El abandono de la energía nuclear es una opción política consistente en dejar de usar la energía nuclear para la generación de electricidad. La idea incluye en algunos países el cierre de las centrales nucleares existentes. Suecia fue el primer país donde se propuso (1980). Siguieron Italia (1987), Bélgica (1999), Alemania (2000) y Suiza (2011) y se ha discutido en otros países europeos. Austria, Holanda, Polonia, y España promulgaron leyes que paralizaron la construcción de nuevos reactores nucleares, aunque en algunos de ellos esta opción se está debatiendo en la actualidad (véase imagen). Nueva Zelanda no utiliza reactores nucleares para la generación de energía desde 1984. Teóricamente el abandono de la energía nuclear debería promover el uso de fuentes de energía renovables.
Según los grupos antinucleares, el uso de energía nuclear contribuye a la proliferación de armas nucleares. Israel, India, Corea del Norte y Sudáfrica iniciaron programas "pacíficos" de energía nuclear con reactores para investigación que posteriormente fueron empleados para hacer armas atómicas, y existe la sospecha (apoyada en el hecho de la negativa a una inspección del OIEA) de que el programa de Irán tenga un objetivo similar.
Un arma nuclear puede construirse a partir de:
La energía nuclear puede ayudar a cumplir los acuerdos del Protocolo de Kioto ya que no provoca emisiones de CO2. Sin embargo sí se emite cierta cantidad de CO2 durante el ciclo de obtención de combustible nuclear y durante la construcción y desmantelamiento de las centrales nucleares. Un estudio del Instituto Öko de Alemania muestra que, teniendo en cuenta el ciclo completo de generación de energía (incluyendo la construcción y desmantelamiento de las centrales eléctricas), la energía nuclear emite unos 34 gramos de CO2 por cada kWh de electricidad producido. Esto es mucho menos de lo que emite una central térmica de carbón (que emite alrededor de 1000 g/kWh). La energía eólica, por ejemplo, emite alrededor de 20 g/kWh, y la hidroeléctrica alrededor de 33 g/kWh. Otros estudios estiman las emisiones de CO2 debidas a la energía nuclear entre 30 y 60 g/kWh. A nivel mundial, el CO2 emitido en la producción de energía eléctrica no es más que el 9 % del total anual de emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, siendo el transporte el gran productor de estos gases.
Para producir un efecto notable en la reducción de emisiones de CO2 se requeriría construir 2000 nuevos reactores de gran tamaño (1000 MW) en todo el mundo.cita requerida]; si se reemplazase todo el combustible fósil en la producción de energía eléctrica por energía nuclear, las reservas de uranio se agotarían en tres o cuatro años. Sin embargo existen alternativas nucleares en desarrollo, como el uso del isótopo más abundante del uranio (el 238, unas 1400 veces más abundante que el 235), el torio (su isótopo 232), 20000 veces más abundante o la fusión.[cita requerida] Además, el agua de mar contiene cantidades de uranio incontables, pero no es rentable utilizarlas hoy en día a comparación del uranio en minas que es muy económico.
En EE. UU. serían necesarios entre 300 y 400 nuevos reactores en los próximos 30-50 años, incluyendo los necesarios para reemplazar aquellos que se retiren del servicio durante ese periodo. El uranio no es un recurso renovable y esta opción exigiría consumir las reservas mundiales mucho más rápidamente. Las reservas actuales son suficientes para 50 años de producción de energía nuclear mediante el consumo de uranio 235, al ritmo de consumo actual[En julio del 2011, luego de transcurridos varios meses después del accidente de Fukushima el primer ministro de Japón Naoto Kan dio un polémico discurso por la eliminación paulatina de la energía nuclear en su país. Entre sus comentarios se destacan: "Tenemos que luchar por una sociedad que no dependa de la energía nuclear", " La tecnología nuclear no es algo que pueda ser administrada por las medidas de seguridad convencionales". En mayo de 2012, todas las 54 centrales nucleares japonesas permanecían paradas debido a las diferentes revisiones y pruebas de resistencia exigidas por el gobierno.
La legislación Belga de abandono fue aprobada en julio de 1999 por los partidos liberales (VLD y MR), los socialistas (SP.A y PS) y los partidos ecologistas (Groen! y Ecolo). La ley prevé que los siete reactores nucleares del país cierren después de 40 años de operación (que es la vida de diseño de una central nuclear), y prohíbe la construcción de nuevas centrales. Cuando la ley fue aprobada, se especuló acerca del futuro de la misma bajo un gobierno no asociado al partido verde.
