Úbeda es una ciudad y municipio español de la provincia de Jaén, capital de la comarca de La Loma, en la comunidad autónoma de Andalucía. La ciudad, junto a la cercana Baeza, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco el 3 de julio de 2003, debido a la calidad y buena conservación de sus numerosos edificios renacentistas y de su singular entorno urbanístico.
Llamada «la ciudad de los cerros», constituye un importante centro de atracción. Cuenta con hospital comarcal, centros educativos y escuelas universitarias —UNED y SAFA—, delegaciones de Hacienda y de la seguridad social, juzgados, capitanía de zona, Centro del Profesorado (CEP), etc., derivando en uno de los índices de centralidad más altos de toda Andalucía. Según el anuario de La Caixa, se trata de la capital de una de las provincias económicas de España, con una zona de influencia de cerca de 200 000 habitantes que acude habitualmente a comprar en ella.
Su riqueza de hoy corresponde a su esplendor antiguo. Úbeda vive principalmente del sector terciario, el comercio y la administración, que ocupan el 49 % de la población activa. Pero además el peso de la agricultura ocupa a más de un 50 % de la población, siendo el centro neurálgico del olivar y de la producción aceitera, siendo uno de los mayores productores y envasadores de aceite de oliva de la provincia de Jaén, piedra angular de toda su economía. De hecho, la comarca de La Loma viene siendo la mayor productora mundial, con un 15 % de toda la producción aceitera mundial. Otras actividades complementarias son la industria, la ganadería y un incipiente turismo cultural.
Por su ancestral historia, el origen etimológico del topónimo Úbeda conduce a pensar en su significado en alguna lengua paleohispánica, concretamente la que corresponde a la cultura oretana. Al existir documentación sobre la ciclópea «Torre de Ibiut» asumimos que de esta milenaria construcción defensiva en la Loma, surgió la ciudad y el topónimo. Después el tiempo corrompió el topónimo hasta llegar a Bahud, Betul, Betulon, Betula, Ebdete, Idubea, Obdah, Ubadzza y por fin castellanizando como Vbeda.
En campo de gules, una corona real de oro y doce leones rampantes en gules en bordura de plata. Al timbre, corona real cerrada.Enrique III de Castilla el 12 de agosto de 1369 y en él se hace referencia mediante los doce leones a los caballeros ubetenses presentes frente a las murallas de Algeciras durante el sitio establecido entre 1342 y 1344 por Alfonso XI.
El escudo fue concedido porTal como aparece en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, la bandera de Úbeda consiste en un: «Paño rectangular, de proporción entre anchura y longitud de 3 a 5 metros, en color granate con el escudo de la ciudad centrado verticalmente y desplazado en la horizontal a una distancia de la vaina equivalente a 2/3 del ancho de la bandera. El tamaño del escudo será equivalente a dos quintos de la anchura del paño».
El himno de Úbeda, fue declarado himno oficial de la ciudad por el pleno del ayuntamiento el 14 de mayo de 1982. La letra fue escrita por Antonio Parra Cabrera, mientras que la música fue compuesta por el maestro Emilio Sánchez Plaza.
Úbeda está enclavada sobre una eminencia en la famosa comarca de La Loma, volcada hacia el valle del Guadalquivir, frente a la imponente Sierra Mágina y cerca del centro geográfico de la provincia de Jaén.
El término municipal de Úbeda está dedicado en su mayor parte a la agricultura, sobre todo olivar, el más productivo del mundo. Hasta los años setenta del siglo xx el cultivo de la aceituna era importante pero se alternaba con otros como el cereal o la vid, pero a partir de entonces un mar de olivos ha inundado la loma de Úbeda. En las vegas del Guadalquivir y Guadalimar aún predomina la agricultura intensiva de regadío —algodón, cebolla, tabaco, remolacha, etc.—.
Se encuentra dividido el término municipal en tres partes separadas, una isla principal y dos exclaves.
La isla de Úbeda o isla municipal principal, se sitúa prácticamente en el centro de la provincia, limitada por los municipios de Baeza, Rus, Arquillos, Vilches, Navas de San Juan, Torreperogil, Sabiote, Villacarrillo, Peal de Becerro, Quesada, Cazorla, Santo Tomé, Jódar, Cabra del Santo Cristo y Jimena. En ella se encuentran la ciudad de Úbeda, y sus anejos Santa Eulalia, Guadalupe, El Donadío, San Miguel y San Bartolomé.
El Rincón de Úbeda se sitúa en la orilla norte del río Guadalquivir, limitado por los municipios de Torreperogil, Sabiote, Villacarrillo, Santo Tomé y Cazorla. En este exclave se encuentran los anejos de Veracruz y Solana de Torralba.
El Rincón de Olvera se sitúa en la orilla norte del río Guadalimar, entre los municipios de Navas de San Juan y Sabiote. Si bien existió una fortaleza y aldea en este exclave, no está conformado por ningún núcleo de población actual.
Además del núcleo principal, el municipio comprende otros seis núcleos de población, anejos en los que residen algo más de
1000 habitantes en total. Por tamaño son:Otras aldeas completamente despobladas antes del siglo xix son el poblado de Olvera, Torre de San Juan —donde existió la ermita de San Juan Bautista— y Villarpardillo.
Cuatro ríos riegan las tierras ubetenses: Guadalquivir, Guadalimar, Guadiana Menor y Jandulilla, pero ninguno de ellos baña la ciudad. También en su territorio se encuentran los embalses del Giribaile, Doña Aldonza, Pedro Marín y Puente de la Cerrada.
Según la clasificación climática de Köppen, Úbeda tiene un clima Csa (clima mediterráneo). Climatológicamente, los inviernos son suaves y los veranos calurosos y secos.
La Cañada Real de El Paso se encuentra al este del municipio y es una zona de dehesa que cumplía la función de paso para la Mesta, y que actualmente es un parque periurbano y área recreativa. A unos kilómetros se encuentra el Monte Palomarejo, junto al arroyo del Villarejo.
La Dehesa de la Torrecilla y Dehesa del Moro se encuentran al norte. Buscando las estribaciones de Sierra Morena, van saliendo en las zonas donde todavía la agricultura no ha podido llegar, preciosas zonas de vegetación autóctona, quejigal, encinas y alcornoques. En esta zona se encuentra el llamado «mar de la loma», un inmenso lago formado por el embalse del Giribaile.
En el municipio también hay zonas declaradas paraje natural y de especial protección (ZEPA), como es el Paraje Natural del Alto Guadalquivir al sur del municipio: los embalses de Doña Aldonza, Pedro Marín y Puente de la Cerrada (Puente la Cerrá, en el habla local). Estos embalses están fuertemente colmatados, por lo que ha resurgido una gran cantidad de vegetación lacustre, y en ellos se pueden encontrar fauna diversa como la focha común, patos, flamencos o el calamón, con su vivo plumaje azul.
La leyenda dice que Úbeda fue fundada por Túbal, un descendiente de Noé. Del mítico torreón del rey Ibiut derivaría el nombre de la ciudad.
Si nos restringimos a la arqueología, los primeros asentamientos en Úbeda se remontan a la Edad del Cobre, en el actual Cerro del Alcázar. De hecho, las últimas investigaciones arqueológicas han arrojado seis mil años de antigüedad; Úbeda es la «ciudad más vieja —científicamente documentada— de Europa occidental». Lo asegura el equipo dirigido por el catedrático Francisco Nocete a la luz de los resultados que han arrojado 35 dataciones de Carbono-14 en el yacimiento de las Eras del Alcázar.
Existen restos calcolíticos, argáricos, oretanos, visigodos y tardorromanos, en el solar actual donde se asienta. A su vez había con anterioridad un importante oppida ibero de población autóctono, llamado Iltiraka en lengua íbera, y después dependiente de la colonia romana de Salaria, es conocido como Úbeda la Vieja —o Ubeda Vethula—, estando situado frente a la desembocadura del río Jandulilla en el Guadalquivir. En busca de intercambios llegan a Úbeda los griegos y más tarde los cartagineses con propósitos imperialistas, siendo vencidos por los romanos tras largas guerras.
Bajo el imperio romano, a partir de la batalla de Ilipa en 206 a. C., la antigua ciudad-estado íbera se romaniza, ya sería conocida como la Betula —Baetula—, siendo el centro de numerosa población diseminada. En tiempos de godos, los vándalos destruyeron la región al completo y sus moradores pasaron a concentrarse al sitio que hoy conocemos, llamado de Bétula Nova, por motivos más bien ignorados.
La ciudad como entidad con una cierta importancia reaparece con la llegada de los árabes, en particular con Abderramán II, quien la refunda con el nombre de Ubbada o Ubbadat Al-Arab —Úbeda «de los árabes»—, con la intención de controlar desde aquí a los revueltos mozárabes de Baeza. En el siglo xi es objeto de disputa entre los reinos de taifa de Almería, Granada, Toledo y Sevilla, hasta su conquista por los almorávides. Como ciudad musulmana, se rodeó de más murallas defensivas y se convirtió en una de las ciudades de mayor importancia de Al-Ándalus, debido a su artesanía y comercio. Así llegó a convertirse en un rico e importante bastión que poseer.
