El hombre lobo, también conocido como licántropo o lobisón, es una criatura legendaria presente en muchas culturas independientes a lo largo del mundo. Se ha dicho que este es el más universal de todos los mitos (probablemente junto con el del vampiro), y aún hoy, mucha gente cree en la existencia de los hombres lobo o de otras clases de «hombres bestia». Todas las características típicas de aquel animal - como son la ferocidad, la fuerza, la astucia y la rapidez- son en ellos claramente manifiestas, para desgracia de todos aquellos que se cruzan en su camino. Según las creencias populares, este hombre lobo puede permanecer con su aspecto animal únicamente por espacio de unas cuantas horas, generalmente cuando sale la luna llena.
En el folclore y la mitología, un hombre lobo es una persona que se transforma en lobo, ya sea a propósito o involuntariamente, a causa de una maldición o de otro agente exterior. El cronista medieval Gervase de Tilbury asoció la transformación con la aparición de la luna llena, pero este concepto fue raramente asociado con el hombre lobo hasta que la idea fue tomada por los escritores de ficción moderna. La mayoría de las referencias contemporáneas están de acuerdo en que un hombre lobo puede ser asesinado si se le dispara una bala de plata, aunque esto es producto de la narrativa moderna y tampoco aparece en las leyendas tradicionales.
Nadie sabe con exactitud cuándo se originaron las leyendas sobre hombres lobo. Puede que se trate de una superstición tan antigua como la humanidad misma y la manifestación observada de diversas patologías. Así parecen indicarlo algunos casos datados en España, como alguno reseñado en el siglo XVI o el de Manuel Blanco Romasanta, siglo XIX, en cuya vida se basan las películas El bosque del lobo, y Romasanta. La caza de la bestia (2004).
La palabra licántropo tiene su raíz en el griego lycanthropos y este a su vez de las palabras griegas: λύκος, lýkos ['lobo'] ; άνθρωπος, ánthrōpos ['hombre'].
Otra expresión utilizada es lobizón, cuya etimología proviene del portugués lobisomem (lobo + homem), «hombre-lobo».
En algunos países y culturas otros animales desempeñan el papel del hombre lobo. Así, en África aún se cree en hombres hiena u hombres leopardo; en India se pensaba que los tigres enemigos de los hombres eran capaces de convertirse en humanos para atraer a estos. Abundan hasta hoy en Latinoamérica las leyendas de los «hombres-tigres», asociados con yaguaretés, jaguares, otorongos o pumas ya que éstas son las fieras más temidas en ese continente. Los dos mitos más importantes son: el runa uturuncu, «indio-tigre» u «hombre-puma» en el quichua del noroeste argentino; b) el Yaguareté-Abá o «tigre-capiango» de las leyendas guaraníticas del Paraguay. Estas leyendas aparecen también en la obra póstuma del poeta Leopoldo Lugones. Sin embargo, desde cierto punto de vista no sería apropiado llamar a todos los seres citados anteriormente como licántropos ya que como se puede ver en la etimología de arriba, la palabra licántropo designa a un hombre lobo.
El mito de los hombres lobo parece (o es) originario de Europa, y estaba muy vinculado con otras supersticiones y la magia negra. El mito es esencialmente masculino y, entre las causas de que un ser humano se convirtiera en hombre lobo, las más frecuentes eran las siguientes:
En todos los casos la explicación tradicional del mito parece solapar la violación de alguna norma natural o social. Puede, como el más moderno y literario mito de El hombre y la bestia, resumir las tendencias conscientes y sociales del hombre y sus tendencias pulsionales inconscientes, incluso más que pulsionales: instintivas previas a la socialización del sujeto.
Según la tradición, la mayoría de los hombres lobo no se transforman en tales voluntariamente; son víctimas de una maldición, y sufren enormemente a la hora de su metamorfosis. Lo que es peor, al transformarse pierden completamente la conciencia humana y se vuelven peligrosos, incluso para sus seres queridos. La única manera de librar a un hombre lobo de su maldición es dándole muerte, lo cual no es nada fácil; debe hacerse con un instrumento de plata, ya sea un bastón, un cuchillo o una bala, aunque en algunas zonas de la península Ibérica hay rituales consistentes en cortar la cabeza y arrancar su corazón.
