció la radicación, en las nuevas tierras conquistadas, de colonos inmigrantes, y la difusión de los ferrocarriles de capital británico, y de la ganadería bovina y ovina.
A partir de 1880, durante los sucesivos gobiernos del Partido Autonomista Nacional, dominado por la llamada "generación del '80" y por la oligarquía agroganadera, la política exterior argentina comenzó a adquirir un tono más destacado.
Producto de una serie de expediciones geográficas a la Patagonia, el Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego realizadas por el explorador argentino Francisco Pascasio Moreno y el perito chileno Diego Barros Arana entre 1873 y 1879, la Argentina firma en 1881 el Tratado de límites con Chile. En 1896, por problemas con la demarcación, debió someterse la decisión a un laudo arbitral de Gran Bretaña. En esa ocasión, Moreno fue designado perito en representación del gobierno argentino. En un gesto de fraternidad, el 15 de febrero de 1899 se encontraron en el Estrecho de Magallanes, el presidente argentino Julio Argentino Roca y el presidente chileno Federico Errázuriz Echaurren, en lo que se conoció como el “Abrazo del Estrecho”. Finalmente, el laudo arbitral británico fue ratificado por el Tratado general de arbitraje de 1902 firmado en Santiago de Chile por el canciller interino José A. Terry, que fue criticado en el frente interno debido a las concesiones que el país le hacía a Chile y debido a que sometía a perpetuidad la resolución de conflictos entre los dos países a la corona británica.
En 1895 se fijaron los límites con Brasil en la zona de Misiones, por el Laudo del presidente estadounidense Grover Cleveland.
En 1902, el canciller del segundo gobierno de Julio Argentino Roca, el Dr. Luis María Drago, tuvo una destacada actuación defendiendo la soberanía latinoamericana frente al bloqueo marítimo contra Venezuela ejercido por Gran Bretaña, Alemania e Italia como castigo por las deudas que Venezuela tenía con esos países, y que el presidente Cipriano Castro se negaba a pagar. En esa oportunidad, los Estados Unidos se negaron a ejecutar la Doctrina Monroe, que supuestamente los obligaba rechazar toda intervención europea en el continente americano, y adujeron que EE. UU. no apoyaría a un estado americano que sufriese ataques bélicos como respuesta a la negativa de pagar sus deudas, sino sólo cuando dicho país sufriese ataques de potencias europeas motivados por la intención de recuperar territorios americanos y colonizarlos. El canciller argentino enunció entonces como protesta la Doctrina Drago, según la cual ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera.
En 1910, durante el Centenario, se realizaron fastuosas celebraciones en las que participaron emisarios de todas las potencias europeas, y varias colectividades extranjeras radicadas en el país realizaron monumentos y obsequios en conmemoración de esa fecha.
También en 1910 se realizó en Buenos Aires la IV Conferencia Panamericana, auspiciada por EE. UU., y en la cual se creó la Unión Panamericana.
Durante la cancillería de José Luis Murature, fue destacable la participación de la Argentina como mediadora, junto a Brasil y Chile, para evitar la guerra entre EE. UU. y México en 1914. En 1915, aprovechando la solución definitiva de casi todos los conflictos con los países vecinos, especialmente con Brasil y Chile, Murature fue el gestor de un ‘‘Pacto de No Agresión, Consulta y Arbitraje’’ entre los tres países, más conocido como Pacto ABC, por las iniciales de los países firmantes. Las intenciones que lo guiaban eran sostener las relaciones pacíficas en un momento crítico de las relaciones mundiales y debilitar las presiones que sobre los tres países (y sobre el resto de América Latina) iba ejerciendo crecientemente la diplomacia de Estados Unidos. El tratado no fue ratificado en Brasil, y en la Argentina sólo lo ratificó el Senado, aunque los tres países mantuvieron desde entonces rondas periódicas de consultas mutuas.
Además, y pese a las presiones exteriores, Murature procuró mantener la neutralidad de Argentina ante el estallido de la Primera Guerra Mundial, sentando así las bases de lo que sería la política exterior Argentina frente a las dos guerras mundiales que sacudieron la primera mitad del siglo XX.
Del final de esta época data la gira del pensador socialista y nacionalista argentino Manuel Ugarte por toda Latinoamérica, para advertir sobre los peligros del creciente imperialismo estadounidense y propugnar la unión de todos los países latinoamericanos, acuñando el término “Patria grande”.