Durante el año 1091 el rey de Toledo, Al-Mamún, lucha contra la rebelión interna de los moros andalusíes siendo Úbeda rendida por la fuerza a manos de Alfonso VI. A partir del siglo xii los reyes castellanos aumentan progresivamente la presión sobre el Alto Guadalquivir y Úbeda solo es mencionada en las fuentes escritas como escenario de episodios bélicos, por ejemplo cuando la región fue objeto de los ataques de Alfonso VII de León, primero en 1137 y posteriormente en 1147, momento en el que se apoderó de Úbeda, Baeza y Almería. Durante diez años la ciudad permaneció en manos de los castellanos, hasta que la contraofensiva almohade les obligó a retirarse en 1157. Reconquistada y devastada por Alfonso VIII tras la batalla de las Navas de Tolosa y la batalla de Úbeda, es perdida al poco tiempo. Entretanto la ciudad es saqueada y arrasada en varias ocasiones más, siendo definitivamente su población masacrada por los cruzados en la batalla de 1212.
En el año 1233, Úbeda es definitivamente conquistada por Fernando III de Castilla tras seis meses de largo asedio, convirtiéndose en ciudad realenga y titular de un arciprestazgo:
Un hecho destacable es que la toma de Úbeda se realizó mediante capitulación, evitando una nueva matanza y posibilitando la coexistencia de distintas etnias que formaban una población de varias culturas (árabe, judía y cristiana). Durante más de dos siglos la ciudad participa activamente en la lucha contra los musulmanes, gozando de amplia autonomía en su gobierno local, regido por el Concejo apoyado por la veinticuatría.
Factor decisivo en este período es su importante valor geoestratégico. Durante casi tres siglos fue población fronteriza, primero de avanzada y luego muy cercana a la frontera entre los reinos de Granada y Castilla. Este hecho determina que los sucesivos reyes castellanos le otorguen numerosos privilegios y concesiones, como el Fuero de Cuenca, para favorecer la fijación de una población, formada por castellanos y navarro-aragoneses, que permanezca frente a circunstancias de vida adversas propias de una zona fronteriza. Así llegó a ser una de las cuatro «ciudades mayores de la reconquista de el Andalucía».
Episodios como el de 1368, en el que la ciudad es asolada con motivo de la guerra civil entre Pedro I de Castilla y Enrique II de Trastámara, y el posterior saqueo de Pero Gil y los ejércitos de Muhammed V de Granada avivó la rivalidad entre los bandos locales, Traperas contra Arandas primero, luego Cuevas contra Molinas y Moyas contra Padillas, tiñen de sangre su historia hasta las postrimerías del siglo xv. De hecho dieron lugar a que, a semejanza de lo ocurrido en Baeza, las murallas y torres del alcázar fuesen demolidas en 1506 por orden real, a fin de poner paz entre dichos bandos.
La provincia de la jurisdicción de Úbeda se extendía desde Torres de Acún (Granada) hasta Santisteban del Puerto, pasando por Albánchez de Úbeda, Huesa y Canena, y a mitad del siglo xvi también incluía en su partido jurisdiccional a las villas de Cabra del Santo Cristo, Jimena, Quesada, Peal, Sabiote y Torreperogil.
Este cúmulo de factores —situación geográfica y consiguiente dominio de vías de comunicación, su extensa y rica jurisdicción, gran alfoz y presencia de una nobleza cada vez más poderosa— sentó las bases a lo largo de los siglos xiv y xv del esplendor de la Úbeda del siglo xvi. Al finalizar la conquista de Granada, asistimos a un desarrollo económico de la ciudad basado en la agricultura y en una importante ganadería caballar y mesta propia, que fundamenta el periodo de mayor esplendor de la ciudad, siendo muy importante la roturación de bosques y puesta en valor de nuevas tierras. La paz y el desarrollo económico lleva consigo un aumento demográfico, alcanzando la ciudad una población de 18 000 habitantes, siendo una de las más populosas de toda España. Comenzando con Ruy López Dávalos, Condestable de Castilla con Enrique III y Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV, sus nobles encuentran acomodo en altos cargos de la administración imperial.
Tras la nobleza ubetense, y las órdenes de caballería, el siguiente gran estamento privilegiado es el clero. La diócesis de Jaén es enormemente rica, su mitra, posiblemente, fuera una de las más ricas de España, y el clero ubetense tenía altos cargos en ella. También hallamos un colectivo de vecinos que han prosperado —judíos o muladíes mayormente— y que genéricamente hubieran sido el germen de una incipiente burguesía. Se trata de profesionales, tales como médicos, sastres, escribanos, boticarios y, naturalmente, un estimable número de mercaderes ricos. Más abajo, existía todo un variado repertorio gremial propio de un núcleo de población rico y expansivo, mención especial al gremio de los pastores y ganaderos. El ejército y la milicia cerraban este grueso estamento. El tercer estamento era un número vasto de labriegos de las tierras de los nobles y pequeños campesinos.
Especialmente destacable es el papel de Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V. Con él entra el gusto por el arte en Úbeda, y como si fuera una pequeña corte italiana, de manos del arquitecto Andrés de Vandelvira y sus seguidores, Úbeda se llena de palacios. Su sobrino, Juan Vázquez de Molina, secretario de Estado de Carlos I, y de su hijo, Felipe II, continúa lo iniciado. En toda Úbeda arraigan fuerte las corrientes humanistas del Primer Renacimiento.
En 1526 el emperador Carlos visita la ciudad y jura guardar los privilegios, fueros y mercedes concedidas a Úbeda.
Los siglos xvii y xviii son de decadencia para la ciudad, inmersa en la crisis general de España, que ve cómo su pasado esplendor se apaga. La falta de una política proteccionista para la artesanía, las importaciones de la lana de Burgos, la subida de los precios por las malas cosechas, la injusta presión fiscal para las guerras, la corrupción, el poder del Clero, el proceso inflacionista por abundancia de metales, las continuas levas militares, las epidemias, y la emigración a Indias son algunos de los factores que contribuyeron a esa merma. Úbeda perdió hasta el control del tráfico de madera de los robles y pinos del Segura, en favor de comerciantes sevillanos. Todo ello va descapitalizando a la ciudad, agudizando las diferencias sociales e incrementando la miseria de la mayoría. Algunas fechas de los desastres que asolaron la ciudad en esta etapa fueron las pestes de 1585 y 1681 y el terremoto de Lisboa de 1755, que quebranta bastantes casas de la ciudad. Para rematar, la persecución de los cristianos nuevos y la expulsión de los moriscos en 1609 va a ser seriamente lamentado por el Concejo, por el impacto económico al perder su más valioso tejido económico.
La cruda decadencia se hace manifiesta a partir de 1700 con la larga Guerra de Sucesión. Los vecinos de Úbeda vivirán la Guerra de Sucesión con intensidad creciente. Sus aportaciones en caballos, armas, municiones, dinero o tropas son continuas, resultando difícil en ocasiones comprender de dónde provienen tales fuerzas en un pueblo debilitado por el hambre y la enfermedad. Tal fue la presión impositiva y la injusticia al quedar exentas las clases poderosas, que la población hambrienta se amotinó el 19 de marzo de 1706, contra los cobradores de las rentas reales. Como consecuencia de la guerra, Úbeda se empobreció en extremo y aumentó la conflictividad a límites desconocidos. El concejo tuvo que vender sus mejores fincas de propios para afrontar urgentes pagos de milicias. Sin duda hubo recesión demográfica, al coincidir la guerra con crisis de hambre y enfermedades generalizadas. En estos años, muchas villas de su territorio se independizan. Se puede concluir, que Úbeda sufre uno de los peores momentos de su historia, solo tocando fondo hacia 1735. Pero el mal en Úbeda y otros lugares estaba hecho, y era difícil dar marcha atrás al reloj de la Historia.
Posteriormente, con la guerra de la independencia española, durante la que los franceses permanecen entre 1810 y 1813 en la ciudad, se trunca la recuperación, las penalidades vuelven, se ocasionan saqueos y grandes perjuicios económicos. La situación llevó a Úbeda a un estado de "ruina económica", que la había conducido a extremos tales como la absoluta carencia de ganados para laborear el campo, de semillas para efectuar la siembra y aún de los medios más precisos para la subsistencia de la población.
Las desamortizaciones eclesiásticas de 1820 y 1836, supondrían que todos los conventos de la ciudad —con excepción de Santa Clara y las Carmelitas— fueran expropiados y vendidos en subasta pública. Ello significaría la total transformación de espacios urbanos de la ciudad, cambiando de uso algunos de estos edificios para albergar colegios, cuarteles, cárceles, etcétera y, en el peor de los casos, que fueran demolidos sus viejos inmuebles por amenaza de ruina. En suma, la ciudad vuelve a recuperarse hasta finales del siglo xix; es cuando comenzó a experimentar un pequeño resurgir con la mejora en avances técnicos, que llegan con retraso a la ciudad, que sigue siendo un medio rural no afectado apenas por la revolución industrial y cada vez más alejado de los centros de poder.
Úbeda continúa una larga existencia anodina, y sus palacios ya vacíos de lujos, permanecen abandonados.