Un hombre lobo es un hombre completamente normal la mayor parte del tiempo, y se comporta de manera natural, aunque un poco velludo, y con los sentidos más desarrollados (especialmente el olfato), además de estar en buen estado de salud y forma física.
No es sino durante la noche de Luna Llena cuando se transforma, pues la luz de este satélite es la que controla sus transformaciones. Aunque varía según las versiones, el aspecto de un Hombre Lobo transformado puede ir desde un lobo auténtico aunque más grande de lo normal, hasta un humanoide peludo y con colmillos que va en busca de carne humana.
Las leyendas históricas describen una gran variedad de métodos para convertirse en hombre lobo. Una de las más sencillas es la de desnudarse y usar un cinturón hecho de piel de lobo, mientras modernamente se transforman por rabia, nerviosismo o primera luna llena, probablemente un sustituto de ponerse encima toda una piel del animal que también es frecuentemente descrito para este proceso en los relatos más antiguos. En otros casos el cuerpo se frota con savia mágica. Otras maneras también consideradas para lograr la metamorfosis son beber agua que esté sobre la huella del animal o beber de ciertas fuentes encantadas. 'Olaus Magnus dijo que los hombres lobo de Livonia eran iniciados al beber una copa de cerveza especialmente preparada mientras se repetía una fórmula mágica. Ralston, en sus Canciones sobre la gente rusa da una forma de encantamiento que aún es familiar en Rusia. También se dice que cuando una mujer da luz a seis niñas, nacerá un séptimo varón y será un hombre lobo.
En el folclore gallego, portugués y el de Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, es el séptimo de los hijos varones. Destaca que esta creencia en Paraguay y Argentina el hombre lobo derivó o se fusionó con la leyenda del ser llamado el lobizón o luisón.
En otros casos la transformación se logra supuestamente mediante agentes satánicos a los que se somete voluntariamente, y eso se hace con los fines más desagradables, en particular por la gratificación del anhelo de la carne humana (la carne humana que el licántropo puede anhelar puede entenderse como tal —es decir, una antropofagia relacionada con casos de psicosis— o, puede entenderse figuradamente como el deseo sexual sin censura alguna). Richard Verstegan escribió:
Tales eran los puntos de vista acerca de la licantropía a través de Europa Continental cuando Verstegan escribió: «Los ungüentos y las savias en cuestión pueden contener agentes alucinógenos (en particular los derivados de la belladona)».
Hay teorías que dicen que a los licántropos, cuando no están convertidos en lobos, el pelo de lobo les crece hacia adentro, y cuando es lobo, le crece la piel hacia afuera; así que cuando se transformase, le daría vuelta a su propia piel.[cita requerida]
También existen varios métodos para eliminar la forma bestial. El más simple era el acto de desencantar (funcionando en sí mismo o en una víctima), y otro era el retiro del cinturón o piel del animal. Otros métodos de posibles curas son: arrodillarse en un punto durante cien años, ser reprochado por ser un hombre lobo, ser saludado con el signo de la cruz, ser llamado tres veces por el nombre bautismal, ser golpeado tres veces en la nuca con un cuchillo, o al menos derramar tres gotas de su sangre. Muchos cuentos folclóricos europeos incluyen lanzar un objeto de hierro sobre o hacia el hombre lobo, para que este revele su forma humana.
Muchos países y culturas europeas tienen historias sobre hombres lobo, incluyendo España, Grecia (lycanthropos), Bulgaria (varkolak, vulkodlak), Dinamarca (Varulv), Finlandia (Ihmissusi), Holanda (Weerwolf), Hungría (Farkasember), Indonesia (manusia serígala), Irlanda (Bleidd-ddyn), Islandia (varúlfur), Italia (licántropo), Serbia (vukodlak), Sicilia (Lupu mannaru), Rusia (volkodlak), Polonia (wilkolak), Rumania (vârcolac), Turquía (Kurt Adam), Inglaterra (werewolf), Alemania (Werwolf), Suecia (Varulv), Francia (loup-garou), Galicia (lobishome, lobo da xente), Portugal, Brasil y Paraguay (Luisón o Lobizón, lobisomem), Uruguay, Argentina (Lobizón), Lituania (vilkolakis y vilkatlakis) y Estonia (libahunt).