Durante la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu la Argentina ingresó al Fondo Monetario Internacional el 19 de abril de 1956, y se ratificó el tratado de Bretton Woods. También se firmaron tratados militares con Estados Unidos, incluyendo la presencia de una misión permanente en el Ministerio de Defensa y la realización de maniobras conjuntas en el Atlántico Sur.[cita requerida] En 1956, se produjo un hecho considerado bochornoso para la diplomacia argentina, en la madrugada del jueves 14 una veintena de hombres fuertemente armados comandados por el general Domingo Quaranta, jefe del Servicio de Informaciones del Estado (SIDE) penetra violentamente en la sede diplomática, sacando por la fuerza a siete asilados políticos . Estos son obligados a ubicarse a lo largo de la verja exterior de la embajada . El grupo asaltante se posiciona frente a ellos preparando sus armascon la intención es fusilarlos allí mismo. Pero se presenta Therese Brierre, esposa del embajador.El general Quaranta, mano derecha del dictador Pedro Eugenio Aramburu la aparta bruscamente “-callate negra hija de puta”. Ante el escándalo un grupo de vecinos se acerca. La señora Brierre por vía telefónica denuncia inmediatamente el hecho a las agencias internacionales de noticias y se comunica con el ministerio de asuntos exteriores haitiano solicitando su intervención, logrando salvar a los asilados que iban a ser fusilados.
El 25 de febrero agentes de inteligencia del régimen militar autodenominado gobierno militar argentino presidido por Pedro Eugenio Aramburu colocan un artefacto explosivo en el automóvil asignado a Juan Domingo Perón que intentan explorar en la esquina de Venus, en Caracas, Venezuela. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela declaró persona no grata al embajador argentino Toranzo Montero, responsable del atentado. El comunicado emitido por el Ministerio explicaba que lo efectuaba por “existir fundados indicios de que en la sede de la Representación Diplomática de la República Argentina se ha venido fraguando sucesivos atentados contra la vida de refugiados políticos que en nuestro país, se acogen al derecho de asilo territorial”. A los pocos días agentes argentinos perpetran un nuevo atentado en Caracas que terminó con la muerte de cinco venezolanos en las inmediaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. Pérez Jiménez acusó la injerencia extranjera y rompió relaciones con Argentina.
En Panamá un comando llega al Hotel Washington con el objetivo de matar a Perón. La guardia nacional pone hombres para custodiar a Perón. La guardia nacional panameña descubre intentos para asesinar a Perón en los últimos dos meses de 1955, pero fueron frustrados y deportados los mercenarios, lo que originó una grave crisis diplomática con Argentina.
Arturo Frondizi fue un neto exponente de la corriente desarrollista y, al igual que otros destacados presidentes latinoamericanos de su tiempo, como el venezolano Rómulo Betancourt y el brasilero Jânio Quadros, adhirió a la Alianza para el Progreso ideada por el presidente de EE. UU., John Fitzgerald Kennedy y presentada en la Conferencia de la OEA reunida en Punta del Este en enero de 1961.
Mantuvo una política de buenas relaciones con los países del mundo. Durante el año 1958 realizó varios viajes alrededor del mundo.Uruguay, Brasil, Chile y Perú. En 1961 se entrevistó con el presidente brasilero Jânio Quadros en Uruguayana, con la intención de coordinar política común y proyectos económicos conjuntos. Se firmaron varios acuerdos fronterizos con Brasil. Pero algunos militares reaccionaron mal, debido a que Quadros se había entrevistado con el Che Guevara.
En abril de 1959 visitó las capitales deFrondizi profundizó la apertura a la inversión de capitales extranjeros para la extracción de petróleo y se firmaron contratos con empresas petroleras estadounidenses que se radicaron en el país para explotar petróleo. La producción petrolífera argentina se triplicó, logrando alcanzar así el autoabastecimiento.
En febrero de 1960 visitó el país el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower. Ambos estados emitieron la «Declaración de Bariloche» (un tratado sobre la protección de los parques nacionales), con la intención de promover un mejor nivel de vida para los países americanos.
En línea con las posiciones tradicionales de la cancillería argentina, Frondizi intentó impulsar una política exterior basada en la "no intervención" y la autodeterminación de los pueblos. En la Conferencia de Punta del Este de 1961 el canciller argentino Miguel Ángel Cárcano se opuso a la exclusión de Cuba del sistema interamericano. Tras la conferencia, Frondizi recibió al representante cubano, el argentino Che Guevara, en la residencia de Olivos. Se ha argumentado que esta entrevista fue un factor que contribuyó a su derrocamiento por un golpe militar, aunque en verdad el factor determinante fue su decisión de permitir que el peronismo se presentase libremente en las elecciones provinciales de 1962, haciendo que el descontento militar llegara al límite.
En 1961, Frondizi viajó a Estados Unidos para lograr un compromiso de ayuda para el desarrollo de Latinoamérica. Por primera vez en la historia, un presidente de Argentina visitaba dicho país. Con el mismo objetivo colaboró en la firma del Tratado de Montevideo que creó la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio). En medio de la Crisis de los misiles, intentó acercarse como mediador entre ambos países, pero por presiones militares se vio forzado a romper relaciones con La Habana.
Profundizó relaciones con los países asiáticos y No Alineados, recibiendo al presidente de Indonesia, Sukarno y a la canciller israelí Golda Meir, y entrevistándose en la India con el primer ministro Jawaharlal Nehru. Otra visita importante fue la del presidente italiano Giovanni Gronchi en 1961.