Quedaban aún por sufrir los efectos de las guerras carlistas y las sucesivas revoluciones liberales que convulsionaron la vida de la ciudad. Las bases del liberalismo en Úbeda se basan en el predominio en la política de los grandes propietarios agrarios, y se instaura el caciquismo y el falseamiento electoral. A finales del siglo xix la pequeña burguesía con algunos terratenientes ubetenses hacen renacer la actividad en la ciudad gracias a la agricultura y la industria. Durante la década de 1920, la retórica regeneracionista, cuya ambiciosa idea era lanzar a Úbeda a un nuevo Renacimiento, pone en práctica numerosos proyectos de reformas y mejoras en la ciudad. En estos años, se extiende la educación y los servicios básicos. Fue también en esta época cuando empezaron las obras de la línea ferroviaria Baeza-Utiel, que habría llevado el ferrocarril a Úbeda y habría supuesto una importante conexión por ferrocarril con el Levante. Las obras de la ferrocarril, sin embargo, se alargaron durante tres décadas y la línea sería finalmente abandonada hacia 1964, cuando su construcción se encontraba ya muy avanzada. Por esta época fue también muy destacada la actividad del general Leopoldo Saro Marín, que aunque no era jienense, estaba emparentado con la provincia y con Úbeda por vínculos familiares. Además del nonato ferrocarril, la influencia del general Saro facilitó la construcción de la Biblioteca municipal, el Parador de Turismo, la Escuela de Artes y Oficios o la reconstrucción de la Casa de las Torres.
Úbeda llegó a contar con un periódico diario editado en la localidad, La Provincia, entre 1921 y 1936.
Durante la Guerra civil, la violencia, represión y venganza política sumieron a Úbeda en una larga fase de depresión. La ciudad no fue frente de guerra, pero sufrió las sacas de presos de uno y otro bando. Así, empezó en la noche del 30 al 31 de julio de 1936, cuando las milicias republicanas sacaron a los presos políticos que, en número de 47 se encontraban en la cárcel de Partido, y los asesinaron. La posguerra es aún recordada por sus contemporáneos como «los años del hambre».
Durante los años 60 y 70 la industria local tiene un fuerte repunte gracias al tirón desarrollista, pero insuficiente para absorber el fuerte incremento de población, avocada a la emigración. Lentamente, la que fue «la Florencia de la Alta Andalucía», va a ir alcanzando el lugar actual como referente provincial, cabecera de la comarca y como un centro de industria y servicios a nivel regional de importancia creciente.
El 3 de julio de 2003 es nombrada, junto con su vecina Baeza, Patrimonio de la Humanidad.
El popular dicho de irse o «andarse por los cerros de Úbeda» tiene su origen en la reconquista a los almohades de la ciudad jiennense de Úbeda, acontecida en 1233.
Parece ser que uno de los más importantes capitanes del rey Fernando III «el Santo», el tal Álvar Fáñez —alias «el Mozo»—, desapareció instantes antes de entrar en combate y se presentó en la ciudad una vez que esta había sido reconquistada. Al preguntarle el rey dónde había estado, el otro, ni corto ni perezoso, contestó que se había perdido por los cerros de Úbeda. La frase fue tomada irónicamente por los cortesanos, pues los cerros de Úbeda, aunque tienen entidad, no son suficientemente grandes como para justificar el extravío de los soldados y se perpetuó como signo de cobardía.
Actualmente se usa cuando alguien interviene en una conversación con algo que no tiene nada que ver con lo que se está hablando. Otra versión del mismo hecho cuenta que Álvar Fáñez se había enamorado de una mora, y por eso faltó al ataque, al estar citado a la misma hora con su enamorada.
El municipio de Úbeda tiene una extensión de 402 km², con una población de 34 208 habitantes (INE, 2021), lo que supone una densidad de población de 85,09 hab/km² siendo esta cifra casi el doble que la densidad de población de la provincia de Jaén.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España - Elaboración gráfica por Wikipedia
Se resume diciendo que al igual que en el conjunto de Baeza, es un Renacimiento con señas de identidad propias. Estas ciudades aportan una auténtica recopilación de las ideas, soluciones y prácticas del urbanismo renacentista, formulados por los tratadistas italianos del siglo xv, pero adecuándolas a una realidad sociopolítica cultural muy distinta a la italiana. Úbeda es «cátedra del renacimiento». La lección de urbanismo que ofrece la ciudad trasciende lo regional y nacional, valorándose entre el urbanismo más innovador del Renacimiento español que, tras ser reelaborado, tendrá una nueva proyección en Iberoamérica.
El urbanismo de la ciudad, se configura en estas fases principales:
La mayor originalidad de Úbeda se produce en las operaciones de reestructuración interna llevadas a cabo sobre la ciudad mudéjar original:
El palacio pasa a ser durante los siglos xvi, xvii y xviii el prototipo de la arquitectura señorial e institucional, y destaca como el elemento de mayor significación en el entramado ubetense. Los nobles compiten en la majestuosidad de sus residencias.
Tiene una extensión de 35,3 ha, por lo que es uno de los más grandes de España. De ellos el conjunto monumental patrimonio mundial ocupa 2,8 ha.
La ciudad se compone de distintos barrios o barriadas, unos oficiales y otros divididos popularmente. Los antiguos tienen su raíz en las viejas collaciones: San Pedro, San Pablo, San Nicolás, San Lorenzo, Santo Tomás, la Trinidad, San Isidoro, Santo Domingo, San Marcos, la Cuesta del Gallo, y el barrio medieval de El Alcázar o el barrio del Carmen. El más popular barrio ubetense es el de San Millán —o barrio de la Algarabía—, el cual ha sido siempre un arrabal extramuros casi independiente, residencia de los núcleos mozárabes y posteriormente mudéjares.
Los barrios más modernos son: Las Canteras, Puerta del Sol, La Alameda, El Alamillo, la Guita, La Explanada, San Pedro (nuevo), la Torrenueva, El León, El Egido de San Marcos, de El Comendador —o Ávilas Rojas—, la Atalaya y Parque Norte, y las barriadas de Las Vaguadas, y Federico García Lorca.
Además de en la ciudad de Úbeda, el municipio ubetense acoge a casi 1000 habitantes residentes en otros núcleos, como las pedanías de Santa Eulalia —conocida como Santolaya—, Solana de Torralba, Veracruz, San Miguel y El Donadío.
Las urbanizaciones del municipio constituyen grupos vecinales situados a una relativa distancia del casco urbano de Úbeda. Suelen tratarse de chalés residenciales. Los principales son:
La plaza de Andalucía: Como tal, queda abierta en el año 1400, al labrar el recinto amurallado que daba a la collación de San Isidoro. Albergaba la famosa Puerta de Toledo. Fue conocida como «Plaza de Arriba», si bien recibe su histórico nombre de Toledo en razón a su proximidad a la puerta del mismo nombre, principal de la ciudad, enmarcada por un gran arco monumental de Toledo que era el comienzo del importante Camino Real de la Imperial Ciudad. Surgida de manera espontánea en un cruce de caminos en torno a la puerta fue demolida a mitad del siglo xix. En sus portalillos traficaban panaderos, carniceros, pescaderos, hortelanos y demás comerciantes, pues fue mercado de abastos hasta la erección del actual de la Coronada. En 1930 se instaló el conjunto escultórico del ahijado ubetense, el General Saro.
En torno a ella, la ciudad histórica mantuvo hasta el pasado siglo un sistema de crecimiento radial. Desde este antiguo cruce de caminos del centro histórico parten calzadas y carreteras que enlazan con los núcleos vecinos y las ciudades del reino. Este kilómetro 0 ubetense es denominado comúnmente como Plaza Vieja; o plaza de Toledo, también Plaza de Arriba, plaza del Arrabal, plaza del Comercio, o plaza del Reloj; o del General Saro, o de Andalucía, en sus denominaciones más recientes. Más concretamente, bajo el fresco de la imagen de la Virgen de los Remedios, situado en la torre del reloj, lugar donde el emperador Carlos V jurara los fueros y privilegios de la ciudad, se situaría el simbólico epicentro ubetense. Desde este núcleo radiocéntrico surgirán las principales arterias: al oeste, con la calle Obispo Cobos, dirección al Hospital de Santiago; la calle Trinidad al norte; la calle Rastro, prolongación hacia la calle Cava, al sur; la calle Corredera de San Fernando al este y la calle Real que penetra en el casco histórico intramuros, al sureste. El centro neurálgico de la población se habría desplazado extramuros a esta plaza para siempre, que aún hoy tiene ese carácter de centro vital de la ciudad e indiscutible carácter epicéntrico.
Plaza de Andalucía.
Plaza de Andalucía con la Iglesia de la Trinidad al fondo.
Soportales en la Plaza de Andalucía.
Las calles Mesones y Obispo Cobos: En este eje se establecieron multitud de mesones, tascas y posadas, que se asentaban en esta transitada vía dada su cercanía con la populosa Plaza de Andalucía, en el histórico Camino Real de Toledo, de Baeza y Jaén.
En el siglo xix tras derribar la Puerta Nueva, se abrió un paseo más ancho que llegaría hasta el Hospital de Santiago y que mantenía los esquemas arquitectónicos del Renacimiento: La Calle Obispo Cobos, conocida popularmente como «Calle Nueva». Su prolongación fue el Paseo del León —actual Avenida de Cristo Rey—. Dada su importancia como eje vital de la ciudad, en las últimas décadas se ha convertido en la calle más comercial e importante de la ciudad.
Calle Mesones.
Calle del Obispo Cobos.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado a este modelo radial centrado en la Plaza de Andalucía, se empieza a superponer el trazado de infraestructuras interurbanas que cortan el modelo radial según ejes transversales de dirección oeste a este.
El sistema principal quedaba definido por la Avenida de la Constitución, Calle Cruz de Hierro, Calle Corredera de San Fernando, Calle Rastro, Calle Ancha, Calle Sagasta y Calle Obispo Cobos. Este anillo permite circunvalar el casco histórico, y a él llegan las vías radiales de acceso al casco, y desde él, parten los distintos itinerarios de acceso al caserío y zona monumental.