Según la leyenda, el primer hombre lobo reconocido fue Licaón, rey de Arcadia, Grecia. En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto y una persona muy religiosa que había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un salvaje, pues a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos en honor a Zeus, e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino pidiendo hospitalidad.
Al enterarse, el dios Zeus quiso comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una visita a Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se enteró a tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; ordenó que le sirvieran la carne de un niño (presuntamente un hijo suyo).
Zeus se dio cuenta, por supuesto, y, encolerizado, condenó a Licaón a convertirse en lobo, y a que todos sus descendientes serían también hombres lobo. Hoy se conoce como licaón al perro salvaje africano, un pariente de los lobos.
La historia de Licaón provee uno de los primeros ejemplos de la leyenda del hombre lobo. De acuerdo a la historia de Licaón, este se transformaba en un lobo como resultado de comer carne humana; un testigo que estuvo presente en un sacrificio periódico en el Monte Licaón dijo sufrir un destino similar. Plinio el Viejo, dijo citando a Euanthes (Historia Naturalis viii. 22/34. 81): que un hombre de la familia de Anteo fue seleccionado por Lot y fue llevado a un lago en Arcadia, donde colocó su ropa en un árbol y nadó a través del lago. Esto dio como resultado su transformación en un lobo, y vagó en esta forma durante nueve años. Entonces, si durante este tiempo él no atacaba a ningún ser humano, tendría la libertad de nadar de regreso y volver a su forma original.
Probablemente las dos historias son idénticas, aunque no se haya mencionado del sacrificio de Licaón por los descendientes de Anteo. Heródoto (iv. 105) menciona que la tribu de los Neuri, un pueblo que él ubica al noroeste de Escitia, se transformaban anualmente durante algunos días. Virgilio también estuvo familiarizado con la transformación de seres humanos en lobos (véase Eglogas viii. 98). En la novela Satyricon, escrita por Cayo Petronio cerca del año 60, uno de los personajes recita una historia sobre un hombre que se convierte en lobo.
A partir de ese momento las leyendas sobre hombres lobo parecen haberse multiplicado; al llegar la Edad Media, los cuentos de hombres que se transformaban en lobo eran comunes y la gente tenía tanta fe en ellos que ni siquiera se atrevía a salir de noche al bosque. Hay que recordar que en aquellos tiempos los lobos auténticos eran comunes y no era raro que atacaran a las personas. Más tarde los lobos fueron cazados y exterminados en gran parte de su área de distribución, pero el temor a los hombres bestia siguió igual de fuerte que antes.
Según las creencias armenias, hay mujeres que a consecuencia de pecados mortales están condenadas a pasar siete años bajo la forma de un lobo. Un espíritu llega a tales mujeres y les da la piel de lobo. Este les ordena ponérsela, y tan pronto como lo hacen aparecen marcas de lobo en su mano derecha. Una vez que su naturaleza es conquistada, se come a sus propios hijos, uno por uno, después devora a los hijos de sus parientes de acuerdo a la cercanía genealógica, y finalmente ataca a los niños ajenos a su familia. Pasa a vagar entonces solamente durante la noche, y las cerraduras y puertas se abren en su aproximación. Cuando está cerca la mañana, vuelve a su forma humana y se quita la piel de lobo. En estos casos la transformación es involuntaria. Pero junto a esta creencia sobre metamorfosis involuntaria, se encuentran las creencias de que los seres humanos pueden transmutar en animales a voluntad y después reasumir su forma original.
En particular, Francia parece haber sido infestada con hombres lobo durante el siglo XVI, por lo que fueron numerosos los consecuentes juicios. En algunos casos, por ejemplo, los de la familia de Gandillon en el Jura, el sastre de Chalons y de Roulet, todo ocurriendo en el año 1598, había clara evidencia en contra del acusado de asesinatos y canibalismo, pero ninguno asociado con lobos; en otros casos, como el de Gilles Garnier en Dole, 1573, hubo clara evidencia de existencia de algún lobo, pero ninguna en contra del acusado; en todos los casos, con muy pocas excepciones, había una predisposición del acusado en confesar e incluso en detallar las circunstancias de la metamorfosis, la cual es una de los temas recurrentes de la brujería medieval. Aun cuando esta fiebre licantrópica (de ambos, acusadores y sospechosos) llegó a su cenit, se decidió en el caso de Jean Grenier en 1603, en Burdeos, que la licantropía no era más que una ilusión enfermiza. Desde entonces el loup-garou dejó de ser considerado como un herético peligroso, y regresó a su posición pre-cristiana como una simple amenaza «lobo-hombre». Las mujeres-lobo (lubins o lupins) fueron consideradas en Francia, no obstante, como hembras tímidas e inofensivas, en contraste con los temidos loup-garou.