Durante el gobierno de Illia se cancelaron contratos petrolíferos que favorecían a empresas estadounidenses en perjuicio de los intereses argentinos.
Durante la presidencia de Illia, el 16 de diciembre de 1965 en las Naciones Unidas se aprobó la resolución 2065 de la Asamblea General que reconoció la existencia de una disputa de soberanía entre el Reino Unido y la Argentina en torno a las Islas Malvinas. El entonces representante argentino ante las Naciones Unidas (y luego nombrado por Illia embajador ante la Unión Soviética), Lucio García del Solar, fue uno de los principales gestores de la resolución, junto con Bonifacio del Carril, nombrado embajador extraordinario por Illia. La resolución fue un triunfo diplomático del gobierno de Illia.
En 1964 el gobierno de Illia propuso conseguir a través del proceso de descolonización iniciado en los años 1950 que la presión de las Naciones Unidas obligara al Reino Unido a sentarse por vez primera a la mesa de negociaciones, anulando las pretensiones británicas de convalidar el statu quo mediante una interpretación parcial del derecho de autodeterminación para aplicar a los kelpers. La resolución fue aceptada expresamente por ambos países y en enero de 1966, los Ministros de Asuntos Exteriores del Reino Unido y de la Argentina se reunieron en Buenos Aires donde manifestaron su intención de mantener las negociaciones recomendadas por la Resolución 2065, dando inicio a las negociaciones para la transferencia de soberanía de las islas, interrumpidas en 1982.
Durante esta dictadura militar se procedió a liberar los mercados y facilitar el ingreso al país de grandes monopolios internacionales. Por su parte, Alejandro Agustín Lanusse restableció las relaciones diplomáticas con China. Durante su presidencia tuvo una gran actividad con sus pares latinoamericanos, al contrario que varios presidentes de facto, no discrepo en ideologías con los políticos vecinos, llegándose a abrazar con el conservador presidente uruguayo, Jorge Pacheco Areco y hasta con el presidente socialista de Chile Salvador Allende.[cita requerida]
A la asunción del presidente Héctor J. Cámpora, el 25 de mayo de 1973, asistieron los presidentes de Cuba, Osvaldo Dorticós, y de Chile, Salvador Allende.
Cámpora reanudó las relaciones con Cuba, suspendidas por el gobierno militar anterior, y a través de una misión especial del Ministro de Economía José Ber Gelbard, se firmaron convenios para abastecer a ese país de productos alimenticios e industriales, a contramano del Embargo estadounidense. Perón le encargó a Gelbard que le hiciera llegar a Fidel Castro una carta suya. El sucesor interino de Cámpora, Raúl Alberto Lastiri, le brindó a dicho país un préstamo de 200 millones de dólares. Los gobiernos de Cámpora, Lastiri, y Perón, reclamaron en numerosas ocasiones la reincorporación de Cuba al sistema interamericano, a través de diversos canales multilaterales. En sus intervenciones en la Sexta Sesión Extraordinaria de la Asamblea General de la ONU en Nueva York y en la Tercera Asamblea General de la OEA en Washington, en abril de 1974, el canciller Alberto Juan Vignes criticó las sanciones contra Cuba impulsadas en 1962, calificándolas como una “rémora” para los países latinoamericanos, una situación anormal que no tenía sentido en un contexto mundial caracterizado por el pluralismo ideológico.
Tras la celebración de las primeras elecciones libres en 20 años y la asunción de Juan Domingo Perón a su tercera presidencia en octubre de 1973, la República Argentina entró a formar parte del Movimiento de Países No Alineados, y se trabajó por la integración latinoamericana. El gobierno de Perón intentó formar un bloque de países antiimperialistas que incluyera el Chile de Salvador Allende, el Perú de Velasco Alvarado, el Ecuador de Velasco Ibarra, y Omar Torrijos en Panamá. Perón inició una correspondencia epistolar con Torrijos, y recibió su visita en enero de 1974, en donde conversaron "cuestiones latinoamericanas", según una entrevista del propio Perón brindada a periodistas panameños.
También en enero de 1974, Perón envió a su Ministro de Bienestar Social, José López Rega, en una misión diplomática a Libia, en donde se entrevistó con Muammar al-Gaddafi, con quien Perón compartía una afinidad ideológica, cercana al nasserismo y al tercermundismo. Como resultado de esta visita, se firman varios acuerdos de cooperación, relacionados con temas económicos, tecnológicos y culturales. En febrero de ese mismo año, el gobierno imprime una pequeña publicación en papel fotográfico de excelente calidad en español y árabe, llamada "Misión Argentina en Libia", con una breve reseña sobre el resultado de la visita y los tratados que se firmaron.