En 2003 resultó elegido un nuevo gobierno sin los verdes. En septiembre de 2005 se revocó parcialmente la decisión alargando en 20 años adicionales el periodo de abandono, con la posibilidad de nuevas prórrogas posteriores. Aún se desconoce si se construirán nuevas instalaciones nucleares. La razón que se planteó para revocar la decisión de la parada de los reactores belgas fue la imposibilidad del reemplazo de la electricidad que en este momento se genera mediante centrales nucleares con energías alternativas[cita requerida], siendo las únicas alternativas prácticas el empleo masivo de nuevas centrales térmicas de petróleo o carbón o la compra de electricidad a otros países. La primera de las opciones no parece factible debido a las restricciones que impone el protocolo de Kioto, mientras que la segunda tiene unos costes asociados mayores que la continuación del uso de las propias centrales nucleares belgas.
En julio de 2005 el Bureau Nacional de Planificación publicó un informe que señala que el petróleo y otros combustibles fósiles generan el 90 % de la energía utilizada en el país, mientras que la energía nuclear genera el 9 % y la energía renovable el 1 %. Debe notarse que solo el 19 % de la energía total consumida es eléctrica (el resto se consume en el transporte), y que en ciertas zonas de Bélgica como Flandes la energía nuclear proporciona hasta más del 50 % de la energía eléctrica a los hogares y empresas. Esta fue la principal razón planteada para la extensión del plazo para el abandono de la energía nuclear, ya que era imposible alcanzar el 50 % de la generación de electricidad mediante el uso de energías renovables, y el uso de combustibles fósiles acarrearía la imposibilidad del cumplimiento del protocolo de Kioto.
Se estima que en un lapso de 25 años la energía renovable se incrementará como máximo en un 5 %, debido a los altos costes asociados. El plan actual del gobierno belga prevé el cierre de las plantas nucleares para el 2025. Ese informe creó cierta preocupación en relación con los gases que causan el efecto invernadero y la sostenibilidad del sistema. En agosto de 2005, el Grupo Suez de Francia ofreció comprar Electrabel de Bélgica, que opera los reactores nucleares. A finales del 2005 Suez poseía el 98.5 % de las acciones de Electrabel. A comienzos del 2006, Suez y Gaz de France anunciaron su fusión.
En 2000 el gobierno alemán, formado por el SPD y la alianza '90/los verdes, anunció oficialmente sus intenciones de abandonar la energía nuclear. Jürgen Trittin (de los verdes alemanes) como Ministro de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear, alcanzó un acuerdo con las compañías de energía para la parada gradual de los 19 reactores nucleares que posee el país, y el cese del uso civil de la energía nuclear para el año 2020. Basado en los cálculos de 32 años del tiempo habitual de operación de los reactores, el acuerdo estipula de forma precisa cuánta energía se permite generar a una planta antes de su cierre.
Los reactores en Stade y Obrigheim fueron cerrados el 14 de noviembre de 2003 y el 11 de mayo de 2005 respectivamente. El comienzo de su desmantelamiento está programado para 2007. No se descarta que los reactores pudieran ser puestos de nuevo en funcionamiento por el recientemente elegido gobierno liderado por el partido Unión Demócrata Cristiana.
Los activistas anti-nucleares critican el acuerdo puesto que creen que es más una garantía de operación que un abandono de la energía nuclear. También argumentan que el tiempo límite para el abandono de la energía nuclear es demasiado extenso, y que el acuerdo prohíbe solamente la construcción de plantas nucleares comerciales, y no es aplicable a las centrales nucleares de uso científico, que desde entonces han comenzado su operación, ni a las instalaciones para el enriquecimiento de uranio. Más aún, no se prohibió inmediatamente el reprocesado de combustible nuclear, sino que se permitió hasta mediados del 2005.
Una nueva ley para las fuentes de energía renovable creó un nuevo impuesto de apoyo a las energías renovables. El gobierno alemán, que declara que la protección del clima es un asunto clave de su política, anunció un objetivo de reducción de las emisiones de CO2 en un 25 % en comparación con las de 1990. En 1998 el uso de energías renovables alcanzó los 284 PJ de demanda energética primaria, que corresponde a un 5 % de la demanda eléctrica total. Para 2010 el gobierno plantea alcanzar el 10 %.
Los activistas anti-nucleares argumentan que el gobierno alemán ha apoyado el uso de la energía nuclear dando garantías financieras a los suministradores. También plantean que hasta el momento no existen planes para el almacenamiento final de los residuos nucleares. Y opinan que endureciendo las regulaciones en seguridad e incrementando los impuestos podría haberse forzado un abandono más rápido de la energía nuclear. También se plantea que el cierre se ha realizado a costa de concesiones en cuestiones de seguridad al deber transportar los residuos nucleares a lo largo de toda Alemania. Este punto ha sido desmentido por el ministro de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear.