Úbeda careciendo de un plan de ensanche racional, se fue articulando sobre las primitivas carreteras que atravesaban el municipio; así nació el eje principal: siguiendo la carretera nacional desde el oeste la Avenida de la Ciudad de Linares, pasando por la Avenida de Ramón y Cajal, que atraviesa el centro moderno de este a oeste, siendo la calle más populosa y transitada de la ciudad, y continuando con la Avenida de la Libertad, que sale hacia el este.
Avenida de Ramón y Cajal.
Calle Trinidad.
Avenida de la Ciudad de Linares.
Soportales en la Corredera de San Fernando.
Un segundo corredor viario más al norte y paralelo al anterior, lo forman la antigua carretera de circunvalación, configurando el eje Calle Cronista Juan de la Torre - Avenida de Cristóbal Cantero. De norte a sur, la ciudad se articula en torno a la Calle Torrenueva como prolongación de la Calle Trinidad, y la Avenida de Antonio Machado como prolongación de la Calle del Trillo.
Avenida de Don Cristóbal Cantero.
Calle Torrenueva.
Recientemente la Ronda de Antonio Muñoz Molina —o Ronda Sur—, es un buen intento aunque parcial de facilitar la entrada al casco histórico desde el oeste y por la cornisa sur, pero quedando por solucionar la continuidad de esta vía hasta salir a la carretera de Torreperogil.
Desde mediados del siglo xx surgirán las expansiones de los barrios de protección oficial y con ellos los edificios y bloques plurifamiliares, los nuevos centros de enseñanza y las iglesias de escasas pretensiones artísticas. El nuevo crecimiento se perfila al noreste, con barrios como el del Cristo del Gallo o San Pedro; al oeste, por la Avenida de Cristo Rey, colegio salesiano y, como ejemplo singular de ciudad jardín, al noroeste, con la Colonia de San Rafael. Comienza un nuevo concepto de ciudad y de hombre ya alejados de la tradición.
En Úbeda existen los siguientes espacios industriales:
Además, se tienen planeados nuevos espacios logísticos e industriales en el municipio, actualmente paralizados o abandonados:
Tras el fracaso de la gran industria local, y debido a la riqueza de su término y a la gran extensión cultivada, la ciudad se ha replegado de nuevo hacia este sector, por lo que ha ampliado una importante base agraria, porcentualmente, pudiendo llegar a ocupar a tiempo completo dos o tres millares de personas. El olivar intensivo y superproductivo es el mayor aportador a la economía familiar y el eje que nutre de actividad de multitud de industrias y servicios afines. Anteriormente la ganadería ovina y la avicultura también habían sido muy significativas, aunque ya están en franca decadencia. Posiblemente es hoy la ciudad con más producción de aceite de oliva del mundo, dado que Villacarrillo como su mayor competidor abarca más allá de su comarca y ese aceite es considerado de su auténtica procedencia y no de Villacarrillo. Por lo tanto es Úbeda el término municipal con la mayor producción de aceite de oliva del mundo.
Las industrias más importantes de la vieja Úbeda fueron la de la seda, paños, tintes, estambres y azafranes, bayetas, hilo, lino, cáñamo, cordobanes, cueros y badanas, cerámica y esparto. A excepción del esparto, que no desapareció hasta 1970 —excepto para la artesanía de lujo— y de la cerámica, que subsistió por motivos prácticos, el resto, se pierde a consecuencia del desequilibrio económico de la Guerra de la Independencia, dándose al traste el esfuerzo de siglos. Se habían perdido las moreras que rodeaban la ciudad, y se dejó de cultivar el lino, el cáñamo y el zumaque, dándose la ciudad al hambre. A estas primeras industrias, había que añadir las derivadas del cultivo de la vid —alambiques—, las fábricas de aceites de vigas, las de jabón, velas de sebo, etc., sin olvidar los abundantísimos molinos harineros, los batanes y las tenerías.
Actualmente el sector transformador que ha resurgido tiene el mayor peso en el conglomerado agroindustrial del olivar.
En la ciudad de Úbeda, industriosa por excelencia, algunas de sus actividades artesanales tradicionales abrieron paso a un verdadero desarrollo industrial básico y potente, que pudo generar plantas industriales de considerable tamaño que alcanzaron su auge en el tercer cuarto del siglo xx. La cordelería desarrolló la fabricación de capachos de esparto para los molinos de aceite, y de ahí se produciría la transformación en cordelería sintética y textil; la rejería y la calderería serían el origen de una importante industria de fundición y fabricación de maquinaria industrial y de almazara; la hojalatería está en el origen de la industria de grifería. La artesanía cerámica, que se mantuvo, abrió paso también a la industria de los materiales de construcción, etc. La metalurgia dio lugar a dos grandes industrias: La Fundición Palacín y la Fundición de Fuentes-Cardona.
Ya en 1970 la tercera parte de la población activa se ocupaba en las industrias de la ciudad, de las que algunas llegaron a superar los dos centenares de puestos de trabajo. Pero la crisis industrial, que en España viene a coincidir con la llamada «transición española», se dejó sentir fuerte en Úbeda; aunque eso sí, a diferencia de otros núcleos industriales de más envergadura, aquí sin la apoyatura de las actuaciones políticas de la llamada reconversión industrial. En Úbeda han sido la imaginación y los recursos de los empresarios el resorte que ha permitido superar el desastre de la desaparición de sus industrias más empleadoras, sin la alternativa del apoyo de los planes oficiales del sector público. La escasez de empleo y de oportunidades profesionales ha provocado emigración hacia Madrid y Barcelona.
Basado en una antiquísima tradición comercial, ha experimentado una importante diversificación —talleres, actividades financieras, asesorías, inmobiliarias, etc.— y ha ampliado su oferta de empleo por el desarrollo de servicios públicos, como educación y sanidad, que se centralizan en Úbeda para la atención a la población de la mitad oriental de la provincia. La hostelería y restauración, en proceso de expansión junto al turismo, emplea cada vez a más población.
El concepto de deuda viva contempla solo las deudas con cajas y bancos relativas a créditos financieros, valores de renta fija y préstamos o créditos transferidos a terceros, excluyéndose, por tanto, la deuda comercial.
Deuda viva del Ayuntamiento en miles de euros según datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública.
Úbeda se va a convertir muy pronto en un importante nudo de comunicaciones a nivel andaluz por tener lugar en ella la intersección de dos futuras autovías, recobrando su preeminencia como centro logístico en la provincia:
El edificio de la estación de autobuses de Úbeda tuvo como primer fin la de convertirse en estación del Ferrocarril Eléctrico de La Loma de la mano de FEVE, pero no llegó a utilizarse al desmantelarse el proyecto del tranvía —cuando ya estaba culminada la renovación del trayecto e infraestructuras— y se adecuó como estación de autobuses e inaugurada en 1974. Se encuentra dentro del núcleo urbano, siendo parada habitual en líneas regionales y nacionales.
El servicio urbano de autobuses en Úbeda ha tenido periodos intermitentes. Se remonta a 1970 cuando el ayuntamiento autoriza a Marcelino Muñoz Herreros la puesta en marcha del primer servicio urbano de autobuses, con dos líneas dentro del casco urbano con un precio de billete de dos pesetas.
En 1993 se haría cargo de la gestión la empresa Grúas Ruiz.
Tras veinte años de servicio el 31 de julio de 2013 cesa el servicio de autobuses urbanos, al suprimirse la subvención de 200 000 euros que Grúas Ruiz recibía del ayuntamiento como compensación para que los precios de los billetes fuesen asequibles. Al no haber acuerdo entre ambas partes no se renueva la concesión. El ayuntamiento decidió suprimir el servicio al no estar obligado a prestar ese servicio, sin embargo la presión social y de la oposición obligó a que se restableciese el servicio, adjudicando la concesión a la empresa Úbeda-Bus y entrando en servicio el 16 de agosto de ese mismo año, corriendo con todos los gastos de explotación salvo el de marquesinas. Tras parones intermitentes del servicio cesa su actividad en 2016.En enero de 2017 se concede la prestación del servicio a la empresa Bus Madrid Almería (BUSBAM),
que reanudó el servicio de autobuses el 10 de abril de 2017. La ciudad tiene servicios regulares frecuentes con las poblaciones vecinas de la comarca, de la provincia y la Estación de Linares-Baeza. Úbeda no pertenece al Consorcio de Transporte Metropolitano del Área de Jaén, aunque sí ha solicitado su inclusión en el consorcio. Actualmente hay una línea del consorcio con origen y destino a Úbeda, pero solo se aplica al consorcio el trayecto entre Mancha Real y Jaén.
Cuenta con servicios regulares con las capitales provinciales de Andalucía y aeropuertos de Granada y Málaga. También con servicios regulares con Madrid, Valencia y Barcelona.
La ciudad de Úbeda no dispone de estación de ferrocarril en su núcleo urbano. La que dispone de más conexiones es la estación de Linares-Baeza a 26 km. El ferrocarril es la reivindicación histórica de la ciudad de Úbeda, pues lleva cerca de cien años esperando a ser conectada a la red ferroviaria tras muchas promesas rotas. Son dos las únicas estaciones de tren dentro del municipio, todas ellas alejadas del casco urbano y con apenas servicios de viajeros.
El denominado Ferrocarril Eléctrico de La Loma (FEL) pertenecía a la compañía Tracción Eléctrica de La Loma S.A., misma titular de los Tranvías de Linares, la cual explotaba las dos redes conjuntamente —con el mismo material—. Así, la explotación era más bien de tipo tranvía interurbano.