Perón condenó el golpe de septiembre de 1973 contra Allende, calificándolo como “una tragedia para el continente” y agregó que el régimen de Pinochet “representa intereses que son conocidos por nosotros”, en referencia a Estados Unidos. Un decreto del presidente Lastiri estableció tres días de duelo nacional por la muerte del presidente Allende. En su encuentro con miembros de la JP, el líder justicialista caracterizó al gobierno de Allende como un ejemplo de la inconveniencia de “apresurar” los procesos revolucionarios, y de la necesidad de encauzarlos de una forma gradual y pacífica. Un argumento similar expresó en carta a Omar Torrijos:
El gobierno argentino otorgó refugio al general Carlos Prats, leal al régimen depuesto y con quien Perón también inició una correspondencia. En sus memorias, el General Prats afirmaba:
También se le otorgó asilo al derrocado presidente de Bolivia, Juan José Torres, que tuvo que huir de su refugio en Chile a raíz del nuevo golpe en ese país, y a dirigentes blancos y frenteamplistas uruguayos, como Wilson Ferreira Aldunate y Zelmar Michelini, perseguidos por la dictadura cívico-militar del colorado Juan María Bordaberry.
Con Bordaberry se firmó, en noviembre de 1973, el Tratado del Río de la Plata, y se continuó trabajando en la construcción de la represa de Salto Grande.
Las relaciones con Brasil fueron tensas a lo largo de todo el tercer gobierno peronista, principalmente a causa de la oposición argentina a la construcción de la Represa de Itaipú.
Las relaciones con Chile permanecieron cordiales, pero se agriaron con el derrocamiento de Allende, y, durante el gobierno del mismo, a raíz de la decisión del presidente interino Lastiri de celebrar el Día de la Fuerza Aérea desde la Base Marambio en la Antártida, en donde firmó el “Acta de Afirmación de la soberanía en la Antártida Argentina”, lo que causó que la Cancillería chilena y el comité “Patria y Soberanía”, integrado por exmilitares y parlamentarios, calificaran el acto como una “ostensible violación de la soberanía chilena antártica”.
En abril de 1974, Perón le escribe una carta a Pinochet en la que le expresa su deseo de limitar el armamentismo entre los dos países. También se refiere a la propuesta de una cumbre de jefes de Estado latinoamericanos para "comenzar de una buena vez la tentativa de una integración continental latinoamericana".
En mayo de 1974 Perón y Pinochet se reunieron en el Aeropuerto de Morón. Ambos firmaron una declaración conjunta sobre los derechos soberanos de ambos países en el continente antártico, acompañada de tres convenios sobre transporte marítimo, terrestre y cooperación científico-tecnológica. El documento referente a la Antártida enfatizaba el mutuo propósito de promover el desarrollo de una política armónica, de conformidad con los términos del Tratado Antártico, y de salvaguardar los respectivos intereses en el Polo Sur, especialmente en lo referente a la exploración y eventual explotación de los recursos naturales dentro de la zona establecida por el Tratado. Cuando Pinochet regresó a Chile, dijo a sus íntimos que la entrevista con el mandatario argentino había sido un fracaso por culpa de la influencia que el exiliado general Prats ejercía sobre el gobierno argentino. Prats fue llamado por Perón antes y después de aquella entrevista. Perón había resuelto insistir ante Pinochet acerca de la mala imagen que daba su gobierno, por la represión cruel que hacía la Junta, y que, en esas condiciones, era muy difícil ayudarlo.
En diciembre de 1973 el gobierno presentó su plan económico, el "Plan Trienal para la Liberación y la Reconstrucción Nacional", que entre otras cosas se proponía "que el dinamismo de la economía se vaya trasladando de los monopolios extranjeros, como ha ocurrido durante el último período, hacia el conjunto del sector productivo nacional, el Estado y los empresarios nacionales". El 12 de junio de 1974, en un mensaje transmitido por cadena nacional, Perón expresó:
En mayo de 1974 Perón presentó ante el Congreso de la Nación el "Modelo argentino para el Proyecto Nacional", en donde, entre otras cosas, se delineaba una política exterior independiente de las grandes potencias, relanzando la doctrina de la "Tercera Posición", que había caracterizado a su primer y segundo gobierno.
Buscando patentizar esta política independiente, y obtener nuevos mercados para la colocación de productos argentinos y transferencia tecnológica, se establecieron contactos con los países de Europa Oriental. Esto implicaría también el incremento de la capacidad de negociación de la Argentina frente a sus clientes y proveedores tradicionales.
En marzo de 1974 recibió al presidente de Rumania, Nicolae Ceausescu, con quien compartía cierta voluntad de no-alineamiento. Le otorgó la Orden del General San Martín y firmó acuerdos económicos.