De acuerdo con los obispos Olaus Magnus y Majolus, en las provincias de Prusia, Livonia y Lituania, los hombres lobo del siglo XVI eran más destructivos que los «auténticos lobos», y su heterodoxia surge de la aserción de los obispos católicos de que ellos formaron una «escuela maldita» de aquellos «deseosos de las innovaciones contrarias a la ley divina».
Sin embargo, al principio del siglo XVII en Inglaterra, las personas acusadas de brujería eran aún perseguidas celosamente por Jaime I de Inglaterra, para entonces el lobo ya estaba extinto hacía largo tiempo en la isla, por lo que este piadoso monarca estaba libre (Demonologie, lib. iii.) de acusar a los werewolfes como víctimas de una ilusión inducidas por una «superabundancia de melancolía natural». Solamente las criaturas pequeñas tales como el gato, las liebres y la comadreja permanecían como vehículos para que el hechicero malo se transformase en ellos.
Los hombres lobo de dispensación cristiana no eran todos considerados como herejes o viciosamente dispuestos en contra de la humanidad. De acuerdo con Baronius, en el año 617, se presentó un grupo de lobos en un monasterio, y destrozaron a varios frailes quienes mantenían opiniones sobre herejía. Los lobos mandados por Dios despedazaron a los ladrones sacrílegos del ejército de Francesco Maria, duque de Urbino, quien había llegado para saquear el tesoro de la Santa Casa de Loreto. Un lobo vigiló y defendió a San Edmundo Mártir, rey de Inglaterra ante las bestias salvajes. San Odo, Abad de Cluny, asolado por una manada de zorros, fue liberado y escoltado por un lobo (A. de Gubernatis, Zoological Mythology, 1872, vol. ii. p. 145). Gran parte de los hombres-lobo de los cuentos medievales eran personas inocentes y temerosas de Dios, que sufrían a través de embrujos de otros, o simplemente estaban destinados a un destino infeliz, y quienes en forma de lobo se comportaban de una manera admirable, honrando y protegiendo a sus benefactores. El Bisclaveret en el poema William y el Hombre-lobo de María de Francia (c. 1200), el héroe pertenecía a esta clase y los numerosos príncipes y princesas, damas y caballeros, quienes aparecieron temporalmente en forma de bestias en los cuentos de hadas alemanes (o Märchen). Véase Blanca Nieves y Rosa Roja, donde el oso feroz es realmente un príncipe encantado.
De hecho, el poder de transformar a otros en bestias salvajes no solo fue atribuido a hechiceros malignos, sino también a santos cristianos. Omnes angeli, boni et mali, ex virtute naturali habent potestatem transmutandi corpora nostra (Todos los Ángeles, buenos y malos, tienen el poder de transmutar nuestros cuerpos) fue la sentencia de Santo Tomás de Aquino. San Patricio transformó a Veretico, un rey de Gales, en lobo; y San Natalio maldijo a una ilustre familia irlandesa con el resultado de que cada miembro de ella estaba condenado a ser un lobo por siete años. En otras historias la voluntad divina es más directa, en Rusia, se supone que los hombres se convierten en hombres lobo al incurrir en la cólera del diablo.
Ciertas creencias sobre el hombre lobo se basan en acontecimientos documentados. La Bestia de Gévaudan fue una criatura que aterrorizó el área general de la provincia de Gévaudan, en el actual Departamento de Lozère, en las Montañas de Margeride al sur de Francia, en el lapso de 1764 a 1767. La bestia fue descrita frecuentemente como un lobo gigante, atacando al ganado y a seres humanos sin distinción. Fue abatida, según los relatos, por Jean Chastel con una bala de plata, de aquí el mito de que los hombres lobo solo pueden matarse con este artilugio.