Los críticos de los planes de abandono de la energía nuclear en Alemania argumentan que las centrales nucleares no podrán ser compensadas, y predicen una crisis energética, o aducen que solo el carbón o el petróleo podrían compensar la energía nuclear, incrementando de forma tremenda las emisiones de CO2. Además deberían crecer las importaciones de electricidad, que se realizarían de forma irónica de energía nuclear generada en Francia o de gas natural ruso, que algunos no perciben como un suministrador seguro. Debido a los crecientes precios de los combustibles fósiles florecieron discusiones acerca de un abandono del abandono. En las elecciones federales de 2002 el candidato para canciller de la CDU/CSU, Edmund Stoiber, prometió cancelar los planes de abandono de la energía nuclear, en caso de ganar. En las elecciones federales de 2005 ganó Angela Merkel, candidata de la CDU y actual canciller, que ha anunciado negociar con las compañías de energía el tiempo límite para el cierre de los reactores nucleares. La batalla sobre la energía nuclear que fue planteada como un elemento clave en la coalición entre la CDU y el SPD se decidió a favor del abandono.
A principio de 2008, las encuestas muestran una actitud favorable de los alemanes acerca del mantenimiento de la energía nuclear (54 % de los encuestados). La Canciller Merkel afirma que "en cuanto sea posible, hemos de revaluar la decisión de abandonar la energía nuclear".
El 6 de septiembre de 2010 el gobierno alemán puso en práctica el acuerdo alcanzado 8 meses antes con las eléctricas -el 21 de enero de 2010- por el que se revocaba el acuerdo de 2002 -del gobierno socialdemócrata y verdes- de cierre de las 17 centrales nucleares en 2022. El 18 de septiembre se hizo manifiesta la presión popular antinuclear -cien mil personas rodearon el barrio gubernamental de Berlín- ante el gobierno alemán.
El 14 de marzo de 2011, 3 días después del accidente de Fukushima en Japón, la canciller Merkel congeló durante 3 meses la decisión adoptada el 6 de septiembre. El 15 de marzo de 2011 el cierre provisional por 3 meses de las 7 centrales nucleares más antiguas. En ese momento el 71 % de la población estaba a favor del abandono de la energía nuclear.
El 30 de mayo de 2011, a propuesta del gobierno conservador de Merkel, el Bundestag (parlamento alemán) aprobó por amplia mayoría el abandono total de la energía nuclear a más tardar en 2022. El único partido que votó en contra fue Die Linke ya que quería introducir la prohibición de la energía nuclear en la Constitución, como está recogido en la Constitución de Austria.
El grupo Siemens AG anunció el 17 de septiembre de 2011 el abandono total del negocio de la energía nuclear como consecuencia de la catástrofe de Fukushima, en Japón y la aprobación por el Bundestag del apagón nuclear en Alemania para el 2022.
El abandono de la energía nuclear en Italia comenzó un año después del accidente de Chernobyl en 1986. Tras un referéndum en 1987 se decidió cerrar las cuatro centrales nucleares de producción eléctrica, cerrándose la última en 1990. Además, la moratoria de construcción de nuevas centrales nucleares, que originalmente tenía efecto de 1987 a 1993, se extendió finalmente de forma indefinida.
Italia es un importador neto de energía primaria, importando todo el petróleo, gas, carbón y electricidad de países extranjeros.
En 2006 Italia es importador de electricidad de generación nuclear, y su mayor empresa eléctrica, Enel, invierte en reactores nucleares en Francia y Eslovaquia para que puedan proveerle de electricidad en el futuro, además de que forman parte del desarrollo de la tecnología del EPR.
El abandono ha supuesto siempre un asunto muy debatido en la política italiana. El Ministro Italiano de Medio Ambiente, Altero Matteoli, anunció en octubre de 2005 el interés del uso de la energía nuclear como fuente principal de energía en unos 10-15 años.[cita requerida]
Sin embargo, en el referéndum de 2011 (12-13 de junio), en el que participó un 57 % de los italianos llamados a las urnas, más de un 95 % de los votantes se pronunció en contra de la construcción de nuevas centrales nucleares. Esto supone en teoría el abandono definitivo. El primer ministro, Silvio Berlusconi, sufrió de este modo un severo revés, al haber invitado al electorado a no votar con el objetivo político de no alcanzar el 50 % del cuórum requerido para que la consulta fuera considerada válida -así lo estipula la Constitución italiana de 1948- y poder sacar adelante contratos millonarios con el gobierno francés. Dicho referéndum se produjo tres meses después del accidente de la central japonesa de Fukushima.
En 1994 el Parlamento votó su abandono tras una discusión sobre la gestión de los residuos nucleares. La planta eléctrica en Dodewaard fue apagada en 1997. En 1997 el gobierno decidió finalizar la licencia de operación de la central nuclear de Borssele a finales del 2003.
En 2003 el apagado fue pospuesto por el gobierno conservador hasta 2013.