También se envió a Gelbard en una misión a la Unión Soviética, en donde se entrevistó con Brezhnev, Kosygin y Podgorni (la troika que ostentaba los máximos cargos ejecutivos en la URSS), y el 7 de mayo de 1974 se firma un protocolo que establecía la creación de la Comisión Mixta Argentino-Soviética. Gelbard logró la participación de la firma soviética Energomashexport en el suministro de 12 turbinas para el proyecto hidroeléctrico argentino-uruguayo de Salto Grande. La misión incluyó también a Polonia, Hungría y Checoslovaquia, países con los que se firmaron una serie de convenios de cooperación económica científico-tecnológica. La importancia de estos mercados radicaba en su complementariedad con la producción agropecuaria argentina, cuyas divisas permitirían importar la tecnología soviética para emprendimientos hidroeléctricos.
El 11 de junio de 1974, se desarrollaron, bajo el más estricto secreto, negociaciones entre el Reino Unido y la República Argentina para traspasar paulatinamente a la Argentina la soberanía sobre las Islas Malvinas. El embajador británico, Sir Donald Hopson, siguiendo instrucciones del Foreign Office, le hizo llegar al canciller Vignes un informe secreto en donde proponía establecer un sistema de condominio, en el que ambos países ejercieran soberanía al mismo tiempo. Los condóminos serían su Majestad la Reina y su Excelencia el Presidente de la República Argentina, las banderas británica y argentina serían enarboladas juntas, los idiomas oficiales serían inglés y español, los naturales de las Islas poseerían doble nacionalidad, y el Gobernador sería designado alternativamente por la Reina y el Presidente de Argentina. Esta propuesta fue contestada el 19 de junio con una contrapropuesta de la Cancillería argentina, que avanzaba en el sentido de favorecer la posición argentina y una más rápida solución definitiva. Estas negociaciones se frustraron luego de la muerte de Perón el 1 de julio de 1974, y la muerte del embajador Hopson acaecida poco tiempo después, el 26 de agosto de ese mismo año. La asunción de María Estela Martínez de Perón como presidenta planteaba un clima de incertidumbre política, motivo por el cual el secretario de Estado Callaghan aceleró el envío de un telegrama a Hopson, en el que le decía: “aprovechemos esta oportunidad porque podría haber un cambio de gobierno o golpe de Estado en cuestión de semanas”. El departamento preparó, incluso, una fórmula para anunciar conjuntamente “una nueva ronda de conversaciones para explorar las salvaguardas y garantías a ser ofrecida a los habitantes de las Islas Malvinas, en la hipótesis de un eventual condominio anglo-argentino”.
Durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón, la deuda externa argentina creció a grandes niveles y la crisis económica se vio empeorada por la decisión del Mercado Común Europeo de dejar de comprar carne argentina.
La dictadura del Proceso de Reorganización Nacional tuvo como propósito la inserción de Argentina en el esquema neoliberal, y para lograrlo, con la excusa de enfrentar a los grupos de izquierda, ejecutó un genocidio. Dicho enfrentamiento tuvo lugar en el contexto de la Guerra Fría, en la cual Estados Unidos y la Unión Soviética competían por expandir su influencia en el mundo. La Unión Soviética daba apoyo a las revoluciones socialistas, mientras que Estados Unidos apoyaba intervenciones militares que los combatieran. No obstante, fue Estados Unidos quien decidió imponer sanciones económicas a la Argentina debido a sus violaciones a los derechos humanos. La decisión del Ejecutivo norteamericano anunciada por Vance en febrero de 1977 implicó la reducción del crédito norteamericano de los 32 millones de dólares recomendados por la administración de Gerald Ford en el presupuesto del Programa de Asistencia para la Seguridad (Security Assistance Program) a tan sólo 15,7 millones. Frente a esta reducción crediticia, ligada a la violación de los derechos humanos por parte del régimen militar argentino, el gobierno de Videla decidió el 1º de marzo de 1977 rechazar la totalidad de la ayuda económica norteamericana, pues en la percepción de la Junta, la aceptación de los remanentes equivalía a convalidar las acusaciones de Washington. Finalmente, el 30 de septiembre de 1978, el Congreso norteamericano decidió “castigar” las reiteradas violaciones a los derechos humanos por parte del régimen militar argentino y prohibió todos los suministros de armas a la Argentina, incluyendo los de carácter comercial.
Durante la última Dictadura cívico-militar, el 2 de abril de 1982, el gobierno militar tomó posesión militarmente de las Islas Malvinas desalojando al gobernador británico, la soberanía de las islas es causa de diferendos con el Reino Unido desde el siglo XIX, la posterior respuesta militar británica, dio comienzo a la Guerra de las Malvinas.
La guerra finalizó el 14 de junio de 1982 con la rendición de las fuerzas militares argentinas en las Malvinas. Su saldo final fue la restitución de la posesión británica de las islas (incluyendo a las Georgias del Sur, Sandwich del Sur y Aurora) y la muerte de 649 soldados argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños. En la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar que gobernaba el país y la asunción del general Reynaldo Bignone quien inició un proceso de restauración del sistema democrático. En el plano internacional, la guerra de Malvinas provocó el final del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, al haber Estados Unidos apoyado a un país extra continental.