Se ha propuesto una teoría reciente para explicar los episodios de hombres lobo en Europa durante los siglos XVIII y XIX. El cornezuelo, cuya ingestión causa envenenamiento, es un hongo que crece en los lugares donde se cultiva centeno en temporadas húmedas, después de inviernos muy fríos. El envenenamiento por cornezuelo normalmente afecta pueblos completos o por lo menos las áreas pobres de los pueblos, provocando alucinaciones, histeria colectiva y paranoia, así también como convulsiones y en algunas ocasiones la muerte (el LSD deriva del cornezuelo). El envenenamiento por consumo de cornezuelo se ha propuesto como la causa de que algunos individuos creyeran ser un hombre lobo, o de que todo un pueblo creyera haber visto un hombre lobo.
Como la mayoría de los intentos de usar la ciencia moderna para explicar creencias religiosas y folclore, esta teoría es controvertida e insatisfactoria. Por ejemplo, no explica por qué los brotes de histeria sobre brujería y las leyendas de transformaciones en animales existen alrededor de todo el mundo, incluyendo lugares donde no hay cornezuelo del centeno. La histeria y la superstición han existido a través del mundo por toda la historia registrada, y, generalmente hablando, el envenenamiento por consumo de hongos no es la razón de todos estos acontecimientos.
Similarmente, algunos investigadores modernos han intentado utilizar condiciones tales como rabia, hipertricosis (crecimiento excesivo del pelo sobre el cuerpo entero) o porfiria (un desorden enzimático con síntomas que incluyen alucinaciones y paranoia) como explicación para la creencia del hombre lobo, aunque los síntomas de esas dolencias no emparejan completamente con el folclore o la evidencia de los episodios de histeria colectiva.
También existe un raro desorden mental llamado licantropía clínica, en la que la persona afectada tiene la ilusoria creencia de que se está transformando en otro animal, aunque no siempre es un lobo o un hombre-lobo.
Otros creen que las leyendas del hombre-lobo nacieron como parte del chamanismo y sus tótems, animales sagrados que supuestamente protegen a la tribu en las culturas primitivas con sus creencias basadas en la naturaleza. El término «teriantropía» ha sido adoptado para describir un concepto espiritual en el que el individuo cree tener el espíritu o alma, en su totalidad o en parte, de un animal no-humano.
Una idea explorada en el Libro de los hombres lobo de Sabine Baring-Gould es que las leyendas de los hombres lobo se pueden haber usado también para explicar los asesinatos en serie. Tal vez el ejemplo más famoso sea el de Peter Stumpp (ejecutado en 1599), un campesino alemán acusado de asesinato en serie y canibalismo, también conocido como el hombre lobo de Bedburg.
El proceso de transmutación es descrito como doloroso en muchos filmes y obras de literatura. El lobo que resulta es típicamente astuto pero sin piedad, y propenso a devorar y a la matanza de gente sin remordimiento, sin importar el carácter moral de la persona cuando este es humano. La forma que asume el hombre lobo no es siempre de un lobo ordinario, sino que a menudo son antropomorfas o pueden ser de otra manera más grandes y poderosas que un lobo ordinario. Muchos hombres lobos modernos son también supuestamente inmunes al daño causado por armas ordinarias, siendo solo vulnerables ante objetos de plata (generalmente una bala o un cuchillo). Esta reacción negativa a la plata es a veces tan fuerte que tan solo el tacto con el metal en la piel de un hombre lobo causará quemaduras. La ficción actual sobre el hombre lobo implica casi exclusivamente la licantropía como una condición hereditaria o siendo transmitida como una enfermedad por la mordedura de otro hombre lobo.
Desde finales del siglo XX, la descripción de los hombres lobo ha tomado un giro más comprensivo en algunos círculos. Con la llegada del medioambientalismo y otros ideales de retorno a la naturaleza, el hombre lobo se ve como la representación de la humanidad aliada con la naturaleza. Un ejemplo típico de esta perspectiva se puede considerar en el juego de rol Werewolf: The Apocalypse, en el cual los jugadores toman el papel de un hombre lobo que trabaja en nombre de Gaia, en contra del espíritu destructivo sobrenatural llamado Wyrm, que representa las fuerzas destructivas de industrialización y contaminación.
