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Sorpresa de Yerbas Buenas



La batalla o desastre de Yerbas Buenas, también denominada sorpresa de Yerbas Buenas, se desarrolló en el marco del proceso de Independencia de Chile la madrugada del 27 de abril de 1813.

En la batalla, se enfrentaron las fuerzas chilenas al mando del coronel Juan de Dios Puga y las fuerzas realistas al mando del brigadier Antonio Pareja. Esta acción es considerado el primer acto librado por la independencia chilena.

Ante la autonomía que iba adquiriendo Chile, el virrey del Perú, José Fernando de Abascal y Sousa, decidió enviar una expedición a cargo del brigadier español Antonio Pareja, la que desembarcó en Talcahuano en marzo de 1813.

Al enterarse José Miguel Carrera de la presencia de Pareja en Chile, decidió concentrar su ejército en Talca, con un contingente de cuatro mil hombres, y emplazar destacamentos en la ribera del río Maule, en el cerrito de Bobadilla.

El general realista Pareja, al enterarse de que Carrera había reunido al norte del río Maule fuerzas considerables, se dispuso a iniciar negociaciones de paz; en la madrugada del 26 de abril de 1813, envió al sargento mayor de milicias Estanislao Varela a negociar con José Miguel Carrera; sin embargo, Varela impuso a Carrera de las posiciones del brigadier Pareja en Yerbas Buenas y terminó adhiriendo a los patriotas. Entre tanto, el comandante español Ildefonso Elorreaga, quien con sus 300 hombres había escoltado a Varela, intentó un reconocimiento, trabándose en un combate a distancia con las avanzadas patriotas en Linares, siendo derrotado y obligado a replegarse hacia el sur.

Carrera dispuso que en la misma noche saliese en su persecución un cuerpo de 600 hombres compuesta por 300 milicianos, 200 granaderos y 100 Húsares de la Gran Guardia al mando del coronel Juan de Dios Puga, quien llegó a Yerbas Buenas a las cinco de la madrugada del 27 de abril. Puga creyó que tenía al frente a Elorreaga; sin embargo, en ese lugar se encontraba el grueso del contingente realista de Pareja de 5000 hombres.[4]

Ejército Real de Chile

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Unidades y Comandantes

La batalla comenzó cuando en medio de la noche con una niebla espesa y oscura , las fuerzas del Ejército Patriota cayeron con grandes descargas de fusilería sobre los soldados realistas que acampaban en el poblado de Yerbas Buenas, cercano a Linares. La confusión de los realistas fue total, creían que eran atacados por todo el ejército patriota. Apenas lograron ordenarse y tomar sus armas para contraatacar.

Los granaderos de Chile, al mando del teniente Santiago Bueras, José María Benavente y Enrique Ross, avanzaron hacia el centro del campamento realista, infligiendo descargas de fusilería que provocaron varias bajas. Las fuerzas de caballería patriota lograron arrollar a los desorganizados realistas. Los patriotas lograron apoderarse de las piezas de artillería realistas y de su comandante; el teniente coronel José Berganza que se había confundido en medio del campamento con los patriotas.

En todo el campo de batalla se oían los gritos de «¡Viva el rey!», «¡Viva la patria!». El enfrentamiento era una total confusión, los realistas se batían a fuego y bayonetazos entre ellos. Los jefes realistas en ningún momento lograron poner un orden a sus tropas.

Esta situación no se mantendría por mucho tiempo, los realistas contaban con fuerzas seis veces mayores a los patriotas y pronto el día aclararía. Al amanecer los patriotas contemplarían la multitud de las fuerzas realistas. Inmediatamente se retiraron a toda prisa, aprovechando la velocidad de sus caballos, pero arrastrando los cañones y un número considerable de prisioneros realistas. La infantería realista con la claridad del día intento dar alcance a los patriotas pero todo fue en vano.

Al norte del campamento de Pareja, se encontraban los numerosos cuerpos de caballería que no tenían noción del enfrentamiento. Estos renovaron el combate con los patriotas, ahora estando estos últimos en condiciones totalmente desfavorables. Los patriotas intentaron abrirse paso como fuera para llegar al río Maule. La retirada fue un desastre para los patriotas, perdieron la artillería y parte de los prisioneros capturados, además de perder varios hombres ante el ataque de la caballería realista.

Los realistas lograron recuperar sus cañones e hicieron 124 prisioneros; por su parte, los patriotas llegaron con 31 prisioneros y muchos fusiles. Los realistas tuvieron 60 muertos y un número casi igual de heridos. En cuanto a los patriotas tuvieron 50 muertos y varios dispersos.

A duras penas los sobrevivientes, dirigidos por el capitán Santiago Bueras, lograron escapar del contraataque realista y llegaron a la base de Talca, donde se había establecido el cuartel general patriota, a informarle al General en Jefe José Miguel Carrera que las fuerzas españolas estaban aproximándose a ellos.

El desenlace de la sorpresa tuvo repercusiones negativas en ambos bandos —más que por el resultado material, por lo que significó en la moral de las tropas, tanto realistas como patriotas—. El enfrentamiento fue una victoria realista, pero el sorpresivo ataque de los patriotas provocó un desánimo en las tropas del brigadier Pareja y la deserción de varios soldados durante su marcha. Esto obligó a detener efectivamente el avance realista hacia la capital, haciéndoles retroceder hacia el sur.

Posteriormente, se libraría la batalla de San Carlos, donde el ejército realista emprendería su retirada hasta Chillán.



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