A partir de aquel entonces, la soberanía de las Islas Malvinas sigue en disputa, pero las islas se mantienen en posesión del Reino Unido, aunque la Argentina sostiene que son parte integral e indivisible de su territorio y las considera ocupadas ilegalmente por el Reino Unido, la reclama en la ONU y otros foros internacionales. El reclamo argentino es apoyado por la mayor parte de los países iberoamericanos, incluyendo a los europeos España y Portugal; mientras que la postura británica es apoyada por la Mancomunidad Británica de Naciones.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín comenzó un proyecto de integración con Brasil, firmando la Declaración de Foz de Iguazú en 1985, y el Programa para la Integración Argentino-Brasileña en 1986. Uruguay se sumó a los mismos posteriormente, y finalmente a partir de ellos nacería el Mercosur (durante el gobierno menemista).
Las diferencias limítrofes con Chile respecto al Conflicto del Beagle mantenían al país al borde de una guerra, que Alfonsín intentó evitar. Para zanjar la disputa decidió aceptar una mediación del Papa; pero previendo que una salida que no incluyese todos los territorios en disputa para la argentina podría ser vista como una sumisión y beneficiar a los sectores golpistas, decidió realizar un plebiscito no vinculante a la población, que legitimara la decisión tomada. Finalmente ganó el "Sí" a la propuesta papal por un 81%. Cuatro días después, el 29 de noviembre de 1984, se firmó el Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile.
También intentó generar un bloque unido para negociar la deuda externa, pero el intento no prosperó debido a las heterogéneas situaciones de cada país en ese respecto.
Argentina, Brasil, Perú y Uruguay se unieron en apoyo al Grupo Contadora, buscando establecer la paz y la democracia en Centroamérica. Estos países se conocieron como el Grupo de Apoyo a Contadora. Dichos grupos tuvieron un éxito relativo, al no contar con el apoyo de Estados Unidos, que no quería reconocer al gobierno de Nicaragua ni renunciar a las intervenciones militares unilaterales en el área.
El 3 de noviembre de 1981, en Buenos Aires, el Gobierno de la República Argentina suscribió "con Italia un Convenio de Seguridad Social y un Protocolo adicional a dicho convenio" (LEY Nro. 22.861) que dispone que "los trabajadores que tengan derechos a prestaciones de seguridad social por parte de uno de los dos Estados Contratantes, lo recibirán íntegramente y sin ninguna limitación o restricción cualquiera sea el lugar de residencia".
La Argentina terminó de conformar el Mercosur junto a Brasil, Paraguay y Uruguay.
Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem Argentina comenzó una importante relación con Estados Unidos, abandonando el Movimiento de Países No Alineados y adoptó una política de alineación automática con el país estadounidense.
Argentina restableció relaciones con el Reino Unido en 1990. Ocho años después de la Guerra de Malvinas, en el que hubo 649 muertos, 1.068 heridos argentinos y 258 muertos, 777 heridos británicos después de la fallida recuperación de esas islas por la antigua junta militar. En la actualidad se mantienen activos reclamos en las Naciones Unidas respecto de la soberanía de las Islas Malvinas.
Argentina fue el único país latinoamericano en participar de la Guerra del Golfo (1991). Ha contribuido junto a Naciones Unidas en operaciones pacificadoras por todo el mundo, con soldados, ingenieros, policías y gendarmes, en países como El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Ecuador, Perú, Sáhara Occidental, Angola, Kuwait, Chipre, Croacia, Kosovo, Bosnia-Herzegovina y Timor Oriental.
Tiempo después tuvieron lugar el ataque a la embajada de Israel (1992) y el atentado a la AMIA (1994). Si bien actualmente las causas judiciales siguen abiertas, las principales sospechas apuntan hacia grupos extremistas islámicos que habrían estado motivados por la participación argentina en la mencionada guerra del golfo.
En reconocimiento a sus contribuciones por la seguridad internacional y pacificadora, el expresidente estadounidense Bill Clinton designó a Argentina como aliado principal de la OTAN en enero de 1998. Argentina es actualmente el único país en Latinoamérica que sostiene esa distinción.
En las Naciones Unidas, Argentina apoyó las políticas propuestas por Estados Unidos entre ellas, la condena a Cuba debido a su incumplimiento de los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo internacional y contra el tráfico de drogas.
En noviembre de 1998, Argentina dirigió la conferencia de Naciones Unidas contra el cambio climático y en octubre de 1999 en Berlín, fue una de las primeras naciones del mundo en adoptar medidas para la reducción de emisiones de gases invernadero.
Argentina también se puso en contra de la proliferación de armas nucleares. Argentina defiende también una mejora en la estabilidad en Sudamérica. Durante la década de los años 90, Argentina reforzó sus relaciones con Brasil (después de que hayan firmado un tratado en 1984). Tuvo disputas con Chile debido a los problemas fronterizos con este país. Argentina también calmó los conflictos que hay entre Ecuador y Perú. La reputación de Argentina como mediador de conflictos fue dañada, debido a que el presidente argentino Menem y sus miembros del gobierno fueron acusados de venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia.