La localidad de Úbeda se quedó al margen en el proyecto del ferrocarril Linares-Almería, sin embargo su sociedad pugnó por no quedar desconectada de la red ferroviaria. Nacía así el Tranvía de La Loma. Eustaquio Gámez, editó un razonado manifiesto que titulaba «A los Ubetenses», firmado el 9 de agosto de 1894. En este documento se hablaba, por primera vez, del necesario Tranvía de la Loma. Aunque no se sabe con certeza cuándo se iniciaron las obras se sabe en cambio, que el 1 de abril de 1904 se iniciaron las gestiones para la construcción del tractocarril. Su logro llena de satisfacción a los ubetenses, que pronto se olvidan de la existencia del ferrocarril Linares-Almería, que tan injustamente dio la espalda a la ciudad.
Esta línea tenía empalme y servicio combinado en la Estación de Baeza con la red de MZA, y en Linares con el ferrocarril de La Carolina y sus prolongaciones. Daba servicio además en Linares a las estaciones de la red de MZA y Estación de Andaluces. Había otro ramal que comunicaba Baeza con Linares por Ibros.
En 1936 el Ferrocarril Eléctrico de La Loma pasó a ser nacionalizado y explotado por el Estado. A pesar de que desde 1945 existía un proyecto de adquisición de algunos automotores eléctricos, las mejoras no se llevaban a cabo, degradándose con los años tanto el material fijo como el móvil.
Al fin, en 1957, el Estado adjudicó los nuevos automotores que se venían esperando desde 1945. Se trataba de los automotores Naval-Cenemesa del plan de ayuda del MOP. Se construyó un trazado totalmente nuevo y se potenció con una nueva electrificación más potente. Para evitar el trasbordo, se construyó una nueva estación subterránea bajo la estación de vía ancha conocida en la zona como «el Metro de Linares», con apariencia de estación de metropolitano. Pero para que los nuevos automotores Naval pudieran circular hubo que modificar y mejorar el trazado, hasta entonces previsto solo para material muy ligero. Pero cuando en 1965 se crea la compañía FEVE, a la cual son adscritos los Tranvías de Linares y el FEL, esta entidad estatal se da cuenta de que hay que cerrar muchas líneas, y entre ellas elige las de Linares-La Loma. Existen informes, suscritos por los propios ingenieros de FEVE, que desaconsejaban esa medida y proponían la continuidad del servicio sobre la base de que las obras de modernización de la línea estaban muy avanzadas. A pesar de todo, el rodillo del régimen —escudado en un curioso Informe Oficial de fecha posterior a la orden de cierre— decreta la suspensión de la línea Linares-La Loma que se ejecuta el 15 de enero de 1966. A continuación se lleva a cabo el levantamiento de todas las instalaciones con el traslado del nuevo material móvil —sin estrenar— a otras explotaciones de FEVE. El viejo e histórico tranvía a las doce de la noche, entraba en "vía muerta" y dejaba de funcionar para siempre, tras más de sesenta años de servicio. Dos años más tarde, el Ayuntamiento ubetense disponía de los terrenos de la nueva estación del Paseo del León, con la idea de adaptarlos para la estación de autobuses de Úbeda, que se inauguró en 1974.
El Ferrocarril de La Loma y Úbeda constituye sin ninguna duda uno de los episodios más sorprendentes de la historia del ferrocarril español, ya que después de efectuarse grandes inversiones en los años sesenta para su modernización —se construyó en su mayor parte un nuevo trazado, se renovaron las estaciones e instalaciones y se adquirió material móvil moderno— se clausuró, cuando ya estaba a punto de inaugurarse, y el nuevo material fue vendido a los ferrocarriles catalanes.
Se han anunciado nuevos proyectos para el restablecimiento del servicio, si bien no se ha definido si mediante tranvía, tren de vía estrecha o cercanías RENFE con Linares.
Se trataba de un gran corredor ferroviario proyectado y empezado a construir durante la década de 1920, a raíz de la estancia en el Ministerio de Fomento del conde de Guadalhorce. A pesar de tener gran parte de sus obras realizadas desde los años 1920-30, no llegó a ponerse en funcionamiento, debido tanto a la situación surgida de la posterior Guerra Civil y las restricciones económicas de la posguerra, como a la despoblación rural y al modelo de desarrollo importado de los Estados Unidos por el franquismo en la década de 1960, que consideraba a los ferrocarriles obsoletos frente al automóvil. Hasta el momento las administraciones públicas tampoco han recogido el guante del proyecto.
El objetivo era unir la estación de MZA de Baeza-Empalme —actual Linares-Baeza— con la población francesa de Saint-Girons, terminal de un ferrocarril ya existente que servía de unión con la línea general del Midi de Bayona a Toulouse. Es innecesario señalar la importancia económica que el proyecto habría alcanzado no solo para Úbeda y Jaén, sino para el desarrollo de todo el sur español.
Se iniciaron los trabajos en las líneas Baeza-Utiel —considerada la más prioritaria, pues por sí sola podía acortar sensiblemente el viaje del valle del Guadalquivir a Levante sin tener que pasar por Alcázar de San Juan—, Teruel a Alcañiz, algunos kilómetros al sur de Lérida y desde allí hacia el norte. El tramo de Utiel a Teruel no se llegó a iniciar, ni entonces ni después. Para que no ocurriera como con la línea de Baeza-Almería, hubo presiones políticas en los años 1920 por parte de la marquesa de la Rambla y de algún general ubetense —Franco lo llamó «el capricho del general Saro»— para que se hiciera pasar la vía más cerca de Úbeda y Baeza. Este trazado era desde luego más conveniente a efectos de servir a grandes poblaciones, pero fue muy temido desde el principio por los geólogos, que reconocieron los terrenos de la zona como bastante inestables, lo que llevó a la construcción de numerosos túneles artificiales en vez de trincheras. Llegaron a invertirse 4 millones de pesetas de la época. A falta de voluntad política para acometer la obra, hasta finales de los años 1970 se suceden las evasivas de las sucesivas Administraciones, fiándolo todo a futuros informes de viabilidad que nunca se elaboraban.
El último esfuerzo en pro de la línea del que se tiene conocimiento fue el acuerdo del Ayuntamiento de Utiel en 1982 instando al Gobierno a incluir la línea dentro de la Ley General de ferrocarriles de urgente construcción en la década 1980-90. A día de hoy, solamente su conversión en Vía verde parece que pueda proporcionar una cierta utilidad al enorme desembolso realizado.
Es un tren turístico de lujo de estilo Belle Époque —sus vagones son anteriores a 1930 siendo cuidadosamente restaurados con todo lujo— puesto en funcionamiento en 1983 por Renfe. Desde 2015, aún sin disponer de estación de tren, Úbeda es parada del lujoso Tren Al-Ándalus en su recorrido por Andalucía. Realiza su parada en la Estación de Linares-Baeza y sus viajeros son trasladados en autobús a Úbeda realizando excursiones, visitas a monumentos y conocer la gastronomía que ofrecen los restaurantes ubetenses.
Los taxis de Úbeda se caracterizan por ser blancos, con franja diagonal granate y el escudo de la ciudad en las puertas delanteras. En 2015 había una flota de 17 taxis. Se pueden encontrar paradas en la Estación de Autobuses, Corredera de San Fernando y Hospital San Juan de la Cruz, aunque también puede ser solicitado por teléfono en un punto concreto.
La afición por el ciclismo en la ciudad de Úbeda es destacable, a lo que el ayuntamiento respondió con la construcción de carriles bici en el casco urbano, uno en la zona norte de la ciudad recorriendo la Avenida Cristóbal Cantero, y otro en la zona sur en la Avenida de Cristo Rey. Más tarde se comunicó los carriles bici urbanos con el carril bici que conecta Úbeda con Baeza en su totalidad, transcurriendo junto a la carretera A-401 con un trazado de 919 metros y la autovía A-316, cubriendo una distancia de 8,5 km, pudiéndose viajar en bicicleta desde el centro de Úbeda hasta Baeza sin salir del carril bici.
Por su importancia histórica, literaria, religiosa y cultural, comparable a nivel local al Camino de Santiago, es citable el antaño famoso Camino de San Antonio; es una ruta histórica que tradicionalmente ha unido las ciudades de Úbeda y Baeza a pie. En ellas se puede sentir los ecos de Antonio Machado y San Juan de la Cruz, que plasmaron sus sensaciones al recorrerlos frecuentemente en sus obras.
La ciudad cuenta con 48 monumentos notables, y más de otro centenar de edificios de interés, casi todos ellos de estilo renacentista, en equilibrio perfecto con volúmenes árabes, góticos o barrocos. Aunque curiosamente a los viajeros románticos de los siglos xviii y xix les impresionó más el sabor musulmán de sus calles que ese esplendor renacentista. Todo este patrimonio llevó a Úbeda a ser la segunda ciudad de España nombrada Conjunto Histórico-Artístico, en el año 1955. En el año 1975 recibió el nombramiento del Consejo de Europa como Ciudad Ejemplar del Renacimiento. Por último, en 2003 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad, junto con Baeza, por la Unesco.
Por la ciudad se distribuyen nueve edificios declarados Monumento Nacional, y diecinueve declarados Bien de Interés Cultural (BIC), a los que hay que añadir otros dos en su término municipal. Aunque el patrimonio es inmenso, hay que mencionar que como en otras ciudades históricas, una parte importante del mismo no ha sobrevivido hasta nuestros días, por diversos devenires. Es mucho lo que se ha perdido. En todo caso, del impresionante conjunto actual destaca el grado de conservación de muchos edificios, que aún conservan como detalles dignos de admiración las puertas de madera claveteada y sus aldabas de hierro, los faroles y las rejas.