El autor Whitley Strieber exploró previamente estos temas en sus novelas The Wild (en las cuales se retrata al hombre lobo como medio con el que se trae de vuelta a la naturaleza la inteligencia y espíritu humano) y The Wolfen (en el que los hombres lobo se retratan como depredadores de la humanidad, actuando como control «natural» en su población ahora que han sobrepasado los límites tradicionales de la naturaleza).
La escritora J. K. Rowling incluye en sus libros de Harry Potter a un licántropo llamado Remus Lupin, el cual en los períodos de luna llena se toma una poción para lograr tener su forma lobuna pero con una mentalidad humana. También se menciona a otro licántropo llamado Fenrir Greyback que, a diferencia de Lupin, le encanta ser hombre lobo y muerde a las personas aunque no haya luna llena.
La novela Howling Mad, de Peter David, toma el argumento inusual de ofrecer un lobo que ha sido mordido por un hombre lobo, y como resultado se convierte en un «lobo-hombre». El lobo-hombre provee al lector con una perspectiva única sobre la civilización humana. Con el mismo argumento existe un relato de Boris Vian, en el que Denis, un lobo que habita en el Bois des Fausses-Reposes, es mordido por un hombre lobo, y cada plenilunio, convertido en hombre, vive como tal las noches de París. En la década de 1980 este relato fue llevado a canción por el grupo musical español La Unión con el tema «Lobo Hombre en París». También se utiliza esta idea en el libro infantil La leyenda de Tsobu, de Juan José Plans, publicada en Alfaguay, donde un hombre es convertido en hombre lobo y, posteriormente, muerde a un lobo, con lo que este último se dedica a controlar las acciones del primero mientras está transformado.
El talismán, novela de Stephen King y Peter Straub, retrata a los hombres lobo como protectores del Mundo de los Territorios. Un hombre lobo en particular (llamado Lobo) ayuda al joven Jack Sawyer en su aventura para localizar un artículo antiguo de poder. Aunque aún continúan los retratos de hombres lobos malignos en la cultura popular.
El escritor valenciano Sergi Durà actualizó el personaje del hombre lobo adaptándolo al mundo distópico del tercer milenio en su novela satírica Un home llop xangainés a Dubai (2011).
En las novelas de Memorias de Idhún, de Laura Gallego García, el personaje Alexander se transforma en un lobo todas las noches de luna llena, ya que su cuerpo tiene un espíritu humano y uno de lobo. Mientras mantiene su aspecto humano, tiene el pelo gris, los ojos amarillos, garras y colmillos.
En las novelas Temblor, Rastro y Para siempre, de Maggie Stiefvater, la historia está centrada en lobos. Estos son de mayor tamaño y conservan los ojos de su humanidad. Se convierten en lobos con el frío y la adrenalina y pasado un período de tiempo (varios años) dejan de ser humanos y pasan a adquirir la forma definitiva de un lobo.
Varias series de televisión hicieron alusión a los licántropos, entre ellas Supernatural, Luna, el misterio de Calenda o Teen Wolf, con el actor Tyler Posey y otros actores como Dylan O'Brien, Tyler Hoechlin, Crystal Reed y Holland Roden.
En el plano de los videojuegos la historia de los hombres lobo ha sido muy difundida y explotada, aunque si bien de entre ellos no es el elemento más vendido, si es usado al menos en simples referencias y transformaciones de los mitos originales.
El videojuego de 2015 Bloodborne, cuya ambientación utiliza diversos elementos de la literatura gótica tales como los de Bram Stoker o H.P. Lovecraft, recurre también a la figura del hombre-lobo como uno de los ejes de su historia principal, pero desde un punto de vista propio y particular. En él, los habitantes de la ficticia ciudad de Yharnam se ven afectados por una epidemia que los transforma en lo que ellos llaman "bestias", cuyo diseño y comportamiento está obviamente inspirado en la figura del hombre-lobo. A lo largo del videojuego aparecen muchos tipos y variantes de bestias distintos, así como personajes que se encuentran aún en etapas tempranas de su enfermedad (desde que son simples humanos con más pelo de lo común hasta que se transforman en monstruos rabiosos), pero siempre tomando como base la figura del hombre-lobo.