En 1998, Menem hizo una visita de Estado a Reino Unido, el príncipe de Gales después le hizo una visita al país sudamericano. En 1999, los dos países aceptaron normalizar los vuelos directos a las Islas Malvinas, que estaban bloqueados desde el año 1982.
En los años 90, Argentina fue un gran partidario de la Cumbre de las Américas y presidio el Acuerdo de Libre Comercio.
Durante el gobierno de Fernando de la Rúa se mantuvo la alineación automática con Estados Unidos iniciada durante el gobierno anterior.
Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el gobierno se mostró como un «firme aliado» de los Estados Unidos, reflejando su accionar en las votaciones dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Con la llegada como ministro de economía de Domingo Cavallo en 2000 se potenciaron las relaciones con Estados Unidos y se decidió sumar a Argentina al proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), enturbiando las relaciones con Brasil. Y en cuanto a la Unión Europea (UE) las negociaciones se dieron por medio del Mercosur.
El excesivo endeudamiento de la Argentina, así como su creciente riesgo país llevaron a la anulación del crédito externo, lo cual precipitó una gran crisis económica a fines de 2001 que obligó a De la Rúa a abandonar anticipadamente el poder. Según algunos analistas, las crisis presidenciales argentinas (las renuncias anticipadas de Alfonsín y De la Rúa) explican en parte la inconsistencia de largo plazo de la política exterior del país.
Durante su breve período como presidente, apenas 7 días, Adolfo Rodríguez Saá resolvió la cesación de pagos, o default, de la deuda externa a acreedores privados. Ello para abrir una negociación con los tenedores de bonos para quitar capital de la deuda pública entre el 30 y el 50%, con vencimientos de capital a 30 años. El importe total de la deuda era de 132.000 millones de dólares, de los cuales se había logrado renegociar en el último canje unos 50.000 millones a una tasa del 7% anual. Pero el stock de bonos en manos de inversores extranjeros superaba los 40.000 millones de dólares. Los principales periódicos del mundo se hicieron eco de la noticia.
Además realizó anuncios de medidas de suma de arancel a las importaciones, incluyendo a los países del Mercosur, estudió la posibilidad de elevar los impuestos a las exportaciones, que se negociaría con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y habló de "pesificar" (pasar los dólares a pesos argentinos). Pero estas medidas no se tomaron por su apresurada salida de la presidencia.
El gobierno de Duhalde coincidió con la Guerra contra el terrorismo comenzada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en dicho país; así como también la Invasión de Iraq de 2003. Argentina abandonó su alineación automática con Estados Unidos, y se mantuvo neutral en dichos conflictos.
El Mercosur se consolidó como una parte muy importante de la política exterior argentina, con el objetivo de formar un potente bloque comercial latinoamericano. Como consecuencia de ello, Argentina profundizó sus relaciones externas con Brasil en el plano económico, aunque las diferencias en determinados aspectos entre ambos países han producido algunos momentos de tensión. El gobierno ha afianzado las relaciones con Venezuela, quien ingresó como miembro pleno del Mercosur.
Durante el gobierno de Kirchner se logró normalizar el pago de la deuda externa y finalizar la cesación de pagos instalada por Rodríguez Saá, tras una dificultosa negociación que abarcó todo el gobierno de Duhalde y parte del de Kirchner.
Argentina forma parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro no permanente, durante el período 2005-2006. En la votación para la renovación de dichos puestos dio su apoyo a Venezuela.
Entre el 4 de noviembre y el 5 de noviembre del año 2005, la ciudad de Mar del Plata recibió la IV Cumbre de las Américas. Aunque los temas programados para esta cumbre se refirieran al paro y a la pobreza, la mayor parte fue enfocada an asuntos relacionados con el ALCA. La cumbre fue un éxito, ya que marcó la independencia entre los países que conforman Mercosur (y Venezuela) y los partidarios del ALCA (Estados Unidos, México y Canadá).
Durante el 2006 comenzó un litigio con Uruguay debido al inicio de las obras de una planta celulósica de la empresa finesa Botnia en la localidad uruguaya de Fray Bentos. Esta empresa comenzó a construir una fábrica de pasta de celulosa que estaría entre las más grandes del mundo. La utilización inconsulta de las aguas del río Uruguay y los posibles efectos contaminantes que afectarían principalmente a la ciudad entrerriana de Gualeguaychú ubicada en las cercanías, fueron la causa de una serie de grandes movilizaciones populares en esta última ciudad que se manifiestan principalmente en la interrupción por medio de piquetes de la ruta nacional n.° 136 en el acceso al Puente Libertador General San Martín que une Argentina y Uruguay. En menor medida se ha movilizado la comunidad de Colón, en donde existe otro puente internacional afectado por piquetes.