Constituye el corazón monumental de Úbeda y conforma un modelo de urbanismo y planificación inéditos en España hasta entonces.
Fachada frontal de la Sacra Capilla de El Salvador.
Altar Mayor de la Capilla del Salvador.
Bóveda de la Sacra Capilla de El Salvador.
Basílica de Santa María.
Interior de la Basílica de Santa María.
Palacio de las Cadenas.
Patio interior del Palacio de las Cadenas.
Palacio de las Cadenas desde la Plaza del Ayuntamiento.
Palacio del Deán Ortega.
Patio interior del Palacio del Deán Ortega.
Patio interior del Palacio del Deán Ortega.
Palacio del Marqués de Mancera.
Portada del Palacio del Marqués de Mancera.
Palacio del Marqués de Mancera.
Cárcel del Obispo.
Antiguo Pósito.
Antiguo Pósito.
Fuente Veneciana frente la Casa de Juan de Medina.
Portada de la Casa del Regidor.
Estatua del Arquitecto Andrés de Vandelvira
Patio del Hospital de los Honrados Viejos del Salvador.
Monumento a San Juan de la Cruz.
Estatua de San Juan de la Cruz.
Iglesia de San Pablo.
detalle de la Iglesia de San Pablo.
Interior de la Iglesia de San Pablo.
Iglesia de San Pablo.
Antiguas Casas Consistoriales.
Antiguas Casas Consistoriales.
Detalle de San Miguel, patrón de Úbeda.
Convento de San Miguel.
Oratorio de San Juan de la Cruz.
Altar mayor de la Basílica de San Juan de la Cruz en el Convento de San Miguel.
Reliquias de San Juan de la Cruz.
Palacio de Vela de los Cobos.
Entrada al Palacio de Vela de los Cobos.
Palacio de Vela de los Cobos.
Balcón y escudos nobiliarios en el Palacio de Vela de los Cobos.
Detalle de ventana en esquina del Palacio de Vela de los Cobos.
Torre del Palacio de los Condes de Guadiana.
Detalle del Palacio de los Condes de Guadiana.
Iglesia de San Pedro.
Portada de la Iglesia de San Pedro.
Iglesia de San Pedro.
Convento de Santa Clara.
Convento de Santa Clara.
Portada del Convento de Santa Clara.
Interior de la iglesia del Convento Santa Clara.
Casa de las Torres.
Casa de las Torres.
Patio interior de la Casa de las Torres.
Detalle de la fachada y escudos nobiliarios de la Casa de las Torres.
Iglesia de San Lorenzo, con la hiedra (desaparecida) cubriendo la espadaña.
Vista de la Iglesia de San Lorenzo desde la Calle Cotrina.
Portada de la Iglesia de San Lorenzo.
Iglesia de Santo Domingo.
Portada norte de la Iglesia de Santo Domingo.
Portada sur de la Iglesia de Santo Domingo.
Iglesia de Santo Domingo.
Convento de la Inmaculada Concepción.
Palacio de Don Luis de la Cueva.
Patio interior del Palacio de Don Luis de la Cueva.
Escaleras en el patio interior del Palacio de Don Luis de la Cueva.
Palacio del Marqués de la Rambla.
Patio interior del Palacio del Marqués de la Rambla.
Palacio de los Anguís-Medinilla.
Palacio de los Medinilla.
Palacio del Marqués de Contadero.
Callejón de Santa María, en el barrio del Alcázar.
Otros monumentos del casco histórico son:
Casa judía en el Barrio del Alcázar.
Palacio de los Porceles.
Casa de los Salvajes.
Casa de los Carvajales.
Casa de Juan de Valencia.
Palacio de los Torrente.
Otro de los monumentos que pueden ser visitados en Úbeda es la llamada sinagoga del Agua, recientemente descubierta al hacer una excavación en una casa del casco histórico de Úbeda. Es una iniciativa de carácter privado y en la actualidad todavía no existe confirmación oficial de que fuera realmente una sinagoga judía.
La muralla de Úbeda está declarada Bien de Interés Cultural. Propia de la importancia estratégico-defensiva que adquirió, su amurallamiento fue impresionante, como aún hoy se puede apreciar. Además de su función milenaria como bastión de defensa, después se usó como aduana frente a arrieros y comerciantes y control de las pestes.
Tras su olvido y desmantelamiento aún se conserva en gran parte, aunque desmochada y parcialmente ocupada por el caserío, destacando tres de sus antiguas puertas y bastantes torres.
Las puertas principales que se conservan son:
Puerta del Losal.
Muralla y Puerta de Granada.
Puerta de Santa Lucía.
En cuanto a las torres, hay que destacar:
Torre de las Arcas.
Torre de las Arcas.
Torre del Reloj.
Torre y Muralla del Portillo del Santo Cristo.
Murallas de San Millán.
Torreón de la Cava.
Fuera de las murallas existen también otros monumentos importantes:
Iglesia de San Nicolás de Bari.
Retablo de la Iglesia de San Nicolás de Bari.
Interior de la Iglesia de San Nicolás de Bari.
Iglesia de San Millán.
Iglesia de San Millán.
Exterior del Hospital de Santiago.
Patio principal del Hospital de Santiago.
Patio principal del Hospital de Santiago.
Bóveda de la escalera principal del Hospital de Santiago.
Fachada del Hospital de Santiago.
Trasera del Hospital de Santiago.
Iglesia de San Isidoro.
Iglesia de San Isidoro.
Iglesia de San Isidoro.
Interior de la Iglesia de San Isidoro.
Iglesia de la Santísima Trinidad.
Iglesia de la Santísima Trinidad.
Palacio de los Marqueses de Bussianos.
Palacio de los Marqueses de Bussianos.
Antiguo Convento de la Victoria.
Patio del Antiguo Convento de la Victoria.
Otros monumentos extramuros son la casa plateresca y la casa de Afán de Ribera —ambas en la calle Gradas—, la portada de la casa del Caballerizo Ortega, las ruinas del convento de la Merced —en San Millán—, restos del antiguo convento de San Francisco, el antiguo Casino de Artesanos —actual Banco Santander— o la ermita de la Virgen del Pilar —más conocida popularmente como ermita del Paje—.
Portada plateresca de la Calle Gradas.
Portada de la Casa del Caballerizo Ortega.
Súmanse las fachadas neorrenacentistas dispersas por la ciudad, destacando el Edificio Banesto (años 1920), o el conjunto de edificios de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, construidos a principios de los años 1940. Por último, destaca la corriente del neomudéjar, especialmente la casa mudéjar de la calle Rastro, o la Cárcel del Partido —de la que solo se conserva su fachada—.
Edificio del Banco Banesto.
Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia.
Otros monumentos —todos ellos en mal estado o en peligro de desaparición— son la Iglesia de San Bartolomé, la Torre de Garci Fernández —sobre una muralla ciclópea—, el Dolmen del Encinarejo, las impresionantes ruinas de la ermita y hospedería de Nuestra Señora Madre de Dios del campo, el Molino-Palomo y por otro lado, la ermita de San Ginés, integrada en el decimonónico cementerio.
Además, otras unidades menores, como antiguas alquerías, torreones, antiguos alfares, fuentes y pilones, cortijos y haciendas de labor para la agricultura que sustentan la economía de la comarca, se esparcen diseminados en el municipio. Más de veinticinco conjuntos rurales sometidos a la normativa de protección, como la mansión-fortaleza de El Sotillo, la renacentista Casa de Monsalve, el cortijo de Teatino, Martín Ibáñez, Villatorrente, La Triviña, El Chantre, Torrubia o la Casa de Ana Prieta, Tres Cortijos, Torremochuela, Casería del Camarero.
También es destacable la extensa red de caminos agrícolas municipales que atraviesan el término de Úbeda contando como principales vías, Camino de los Yeseros, Camino de la Vega, Camino de la Hoya del Negro, Camino de la Carralancha, Camino de Casería Monsalve, Camino de la Triviña, Camino de Santa Eulalia a Guadalupe, Camino de San Antonio, Camino de Valdejaén, Camino de Calatrava entre otros. Muchas de estas vías se encuentran en fase de inventario, recuperación o arreglo, lo que constituye también parte del inventario municipal de bienes de naturaleza rústica.
Entre el Hospital de Santiago y la Carrera de Baeza —en las actuales calles del Obispo Cobos y la avenida de Cristo Rey— se construyó hacia 1558 la Alameda del León, un jardín público o alameda. La Alameda de la Carrera Vieja también llamada de la Carrera de Santiago fue destruida durante la guerra contra los franceses en 1810, y pese a un intento de reconstruirla finalmente fue ocupado su espacio con edificaciones durante el siglo xix. La alameda de Úbeda también recibió otros nombres como Carrera Vieja, paseo de Santiago o alameda del Pastor.
Quince eran los conventos eclesiásticos, tanto de mujeres como de hombres, que hasta la desamortización hubo en la ciudad; de ellos han desaparecido ocho, completamente los de San Antonio, San Nicasio, San Juan de Dios, Espíritu Santo y la Coronada. El de San Andrés se conserva la portada de la iglesia, un interesante patio y un trozo de fachada; el de San Francisco mantiene en pie dos portadas y parte de la nave de la iglesia; y por último las ruinas de la Merced cuya portada está en riesgo de caída.