En 2005 la decisión fue revocada y se inició una investigación sobre la expansión del uso de la energía atómica. Esta revocación fue precedida por la publicación de un reportaje sobre energía sostenible de la CDA (principal partido de la coalición de gobierno, democristiano). Otros partidos políticos la apoyaron en ese momento.
En el 2006 el gobierno decidió que Borssele permanecería abierta hasta el 2033, mientras pueda cumplir con normas de seguridad incrementadas. Los propietarios, Essent y Delta invertirán junto al gobierno 500 millones de euros en energía sostenible, dinero que el gobierno dice que de todos modos deberían haber pagado a los propietarios de las centrales como compensación.
En Filipinas, en 2004, la Presidenta Gloria Macapagal-Arroyo definió su política energética. Quería incrementar las reservas nacionales de petróleo y gas mediante exploraciones, el desarrollo de las fuentes de energía alternativas, reforzar el desarrollo del gas natural como combustible y el coco diésel como combustible alternativo. También el establecimiento de colaboraciones con Arabia Saudí, los países asiáticos, China y Rusia. También hizo públicos sus planes para convertir la Planta de Energía Nuclear de Bataan en una planta alimentada por gas.
Después de la fusión parcial del núcleo de la planta de generación nuclear de Three Mile Island en Estados Unidos en el año 1979, se realizó un referéndum en Suecia en que la gente solo podía votar "No a lo nuclear". Aunque existían 3 soluciones, todas eran básicamente un suave o un duro "No". Después el parlamento sueco decidió en 1980 que no se iba a continuar con las plantas nucleares que debían construirse, y que la retirada progresiva de la energía nuclear debería terminarse para el 2010. Después del Accidente de Chernóbil de 1986 (en la actual Ucrania) el tema de la seguridad de la energía nuclear fue puesto en duda de nuevo. En 1997 el Riksdag, el parlamento sueco, decidió parar uno de los reactores nucleares de Barsebäck el 1 de julio, de 1998 y el segundo antes del primero de julio de 2001, aunque bajo la condición de que su producción de energía fuera compensada. El siguiente gobierno conservador trató de cancelar el proceso de parada de las centrales nucleares, pero su decisión fue revocada debido a las protestas. En cambio decidieron alargar el límite de tiempo de vida de las centrales hasta el 2010. En Barsebäck el grupo 1 fue apagado el 30 de noviembre de 1999, y el grupo 2 el 1 de junio, de 2005.
El proceso de abandono de la energía nuclear en Suecia ha sido controvertido. Algunas personas temen que Suecia pierda su competitividad internacional[cita requerida]. La producción de energía de las restantes plantas nucleares se ha aumentado considerablemente en los últimos años para compensar el cierre de Barsebäck. En 1998, el gobierno decidió no construir más plantas hidroeléctricas para proteger los recursos de agua.
El 25 de julio de 2006 se produjo un fallo eléctricocentral de Forsmark, incidente clasificado preliminarmente de nivel 2 en la escala INES (escala de 7 niveles) por la autoridad reguladora sueca SKI. Lars-Olov Höglund, exdirector de la central, afirmó que "fue pura suerte que no ocurriese una fusión del núcleo". Otros tres reactores nucleares de idéntico diseño (Forsmark II, Oskarshamns I y Oskarshamns II) fueron apagados el 4 de agosto de 2006 para llevar a cabo una investigación por el organismo regulador. La investigación dio como resultado que eran necesarios cambios en la instalación eléctrica de Forsmark-I, II y Oskarhamns-II. A fecha de 14 de septiembre de 2006 era inminente el rearranque de Oskarshamns-II, y aún no se había sido solicitado permiso para el rearranque de Oskarshamns-I. En la actualidad, el Gobierno sueco ha revocado la prohibición de construir nuevas centrales nucleares.
en el reactor número 1 de laEn Suiza han realizado muchos referendums en cuanto al tema de la energía nuclear, empezando en 1979 con una iniciativa ciudadana a favor de la seguridad nuclear, la cual fue rechazada. En este país las centrales nucleares no tienen un límite de vida establecido como se ha hecho en otros países con energía nuclear.
(Véase también Política sobre Energía Nuclear y Lista de reactores nucleares)
En España en 1983 el gobierno socialista promulgó una moratoria nuclear (ya derogada) y se inició la discusión (como en el resto de Europa) sobre qué debía hacerse con la energía nuclear. En 2005 con un gobierno socialista y ante la subida imparable de los precios de los combustibles fósiles importados se reabrió el debate sobre la necesidad de la energía nuclear.
En el debate sobre el estado de la nación de 2006 el Gobierno español confirmó la decisión de abandonar la energía nuclear.