En el videojuego Sonic Unleashed, Sonic, el famoso erizo de la compañía nipona Sega, sufre una maldición en el juego y adquiere la capacidad de transformarse en licántropo, o en este caso, en un erizo-lobo.
En la franquicia de Pokémon existe una criatura llamada Lycanroc, la cual en su forma nocturna toma inspiración en un hombre lobo.
En el famoso juego MMORPG World of Warcraft están las criaturas denominadas worgen, que son unas bestias-lobos. En su nueva expansión World of Warcraft: Cataclysm en la facción de la alianza estará disponible la raza de los worgen, con aspecto de licántropo.
Existe una canción de Iron Maiden, «Prowler», que narra las aventuras de un hombre lobo alcohólico y adicto al sexo que vaga por la ciudad.
También existen varios juegos en los cuales el jugador toma el rol de un hombrelobo como Wolf, WolfTeam, BiteFight y Crimson Moon.
La escritora Cassandra Clare incluye en sus libros de Cazadores de sombras a hombres y mujeres lobo, tales como Maia Roberts, Luke Garroway y Jordan Kyle.
En la serie americana de TV The Vampire Diaries, hay varios personajes hombres-lobo, como Tyler Lockwood. En la serie, un "gen" de hombre-lobo se va pasando de generación en generación. Quien tiene ese gen no nace siendo hombre-lobo; ellos se convierten en licántropo al matar a otra persona, pues esa es la forma de desencadenar la maldición. Los hombres-lobo de esta serie adoptan su forma animal durante las noches de luna llena involuntariamente y otras veces voluntariamente; la transformación es dolorosa, y la forma animal es la de un lobo de tamaño normal. Además, la plata no les afecta. En su forma humana tienen mucha fuerza y actitud violenta en ocasiones. En esta serie también hay personajes llamados "híbridos", que son mitad hombre-lobo y mitad vampiros.
También en diciembre de 1983 se estrenó el famoso vídeo musical de Thriller de Michael Jackson con la joven Ola Ray. Al inicio del vídeo se puede ver a Michael Jackson transformarse en un hombre lobo, ella huye y él la persigue por el bosque hasta que es atrapada por el “lobo”, quien la devora.
En el cine los hombres lobo han sido muy representados, formando parte de las criaturas más célebres de todos los tiempos (junto a los vampiros, los zombis, el monstruo de Frankenstein y las momias). La primera película que utilizó un hombre-lobo antropomorfo fue Werewolf of London de 1935 (no confundir con la película de 1981 de título similar), con lo que estableció el canon de que el hombre lobo siempre mata a lo que él más ama. El hombre -lobo de esta película era un apuesto científico londinense que conserva algo de su aspecto y la mayoría de sus características humanas después de su transformación. El género fue luego popularizado por la clásica película de los estudios Universal El Hombre Lobo (1941), protagonizada por Lon Chaney Jr. como el hombre lobo Larry Talbot. Esta película contiene la ahora famosa rima: Even a man who is pure in heart / And says his prayers at night / May become a wolf when the wolfbane blooms / And the autumn moon is bright. (Incluso un hombre que es puro en corazón / y dice sus rezos en la noche / Puede convertirse en un lobo cuando la loba venenosa (o «azote de lobos») florece / Y la luna de otoño brille). Esta película se acredita a menudo como la que originó varios aspectos de la leyenda que se diferencian del folclore tradicional (incluyendo invulnerabilidad a armas que no son de plata, el contagio, y la asociación con la luna).
En 1957 un joven y rebelde Michael Landon encarnó a un violento licántropo en I Was a Teenage Werewolf (Yo fui un hombre lobo adolescente). En el año 1981 se estrenaron dos películas con hombres lobo como protagonistas: Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London), dirigida por John Landis, y The Howling (conocida en los países de habla hispana como El Aullido o Aullidos) dirigida por Joe Dante. Ambas fueron muy influyentes por el innovador uso de los efectos especiales para una transformación más detallada y espeluznante, provocando la revitalización del mito en pantalla. En 1985 se filma la comedia Teen Wolf (De pelo en pecho en España; Travesuras de un Lobo Quinceañero en Chile; y Lobo Adolescente en el resto de América Latina), protagonizada por Michael J. Fox y dirigida por Rod Daniel.