Lamentablemente, en las décadas más oscuras del siglo xx algunos valiosos edificios fueron demolidos e incluso sus restos trasladados piedra a piedra a otras ciudades, como el demolido Palacio de los Aranda, sus restos fueron comprados por los Pickman y actualmente se pueden contemplar en el barrio de Santa Cruz de Sevilla en la calle Lope de Rueda, 21.
Otra portada monumental ubetense que fue expoliada al principio de siglo xx es la que puede verse hoy en una fachada de la Fundación Rodríguez Acosta de Granada.
El abastecimiento de agua potable a Úbeda lo realiza el Servicio de Aguas de Úbeda, a través de Acciona Agua Servicios, perteneciente al Grupo Acciona. La empresa obtuvo en 2011 la concesión por un plazo de veinte años de la gestión del servicio municipal de abastecimiento de agua, alcantarillado y depuración de aguas residuales, distribuyéndose diariamente unos 7300 m³, lo que supone una dotación de unos 207 l/hab/día.
El agua que abastece al municipio procede fundamentalmente de las redes en alta del Consorcio de La Loma,Diputación Provincial de Jaén y la empresa Acciona Agua. La mayor parte se suministra desde la ETAP Las Copas, planta que se abastece de tres captaciones diferentes, pantano del Aguascebas, captación Guadalquivir-Mogón y captación Guadalquivir-Santo Tomé. También del pantano del Aguascebas procede el agua que desde la ETAP Fuente del Roble abastece a las pedanías de Solana de Torralba y Veracruz.
controlado por la empresa Somajasa (Sociedad Mixta del Agua Jaén, S.A.) entidad mercantil de ámbito provincial constituida por laAdemás existe una captación propia del municipio, el pozo maestro de San Bartolomé, que provee entorno al 15% del agua consumida.
Existen varios depósitos de acumulación, con una capacidad total de
18 780 m³, siendo los tres principales los de Atalaya, de 6600 m³, Madre de Dios, de 10 000 m³ y Polígono de 1000 m³. Otros menores del orden de 100 m³ de capacidad son los que abastecen a cada una de las pedanías de la ciudad. La red de distribución, consta de unos 170 km de longitud total.En cuanto a las tarifas, es aproximadamente 1,5 euros/m³, de los que el saneamiento supone un 36 % y el resto el abastecimiento. Además, de acuerdo a lo dispuesto por la Junta de Andalucía, en el recibo periódico se incluye el concepto de Canon Autonómico de Infraestructuras de Saneamiento y Depuración.
El agua residual del municipio es canalizada mediante la red de saneamiento municipal hasta los puntos finales de la misma en los que son vertidos directamente a cauce público.
En la actualidad —febrero de 2017— la planta depuradora de aguas residuales de Úbeda se encuentra terminada pero aún no se ha puesto en funcionamiento, por lo que no se realiza apenas tratamiento de estas aguas, a excepción hecha de un ínfimo porcentaje en tres pequeñas plantas de tratamiento en tres núcleos diseminados del municipio, el EDAR de Solana de Torralba, El Donadío y el de Veracruz. Se espera que en 2017 entre en funcionamiento la EDAR de Úbeda, resolviendo los actuales problemas de vertido de las aguas fecales de la población.
El núcleo principal de Úbeda posee una subestación transformadora en Huertañalda, que garantiza las demandas eléctricas propias y que a su vez abastece a núcleos cercanos como Baeza y Torreperogil, entre otros. A esta subestación llegan dos líneas eléctricas aéreas procedentes de los pantanos de El Tranco, Doña Aldonza, y una tercera desde la subestación de Linares.
Además existen dos subestaciones secundarias o auxiliares, situadas en la carretera de El Mármol y en el embalse de Doña Aldonza.
Úbeda está incluido en el Consorcio de la Loma,
formado por 18 municipios con una población de 97 810 habitantes y una producción de 32 998 t/año de residuos. Este consorcio dispone de una estación de transferencia en Úbeda.En Úbeda la generación de residuos permanece estable en los últimos años, con unos valores que varían en los años 2000 entre las
9808 y las 12 883 toneladas al año, respecto a los residuos generados en el contenedor gris. Esta generación en Úbeda, supone solo el 26 % de los residuos generados en el consorcio al que pertenece y el 4,17 % de los residuos generados en la provincia y arroja una tasa de generación de 0,82 kg por habitante y día, claramente inferior a la media provincial que se sitúa en 1,3 kg por habitante y día.La gestión de la recogida de basuras, limpieza viaria y cuidado de jardines es de la Empresa Municipal de Desarrollo Sostenible Ambiental de Úbeda (Emdesau).
El punto limpio de Úbeda ubicado en el Polígono Industrial Los Cerros es una infraestructura que posee capacidad para gestionar los residuos sólidos urbanos de una población de 50 000 habitantes, con lo que pueden hacer uso de la misma tanto los residentes en la localidad ubetense como los municipios del entorno.
Está equipado para recibir y tratar 23 tipos de residuos diferentes, entre los que se cuentan maderas y muebles, escombros, electrodomésticos, aceites usados, material de fotografía y radiografía, material eléctrico y electrónico, pinturas y disolventes y otros materiales como vidrio, papel y cartón, envases y textiles.
La ciudad cuenta con dos tanatorios y de un cementerio. El cementerio de San Ginés se encuentra al norte de la ciudad, y de los cuatro que se construyeron en Úbeda es el único que se conserva y en activo. Data de 1837, aunque fue en 1852 —fecha que aparece en la cancela de su puerta principal— cuando se culminó completamente y se construyó el primer patio y más adelante su capilla.
Históricamente el Hospital de Santiago —actual centro cultural— fue el centro sanitario de la ciudad durante 400 años hasta que en 1975 se inaugura el Hospital San Juan de la Cruz, un centro público catalogado como hospital comarcal, que cubre la atención médica especializada del Área Sanitaria Norte de Jaén —comarcas de La Loma, Las Villas, Sierra Mágina, Sierra de Cazorla y Sierra de Segura— y que es gestionado por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) de la Junta de Andalucía.
Complementan la red sanitaria en el municipio el Centro de Salud de Úbeda —Ambulatorio Virgen del Gavellar—, el Centro de Salud Úbeda Este y los consultorios auxiliares en las pedanías de El Donadío, Santa Eulalia, Solana de Torralba y Veracruz.Cruz Roja.
Además la ciudad cuenta con un centro deLa seguridad en Úbeda está compuesta por un puesto de Guardia Civil —situado en la antigua Academia de Guardias—, una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, una de Policía Local, un parque de bomberos y protección civil.
Como en el resto de la Unión Europea, en Úbeda está operativo el sistema de emergencias 112, número telefónico único y gratuito para asistencia a la ciudadanía ante una situación de emergencia —sanitaria, de extinción de incendios y salvamento o seguridad ciudadana—.
La Semana Santa de Úbeda es una de las fiestas religiosas más populares de Andalucía, estando declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 1980 y de Interés Turístico Nacional de Andalucía desde 1997. Desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección salen 19 cofradías a la calle. De la Semana Santa ubetense se destaca el respeto al orden cronológico de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
La cocina ubetense es básicamente mediterránea, con influencias manchegas y levantinas, sobre su raíz andalusí, con abundancia de legumbres, cereales, carne de caza y, por supuesto el aceite de oliva y la aceituna —de mesa, de verdeo, negra o la variedad de cornezuelo—. Algunos productos destacables son las migas, el hochío —una torta de aceite de oliva virgen extra espolvoreada con pimentón— También son muy típicos la perdiz en escabeche, los buñuelos —churros—, fritos en el aceite virgen extra de la zona y postres como el hornazo de Semana Santa —una torta de aceite con matalauva y un huevo duro en el centro— o los papajotes.
Otros platos tradicionales a destacar son el potaje de habas con berenjenas, el potaje de garbanzos con acelgas, los garbanzos mareaos o morrococo, los andrajos con bacalao o liebre, el ajilimoje, Pipirrana —patata cocida, tomate crudo, cebolla, pimentón y aceite de oliva, adornándose con una «raspa de bacalao»— y las empanadillas de la vigilia.
Destacan también los productos de la matanza del cerdo —chorizos en aceite, lomo en adobo, lomo de orza, morcilla en caldera con hochíos y habas con hochíos—.
En cuanto a la repostería y dulces, cabe indicar, además de los ochíos y hornazos, los borrachuelos, las tortas de Candelaria, los roscos de Jesús, las gachas dulces con tostones de todos los santos, los deliciosos papajotes, los picatostes y diversas tostadas. Se realiza también una variedad muy popular de sangría con melocotón, llamada cuerva.
Están proliferando los restaurantes por toda la ciudad, especializándose en rescatar las recetas del saber popular y la cultura del aceite de oliva.
Los bares y cantinas son el punto de reunión tradicional de los ubetenses. En septiembre es posible asistir a la ya tradicional Feria de la Tapa. Además, Úbeda tiene su oferta de tapas propia adaptada a la gastronomía local: basada en hochíos, morcilla, picadillo, andrajos, embutido local, todo preparado con exquisito aceite de oliva.