En 1993 se cerró la central nuclear de Vandellós-I debido a los daños ocasionados por un incendio que se había producido el año anterior. El 30 de abril de 2006 se cerró la central nuclear de Zorita, la más antigua del país. En diciembre de 2012 cesó la actividad en la Santa María de Garoña, a pesar de las intenciones y de las facilidades aportadas por el gobierno del Partido Popular, las eléctricas decidieron dejar que la licencia expirase ante falta de rentabilidad que suponía realizar las mejoras "post-Fukushima. En España quedan 7 reactores nucleares en funcionamiento con una potencia conjunta de 7400 MW y hay 3 reactores inactivos que sumaban una potencia de 1.106 MW.
El gobierno anunció el cierre de la central nuclear de Garoña en 2009. Su vida útil inicialmente finalizaba en el 2011, siendo esta la de construcción más antigua en España tras Zorita. España busca ahora una ubicación para un Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos radiactivos de alta actividad, que deberá estar en funcionamiento en el año 2011 (año en que deberá comenzar a albergar el combustible gastado procedente del desmantelamiento de las centrales de Vandellós, Garoña y Zorita). El municipio que acepte albergarlo recibirá 700 millones de euros, 300 puestos de trabajo en construcción y 110 durante su mantenimiento (previsto de 60 años), aparte de las compensaciones contempladas en la legislación vigente (11,5 millones de euros anuales). La fecha de presentación de solicitudes de los municipios comenzó la tercera semana de septiembre. Los 69 municipios integrados en la AMAC (Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares) solicitaron información sobre el ATC. Una noticia del diario gratuito "20 minutos" afirma que de los 9 municipios que se interesaron por la propuesta casi todos han desistido ya tras pulsar la opinión vecinal.
En 1968 se propuso construir por primera vez una planta nuclear. Debía haberse construido durante los años 70 en Carnsore Point en el Condado de Wexford. El plan preveía inicialmente una sola planta, que posteriormente fueron ampliadas hasta cuatro en el mismo lugar, pero se desistió debido a la fuerte oposición de los grupos medioambientales, e Irlanda ha continuado desde entonces sin energía nuclear. A pesar de la oposición a la energía nuclear (y al reprocesado de combustible nuclear en Sellafield) Irlanda estableció una conexión con Gran Bretaña para comprarle electricidad, la cual es en parte producto de la energía nuclear.
El 9 de julio de 1997, el Parlamento Austríaco votó por unanimidad mantener su política nacional antinuclear.[1]
Con cifras de 2002, EDF - la mayor compañía francesa de generación y distribución de electricidad, estatal- produce alrededor del 78 % de su electricidad con 58 plantas de energía nuclear. Los sectores críticos han destacado la desproporción de medios suministrados por la energía nuclear con relación a la procedente de la de otros medios - carbón y petróleo importados básicamente -, sin embargo el conjunto de la sociedad francesa acepta la energía nuclear.
Francois Hollande, presidente de Francia desde 2012, pretende reducir la producción de energía nuclear en un tercio durante los próximos 20 años.
Si se pone en práctica plenamente, la idea podría forzar el cierre de hasta 20 de los 58 reactores del país, según la profesora Laurence Tubiana, exasesora del gobierno que el presidente designó como la funcionaria encargada de facilitar un debate nacional, allanando el camino para lo que llaman le transition energetique.
En 2016 Francia cerrará su primera central nuclear, se trata de la Central Nuclear de Fessenheim, que cuenta con una potencia total de 1800 MW.
La Central nuclear de Kozloduy posee seis reactores de agua presurizada con una potencia total de 3760 MWe actualmente. Cuatro son viejos reactores VVER-440 V230, considerados peligrosos, y que de acuerdo con un acuerdo de 1993 entre el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y el gobierno búlgaro debían ser cerrados a finales de 1998. Las Unidades 5 y 6 son reactores VVER-1000 más nuevos.
A principios de los 90, creció la preocupación acerca de los efectos de las plantas de energía nuclear sobre el feto humano, cuando se detectó una mayor incidencia de casos de leucemia en las proximidades de alguna de estas plantas. El efecto fue especulativo dado que otros incrementos fueron también encontrados en lugares donde no había plantas nucleares y tampoco todas las plantas registraban incrementos en sus alrededores. Los estudios llevados a cabo por COMARE, Compete on Medical Aspects of Radiation in the Environment (Comisión sobre Aspectos Médicos de la Radiación en el Ambiente) en 2003, no encontraron ninguna evidencia de relación entre la energía nuclear y la leucemia infantil. Una encuesta de opinión llevada a cabo en 2003 en Gran Bretaña por MORI por cuenta de Greenpeace mostró un respaldo amplio a la energía eólica, con una mayoría a favor de poner fin a la energía nuclear en igualdad de costos. Recientemente, se ha producido una acalorada discusión acerca del despilfarro nuclear. Como reacción se creó en abril de 2005, bajo la Energy Act 2004, la Autoridad para el Desmantelamiento Nuclear (Nuclear Decommissioning Authority) (NDA) para garantizar que 20 emplazamientos nucleares británicos del sector público fueran desmantelados y descontaminados con seguridad y de forma que se protegiera el medio ambiente para las futuras generaciones.