Otra planta de similares características iba a ser construida en Fray Bentos por la empresa española Ence, pero luego anunció su relocalización en las cercanías de la ciudad de Colonia del Sacramento. Argentina solicitó la detención de las obras argumentando que en virtud de los antecedentes de otras plantas similares, el proyecto traería aparejada la contaminación de las aguas y aire; y que no se habían realizado estudios de impacto ambiental apropiados, por lo que denunció la violación por parte de Uruguay del Estatuto del Río Uruguay que tiene carácter de tratado internacional. El gobierno uruguayo ha mantenido una actitud intransigente, llegando a movilizar el ejército para custodiar la planta y rechazando toda negociación mientras continúen los cortes de los puentes internacionales que unen ambos países, a la vez que la construcción de las instalaciones cuestionadas prosigue.
El litigio fue llevado entonces a la Corte Internacional de Justicia de la Haya, que no dio lugar al pedido argentino de detención preventiva de las obras por catorce votos contra uno. Se presume que el fallo de esta corte demorará varios años en producirse. A fines de 2006, Uruguay presentó ante la corte un pedido para frenar los cortes de los puentes internacionales, que recibió un fallo adverso.
Luego del cese al fuego de la Guerra del Líbano de 2006 las Naciones Unidas comenzaron la formación de una fuerza militar internacional que ocupara los territorios del Líbano ocupados por Israel durante dicho conflicto. La Argentina, conjuntamente con Brasil, rechazó formar parte de dicha fuerza.
En agosto de 2007 arribó al país Guido Antonini Wilson con otros empresarios en un vuelo contratado por funcionarios argentinos, llevaba una valija que fue decomisada con 790.550 dólares. Este escándalo de la valija involucró a venezolanos, argentinos y estadounidenses. Según el FBI se habían ofrecido 2 millones de dólares a cambio de que Antonini Wilson no revelara que los dólares estaban «destinados a la campaña presidencial en la Argentina», presumiblemente destinados a financiar la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner. Fue una presidencia muy criticada por sus aspectos políticos.
En líneas generales, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner mantiene los mismos lineamientos internacionales que el de su predecesor.
Se continuó fomentando la relación con Venezuela que se debió a distintos factores como el compromiso de Caracas para la financiación de la deuda externa, la vinculación entre los dirigentes políticos y la capacidad de reducir el riesgo energético de Argentina; desde el gobierno se prefirió nombrar la vinculación al incremento del comercio bilateral. Ello conllevó a dañar las relaciones con Estados Unidos y, en cuanto al Mercosur, se debió reconocer en numerosas oportunidades por parte de los analistas la supremacía y pérdida de influencia en comparación con Brasil. También se mantuvo el reclamo ante Gran Bretaña por las Islas Malvinas.
El 6 de diciembre de 2010, el gobierno argentino reconoció a Palestina como un estado libre e independiente en los territorios delimitados por la Línea Verde.
Durante las elecciones de 2015 Mauricio Macri propuso cambios en la orientación de la política exterior Argentina en áreas como comercio internacional, integración regional y alineamiento con las grandes potencias, los cuales se han visto limitados por la evolución de la política doméstica e internacional.
En enero de 2016, el presidente Macri participó en el Foro Económico Mundial en la ciudad de Davos junto a Sergio Massa en busca de inversiones. Tuvo reuniones con varios representantes de empresas, políticos, periodistas, etc. Algunos de ellos fueron el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, el fundador de Virgin Group, Richard Branson, el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, la Reina Máxima de los Países Bajos, el presidente y CEO de Coca Cola, Muhtar Kent, entre otros. Es la primera vez que Argentina participa en el Foro desde 2003. El último presidente fue Eduardo Duhalde.
La Canciller de Macri, Susana Malcorra, en una entrevista del diario La Nación, habló de la mejora de la relación con Estados Unidos, generar vinculaciones económicas con Irán, acercamiento con China y declaró que la cuestión de las islas Malvinas «no lo es todo» en las relaciones con el Reino Unido. Tiempo después se reunió con el canciller británico donde acordó realizar una agenda al margen de la cuestión de la soberanía de Malvinas. A fines de diciembre de 2015, en una nota del Diario Perfil Malcorra declaró que estaba revisando la estructura del Ministerio de Relaciones Exteriores y que va a crear una subsecretaría del Atlántico Sur, incluyendo la cuestión Malvinas, anunciado así el cierre de la secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, creada en 2013. Meses después desmanteló el área de Cancillería que se ocupaba de los temas relacionados con el reclamo soberano por las islas.
En 2016, la 40° Comisión de Límites de la Plataforma que depende de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), aprobó por unanimidad el pedido argentino de extensión sobre el límite exterior de la plataforma continental, presentado por la gestión anterior, que incluyeron las aguas de las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y la Antártida Argentina, ganando así un 35 % de superficie.
El 29 de mayo de 2017, Susana Malcorra anunció su renuncia por motivos personales y fue reemplazada el 12 de junio por Jorge Faurie, el embajador en Francia.
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