Existen en Úbeda varias zonas en las que hay una concentración de bares donde poder degustar las tapas. La primera de ellas se encuentra en las inmediaciones al Hospital de Santiago, en la avenida de la Constitución y la calle Cronista Pasquau, también conocida como «el rincón de los bares»; la segunda zona se encuentra a lo largo de la calle Real, la cual sirve de conexión entre la ciudad monumental y la ciudad moderna; y finalmente, en los últimos años se han abierto distintos bares a los que la gente acude principalmente en verano, en la Redonda de Miradores, un magnífico balcón al valle del Guadalquivir, con increíbles vistas al parque natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas y al parque natural de Sierra Mágina.
La cocina del Renacimiento también tiene su lugar destacado. La ciudad celebra sus Jornadas gastronómicas del Renacimiento entre los meses de enero y marzo en restaurantes emblemáticos, cenas o almuerzos, a veces acompañados de espectáculos.
Existe la posibilidad durante todo el año de reservar cenas del renacimiento para grupos, acompañadas de teatro y música.
cuántas fanegas habéis cogío,
fanega y media porque ha llovío
María asómate a la puerta y verás quién pasa
Úbeda es famosa por su industria y artesanía desde tiempos del Al-Ándalus, así como por fabricar productos como los ubedíes —esteras de esparto tejidas y bordadas a mano—, o diversos objetos de alfarería, forja, cerámica, paños, tejidos y curtidos cuya tradición se mantiene hasta nuestros días. Ambas industrias, esparto y alfarería tuvieron una importancia capital en la economía ubetense.
Con una de las mayores concentraciones de talleres artesanales de España, los artesanos locales trabajan por mantener vivas las mejores tradiciones del pasado: Alfarería, madera, espartería, mimbre, palma, taller de piedra, forja, curtidos, vidrieras, etc.
El folclore ubetense es muy similar al del resto de la provincia de Jaén, es decir, una fusión de danzas castellanas y andaluzas con un característico y marcado aire levantino. Son danzas sencillas y reposadas que empezaron a tomar forma a comienzos del siglo xix en las ciudades y campos jienenses. Entre ellas destaca, aparte de jotas y fandangos, el bolero. La lírica cantada, tan propia del renacimiento, también gozó de un auge formidable en toda la comarca de Úbeda.
El baile típico de Úbeda es, concretamente, el bolero de Úbeda. Dicha danza se solía interpretar en las fiestas populares de la ciudad en las cuales se participaba vistiendo el traje regional.
El traje regional ubetense fue estandarizado en 1925 por deseo de la marquesa de la Rambla, la cual hizo estudiar y seleccionar los ropajes más habituales usados en las fiestas de la ciudad durante el siglo anterior. De este modo, se creó el traje tipo que lucirían las mujeres y hombres de Úbeda.
El traje de la mujer es el más característico, destacando un refajo bordado de colores cubierto con una faldilla negra, la palloleta, también de paño bordado que se cruza por el pecho, así como un mantón de seda.
El de hombre es muy similar al del resto de municipios jienenses, siendo el elemento más característico el uso del típico calañés, chaquetilla abierta y chaleco estampado.
En la actualidad, el rico folclore ubetense no goza del apoyo y la valoración que tenía antaño, y el uso del traje regional ha quedado relegado a las damas de honor de la romería de la Virgen de Guadalupe. También es usado por el servicio del Parador de Úbeda como reclamo turístico.
La variante dialectal más usada en Úbeda se denomina ubedí, una mezcla de dialecto manchego y andaluz, cuya palabra más característica y de calado popular es, posiblemente «inchi», que quiere decir «mira» o «vaya» según el contexto, o también la famosa expresión «ea» que se puede utilizar para afirmar algo.
Los principales diarios provinciales —Ideal y Diario Jaén— tienen corresponsalía en Úbeda, que además, editan versiones locales gratuitas de sus diarios mensualmente. A nivel comarcal se edita también Úbeda-Baeza Comarcal. Todos ellos con presencia diaria en Internet.
En Úbeda se recepcionan las principales emisoras de radio nacionales y autonómicas. A nivel local cuenta con Radio Úbeda —asociada a la Cadena SER—, y las radios musicales Los 40 Úbeda y M80 Renacimiento. que aún no transmite pero lo hará próximamente.
En cuanto a televisión, Úbeda es cabecera de demarcación de televisión digital terrestre local (TL06J), contando con dos emisoras de televisión comarcal que emiten en la comarca de La Loma, Diez TV —desde Úbeda— y 9laLoma —desde Baeza—.
Úbeda ha ejercido y es conocida por ello, la capitalidad cultural de la comarca e incluso de la provincia en diversos ámbitos.
También como punto de encuentro del pensamiento, las instituciones educativas y artísticas, pero también como foco de difusión de la cultura teatral, festivales de música, exposiciones, conciertos multitudinarios, concursos de artes, congresos, ferias comerciales, eventos de todo tipo.
El Hospital de Santiago, como centro cultural, es el polo de atracción de toda la variada programación cultural y expositiva que ofrece la ciudad.
Algunos de los eventos más recientes que se podrían citar son el Festival de Música y Danza, el Ciclo de Música de Cámara, Festival Internacional de Música de Cine, Festival de Cuentos y Literatura de Úbeda, Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza, Festival de Jazz de Úbeda-Baeza, Muestra de Teatro de Otoño, Maratón de Teatro Ciudad de Úbeda, Maranatha, Festival flamenco Activo, Fiestas del Renacimiento, Jornadas de Astronomía y Astrofísica de Úbeda y Festival de música, animación y videojuegos Play-fest.
Como escenario cinematográfico, se han rodado multitud de escenas, series y películas, destacándose: Alatriste, La conjura del Escorial, El hombre que supo amar, Sonata de primavera, o la serie de televisión El pícaro.
Úbeda tenía un equipo de fútbol que militaba habitualmente en el grupo IX de Tercera División, el Úbeda Club de Fútbol, hasta que en la temporada 2005-2006 descendió a la Primera División Andaluza por los problemas económicos del club. El segundo equipo de Úbeda era el Club Deportivo Úbeda Viva que ha pasado de ser el filial verde a ser el primer equipo de la ciudad, después de que el Úbeda Club de Fútbol desapareciese. El Club Deportivo Úbeda Viva milita actualmente en la Primera División Andaluza.
El deporte más popular es el fútbol, existiendo diferentes ligas locales de asociaciones y de aficionados. También existen diferentes equipos de aficionados de fútbol sala y otros deportes de base.
Otros deportes con gran afición en Úbeda son el pádel, del que se han realizado ya algunos open internacionales y varios torneos no menos importantes, y el ajedrez, existiendo el Club de Ajedrez Santa Juana de Arco.
Úbeda también tiene varios clubes de atletismo, utilizando los mismos las infraestructuras del Complejo Polideportivo Municipal Antonio Cruz Sánchez. Desde la reforma de las pistas de atletismo, Úbeda acoge grandes pruebas y campeonatos de atletismo a nivel regional y nacional.
Es necesario señalar también el gran interés levantado durante los últimos años por el rugby, interés plasmado en el nacimiento en el año 2010 del Úbeda Atlantes Club de Rugby, militando este en la liga provincial y participando activamente en la formación de jugadores de categorías inferiores para el Jaén Rugby, club que a su vez ha aportado experiencia y medios al equipo local. Es de igual modo destacable la controversia surgida en torno a este deporte, debido principalmente a la falta de un campo de entrenamiento en la ciudad y la negación constante del Club Deportivo Úbeda Viva para conseguir una definitiva solución al conflicto.
La fuerte afición al ciclismo en la ciudad, y con el apoyo de asociaciones y peñas, se organizan periódicamente actividades, marchas, pruebas y quedadas ciclistas.
Otra afición deportiva destacable es la cría de buchón jiennense, donde cuenta con la Asociación de Colombicultura Los Cerros de Úbeda cuyos miembros compiten en diversos concursos a nivel provincial y autonómico, obteniendo importantes premios. En marzo de 2016 se celebró la vigésimo sexta edición del Campeonato nacional de palomos de Raza en Úbeda.
En cuanto a infraestructuras, la ciudad tiene grandes carencias a día de hoy, careciendo de una ciudad deportiva completa. De las instalaciones deportivas municipales el más importante dentro del Estadio Municipal del San Miguel, es el Complejo Polideportivo Municipal Antonio Cruz Sánchez, donde se realizan los entrenamientos y partidos del Club Deportivo Úbeda Viva. Cuenta con un campo de césped artificial de fútbol 11, un campo de césped natural de fútbol 11, un campo de césped artificial de fútbol indoor, una pista de pádel, una pista de atletismo, una pista de voleiplaya, dos circuitos de trial bici, un foso de saltos de longitud y gimnasio. Además de vestuarios, duchas, oficinas, escuelas deportivas, etc. El Complejo Polideportivo Municipal «El Viejo» cuenta con un pabellón de deportes y de varias pistas exteriores anexas de tenis, pádel, baloncesto, una polideportiva y una pista de patinaje. Además el recinto cuenta con piscina municipal con zonas ajardinadas y de recreo.
Estaba prevista la construcción de un campo de golf y de turismo de alto nivel en las cercanías de la ciudad.
La administración municipal es llevada a cabo por el ayuntamiento de Úbeda, institución que gobierna el municipio y cuyos miembros son elegidos cada cuatro años por sufragio universal desde las primeras elecciones municipales tras la reinstauración de la democracia en España, en 1979. Al consistorio ubetense le corresponden 21 concejales, según lo dispuesto en la ley orgánica del Régimen Electoral General, que establece el número de concejales elegibles en función de la población del municipio. El censo electoral está formado por los residentes mayores de 18 años empadronados en el municipio, ya sean de nacionalidad española o de cualquier país miembro de la Unión Europea.
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