En abril de 2005, los consejeros del Primer Ministro Británico Tony Blair sugirieron que la construcción de nuevas plantas de energía nuclear sería el mejor modo para cumplir con los objetivos nacionales de reducción de las emisiones de gases responsables del calentamiento global. El gobierno tiene un objetivo a corto plazo para recortar por debajo del 20 % los niveles de 1997 y un recorte más ambicioso del 60 % para 2050. Los críticos a la energía nuclear dicen que esta medida no ayudará a cumplir el objetivo de 2010, debido al largo período necesario para planificar, construir e instalar tales plantas de energía. No obstante, los que respaldan la idea dicen que la energía nuclear ayudará a cumplir el recorte del 60 % para el 2050[cita requerida].
En 2003 se cierra su única planta nuclear, ubicada en Krško, decidiéndose no construir nuevas plantas.
El Parlamento de Finlandia votó el 24 de mayo de 2002 construir su quinta planta de energía nuclear. Como razones se dieron motivaciones económicas, de seguridad energética y ambientales (política climática). Mientras que la generación de energía hidroeléctrica se ve recortada en años de sequía, la energía nuclear suminista volúmenes de energía constantes. Con una demanda creciente (las proyecciones apuntan a la necesidad de 7500 MW de capacidad adicional para 2030) y la necesidad de asegurar un suministro económico fiable para el largo plazo, varios estudios muestran que la energía nuclear es la opción más barata para Finlandia[cita requerida].
Los Verdes abandonaron el gobierno como reacción a esta decisión, con la dimisión de la Ministra de Medio Ambiente, Satu Hassi. Otras fuentes ven en la construcción un subsidio encubierto para la poderosa industria papelera finesa, que es una voraz consumidora de energía eléctrica.
El voto se consideró muy significativo en lo que supone la construcción, después de más de una década, de una nueva central nuclear en Europa Occidental. La compañía eléctrica TVO, que pretende explotar el nuevo reactor, consiguió imponer condiciones extremadamente favorables en la construcción del reactor, debido a su importancia estratégica para la industria nuclear: la feroz competencia entre los fabricantes hizo que el precio del proyecto descendiera a 3200 millones de euros (aunque este precio todavía excedía en 700 millones de euros el coste máximo previsto durante el debate político). Areva, la compañía pública francesa que construirá el nuevo reactor, planea actualmente construir uno similar en Francia, aunque su coste será un 25 % más alto que el acordado para Finlandia. Otro hecho a tener en cuenta es que TVO y Areva establecieron un contrato de precio fijo, lo cual implica que si los costes totales exceden los 3200 millones de euros (algo bastante probable dado el nuevo diseño, los ambiciosos plazos y el retraso ya acumulado de 18 meses), Areva deberá cubrir los costes adicionales. Esta y otras razones han llevado a que la Comisión Europea esté investigando la existencia de ayudas estatales ilegales en la financiación del nuevo reactor, según la denuncia de la Federación Europea de Energías Renovables. A pesar de todas estas ventajas para la compañía TVO, Standard & Poor's modificó la calificación crediticia de TVO de "estable" a "negativa", después de que se anunciara la decisión de construir el nuevo reactor. Según el analista crediticio Andreas Zsiga, de Standard & Poor's, esto "refleja el creciente riesgo financiero y comercial que puede producirse si TVO decide seguir adelante". Los grupos ecologistas fineses han establecido una página web para suministrar información sobre la construcción de este reactor nuclear: (en inglés)www.olkiluoto.info.
Sin embargo, en julio de 2009 el proyecto acumulaba 3 años de retraso.
Se han hecho planes para incrementar el número de reactores en funcionamiento de veintinueve a cincuenta y nueve, financiados con la ayuda de préstamos de la Unión Europea. Los viejos reactores serán mantenidos y actualizados, incluidas las unidades RBMK similares al reactor de Chernobyl. En agosto de 2005, Rusia y Finlandia, acordaron la exportación de energía nuclear desde Finlandia hacia Rusia. China y Rusia acordaron estrechar la cooperación en la construcción de plantas nucleares en octubre de 2005.
Nueva Zelanda promulgó en 1987 la New Zealand Nuclear Free Zone, Disarmament, and Arms Control Act (Acta de 1987 de Zona Libre Nuclear, Desarme y Control de Armas), que prohíbe el estacionamiento de armamento nuclear en el territorio de Nueva Zelanda y la entrada en aguas de Nueva Zelanda de embarcaciones con armamento o propulsión nuclear. Esta Acta del Parlamento, no obstante, no prohíbe la construcción de plantas de energía nuclear.