También se puede ver a un hombre convertirse en lobo al ser mordido por este animal en la película del año 1994 Wolf, protagonizada por Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer.
En 2010, se estrenó un nueva versión, protagonizado por Benicio del Toro, del clásico de Universal. Para el aspecto de la bestia se tomó como base el que tenía en la original de 1941, pero más realista y actualizado gracias a los avances del maquillaje y los efectos digitales por ordenador (CGI).
El español Paul Naschy, que creó al hombre lobo Waldemar Daninsky, es el actor que más veces ha interpretado a un licántropo en la pantalla. También en España se produjo la película de Pedro Olea, El bosque del lobo, donde se da un tratamiento más naturalista y realista al fenómeno de la licantropía.
La película canadiense Ginger Snaps (estrenada en el año 2000, generando una secuela y una precuela) hace uso de la licantropía como una analogía de la pubertad.
En las películas de la serie Underworld, se muestran a los hombres lobo en una batalla de siglos contra los vampiros. Además, se presentan como otra raza, los licántropos controlan a voluntad su metamorfosis y pueden convertir a otros mordiéndolos. Estos nuevos se transformaran al llegar la luna llena, luego de una transformación involuntaria, se vuelven licántropos. Según la historia, los hombres lobo (y luego los licántropos) eran sirvientes o perros guardianes para los vampiros, hasta que un licántropo los condujo a una rebelión por su libertad y vengar la muerte de su amada.
En la película Van Helsing, los hombres lobo son monstruos diabólicos al servicio de Drácula, sufriendo en la transformación el cambio de piel: la luna llena sólo los controla los primeros días de su licantropía, luego la maldición los consume hasta que llegan a ser lobos por siempre.
The Company of Wolves, de Neil Jordan, es una reinterpretación moderna del cuento de Caperucita Roja, en la cual el lobo feroz es realmente un hombre lobo.
Entre otros licántropos representados está el de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, dirigida por Alfonso Cuarón. En la película Wallace & Gromit: The Curse of the Were-Rabbit, aparece una parodia del monstruo llamada «conejo-lobo» (wererabbit, el «hombre-conejo»).
También cabe citar la serie japonesa Wolf's Rain, donde los protagonistas son en realidad lobos (en toda su forma animal) pero pueden tomar apariencia humanas ante otras personas. Pudiendo añadir la película Wolf Children ("Los niños lobo" en España) dirigida por Mamoru Hosoda, que tiene tintes de drama familiar y mito del hombre lobo.
En 2011 sale la serie "Teen Wolf" dirigida por "Jeff Davis" para MTV, también llamada como "Un Lobo Adolescente".En esta un niño es mordido por un "Alfa" y hace que su vida cambie por completo gracias a esas habilidades que un hombre lobo puede tener. A medida que pasan los episodios van descubriendo nuevos enemigos y especies como Hombre-coyote, Kitsune, Hellhounds, Kanima, Quimera, entre otros.
Hombre lobo: el Apocalipsis (Werewolf: The Apocalypse en inglés) es un juego de rol editado por la compañía White Wolf y en el que el jugador interpreta a un hombre lobo. Los hombres lobo (llamados garou en su lengua) son guerreros de Gaia (la Madre Tierra) que luchan contra el Apocalipsis, el fin de los tiempos profetizado, que anuncia la destrucción de la Tierra. En el juego, el jugador representa a un hombre lobo. A diferencia de la mitología tradicional estos hombres lobos pueden transformarse a voluntad, los Garou poseen cinco formas, desde el lobo al humano, pasando por dos formas intermedias hasta una forma similar a la que se puede apreciar en la película Van Helsing.
En el juego de cartas Los hombres lobo de Castronegro, entre uno y tres de los jugadores participantes en el curso de una partida han de emular a hombres lobo, teniendo que matar al resto de jugadores (los aldeanos). Los aldeanos, por su parte, han de identificar y matar a los hombres lobo, antes de que estos los maten a ellos.
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