En Australia no hay ninguna planta nuclear. Australia tiene unas reservas de carbón muy extensas y de bajo costo de extracción, y considerables reservas de gas natural. La mayoría de la opinión política se opone a la energía nuclear doméstica tanto por motivos medioambientales como económicos. Sin embargo, un número de destacados políticos ha empezado a invocar la energía nuclear como un medio asequible de reducir las emisiones contaminantes y tal vez facilitar la instalación de plantas desalinizadoras a gran escala[cita requerida].
China e India están actualmente construyendo nuevas plantas de energía nuclear.
En Taiwán, el petróleo supone el 48 % del total de consumo energético. Le sigue el carbón con un 34 %, y, a continuación, la energía nuclear con un 9 %, el gas natural con un 8 % y la energía hidráulica (por debajo del 2 %). La energía nuclear es objeto de controversia y la privatización del mercado energético (con Taipower que es una compañía estatal), que fue inicialmente prevista para 2001, fue pospuesta en el 2002 hasta el 2006. Taipower tiene una capacidad instalada de 31.915 MW, de los cuales el 69 % correspondían a térmicas, 16 % a nucleares y 14 % a hidráulicas. A principios del 2000, fue elegido el gobierno del Partido Progresista Democrático, con las promesas de aprobar para el futuro únicamente proyectos de energía de gas natural licuado, y de incrementar la participación del gas natural licuado en la generación de la energía de Taiwán hasta alcanzar alrededor de la tercera parte del total para 2010. Se intentó detener la construcción en marcha de la planta nuclear de Kungliao de 2.700 MW, pero un tribunal falló que la construcción no podía ser interrumpida.
En Japón, según la situación al año 2005, 55 reactores generan el 30 % de su electricidad. El 80 % de su energía procede de la importación. Desde 1973 la energía nuclear ha constituido una prioridad estratégica nacional.
Con datos al año 2005, Corea del Sur tiene 18 reactores de energía nuclear operativos, y dos más en construcción y previstos para su inauguración en el 2004. Lentamente, la energía renovable, principalmente hidroeléctrica, va ganando cuota de participación.
En Corea del Norte, dos reactores de agua presurizada, en Kumho, estaban en construcción, la cual fue suspendida en noviembre de 2003. El 19 de septiembre de 2005 se comprometió a suspender la construcción de armas nucleares y a permitir las inspecciones internacionales a cambio de ayudas en el sector energético, las cuales incluirían uno o más reactores de agua ligera (El acuerdo decía: "Las otras partes expresaron su respeto y acordaron debatir en el momento adecuado los temas para el suministro de reactor/es de agua ligera").
Irán tiene dos plantas de energía nuclear en construcción y, como cualquier otro país, el derecho legal al enriquecer uranio con fines pacíficos de acuerdo con el Tratado para la No Proliferación de Armas Nucleares. A partir de 2005 los Estados Unidos y la Unión Europea comenzaron a denunciar que el Tratado había sido vulnerado por el programa nuclear secreto que fue descubierto en 2002. Irán afirma que la energía nuclear es necesaria para una población en expansión que ha más que duplicado su número en los últimos veinte años, así como para su creciente industrialización. El país importa de forma habitual gasolina y electricidad, y la combustión en grandes cantidades de petróleo fósil daña de forma drástica el medio ambiente iraní. Irán cuestiona que no se le permita la diversificación de sus fuentes de energía, especialmente cuando existe el temor de que sus campos petrolíferos pudieran estar agotándose[cita requerida]. Además, reivindica que su petróleo debiera utilizarse para obtener productos de alto valor, y no simplemente en la conversión en electricidad. Irán también expone cuestiones financieras, reclamando que el desarrollo del exceso de capacidad en su industria petrolera podría costar 40 mil millones de dólares, solo para el pago de las plantas energéticas. La dotación de elementos para energía nuclear costaría solo una parte de esta cifra, si se tiene en consideración sus abundantes recursos accesibles de mineral de uranio.
En julio de 2000, el gobierno de Turquía decidió no construir una controvertida planta nuclear en Akkuyu.
En los Estados Unidos, la explotación se inició cuando el Presidente Dwight D. Eisenhower inauguró la central nuclear de Shippingport el 26 de mayo de 1958 como parte de su programa Átomos para la Paz. El Reactor de Shippingport fue la primera planta de energía nuclear construida en los Estados Unidos.
En 2004 en los Estados Unidos, había 69 reactores comerciales de agua presurizada y 35 de vapor de agua con unidades autorizadas a funcionar en total, 104 produciendo un total de 97.400 MW, que, aproximadamente, representa el 20 % del total de consumo eléctrico nacional. Los Estados Unidos son el mayor proveedor mundial comercial de energía nuclear.
Varias plantas nucleares de Estados Unidos se han cerrado con antelación a sus vidas previstas de funcionamiento, incluyendo las plantas de Rancho Seco en 1989 en California, San Onofre Unit 1 en 1992 en California (las unidades 2 y 3 siguen funcionando), Zion en 1998 en Illinois y Trojan en 1992 en Oregón. No obstante, un gran número de plantas han recibido recientemente una prórroga de 20 años para sus períodos de vigencia autorizados.
En los EE. UU., con datos de 2005, ninguna planta nuclear ha sido encargada sin la subsiguiente cancelación durante veinte años. Sin embargo, el 22 de septiembre de 2005 se anunció que dos nuevos emplazamientos habían sido seleccionados para recibir nuevos reactores de energía (con exclusión del nuevo reactor programado para INL) - ver Programa de Energía Nuclear 2010, y otros dos equipamientos tenían planes para nuevos reactores. También había una instalación para un permiso anterior en Exelon's Clinton Nuclear en Clinton, Illinois para instalar otro reactor así como un rearranque de un reactor en la planta nuclear de la Tennessee Valley Authority Browns Ferry. El 17 de febrero de 2010 el presidente Barack Obama anunció la construcción de 2 nuevas centrales nucleares en el estado de Georgia, las primeras en construirse en Estados Unidos en 30 años, con lo cual este país reinicia su apuesta por la energía nuclear.
En México tras una época en la que se pensó en dejar de hacer uso de la energía nuclear se decidió finalmente en 2007 por repotenciar la central nuclear Laguna Verde, la cual cuenta con 2 reactores de 683MW cada uno, tras la repotenciación los reactores aumentaran su producción a 817MW cada uno. El 14 de mayo de 2010 la secretaría de energía Georgina Kessel anunció que México contempla plenamente el desarrollo de la energía nuclear en su matriz energética como una alternativa para desincentivar el uso de combustibles fósiles y aumentar la generación de electricidad limpia. El director de proyectos de la CFE (Comisión Federal de Electricidad) reveló los 4 escenarios que México contempla: Uno que descarta el uso de la energía nuclear y en substitución la construcción de 14 centrales de carbón entre 2019 y 2028; otro que implica la construcción de dos centrales nucleares que entrarían en operación en 2027 y 2028 además de límites al uso del carbón y del gas natural, a la vez del aumento del uso de la energía eólica; un tercer escenario que descarta el empleo del carbón y limita la construcción de nuevas plantas de ciclo combinado a gas, permitiendo así construir 6 plantas nucleares que empezarían a operar entre 2024 y 2028; y un cuarto escenario, que descarta el uso del carbón, impone límites a los ciclos combinados e incluye 10 plantas nucleares que estarían operando entre los años 2022 y 2028.
En Argentina existen tres plantas de energía nuclear, dos en la localidad de Lima, Provincia de Buenos Aires, y otra en Embalse, Provincia de Córdoba.
En Brasil, la energía nuclear, producida por dos reactores en la Angra, proporciona alrededor del 4 % de la electricidad del país - en torno a 13 000 GWh por año.
Informaciones periodísticas (I semestre 2006) señalan que ambos países están considerando concluir las centrales que estaban con su cronograma de construcción desacelerado.
En África, Sudáfrica es el único país que tiene una planta de energía nuclear y está localizada en Koeberg.
Varios países, en su mayoría europeos, se plantearon el abandono del uso de la energía nuclear a partir de 1987. Austria (1978), Suecia (1980) e Italia (1987) votaron en referéndum la oposición o el abandono de la energía nuclear. Entre los países que no tienen plantas nucleares y han prohibido la construcción de nuevas plantas se incluyen Australia, Austria, Dinamarca, Grecia, Irlanda y Noruega (este último tiene dos reactores de investigación). Polonia detuvo la construcción de un reactor. Bélgica, Alemania, Holanda, España y Suecia decidieron no construir nuevos reactores o tienen intenciones de abandonar la energía nuclear, aunque en su mayoría todavía dependen en mayor o menor medida de ella. Suiza tuvo una moratoria para el cese de construcción de plantas nucleares durante 10 años, pero en referéndum en 2003 se decidió no renovarla.
El parlamento de Finlandia aprobó en 2002 la construcción de una quinta central nuclear. Esta fue la primera decisión tomada en este sentido en una década en Europa Occidental.
Si los países abandonan la energía nuclear, deberán encontrar alternativas para la generación de energía, si no desean depender de la importación de combustibles fósiles (en su mayoría procedentes de países inestables políticamente). Por esta razón, las discusiones de un futuro abandono suelen estar ligadas a discusiones sobre el desarrollo de las energías renovables. Entre las alternativas a la energía nuclear más discutidas se encuentran la hidroeléctrica, la energía eólica, la energía solar y la biomasa. También los combustibles fósiles podrían ser considerados si la tecnología existente fuera mejorada para no producir efectos contaminantes.
En 2009, el Parlamento Europeo se pronunció a favor de la energía nuclear.
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